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Mi primera sexualidad
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Me pondré un nombre ficticio “Elvira”, ya tengo más de 40 años, pero aún corre por mi mente los episodios que por primera vez escribo a este papel. Voy a plasmar lo que viví de joven que son marcas que llevo sola en mi mente.

Pues déjenme organizar las ideas y ver cómo inicio esto. Para esa época de los 97 era una joven en la flor de la juventud. Estudiaba en uno de los mejores colegios de mi país. Tenía grandes amistades y siempre he sido una persona muy extrovertida.

Hablar de mi, es algo que no me gusta, pero según me decían los chicos de mi edad, era muy bonita, alta 5’11” y muy buenas piernas que aún conservo.

En mi vida todo transcurría muy bien, entre estudios, fiestas y mi fanatismo por el béisbol.

Pero ese día, que quisiera borrar de mi vida, salí de una fiesta del curso a que pertenecía habiendo degustado mis primeros tragos de ron. Andaba con una minifalda que por mi altura se veía más pequeña que las de cualquiera de mis compañeras.

Salí al parqueo más risueña de lo normal buscando el carro de mi padre en el cual vendría a buscarme el chofer. Un hombre de confianza de mi padre.

Lo vi, me acerqué al auto, un carro de marca americana y de color gris. Me monte en el asiento delantero como siempre hacia mi padre.

Salimos del parqueo del colegio y el chofer, para no pronunciar siquiera su nombre, comenzó a conversar conmigo. Él se dio cuenta que yo estaba algo pasadita de tragos. Comenzó a preguntarme y decirme cosas sin importancias, como: cómo estaba? Que estaba muy bonita, que se había soñado conmigo y yo reía.

El tono de sus preguntas fueron subiendo: y tu tienes novio? Uno de tus compañeros es tu novio? Y Yo respondía que no. Pregunto si me habían besado en esa boca tan grande y bella? Me sonroje y el corazón me latía fuerte e ingenuamente le confesé que no.

Y el continuaba poniendo temas más y más calientes cada vez. Tanto como si me gustaría besar, dejar que uno de mis compañeros me pusiera las manos y yo muy compungida respondía que no pero con una sonrisa como si fueran unas preguntas chistosas.

El me halo fuerte a su lado, diciéndome, que no fuera tan despegada. Yo me quede quieta sin saber que hacer. Me quede frisada. El aprovecho mi estado de pánico y puso sus manos sobre mis piernas. Mi corazón se me salía de mi pecho, pero estaba inmovilizada.

Continuó manoseando mi pierna subiendo por mi entrepierna y cuando intento tocar mi vulva da que fuerzas y coloque mi mano para que no pudiera tocarme. El siguió haciendo fuerza por tocar por encima de mi panty. Yo pude hablar y le rogué que no lo hiciera.

El siguió insistiendo y yo con mis dos manos agarraba su mano. El mucho más sabio, flojo su mano atrapando la mía y llevándola inmediatamente a su pene. Fue un cambio rápido casi ni me di cuenta y de repente el apretaba mi mano sobre su pene extremadamente efecto.

El continuo apretando mi mano sobre sus pantalones. Cada vez estaba más dura y grande. Podía sentirlo. Con su otra mano se soltó el cinturón y abrió su pantalón. Sacó su pene y con mi mano atrapada me hizo agarrarlo. No sabia ni podía retirarla mano, su fuerza era superior.

Paro el auto, y abrió mi mano haciendo que la misma abrazara su pene. Y el con la suya por encima comenzó a masturbarse. Yo solo lo dejé y a los pocos minutos saltó su leche a borbotones bañando mi mano y mi ante brazo.

Su respiración era muy acelerada, lo sentía hasta en mi mano, cómo palpitaba. Estaba espantada, Era la primera vez que ponía mi mano en un pene, era la primera vez que mi mano sentía la leche de un hombre, eran tanta primera vez. Estaba horrorizada.

El se calmó y me dijo: esto no puedes contárselo a nadie y menos a tu papá o tu mamá. Si lo haces les diré que tú fuiste la que me lo pediste porque estabas borracha. Esto será nuestro secreto y sino haces lo que te diga le contaré a tus padres.

Estaba aterrorizada pero a mi madre y padre que esto nunca se lo cuenten. Aquí, por tonta, por no querer que nadie lo supiera comenzó mi martirio sexual.

Continuará.

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