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El abuelo de Eva me coge como nunca me cogieron
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Hola, soy Zoe. Vi que Toni les conto de la noche tremenda que pasamos Eva y él. Yo les quiero contar como siguió, desde mi punto de vista. A Eva y a mí, nos había puesto muy caliente la conversación que Eva había escuchado entre su madre y una amiga. Toni no lo dice en su relato, pero es un tipo muy elegante, refinado, de un metro 1.78 de altura, y para nada aparenta tener la edad que tiene. Una buena posición económica, producto de un negocio de computación, le permitía varios gustos, entre ellos, gimnasio, spa de manos, tratamientos con cremas para el cuerpo. En el bar, todas las mujeres querían levantárselo.

Esa noche, trato por todos los medios que desistamos. Pero nuestra calentura era tal que no podíamos dejar pasar la oportunidad. Como él bien relató, no soy muy linda, pocas tetas, muy pocas para mi gusto, culo chico, pero bien formado. Me ayuda ser muy flaca y tener lindos ojos y cara. Cuando me cogió, fue lo más increíble del mundo, ha hizo sentir una reina en tomo momento, sus caricias, sus besos, las formas. Y los tremendos orgasmos que me sacó… Casi sin experiencia, haber estado con él…

Después que lo hizo con Eva, nos dormimos abrazados los tres. Cuando despertamos las dos lo besamos como enamoradas… Con Eva nos bañamos, desayunamos juntos, y Eva llamo a la madre para avisarle que estaba en mi casa. Nos hubiésemos quedado todo el día con Toni, pero tenía arreglado un partido de Golf con amigos. Nos dejó cerca de casa y se fue. Las dos, nos quedamos mirando como partía.

– ¿Cómo estás? Me pregunto Eva.

– En las nubes, te lo aseguro.

– Que hombre por favor. Me destruyo la cabeza. Si no fuera quien es…

– No lo dudo. Dije.

El miércoles siguiente, con Eva salimos del gimnasio y fuimos a su casa de computación. Eva lo saludo con un beso en la mejilla y yo con un beso muy corto, un pico, en la boca. Toni se quedó mirándome sonriendo.

– ¿Qué andan haciendo? Nos preguntó.

– Nada… Dijo Eva.

– ¿Nada?

– Bueno… vinimos a darte las gracias, fue una noche increíble, la mejor de mi vida. Dije.

– Y a putearte, ahora como mierda hacemos para seguir adelante, vamos a comparar a cada boludo con vos. Dijo Eva.

– No tienen nada que agradecer, fue un placer, y lo lamento. Uds. quisieron. Dijo sonriendo.

– En serio Toni… como hacemos para no compararte. Pregunté

– Una buena idea, creo, sería no andar cogiendo a cualquiera, cuidarse como mujeres, ir a la cama solamente con aquel hombre por el que sientan algo realmente importante. Sé que es una forma de pensar fuera de época, pero…

– Te aseguro que lo voy a tomar en cuenta… Dije.

– Lo mismo yo…

La charla fue para el lado de la facultad, y al rato nos fuimos. El viernes a la noche, salimos con Eva. Dos chicos conocidos nos invitaron a tomar algo y aceptamos. Estábamos en otro bar, y en un momento las dos fuimos al baño.

– ¿Qué vas a hacer? Me preguntó Eva.

– No te rías, quiero que me coja.

– ¿Por qué?

– Quiero compararlo, necesito compararlo.

Al final de la noche, las dos terminamos acostadas con los chicos. Yo casi llorando de risa. Era un desastre en la cama y se creía el super cogedor de América. Con Eva habíamos quedado en juntarnos para ir a dormir a su casa en un bar y así lo hicimos.

Nos miramos y nos largamos a reír las dos. Los chicos no entendían nada. Fuimos a su casa, nos sentamos en las camas y nos pusimos a charlar.

– Te escucho. Le dije a Eva.

– Boluda, ni acariciar sabe, le tuve que mostrar donde y como. Olvidate que le dé el culo. ¿Vos?

– Lo monte y abrió los ojos con todo. Ni sabía que hacer. Un asco, te juro.

– Pendejos… Toni y la puta que te pario. Dijo Eva.

– Che, que es tu bisabuela.

– Si, pobre.

La noche siguiente fuimos al bar donde sabíamos que iba a estar, no solas, con otras cinco amigas. Entramos y me puse loca. Toni estaba con una mina, una de sus amigas. Eva fue a saludarlo y yo con las chicas a sentarnos. Ni me acerque. Eva vino y me miro. Mi cara era de furia.

– ¿Qué te pasa boluda? ¿Te rayaste? Me pregunto Eva.

– Boluda, esta con una mina.

– Zoe, ¿Estas celosa?

– Eh… no como voy a estar celosa. Para estar celosa tengo que estar…

– Enamorada. Dijo Zoe.

– Olvidate.

– Aparte, te recuerdo que vos anoche te tiraste a un flaco. Y ahora te enojas porque está hablando con una amiga.

– Es distinto, yo solo hice una prueba, un testeo.

– Estas celosa boluda. Y te digo, estas quedando para la mierda porque te vio, y no lo saludaste. Sos una pendeja boluda, y estas quedando como eso: una pendeja boluda.

– No estoy celosa y no soy una pendeja, menos boluda. Dije.

– Entonces, anda y salúdalo. O te tengo que recordar la forma que él se comportó con nosotras.

– Arruinándonos la vida. Dije y me levante.

Yo estaba con un vestido mini, obviamente sin corpiño, no lo necesitaba. Me fui acercando y me transpiraban las manos y sentí como me temblaban.

– Hola Toni, disculpa, no te vi.

– Hola Zoe. Me dijo y me dio un beso en la mejilla.

– Ehh, bueno, los dejo charlar. Dije.

– Espera, dijo y vi que separaba sus piernas.

– Tania, te presento a una amiga, Zoe.

Me acerque para saludarla con un beso y cuando iba a retroceder, él me tomo de la cintura haciendo que me apoye en su pierna y puso su mano en mi hombro. Yo temblaba.

– Zoe es amiga de Eva, estudian juntas. Le dijo Toni a su amiga.

– Ah… una pendeja… Dijo la mina.

– No te creas… las dos son mujeres muy interesantes para conocer. Dijo Toni y yo me infle de orgullo.

– Sí… te creo, sobre todo conocerlas en la cama. Dijo la mina.

– También eso, por supuesto. ¿Te molesta que Zoe sea mi amiga?

– Sabes que me molesta que… que… que compitan con nosotras, las maduras. Sobre todo con tipos grandes, abuelos como vos.

– Mmm… ellas no compiten, vos competís. ¿Vos Zoe competís con Tania?

– No… no creo que sea una cuestión de competir. Entiendo que una mujer como Tania se sienta molesta que un hombre como vos nos elija, como a nosotras que una veterana se quiera levantar un chico. Y hablo en plural porque en lo particular… no me molesta para nada que se levante un chico. Aunque soy una pendeja para ella, me atraen los maduros. Dije.

Mi vestido dejaba mis hombros descubiertos. Cuando sentí que Toni me besaba el hombro, casi me desmayo.

– ¿Qué decís a eso Tania? Le preguntó Toni.

– Nada, estoy muy segura de mi misma, y lo que le puedo dar a un hombre en la cama.

– Pues yo prefiero entregarme y que el hombre me de todo el placer que solo un hombre puede dar. Eso porque soy pendeja seguro. Pero me encanta que mi hombre me goce totalmente dándome placer. Dije.

– Se nota por lo que decís que ya estuviste con muchos hombres… Dijo ella picante.

– Te voy a ser honesta. Antes de estar con un hombre, estuve con dos pendejos, dos chicos de veintipico, y ese hombre los borró de la faz de la tierra, y anoche, tuve la necesidad de comprobarlo nuevamente con otro chico, y te juro que me le reí en la cara. Nunca más un pendejo. Se los dejo a las veteranas que buscan potrillitos desbocados.

Toni se largó a reír con todo y la mina se fue a sentar sola. Toni me tomo de la cintura y me hizo parar frente a él. Me miro a los ojos y me dio un tremendo beso. Yo rodee su cuello con mis brazos y lo bese con todo.

– Estuviste muy yegua. Eso de los potrillos desbocados…

– Es cierto, no me lo niegues. Dije.

– ¿Gin con tónica y limón? ¿O vas con tus amigas?

– Gin con tónica y limón. Si no te molesta claro.

Pidió mi trago y otro whisky para él. El barman los trajo y yo seguía abrazada a su cuello.

– ¿En serio anoche estuviste con un tipo? Me pregunto y me morí de vergüenza.

– Si Toni, estuve con un chico. Y me siento una boluda por haberlo hecho. Perdoname.

– Hey, no hay nada entre nosotros, no tengo nada que perdonar. Pero me sorprende después de lo que hablamos en el negocio y sobre todo después de lo que vos y Eva dijeron.

– Es que… somos unas boludas, las dos… yo lo hice para corroborar que no puedo estar con un pendejo más en mi vida.

– ¿No? ¿Entonces?

– Toni… yo…

– Vos sos una mujercita que está empezando a vivir, que está descubriendo un mundo, que antes de tiempo estuvo con un hombre bastante mayor que ella, que está salteando etapas.

– ¿Ni un poquito te gusto? Le pregunte.

– Claro que me gustas, y más que un poquito. Pero también soy lógico, tenes la edad de mi nieta. Y no me gustaría que por un deslumbramiento, arruines no años, meses de tu vida.

– ¿Gozaste en la cama conmigo? Pregunté con mucho miedo a la respuesta.

– Sí que goce, fue hermoso. Sos hermosa.

– Una hermosa sin tetas, con culo chico.

– Ves, sos inmadura, te menosprecias.

– Digo la verdad.

– Hola…. ¿Qué está pasando por aquí? Pregunto Eva parada junto a Toni.

– Charlamos. Dijo Toni.

– Charlan, después de besarse con todo, y con los brazos de Zoe rodeando tu cuello.

– Eva… Perdona, pero molestas en este momento. Dije.

– Perdón, en serio pensé que no jodía. Sigan. Dijo y se fue.

– Estuviste dura.

– Perdón.

Toni, llámalo deslumbramiento, enamoramiento, como quieras. Pero quiero estar con vos, conocerte y que me conozcas, aprender de vos, me siento una boluda diciéndote esto, pero es lo que siento, es lo que quiero.

– Zoe…

– ¿Hay otra mujer? Si es así, me la banco.

– No hay otra mujer. Pero…

– No podes poner como excusa que sos gay.

– Puedo ser bisexual. Dijo sonriendo.

– No te veo…

– Yo tampoco…

¿Vamos?

– Espera un minuto. Le hice una seña a Eva y ella se acercó.

– No quería hablar delante de las chicas.

Estaba nerviosa.

Perdoname, estuve muy cortante, dura.

Me voy con Toni.

– Tranquila, me di cuenta. Sabes que conmigo no hay problemas.

– Gracias Eva. Portate bien.

– Por supuesto. Lo de anoche…

– Tranquila, ya se lo dije. Todavía se está riendo.

– Toni, en serio, un desastre fue.

– Portate bien entonces. Dijo Toni.

Cuando llegamos al departamento sirvió dos whisky`s y nos fuimos a la cama. Charlamos toda la noche y nos dormimos de madrugada, sin que pase nada, solo besos cada tanto. El domingo a la mañana fui a mi casa, me cambie y con un jogging salimos a caminar por un parque. Almorzamos hamburguesas en un puesto y nos tiramos en el césped al lado de un pequeño lago del parque.

Todo el día juntos, hablando tonterías, cosas profundas, riéndonos. Aprendí a respetar sus silencios y el los míos, a disfrutar una caricia en mi rostro y a disfrutar las miradas de los demás al vernos caminando tomados de la mano. En la semana nos vimos todos los días. Yo pasaba después de la facultad, tomabamos un café, me enseñaba cosas del negocio, y un par de veces apareció Eva. El viernes, estábamos en su local y ella apareció.

– Hola… Dijo al entrar.

– Hola mi amor. Dije.

– Mmm, creo que ya no soy tu amor…

– Creo que tenes razón, en un sentido, en otro, sabes que sos mi mejor amiga, te amo por eso. Dije.

– ¿Vos no me vas a dar un beso Toni?

– Por supuesto mi nieta favorita.

– Desgraciado, soy tu única nieta. Dijo Eva.

– Por eso sos la favorita… Tengo una propuesta para las dos.

– ¿Otra joda de a tres? Pregunto Eva

– No… ya no. Por lo menos con vos. Dijo Toni

– Lo sé, tranquilo. Cuéntanos.

– Las invito a cenar a casa. Yo cocino.

– Abuelo, sabes que nunca me voy a negar a comer algo que vos cocines.

– ¿Ahora soy otra vez Abuelo?

– Cuando cocinas, sí. Dijo Eva.

– ¿Zoe? Me preguntó.

– Por supuesto. Yo compro helado de postre.

Fuimos a su departamento y cenamos los tres. Eva nos miraba y se sonreía sin decir nada. Estábamos tomando el helado y preguntó:

– Perdón, pero: ¿Tienen algo para decirme? ¿Por eso la invitación?

– No Eva, para nada, no tenemos nada que contar. Dije.

– La invitación fue solo para pasar un rato agradable, sos mi nieta, su amiga. ¿Por qué lo preguntas?

– Porque funcionan como una pareja, son una pareja. Los miro y no los veo separados.

Con Toni nos miramos y nos sonreímos. Fue una de las cosas más lindas que podía escuchar, que nos veíamos como una pareja.

– Gracias, es muy lindo lo que dijiste. Le dije.

– Es la verdad… ¿Son novios, pareja?

– Si te soy sincero Eva, no nos planteamos eso, no nos pusimos un rotulo. Pero puedo decirte que estamos muy bien juntos, disfrutamos estar juntos, charlar, caminar tomados de la mano, la sonrisa del otro. Dijo Toni.

– Del sexo es obvio.

– No… Eva, no volvimos a tener relaciones desde que estuvimos los tres. Dije.

– ¿Y eso por qué? El sábado se fueron juntos, todos estos días se vieron.

– No me vas a creer. Pero lo que te voy a decir es la verdad. Queremos construir algo por fuera del sexo, sabemos que en eso funcionamos, que nos deseamos, ya vamos a tener tiempo, ahora es tiempo de conocernos. Dije.

– ¿Se pusieron de acuerdo supongo, lo charlaron?

– No Eva, no fue necesario. Ojo, no quita que hoy o mañana… Dijo Toni.

– Esto va muy enserio entonces. Me alegro por los dos. Vos sos un tremendo tipo y vos Zoe, mi amiga. No le den bola a la gente, a la familia, hagan su vida. Toni, si sentís que la amas, amala. Estuviste muchos años solo.

– Dame un beso Eva.

Se dieron un abrazo y un beso.

– Eso sí. Si tienen un hijo, soy la madrina. Dijo Eva.

– Eva, ¿Te das cuenta que vas a ser la madrina de tu tío o tía? Dijo él

– Ups…

El sábado, estuvimos todo el día juntos, al punto que yo había llevado ropa para salir a la noche. En mi familia sabían que estaba de novia, pero no sabían ni de quien ni su edad. A la noche fuimos a cenar afuera con un par de sus amigos y me presento como su novia. Yo estaba orgullosa, feliz. Sus amigos lo cargaban, pero estaban contentos de verlo bien.

En el bar, nos encontramos con Tania. De inmediato se acercó a nosotros.

– Hola… nos saludó.

– Hola Tania, la saludé.

– Hola. ¿Cómo estás? Preguntó Toni

– Bien…

– ¿Más tranquila o con ganas de pelear? Preguntó Toni

– Más tranquila. ¿Uds. juntos?

– Sí, juntos, y de novios. Dijo Toni

– ¿En serio lo decís? Pregunto Tania.

– Muy en serio.

– ¿Sos feliz con ella?

– Muy feliz Tania. Es una brisa de vida, suave y cálida.

– Me alegro mucho entonces. Zoe, espero que valores al hombre que tenes al lado, no creo que en tu vida encuentres uno mejor.

– De eso estoy segura. Dije.

Un rato después llegaron Eva y las chicas.

– Hola Abuelo, hola abuela.

– Boluda, abuela las pelotas. Dije.

– Estas con mi abuelo, sos mi abuela postiza.

– Basura.

– Toni, ¿vas a ir a almorzar a casa mañana?

– No lo sé todavía.

– Los espero. Dijo Eva y se fue sonriendo con picardía.

Nos quedamos un rato, y note que Toni por momentos se quedaba pensando, con la vista perdida. Fuimos a su departamento, sirvió dos whisky`s, y fuimos a la cama. El con su bóxer yo con mi conjunto de ropa interior. Me acosté y Toni fue al baño. Volvió y se acostó a mi lado.

Sin decir nada, comenzó a besarme y a acariciarme con una suavidad increíble, sus manos eran de seda. Con las palmas de las manos hacía círculos sobre mi pezón volviéndome loca por completo, mi otro pecho, era succionado, mordido suavemente y vuelto a succionar. Cuando vi que iba bajando a mi concha, sentí un escalofrío, ningún hombre me la había chupado, haberla visto gozar a Eva, y la intriga me pusieron como loca.

Separo mis piernas y se puso en medio, y su boca empezó a chupar y jugar con mi clítoris. Era una locura, tuve un orgasmo fenomenal, su lengua fue separando mis labios y me chupaba, mordía y jugueteaba con su lengua. Me levanto las piernas y me las separo haciendo que las sostenga con mis propias manos. Con mi concha totalmente abierta, me enterró su lengua y di un grito de placer tremendo. No paró hasta sacarme varios orgasmos. Sin dejarme soltar mis piernas, su lengua fue a mi orto. Si con Eva había gozado, con Toni, todo se multiplicaba por diez, por cien. Sentí que me la metía toda y que su lengua me llegaba al cerebro. Otro orgasmo, más fuerte que los anteriores me hacía retorcer de placer.

– No te muevas. Me dijo y tomo de su mesa de luz la crema.

Puso un poco de crema en mi orto y en uno de sus dedos. Lentamente fue metiéndolo y sacándolo de mi culo, volviendo a chuparme la concha. Luego otro dedo y más fuerte eran mis orgasmos.

– Zoe, trata de no soltar las piernas, quiero que sepas lo que es gozar.

– Toni, ¿Te parece que no estoy gozando? Dije.

Por primera vez, metió dos dedos en mi concha, sin sacar los dos del culo. Dos dedos de cada mano me entraban y salían suavemente.

– ¿Lista? Me preguntó.

– Muy lista, no doy más mi amor. Dije y me escuche, no lo pude contener.

Sentí como los dedos que tenía en la concha acariciaban la pared frontal y de pronto, la locura. Di un saldo estando acostada, y él se rio. Sus dedos habían encontrado mi punto G, y me hizo mierda el cerebro. No dejaba de frotarlo con todo, mis orgasmos era brutales, le rogaba que me penetre pero él no lo hacía. De pronto saco los dedos de mi concha y sentí como con los del culo apretaba de tal forma mi vagina que hacía que las paredes se froten tocándose en el punto G. Mi orgasmo fue maravilloso, doloroso pero maravilloso. Saco sus dedos de mi culo y se acostó a mi lado.

Yo trataba de recuperarme, tomaba aire y juntaba fuerza mirándolo como se ponía crema en la pija. Entendí de inmediato. Lo monte, apoyando las rodillas a ambos lados de su cuerpo y guie su pija para que me entre en el orto. Lentamente fui bajando. Su pija entro por completo en mi orto y me empecé a mover. Primero lentamente, torpemente, quería devolverle todo el placer que me había dado.

Cuando me ya movía bien, me dijo que ponga mis manos en sus rodillas. Y metió dos dedos en mi concha. Di un grito de placer. Busco mi punto G con esos dos dedos y mi clítoris con su dedo gordo. Yo estallaba de placer, micro y macro orgasmos recorrían mi cuerpo. Orgasmos anales, vaginales, clitorianos, todo era nuevo y maravilloso para mí. Tuve un orgasmo como nunca había tenido. Quede temblando.

Toni saco sus dedos de mi concha y me miro sonriendo. Me dijo que me la meta en la concha y lo hice sin dudar. Me entro hasta el fondo y grite de placer. Él se sentó en la cama y me abrazo. Le dio un beso a cada uno de mis pechos y me dijo:

– Te amo Zoe.

¿Hacemos el amor?

Lo mire y lo bese con todo, y llorando de felicidad me movía mientras él me chupaba los pechos, los besaba, apretaba mis pezones entre sus labios. Deseaba que nunca acabemos, que ese momento fuera eterno. No puedo saber cuento tiempo estuvimos haciendo el amor, perdí la noción del tiempo por completo. Lo único que me importaba era el amor que ese hombre me daba. Y rogaba que él recibiera todo mi amor, todo el amor que querida darle.

Cuando acabo lo hizo derramándose bien adentro mío, provocándome el orgasmo más hermoso, increíble y largo de mi vida hasta ese momento.

Nos quedamos abrazados, besándonos y acariciándonos.

– Te amo Toni, sos “el hombre”, no puedo creer todo el placer que sentí, todo el amor que me diste, me hiciste estallar de placer uno y mil veces. Te amo. Y cuando me preguntaste “Hacemos el amor” me derretí, lloraba de felicidad, abrazada a vos, Por favor mi amor. Fue increíble, nunca sentí tanto amor.

– Te amo Zoe.

Terminamos el whisky y me dormí abrazada a su pecho.

Desperté y no estaba en la cama. Lo encontré en el living tomando un café. Estaba sonriente, me vio y se le iluminaron los ojos. A mí, se me llenaron de lágrimas al comprobar que no había sido un sueño. Lo salude con un beso, me trajo café y se sentó a mi lado.

– Me gustaría que vayamos a almorzar a lo de Clara. Pero si vos…

– Uhhh, sí que me queres hacer mierda este fin de semana… Cuantas emociones…

– Zoe, si no queres… nos quedamos.

– Claro que quiero, mi amor. Es que es fuerte ir a lo de tu hija…

Cuando tocó el timbre en casa de su hija, fue Eva la que abrió. Nos miró y vio que estábamos tomados de la mano y sonrió. Nos abrazó por el cuello a los dos y nos dijo:

– Los amo, a los dos. Los banco a muerte, banco a muerte el amor que viven. Pasen.

– Boluda, me haces emocionar. Dije.

Entramos tomados de la mano. Yo apretando la suya con todas mis fuerzas. Fuimos al quincho y Clara y su novio nos miraron. La vista de Clara se clavó en nuestras manos. Eva lo tenía tomado del brazo a Toni.

– Hola. Dijo Clara casi tratando de ocultar una sonrisa que no pude descifrar, si de felicidad, irónica, que.

– Hola hija. A Zoe la conoces como amiga de Eva. Pues… te la presento como mi novia.

– ¿Tu novia? ¿Tu novia viejo? Dijo sin cambiar la cara.

Hola Zoe. ¿Todo bien?

– Maravillosamente bien.

– Aja. ¿Viejo, sos feliz?

– Si hija, muy feliz.

– Pues entonces, dame un beso Zoe. Y ni pienses que te voy decir mamá.

– No, por favor. Dije y no dimos un abrazo hermoso y un beso.

– Viejo, te amo. Les deseo lo mejor.

– Gracias Clara.

– Y vos, Jorge, ni se te ocurra copiar a mi viejo. Le dijo al novio.

– No me da el cuero, te lo aseguro. Dijo.

– ¿Ma, que opinas de tener un hermano o hermana a los 36 años? Pregunto Eva.

– Que sería maravilloso. Y muy loco.

Un año después, nacía Marcelo, nuestro hijo, y dos días después, su sobrina, Sofía, hija de Clara. Eva, se ponía de novia con un muchacho de 35 años y planeaban vivir juntos.

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