De a poco irán conociendo nuestra historia. Carla y Sergio, amantes, 32 y 68 años. Sergio, casado, Carla, libre. Él voyeur y participativo, ella super sexy y muy de entregarse.
Somos amantes desde hace seis años y desde hace cinco años y medio, nos compartimos, a veces con conocidos que se hacen amigos, a veces con extraños de una sola vez.
Siempre con condiciones básicas, cero alcohol, cero droga, cero escato. 100 % de reserva y privacidad. El resto, se ve, abiertos a casi todo lo hetero y a juegos entre chicas, desde luego.
Siempre escribo yo, Sergio, voyeur empedernido, siempre presente en los encuentros, o casi siempre, y activo participante en ellos muchas veces, otras, solamente miro.
Para presentarnos y conocerlos y que nos conozcan, iré relatando los principales encuentros del pasado y los nuevos que se van dando, casi siempre semana a semana, con conocidos o nuevos. De especial interés es el último nuevo incorporado, un extranjero de primerísimo nivel y encantador.
Pero manos a la obra, a nuestro debut!
Todo comenzó en la cama, obvio, cuando en plena faena le digo a Carla… “que lindo sería ver como te cogen!“. Y ella ni lenta ni tímida me dice… ”cuando y con quien”? “donde”?
Hablar eso y ponernos a planificarlo fue todo uno.
Ubiqué un apartamento (departamento dirían en Argentina) de alquiler turístico, por día. Excelentísimo nivel, frente al Golf, para los que conocen MVD, y de los mismos propietarios, otro más pequeño, sin vistas, muy cerca ambos de la zona de restaurants y shopping en Punta Carretas.
Decididos, pero sin idea de que hacer para conquistar a alguien, dijimos “es hoy“, rentamos el apartamento pequeño y decidimos tomarnos el fin de la mañana y toda la tarde. Tanto mi, poco, trabajo, como el de Carla, licenciada traductora de dos idiomas, nos permiten tomarnos horas casi sin límite de día.
Si bien soy casado y Carla libre, cierta circunstancia nos permite reunirnos en público, sin mimos, sin despertar sospechas.
Comenzamos por el shopping, recorrida, cero hombre libre… paseo en la rambla, y nada.
Era la hora, nos fuimos a almorzar a un restaurante muy conocido, pedimos mesa en el piso de arriba, a ver si veíamos a alguien y nos animábamos. Era febrero, mucho calor. Al ubicarnos, abajo había mucha gente, pero arriba solamente tres mesas ocupadas, y nosotros. Elegí una mesa cercana a dos caballeros, que estaban estudiando la carta.
Lo habíamos hablado, Carla de camisa blanca y jean blanco con camperita liviana azul, cola espectacular (no se los había dicho, Carla mide 1.73 y 90 60 93).
De inmediato y en voz alta comienza a quejarse del calor, se para, se quita la campera, se asegura de dar la espalda a los vecinos de mesa, que no pueden dejar de mirar y se sienta.
A los cinco minutos, “no aguanto el calor, voy a refrescarme”. Se para, se va al baño moviéndose en forma espectacular… la miran… y yo les digo a los señores de la mesa de al lado (treinta y pico cada uno, buena presencia)… “es como un vendaval, siempre así”… y se ríen y asienten con un gesto de cabeza.
Vuelve Carla, “ahora es otra cosa, estoy bien” y discretamente pero asegurándose de que lo vieran me pasa el corpiño, yo lo tomo, lo pongo en un bolsillo del saco, pero, casualmente, dejo un bretel colgando hacia afuera del bolsillo. Durante las respectivas comidas, mas o menos discretamente la miraban o cuchicheaban entre ellos. Nosotros, conversando normalmente, pero en un momento que el mozo atendía a ellos le pregunto a Carla… y ? Te van? Respuesta, un enfático sííí!
Y al final de la comida, se simplifica todo…aparece el mozo con champagne y cuatro copas, las sirve en la mesa de ellos, y nos pasa dos a nosotros.
Los miramos, y uno de ellos, para siempre “A“, mas conversador nos dice:
-Para combatir el calor de la señora…
Y ella, como un rayo .
-Señorita! Que no estamos casados!
Risas… vamos a su mesa agradecerles. Presentaciones. Ellos A y B ambos arquitectos y socios, con un estudio dedicado mas que nada a proyectar casas en barrios semi privados y privados. Nos presentamos nosotros, agradecemos el champagne, y según se daban las cosas, tiro el anzuelo: – que lástima que deban volver a trabajar! Estamos en un apartamento aquí cerquita y si hubieran estado libres les invitábamos el café y conversábamos mas.
— bueno, en realidad, todo el dibujo lo hacen los dibujantes en las compus, así que bien podemos tomarnos un rato, pero no queremos molestar.
-para nada tenemos el día libre, y de paso conversamos de vuestro trabajo parece interesante el nivel de clientes que deben tener.
Pagamos, nos fuimos caminando pues eran solamente seis o siete cuadras. Carla y uno de ellos adelante, el otro y yo detrás. El que iba conmigo la miraba encandilado mientras yo le daba charla. A medio camino con el pretexto de una pregunta cambiamos de acompañantes, A vino conmigo y B siguió hasta llegas con Carla. A lucía como con los ojos clavados en la cola de Carla.
Llegamos, nos ubicamos en el living de departamento, yo en el sillón grande, ellos en los individuales, la mesita de café al centro. Carla se fue a preparar café y lo clavaban la mirada.
Lo trajo y sirvió, mostrando la cola al agacharse a servir, el jean blanco parecía reventar… no es una cola enorme, pero es perfecta de firme y redonda.
“Les dejo mas café, muero de calor, me voy a duchar y vuelvo”. Nosotros charlando, ella se va.
Al rato, se saca un invento de la manga (ya solos, mas tarde me dijo, viste? Se me ocurrió a mi solita)… sería lo que llamamos el truco del toallón, que nos acompaña hasta hoy en muchos encuentros.
Se ducha, y mientras se estaba secando, sale, cubierta de cuello a rodillas con un toallón que sujeta con sus manos… -Sergio… se saltó la llave limitadora del baño y no llego a levantarla, podes venir? Me disculpo, me levanto y voy. Ella se gira y vuelve a entrar en la suite, son tres segundos, pero se ve todo su culo. Voy, finjo solucionar el supuesto problema, y vuelvo.
A y B se reían y hablaban en voz baja… pregunto, que pasa? —Nada, nada, un pequeño accidente, al girar Carla no tenía nada, no se dio cuenta, fue un segundo…
-Bueno no se van a asustar, son grandes y casados, ja ja… y bien que recorrido hacia aquí la miraban.
—Con respeto, es digna de mirar y admirar, felicitaciones.
Llega Carla, tacos de 12 cm, vestido micro, simplemente un tubo de tela elastizada, gris metalizado sin breteles y a mitad de muslo… -Ahora si, duchada y fresquita! Me llevo la bandeja con las cosas del café…
Al irse, verla era impresionante. Volvió y le digo -Amor, debes ser mas cuidadosa, al salir con el toallón por unos segundos se te vio la cola! Que van a pensar los señores!
-Ja! Que van a pensar? No han hecho mas que mirarme cariño, los hombres no se dan cuenta que las mujeres detectamos hasta cuando nos miran a nuestras espaldas!
Se sienta en mis rodillas, me besa… no importa querido, estoy acostumbrada… me miraron mucho la cola? Y yo: Síí
Ellos casi al unísono, No no no piensen mal.
Y Carla, con cara de inocente y pícara a la vez… “Te parece que les gusta mi cola?”, “no tengo dudas“.
“Entonces amor, les puedo mostrar la cola a los señores a ver que opinan de verdad? Me ayudas?”.
Se baja de mis rodillas, todo esto sí estaba planificado, se planta de espaldas a ellos, que no sabían literalmente que hacer.
Yo me paro me acerco de frente a ella, y le abrazo el culo. Lentamente, en realidad muy lentamente, le comienzo a levantar el vestido… aparecen los glúteos, vos destapando toda la raya hasta llegar a la cintura… nada mas nada de tanga.
Lentamente abre un poco las piernas, se inclina un poco hacia mi y los arquitectos descubren la vista gloriosa de toda su intimidad… la hago girar y erguirse, mis manos se van a su busto y comienzo a bajarle la parte superior del vestido, van surgiendo las tetas, no grandes pero perfectas, los pezones ya duritos, rosados, hermosos.
Disfrutan también de ver de frente el pubis perfectamente depilado, la concha una rayita apenas visible.
Pregunto -Les gusta la cola de Carla y toda ella?
“Nos encanta! Pero mejor nos vamos…hagan sus cosas!“
-Mejor se quedan! Si les gusta… nos divertiremos, sería nuestra primera vez, verdad amor? Y Carla! Ay sí, queremos ver como es, por favor.
Para incentivarlos comenzamos a besarnos, veían nuestras lenguas rozarse, nuestras salivas mezclarse, le acariciaba las tetas y el culo. En un momento les hice señas de desvestirse y les dije… -Con confianza, es de Uds.! Al momento Carla me besó, me lamió la cara, algo muy de ella, se dio vuelta y se arrodilló frente a ellos, ya desnudos.
Yo me desnudaba y ella comenzó a chuparles las pijas, ya casi duras, alternando uno y otro.
Sugerí ir al dormitorio, ya previamente preparado, surtido de forros en las mesitas de noche. Carla se tiró en la cama, boca arriba. Uno a chuparle la concha, el otro pija a la boca y yo le acariciaba los pezones…
Al rato cambiaron de posición y yo me alejé un poco a mirar ese espectáculo, bellísimo y novedoso. En cierto momento, A, mas decidido, calzó forro y la penetró, en misionero, le daba con desesperación, a mil… no te acabes le dijo Carla… dámela en los pechos, y él, tirando el forro le bañó las tetas.
Mmmm que placer dijo Carla, se tocó los pechos, chupó los dedos y tragó.
Le pasé una toalla, se sacó la mayor parte de la leche y le dijo a B… – ponete boca arriba! Le puso forro y lo montó, me arrimé al lado a ver desde diez centímetro de distancia como le entraba, y como ella comenzaba un hermoso sube y baja… avisame! Le dijo.
A la seña de él lo desmontó, sacó el forro y le dijo dámela en la raya, y se puso en cuatro… él fue detrás, dislizó el la raya la pija tres o cuatro veces y acabó…
Que rico dijo Carla mientras yo miraba y admiraba como el semen le bajaba por la raya, y caía por el culo y los labios de la concha.
No pude resistir y así, en cuatro, la penetré, en dos minutos me fui dentro de ella que exclamaba Así así sí. Sergio que divino bien adentro!
Cuando me salí, los obsequió a ellos y luego a mi, con un lustrado de miembros a lengua, impresionante.
Y chicos? Les gusto? Que tal soy?
Hermosa! Todavía no podemos creer!
Y todo lo que podríamos hacer! dijo Carla ya entusiasmada… verdad Sergio?
Asentí yo también entusiasmado.
El tiempo se iba y hubo duchas de a dos, algún juego bajo la ducha… y a la despedida un pedido de Carla: -Para la próxima quiero los papeles… porque volverán verdad?
—Claro que volveremos! Pero que papeles?
-Piensen! No es tan difícil de adivinar…
Despedida, besos… promesas de vernos.
Y por cierto, de esto pasaron ya cinco años, fueron con quienes debutamos, los primeros en hacerlo “al natural“ y un año después, Lu , la señora de A ya se incorporaba al grupito, seis meses después, Mica señora de B era “la nueva putita” y hasta el día de hoy, seguimos y seguimos todos encantados.
Ellos fueron los primeros de muchos que irán conociendo, a través de los relatos de nuevos encuentros, y de la nueva publicación de varios de los relatos del pasado.
Hasta pronto con un relato del encuentro de la semana pasada.