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Mi fantasía en el gimnasio y lo que pasó ahí
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola, hoy os vengo a contar mi relato, yo me llamo Mario, tengo 21, y hace poco me paso algo en el gimnasio curioso. Cabe recalcar, que siempre me he considerado heterosexual, he tenido algunas novias, y siempre me han excitado las mujeres. Sin embargo, desde mi adolescencia me habían comenzado a sentir curiosidad en los hombres, o más bien dicho, en cómo sería tener sexo con ellos. Nunca es que haya sido homofóbico; algunas bromas con mis amigos, lo típico que les llamas gay o maricon para burlarse, pero en la vida real, nunca me había asqueado ver a alguien gay, era algo normal.

El caso es que desde hace algunos años comencé a ir a un gimnasio, a la psicina por aquella época, ya que siempre me ha gustado hablar. Al principio, con esa edad, me daba vergüenza desnudarme y cambiarme enfrente a los demás hombres, por lo que iba al cuarto de baño y me cambiaba ahí. Ya cuando fui creciendo, fui cogiendo confianza, e iba cambiándome discretamente frente a todos, y ya en los últimos años perdí toda vergüenza y me desnudaba sin problemas frente a todos.

También tengo que contar mi historia con el "nudismo", no es que nunca lo haya practicado abiertamente, pero siempre que estaba solo en casa aprovechaba para ir en pelotas, y la verdad me sentía bastante libre y excitado. Podía aprovechar para masturbarme y ver porno sin problemas. El caso es desde siempre me había parecido excitante la idea del exhibicionismo: la idea de estar con el pene y los huevos afuera, y que todo el mundo me viera. Y en el gimnasio, aunque solo por unos minutos, eso era posible.

Al poco tiempo, fui inventándome excusas o pretextos para ir desnudo en los vestidores; no encontraba algo en mi mochila, me estaba secando, iba a secar mi bañador… Aprovechaba para seguir desnudo y pasearme para que la gente me viera. Cómo he dicho, nunca me había visto realmente con un hombre, pero ver tantos penes, la mayoría largos, gruesos y peludos sin preocupación era emocionante.

Una noche, estuve hasta tarde en la psicina, como hasta las 11, hasta que llegó la hora de cerrar. Fui a los vestidores: a esa hora casi nunca había nadie ahí, solo una o dos personas. El caso es que me fui a duchar y vi a una persona. Un hombre, tenía que tener unos 30 no muy mayor, duchándose ahí desnudo. Lo conocía: se llamaba marcos, había hablado algunas veces con el, pero todas cuando ya estábamos vestidos, hablando sobre cosas cotidianas. El caso es que nunca lo había visto desnudo, y grande fue mi sorpresa cuando vi su polla, era larga, tenía que medir más de 20 cm seguro, gruesa y con mucho vello púbico, y unos huevos colgandole, algo morenos. Estuve unos segundos viendole, y cuando se dio cuenta, me saludo enérgicamente, y yo le respondí.

Me quite el bañador, y desnudo entre en la ducha, me puse al lado suyo. Comenzamos a charlar mientras nos duchabamos, cosas normales. El caso es que yo no pude evitar ponerme poco a poco palote; ver una polla tan grande y con tanto pelo me impresionó la verdad. El seguro que lo vio, pero no saco el tema, no le dio importancia. El caso es que en un determinado momento, yo agarre mi bote de champú, pero se me cayó, y me agache a cogerlo cuando él también lo hizo, y como andaba palote sin querer mi pene choco contra el suyo, pocos segundos antes de que me levantara. Me avergoncé bastante, sobre todo cuando me dijo

-se te ha puesto palote por lo que veo.

Intenté excusarme avergonzado, sin embargo el me tranquilizo con una risa:

-Jajaja, tranquilo, no pasa nada, a mi también av eces se me pone tiesa inconscientemente av eces.

Y de repente, noté como se le iba poniendo tiesa, poco a poco. Eso me pareció curioso y me alegro, por lo que quise probar algo. Deje caer otra vez mi pote de champú, pero esta vez al otro lado de modo que quedará mi culo (depilado, por cierto, ya que hace poco lo había hecho) frente a su entrepierna, intentando provocarle. Parece que funciono, ya que note su polla rozándome el culo, como dudando de meterla o no. Me levanté unos segundos después y vi como se había puesto algo rojo.

El caso es que nos acabamos de duchar, así que fuimos a cambiarnos aún hablando. Nos distrajimos por eso, así que al final acabamos sentados, charlando sin aún vestirnos. Estuvimos hablando un rato, y de repente me dijo:

-Oye, la tienes bastante grande ehh -dijo entre risas-

-anda que la tuya -respondi igual- es más grande que la mía jejeje.

-jajaja.

Y después de decir eso, comenzó a tocarsela, al principio suave, pero luego más rápido, haciéndose una paja, y yo hice lo mismo. Al principio permanecimos callados, pero luego empezamos a hablar sobre eso, como si fuera lo más natural del mundo. Comenzamos a hablar sobre sexo, y me comentó que aunque había estado mayormente con mujeres, alguna que otra vez había estado con hombres, y me hice el sorprendido, aunque yo ya lo estuviera pensando. Me pregunto si yo también lo había hecho, le dije que no, y me preguntó si me gustaría, a lo que yo dije que tendría que probar. Eso dio pie a una conversación más o menos así:

-pues yo alguna vez me he comido una polla.

-Asi? Y como es?

-no está mal, aunque depende de quien sea jajaja

-jajaja.

– (yo) pues me gustaría probar una jajaja

– Pues cuando quieras aquí estoy jajaja

Note que decía esto último, con una mezcla de broma y verdad, como cuando quieres lanzarle una indirecta a alguien. Nos quedamos un rato callados, e instintivamente, no se porque, mi mano fue acercándose a su polla, y de repente comencé a pajearle. Tuve miedo que le molestará, pero no dijo nada, al contrario, parecía que disfrutara. Comenzó a poner su mano en mi nuca, y note como me empujaba suavemente con ella, así que deje mi vergüenza al lado, y se la comencé a chupar.

Es curioso describir como se sentía: al principio solo le chupaba los lados de la polla, que sabía solo a piel, pero cuando comencé a chuparsela de verdad me encantó. Fue un cúmulo de cosas: el sabor de su semen, un poco agrio y amargo al principio pero luego te acostumbras, al principio me ahogaba, pero luego la chupe con naturalidad, eso combinado con el olor de sudor y excitación que provocaba, se la comencé a chupar más rápido. Después de unos minutos, al final se corrió en mi boca, y me lo trague entero, sabía algo agrio y asqueroso pero a la vez bien.

Luego se arrodilló el y me la comenzó a chupar. Eso sí que se sentía bien! Al final me corrí en su boca igual que el. Note que por el semen su polla parecía brillar, y se me antojo, así que volví a chupársela, eso sí, ahora se había chupado su dedo del corazon y me lo estaba metiendo en mi culo, que aunque al principio me dolió un poco, luego me gustó y comencé a mover mis caderas. Cuando estaba a punto de correrse, me cogió y puso mi polla en su cara; hicimos un 69, algo impresionante, no tardamos en Corrernos, a la vez, sentía su semen en mi boca y el mío en su boca, recorriendo lo que sobraba por mi cuerpo. Después de eso me quito, estiró su toalla en el suelo y me dijo que me estirase. Lo hice, se sentó hacia mi culo y me empezó a follar, cada vez mas rápido.

Al principio me dolió que semejante polla me follara, pero luego me acostumbré y me comenzó a gustar, empecé a gemir, al principio flojo pero luego más fuerte, al punto que tuve que cerrarme la boca para no hace tanto ruido. En conclusión: estuvimos más de media hora follando en el suelo de gimnasio, en todas las posiciones que se nos ocurrió, hasta que ya no pudimos más, yo me corrí como unas tres veces. Nos tuvimos que dar prisa porque iban a cerrar el gimnasio, nos vestimos, y nos despedimos, quedando en ir al gimnasio otro día a "charlar."

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