Esta es la historia de cómo mi hermana pequeña María me pillo en pleno acto con unas braguitas usadas suyas, en este momento teníamos 19 y 18 años respectivamente.
Comenzaré describiendo a mí hermana, una chica de pelo castaño muy clarito, cara de niña buena, unas tetas ni tan grandes ni tan pequeñas en su medida justa, un culito grande y respingón, bien bueno.
Todo comenzó una mañana de verano que me levanté cachondo debido a un sueño erótico, me atraía la idea de los olores femeninos, concretamente el de la vagina, aproveché que no se encontraba en casa para rebuscar entre su ropa sucia y encontrar un pequeño tanga que le regaló nuestra mejor amiga, (con la que tengo también una historia/ fantasía que ya contaré), recogí la pequeña prenda que con el coño que tiene mi hermana seguro que no abarca ni para taparse lo debido a que es un triángulo de tela casi imperceptible, acto seguido me lo llevé a la cara, olía bastante fuerte y me puso cachondo, me dirigí a mí habitación y seguí deleitando mis sentidos con ese olor a coño bien húmedo que dejaba mi hermana en sus prendas íntimas, no me resistí más y me saqué la polla, sin darme cuenta que ella había vuelto y estaba presenciando toda la escena desde la puerta de mi habitación que estaba entreabierta, oí un pequeño suspiro y paré.
Me dirigí hacia donde había oído ese suspiro y no pude evitar oír una improvisada carrera hasta sus habitación que se encuentra pared con pared junto a la mía, oí como se quitaba toda la ropa o al menos la cremallera de sus shorts vaqueros, se echó en la cama y empecé a oír suspiros de placer y gemidos ahogados para que no la oyera nadie, no aguanté más la tentación y me dirigí a su habitación entrando de golpe sin darle tiempo a reaccionar o ponerse algo encima, ahí estaba mi hermana desnuda y disfrutando de sus dedos, esa imagen me puso aún más cachondo.
-¿Qué, estás cachondilla no? -dije con cara de pícaro.
-Un poquito cabron, es que verte ahí con mi tanga me ha puesto a 100, la verdad no esperaba que sucediera esto algún día.
-Entre sorpresa y ideas que se me venían a la cabeza solo se me ocurrió decir, hacemos realidad nuestras fantasías? Que me dices rubia
– No sé nene, somos hermanos y esto está mal
-Esta mal si alguien se entera, si queda entre nosotros no creo que pase nada.
-Mmm, bueno está bien pero no sé lo digas a nadie eh.
-Prometido nadie sabrá esto.
Empezamos a besarnos tímidamente en su cama, no pude evitar echar mano a su chocho bien mojadito, me encantó el tacto, se notaba que estaba recién depilado, me atrevería a decir que de esa misma mañana, mojadito, y jugoso mmm me pone solo de pensar en el de nuevo.
Le di mi polla para que la chupara y saborease, hermanito que buena polla cabron, cuando se cansó de chupar seguimos besándonos, yo bajé por su cuello pasando por todo su cuerpo, sus tetas jamás probé unas iguales, me encantaban esas tetas, baje por su estómago hasta llegar a su chocho, ahí estuve un rato comiéndole el chocho mientras ella, gemía y sollozaba de placer, me puse un condón que tenía ella guardado por si acaso para su novio y la metí en ese húmedo agujero, no había sentido nada igual uff que cachondo me puso ese chocho le di en todas las posturas que se me ocurrieron hasta que nos corrimos a la vez, quito el condon y volvió a chuparla, que viciosa uff.
Y hasta aquí la historia con las bragas de mi hermana.