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El hombre que cambió mi vida (capítulo 1)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

A mi esposo y a mi nos tocó ser policías, en la ciudad que crecimos no había muchas oportunidades y fue lo mejor que pudimos hacer luego de que salí embarazada a mis 19. Con los años nos comenzó a ir muy bien, teníamos casa propia y nunca nada nos faltó, en su mayor parte los fines de semana que teníamos libres nos gustaba tomarnos nuestros tragos en casa, con música y charlas, A veces solos, a veces con familiares y a veces con amigos.

Mi esposo solía invitar varios amigos a nuestra casa, la verdad todos respetuosos, algunos llevaban a sus esposas y nos divertíamos contando anécdotas del trabajo o cualquier otra cosa. Para la graduación de mi hijo de su colegio armamos una gran fiesta en casa, tomamos con familiares y amigos todo el día, para ese entonces yo ya tenía 32, ya poco a poco el trago cada vez me pesaba más pero aun así aguanté y logré seguirle el paso a mi esposo y al padrino de nuestro hijo, Daniel. Al final solo ellos dos y yo quedamos y seguimos la parranda hasta la madrugada del lunes, yo tenía que trabajar y la verdad ya estaba un poco preocupada de no poder asistir, Daniel que tenía carro se ofreció a llevarme, él era muy amable, era un tipo soltero de unos 43, acomodado económicamente

Vivíamos algo retirados de la cuidad así que me dijo que nos iríamos a las 3, llegaríamos a las 4 a la ciudad, pero que me llevaría a dónde mi madre para que me arreglara y durmiera algo y así estar atenta a las 8 en mi trabajo, le dije que estaba bien y a mi esposo también le gustó la idea. Mientras eran la 1 y aún podíamos seguir tomando y bailando, bailaba con ambos pues era la única mujer, la verdad la estaba pasando muy bien, llegó la hora de irnos, tomé mi bolso con todas mi cosas, me despedí de mi hijo que ya estaba dormido y de mi esposo, me subí al carro y arrancamos.

Me propuso hacer una parada para comprar cervezas, me pareció una buena idea, así que volvimos a tomar carretera pero está vez ya tomando y cantando a todo pulmón, las cosas me preocuparon cuando de repente comenzó a bajar la velocidad.

Daniel: sabes algo, estamos muy borrachos, me da miedo seguir manejando así, que tal si descansamos y ya mañana temprano te llevo hasta tu trabajo.

Yo: noo, cómo se supone que descansemos, acá es muy incómodo dormir, además solo nos falta la mitad.

Daniel: si pero estoy tomado y con sueño, no quiero que pase nada malo.

Yo: entonces quieres dormir acá en el carro, nos puede pasar algo.

Daniel: no mira, más adelante hay un hotel, podemos ir a ahí para recargar fuerzas.

Yo: para nada, tu si quieres duerme ahí, yo tomaré un taxi.

Daniel: a estas horas dudo que encuentres algo.

Yo: pues lo intentaré.

Y me salí del carro, él se bajó conmigo. Pero tenía toda la razón no pasaban casi y los pocos que pasaban iban ocupados.

Daniel: vamos al hotel, no tiene nada de malo, ni que no nos tuviéramos confianza.

Yo: cómo crees que voy a dormir contigo, que va pensar Juan.

Daniel: jajaja no vamos a dormir juntos, pediré habitaciones separadas.

Yo: mmm bueno, no tengo opción, sino voy contigo me quedo en la nada, eres un terco.

Daniel: tu eres la terca.

Subimos al carro y nos dirigimos al hotel, como el dijo pidió dos habitaciones, una junto a la otra.

Daniel: pediré unas cervezas más y unas botanas, vienes un rato?

Yo: seguro, pero solo un rato, debemos descansar.

Fui a mi habitación, me duché y fui a la suya, nos pusimos a tomar y hablar sobre cosas aburridas, de trabajo y las cuentas, política y demás. Dije voy a encender la tele para ver qué están dando y lo hice, para mí sorpresa todos los canales del hotel eran porno, por más que cambiaba encontraba porno, me sentí avergonzada y apagué la tv, el solo se reía.

Daniel: normal, nada que no hayamos hecho o visto.

Yo: tienes razón, pero igual me da vergüenza.

Daniel: entiendo.

Yo: tu habrás hecho más.

Daniel: cómo?

Yo: eres soltero, cuántas chicas no te habrás comido y que habrás hecho jaja solo que te la das de santo.

Daniel: no puedo negarte, si he tenido algunas experiencias locas, la juventud de hoy en día ahora mucho más liberal.

Yo: lo sé, hasta deben saber más que yo, que ya tengo mi edad jaja.

Daniel: pues si quieres aprender más solo ve porno, nunca ven porno tu y Juan?

Yo: jaja no para nada.

Daniel: a ver enciende la tv y vemos un rato, así me dices si eres como esas actrices o no.

Yo: jajaja no te pases.

Daniel: en serio, somos adultos No es nada fuera de lo común.

Lo encendí y salía un negro dándole de perrito a una chica, la volteaba, la ponía a hacer oral y se vino en su boca.

Daniel: y?

Yo: pues la verdad la chica lo hace nada, el chico hizo todo el trabajo.

Daniel: te las tragas.

Yo: jaja a veces.

Daniel: eres sumisa?

Yo: jajaja si eso creo.

Daniel: lo sospeche.

Yo: y tú qué tal? Cómo eres?

Daniel: pues no me quejo, aunque me ves blanco no tengo nada que envidiarle a ese tipo.

Yo: quee? Demasiada información. Me refería a si te gusta someter.

Daniel: depende, solo me dejó llevar.

Mire hacia su pantalón y se notaba un bulto, el me miró y en seguida le quite la mirada, me sentía aún más avergonzada. Pero al parecer lo que me dijo antes era verdad.

Yo: bueno ya me voy a dormir, te dejo, seguirás viendo eso?

Daniel: no, yo también me voy a dormir.

Nos despedimos, me fui a mi habitación, pero no podía dejar de pensar en lo que estuve haciendo, viendo porno con el padrino de mi hijo y sentirme atraída por su verga, aunque al final no había pasado nada más y fue culpa de la borrachera. Me sentía un poco excitada con todo eso que vimos, comencé a frotarme mis dedos en mi vagina para alivianar mis ganas pero eso solo me prendió más, recordaba el bulto de Daniel y me imaginaba como sería sentirlo en mis manos o en mi boca. Encendí la tv y me puse a mirar lo que hacían los actores, está vez interpretaban el papel de hermano, el chico la chantajeaba con no contarle secretos a su padre si ella se sometía a sus perversiones.

Tocaron la puerta y me quedé paralizada, abrí un poco y era el.

Daniel: no puedo dormir, ya estabas dormida.

Yo: si, ya estaba casi soñando, me despertaste.

Daniel: lo siento, pensé que podía pasar y seguir hablando otro rato.

En eso asomo su cabeza al cuarto y noto que estaba viendo porno, trate de cerrarle la puerta pero el insistió.

Daniel: jajaja ya veo que estaba bien entretenida, pero tranquila relájate no tiene nada de malo.

Yo avergonzada: ya ve a dormir, más tarde vas a manejar.

Daniel: no puedo dormir así.

Yo: así como.

Daniel: con esto.

Yo: con que esto que?

Y se señaló hacia abajo, tenía una erección.

Daniel: esto fue por estar viendo porno, además ahora tú también me haces ver, todo es tu culpa.

Yo; jajaja yooo

Daniel; si tu pues por curiosa.

Yo: ahhh ya y ahora que puedo hacer, ve al baño y soluciónalo.

Daniel: creo que eso haré.

Fue al baño y al rato salió.

Daniel: mira como estoy.

Volteé y mire hacia abajo y pude ver su tremenda verga parada, de unos 20 cm, blanca y venosa.

Yo: mierdaaa, que haces? Guardate eso.

Daniela: ayúdame, no se baja.

Yo: pero yo que puedo hacer?

Daniela: solo ven dale un beso.

Cuando escuché eso por mi mente pasaron muchas cosas, me imagino esa tremenda bestia es mi boca y en mi mano sintiendo su palpito.

Yo: jajaja como crees? Que te pasa?

Daniel: dale así me sentiré inspirado para hacer el resto.

Yo: ya pero uno nada más.

Y fui a besarle la verga, me arrodille y mientras me iba acercando a ella se me había agua la boca, le di un beso, luego otro, luego lo toque con mi lengua y luego me introduje su cabeza en mi boca, la solté y lo mire a los ojos.

Daniel: sigue

Me sentí libre, agarre su verga con mi mano derecha y comencé a mamar, suave, el me miraba y suspiraba, al fin había conseguido lo que quería y yo me deje caer antes sus tentaciones.

No me entraba todo en mi boca, se lo mame un buen rato después me levante y nos besamos efusivamente y me di la vuelta con mi culito parado. Me bajo el pantalón y la tanga hasta las rodillas, cuando sentí de apoco su verga entrando en mi estrecha vagina… Uf suavemente y lentamente estaba gozando en esa posición me sentía libre sin pensar en nada más que como entraba y salía de mí, mientras lo metía sus manos se fueron a mis tetitas y sus labios me besaba el cuello, mmm fue lo máximo estaba en el cielo. Me decía al oído.

Daniel: mi fantasía hecha realidad, que rico culearte, me encantas siempre quise esto contigo, mmmm me tenías súper caliente mmm.

Yo decía: aahh si? Que ricoo, debió pasar antes.

El ritmo fue cambiando de menos a más yo gemía, solo gemía y al cabo de unos minutos paró.

Daniel: acuéstate

Sin pensarlo fui y me acosté, el me abrió las piernas y se acostó encima de mi haciendo el misionero, me penetró y uuff solté un gemido en su odio, el comenzó a moverse lento pero su pene me llenaba, poco a poco fue aumentando la velocidad y sentí su lengua en mis pezones, le puse mi mano derecha en su cabeza y mi mano izquierda en su nalga, me sentía muy excitada, al cabo de unos minutos levanto su tordo y mis piernas fueron a sus hombros, ahí las embestidas eran más fuertes, creo que mis gemidos se escuchaban por todo el hotel, una de sus mano se fue a mis tetas y la otra a mi clítoris, mientras me penetraba jugaba con mi pepita, no tarde mucho en venirme pero el no paro y siguió moviéndose para luego vaciarse en mis tetas y mi abdomen. Me dejo llenita de leche y aproveche con un dedo de saborearlo, eso le gustó mucho mas.

Bueno nos despedimos con un beso y con el compromiso de no contar nada a nadie y que no se repetiría, nos fuimos a dormir. Al otro día nos montamos en su carro y me llevo hasta mi trabajo, fue incómodo, ni una palabra en el camino.

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