Hola, este es el segundo relato y en verdad son experiencias reales, les recuerdo mi nombre Zull, la morena cariñosa. Al grano y sin pérdida de tiempo, les cuento que en mi segundo encuentro con Robin mi atracción fue mayor.
No sé qué tiene este hombre que solo con una caricia hace derretir bajo ellas la piel de esta morena, a nuestra llegada a un lugar muy bonito de la ciudad vecina, observé cómo reservó una habitación, me pidió que lo acompañará y me dejó allí dentro, sus palabras fueron… “Preciosa espérame aquí voy por algo de comer y beber, toma una ducha si así lo deseas y ponte muy cómoda”.
Pasó como media hora y ya estaba de vuelta. A su regreso noté que llevaba una rosa en su mano, y al estar cerca de mí me dijo pasando la rosa por mi rostro “bonita está rosa es para sellar este momento, no veía el día de volver a verte”.
Eso me dejó helada no esperaba esas palabras, lo más hermoso que dejando todo de lado solo sacó su camisa azul cielo, la dejó en la silla y comenzó a besar mi cuello, manos, labios, acariciando suavemente mis mejillas, me sentí acalorada a pesar que el aire acondicionado estaba encendido. No sé cuánto tiempo pasó lo cierto fue que en un instante me encontraba con él encima de mí, succionando cada pezón, mordiéndolo suavemente, recorriendo con su lengua mi boca, cuerpo y bajando lentamente de mi vientre a mi parte íntima.
Un ligero nerviosismo entró en mi cuerpo que comenzó a vibrar, un extraño temblor recorrió mi ser al sentir como Robin devoraba mi vagina haciéndome retorcer, jamás imaginé que algo así pasará…
Me dejé llevar y caí en el deseo más exquisito, en el acto más apasionante que había vivido.
¿Dónde había estado todo este tiempo que no sabía que podía disfrutar así?
Me gusta este desconocido que ya no lo será más para mí, si viví, me sentí viva, llena y pienso seguir disfrutando este momento, me entregué en alma a él y no sé si pueda escapar ya de este deseo por él.
Fui y seré de él hasta que el tiempo lo permita. Soy feliz.
No sé si este es el estilo de escrito que les gusta, pero es mi confesión.
Gracias por leer.