Quiero compartirles algo que me pasó en el trabajo hace un par de años. Estábamos trabajando en una remodelación de una tienda departamental en el turno nocturno y aprovechaba la hora de la comida (1 de la mañana) para dormir un poco y así lograr aguantar el turno.
Había una chica de limpieza de cara muy bonita, pero para ser francos estaba muy flaquita. Nos llevábamos bien y siempre platicábamos de todo. Empecé a pasarme gran parte del turno cerca de ella mientras hacia sus labores. Yo solo me dedicaba a supervisar en general.
Un día Leticia se sentía muy cansada y me preguntó que haría en la comida. Le dije que dormiría un poco en la ambulancia y me dijo que si podía hacerme compañía para que pudiera acostarse un rato. Obviamente dije que sí.
Ya en la ambulancia solo había espacio en la camilla así que le cedi mi lugar y me quedé sentado en el asiento de atención médica. Francamente esperé a que se durmiera para poder contemplarla. Ya viéndola de cerquita y a detalle me di cuenta que tenía unas nalguitas redonditas y bonitas y unos pechos de igual manera pequeños, pero de bonita forma.
Llegó la hora de levantarse y la desperté gentilmente tocando su hombro y ella se giró y mi mano por "accidente" toco su tetita. Cosa curiosa, eso me excitó mucho. Quizá el desvelo o la falta de sexo recurrente, pero de verdad se sintió muy rico ese roce. Salimos de la ambulancia y continúanos nuestras labores.
Antes de salir de trabajar ella me preguntó abruptamente: ¿te gustó lo que viste? Y me tomó por sorpresa, pero traté de verme lo más tranquilo posible y le dije: pero por supuesto. Pero sabes algo Leti, lo que más me gusta de ti es tu boquita. Tienes unos labios hermosos. Suertudo el que sea dueño de tus besos.
Ella solo sonrió y se despidió de beso en la mejilla, pero muy cerca de mi boca. El haber sentido su aliento tan cerca y el roce de su boca me excitó de nuevo. Llegué a casa, me duché y me masturbé pensando en esa boquita tan rica.
Cuando nos volvimos a encontrar me saludó igual que se despidió y me dijo si le daría oportunidad de descansar otra vez en la ambulancia. La respuesta es obvia.
Antes de que llegara la hora de comida me la pase platicando con ella y le preguntaba si tenía novio y me dijo… ¿Para qué? Así estoy bien. Además, no hay hombre que me aguanté, jajaja, a lo cual yo le pregunté por qué decía eso.
Leticia me confesó que era adicta al sexo oral. Le encantaba sentir una verga entre sus labios. Jugar con su lengua sobre el glande mientras aún está en reposo. Disfrutaba mucho meter un pene flácido a su boca e ir sintiendo como crecía y se engrosaba hasta llenarla por completo. Le gustaba sentir los testículos en su mano mientras metía y sacaba ese falo solo para ella. Y cuando sentía como se hinchaba y estaban a punto de terminar, comenzaba con su mano a masturbarlo y esperar esa descarga de leche caliente y abundante escurrir por sus labios y poderla degustar y comérsela toda.
Yo estaba ya con media erección de solo escucharla y supongo que ella lo notó porque me dijo que si nunca me lo habían hecho así a lo cual le dije que no. A manera de broma ella me dijo: pues cuando quieras. De inmediato sonreí y le dije: pues a la hora de la comida en la ambulancia si quieres. Ella solo dijo "ok, te veo en la comida".
Yo no lo podía creer. Por un momento pensé que era broma o que solo me estaba calando a ver hasta donde llegaba. Pero la cosa es que ya no podía concentrarme, solo estaba viendo el reloj esperando que llegara la hora de la comida para poder comprobar si era cierto lo que me había dicho.
Llegó por fin la hora esperada y la vi dirigirse a la ambulancia entre las sombras del estacionamiento. Yo ya estaba dentro y podía verla caminar y comencé a tocarme mientras ella llegaba. Tocó la puerta trasera y abrí de inmediato.
Leti: ¿nervioso?
Yo: para nada, pero a poco si lo vas a hacer, de verdad te gustaría chuparmelo? ¿Así nada más?
Leti: claro, deseo ver tu verga y sentirla.
Entonces ella se quedó sentada en el sillón de atención de vías aéreas y yo me levanté y me sujeté de las barras superiores. Ella muy diestramente desabrocho mi cinturón, mi pantalón y dejo mi bóxer nada más. Acercó sus labios tan hermosos y comenzó a darle besitos a mi pene que empezaba a crecer dentro del bóxer. Sentí su mano fría bajar mi bóxer y mi verga dio un pequeño brinco al ser liberada. Acercó su nariz hacia mi ingle y comenzó a jugar con su lengua por toda mi área genital. Sentía sus labios y su lengua jugando entre mis testículos y mi pene. Yo sentía que explotaba, literalmente. Después de todo ese juego comenzó a meterla a su boca y su calor y suavidad me pusieron más duro que una piedra. Ella empezó a mamar de una manera rítmica y rica que yo sentía que no podía más. Por instinto le metí la mano entre el suéter y pude sentir sus tetas tan ricas y suaves, no traía brasier entonces fue muy fácil. Estaba a punto de eyacular y ella se dio cuenta. Levanto sus ojos y no despegamos nuestra mirada. Podía ver como escurría semen de sus mejillas, de sus labios, de su boca. Veía como lo saboreaba y se lo comía que mi erección no bajó. Seguía listo para lo que fuera, pero la muy ingrata me dijo: guárdamelos. Los voy a querer diario. Se bajó de la ambulancia y me dejó super caliente.
Cabe mencionar que a partir de eso y durante los siguientes dos meses disfrute del mejor sexo oral de mi vida cada noche a la hora de la comida.
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