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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola a todos. Este relato tiene ya varios años que me pasó y quiero compartirlo con ustedes.

Trabajaba en un despacho de seguros en el centro de la CDMX y me encargaba de llevar la cobranza y seguimiento de pago de comisiones para todos los agentes del despacho. Se imaginarán que todo el día había demasiado trabajo.

En el despacho había muchos cubículos para que los agentes pudieran hacer sus llamadas y programar sus días de trabajo, pero había una señora aproximadamente de unos 50 años que llamaba mi atención por su forma de ser y de vestir. Yo en ese entonces tenía 27 años y fantaseaba mucho con una mujer mayor. Lolis siempre vestía de traje sastre con las blusas abotonadas hasta el cuello y cuando usaba vestido regularmente era hasta los tobillos, pero aun así se percibía que debajo de toda esa ropa podría existir algo hermoso. Era muy risueña y hablaba siempre de manera coqueta.

Yo no sabía muy a bien como acercarme, pero un día escuché que no había cenado ni desayunado y que moría de hambre, así que de inmediato fui al comedor, preparé un café y tomé en una servilleta unas cuantas galletas. Me dispuse a ir al cubículo donde ella estaba sentada y le dije que había escuchado su conversación y que no podía permitir que no comiera algo. Que me preocupaba que se fuera a descompensar o algo así (mi preocupación era genuina).  Lolis agradeció el café y las galletas no sin ruborizarse un poco y me dijo que ella invitaría la comida a lo cual le dije que no era necesario.

Así pasaron los días y ese detalle de convirtió en nuestro ritual. Siempre le llevaba el café y comimos juntos cada que se podía.  La platica a veces era solo de trabajo o cosas triviales de la vida personal, pero de repente, por mensaje, las pláticas se subían un poco de tono llegando a ser muy insinuadoras. Sabía que había un gusto entre ambos, pero no nos atrevíamos a dar el siguiente paso ninguno de los dos.

Un día en la oficina organizaron una salida al nevado de Toluca y le pregunte si ella iría y me dijo: -Si tú vas yo voy. No se manejar en carretera y no tengo con quien ir.

Así que por supuesto nos pusimos de acuerdo y el día de la excursión yo ya estaba listo en el lugar donde ella pasaría por mí. Fue muy puntual. Yo quede asombrado porque traía un pants térmico muy pegadito y me dejo ver que tenía unas piernas firmes y torneadas. Llevaba una playera deportiva de manga larga y una chamarra. Me dispuse a pasarme al lugar del conductor y emprendimos la travesía.

Sobre el camino nos tocábamos la pierna como de juego o nuestras manos se encontraban de manera accidental mientras la plática iba tomando tintes más picantes.

Llegando al nevado, nos separamos del grupo e iniciamos la caminata de manera alejada de todos. Ella se sujetó de mi brazo porque se cansó de la subida y en ese momento pude sentir el roce de su teta derecha sobre mi brazo y yo estaba que no lo creía. Se sentía grande y suave al mismo tiempo, pero no quería pensar en eso. Aun no era el momento.

Ya estando en el cráter contando los lagos y después de un rato de silencio me dijo:

-puedo confesarte algo?

Yo: claro, lolis, con toda confianza.

Lolis: llevo mucho tiempo sola y tú me gustas mucho. Se que por trabajo no debemos salir, pero… Pues estamos fuera del trabajo, ¿no? Jejeje.

Yo: tu también me gustas lolis y la verdad desde que te vi no he dejado de pensar en ti.

Lolis: ¿¿ah sí?? ¿Y qué has pensado?

Yo: Digamos que cosas que no podría contarte, me da pena. Jajaja

Lolis se acercó a mí se me quedó mirando y tomo mis manos. Me pidió que la abrazara. Cuando sentí el calor de su cuerpo junto al mío y en contraste el frio que se sentía en ese momento comencé a tener una erección que de inmediato ella sintió, pero no hizo ni dijo nada. Solo me abrazo más fuerte y me pene sintió el calor que emanaba su vagina y hacia su mayor esfuerzo por salir de mi pants y lograr estar dentro de ella.

Lolis me dijo que camináramos. Que quería conocer rumbo hacia el bosque. Caminamos un rato en silencio y encontramos un conjunto de árboles que ofrecían la privacidad que deseamos. Me senté en un tronco junto a ella. La abracé y ella recargo su cabeza en mi hombro y puso su mano en mi pierna. Sentía sus dedos acariciar mi muslo y me daba la impresión que sus dedos querían ir subiendo poco a poco, en un sendero donde ella sabía que era lo que había al final.

De repente preguntó algo en un tono muy bajo a lo cual despegué mi cabeza un poco para poder escucharla y cuál fue mi sorpresa que me encontré con sus labios sobre los míos. Nos fundimos en un beso tan apasionado y vivaz que no podía creerlo. Sin avisar ella puso su mano sobre mi pantalón y empezó a frotar mi pene con una ansiedad que yo Moria por sacarlo. No paso mucho cuando ella se quitó los guantes desabrocho mi pantalón y metió su mano. La sentía fría, pero eso hizo que me excitara aún más. Cuando tuvo mi miembro frente a ella se acercó y le empezó a dar besos y a recorrerlo con su lengua. Yo sentía que explotaba. Por fin tenia a lolis con mi pene en su boca y lo mamaba tan delicioso. Era toda una maestra. Metía la cabeza en su boca y jugaba con su lengua mientras que con su mano masajeaba mis testículos.

Yo me quité los guantes y comencé a tocar sus pechos por sobre la chamarra. Ella me jaló hacia el pasto quedando boca arriba y se sentó sobre mí. Se desabrocho la chamarra y levantó la playera con todo y top y cuál fue mi sorpresa al ver cómo caían un par de tetas enormes, blancas, con un pezón rosa, y de una forma tan perfecta. Tenía que tomar cada una con ambas manos para poder degustar esa delicia. Recorría sus pezones con mi lengua dándole pequeñas mordiditas mientras ella tomaba mi verga entre sus manos.

Se bajo el pants solo a la altura de los muslos y se dio la vuelta quedando de perrito. De inmediato la tomé por las caderas y la penetré tan fuerte que ella gimió Muy fuerte. Yo no podía dejar de dársela toda, veía tus nalgas blancas, redondas y firmes y un anito tan rico que deseaba besarlo. Así llegamos juntos al orgasmo más delicioso que me pudiera haber imaginado.  Nos vestimos rápido y regresamos hacia donde estaba todo el grupo.

Parecía que el día se pondría feo porque empezó a nublarse y los lugareños nos aconsejaron retirarnos. Así que fuimos rumbo al coche y empezamos el descenso del nevado. Obviamente había muchos autos y el tráfico se hizo muy lento. Empezó a brizar y eso hizo que los vidrios se empañaran. Ella puso su mano en mi pene y lo empezó a acariciar de nuevo. Yo volteé y le dije sin pensar: Chúpalo, aquí y ahora. Quiero ir manejando y sentir como me lo vas mamando. Ella me dijo que quizá alguien del trabajo podía vernos, pero a mí ya no me importaba nada. Le dije que eso me excitaba mucho. Y sin dudarlo lo sacó de mi pantalón de una manera muy diestra, se acomodó y lo empezó a lamer. Yo baje un mano, le saque una teta e iba jugando con su pezón. Comenzó a subir y bajar metiéndolo todo a su boca hasta que mi semen comenzó a escurrir entre sus labios. Me temblaban las piernas, pero lolis seguía chupándolo hasta dejarlo totalmente limpio y vacío.

A partir de ese momento cada que podíamos nos escapábamos, pero ya les contaré en relatos siguientes.

Mi mail es [email protected].

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