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Mi mayor secreto: mi primera vez con una trans
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Antes de comenzar a contaros como sucedió todo, me gustaría aclarar un par de cosas:

En primer lugar, siendo esto anónimo y estando en la sociedad en la que estamos, no tengo ningún motivo para mentir o intentar mentirme respecto a lo que soy o no soy, digo esto ya que en múltiples foros encontré comentarios donde se decía a la persona en cuestión si era X o Y por sus actos. También decir que la introducción sobre mi sexualidad que tengo planeada hacer me parece necesaria para la narración del relato, merecerá la pena.

En segundo lugar, quería decir que es mi primer relato y el objetivo principal, más que calentar al lector, es contar a alguien esta experiencia que guardo en secreto desde ayer y que me está causando un poco de ansiedad, aun así espero que os guste.

Siempre he sido hetero, es más, sigo considerándome hetero, pero desde hace unos años he tenido algunas curiosidades que nunca supe que significaban. Me gustan las mujeres, no me atraen nada el cuerpo de los hombres, pero me excitaba bastante la dominación que se veía en el porno sobre la figura de la mujer. Empecé a desarrollar lo que se conoce como un TOC homosexual, algo de lo que me di cuenta apenas hace 3 años, causado por problemas con las figuras paternofiliales y con la sensación de no ser suficiente hombre, algo que también comenzó a causarme ansiedad sexual y que probablemente debería tratar con un psicólogo.

Así pues, durante una época, llegué a escudarme bajo la teoría de Freud de "todos somos bisexuales en mayor o menor porcentaje" y empecé a definirme como bisexual con un interés en un 95% a favor de las mujeres; sin embargo, sentía que esto no encajaba conmigo, ya que no me genera ningún interés el físico masculino; fue ahí que pensé en que quizás, más que bisexual, soy una persona hetero con una curiosidad o atracción por las transexuales. Comencé a ver fotos y algunos vídeos de transexuales y, aunque no me ponía nada ver a un hombre ser pasivo junto con una trans, el hecho de ver a una mujer con pene no me disgustaba en absoluto, es más, me parecía atractivo.

Entré en un bucle un poco extraño y negativo para mí, en el que abusé de la masturbación, lo que me hizo mantener una mala relación con el sexo. Llevaba más de un año sin mantener relaciones y ni siquiera me veía capaz de complacer a una chica, por lo que la mayoría de veces, me masturbaba pensando en chicas trans y con un interés hacía lo pasivo. Honestamente, necesitaba ayuda.

Fue ahí que empecé a obsesionarme con una idea: contratar una escort y tener una experiencia sexual positiva que me ayudase a salir de este bucle.

Entre en el sitio web de escorts más conocido de mi país y mientras navegaba entre las diversas opciones existentes, se me ocurrió la idea de ir a la categoría de transexuales, solo por curiosidad de ver que había; deslicé hacia abajo sin que ninguna me llamase mi atención hasta que de pronto mis ojos se quedaron fijos en una chica. Era guapísima, femenina, joven, nadie diría a simple vista que era trans. Me quedé mirando su foto y empecé a sentir el corazón palpitar con fuerza.

Yo me decía que no, que no era posible, que si llegaba a ir con una escort, debería ser una mujer cis, no una trans, que necesitaba recuperar la confianza en mí y no hacer algo que probablemente me causaría más inestabilidad.

Me pasé días meditando que hacer, convencido de que no sería capaz de hacer nada con una escort y pagar por sexo, ya que es algo que me hacía sentir incómodo.

Un día, ayer concretamente, estaba en la calle haciendo unos recados. Eran las 11 de la mañana y no tenía prisa por ir a ningún sitio. En ese momento se me cruzó por la mente la idea de ir a una escort que se anunciaba por la zona; abrí el sitio web de contactos, la busqué para ver su número y, cuando me disponía a llamar, me entraron dudas; no sobre si llamarla o no, que también, sino sobre si llamarla a ella o a la chica trans que me había hipnotizado dos días antes y a la que llamaré Lucy de ahora en adelante.

Estaba en mitad de la calle, mirando a mi alrededor mientras mil argumentos se paseaban por mi cabeza cuando de repente ocurrió lo que menos esperaba que ocurriese.

En la acera de enfrente, a escasos 10 metros de mí, vi pasar a Lucy. No me lo podía creer, era ella. Me quedé mirándola, casi hipnotizado, cuando ella giró la cabeza y me miró. Mi mente estaba totalmente en blanco, la seguí con la mirada mientras seguía su camino y de repente, Lucy volvió a mirarme.

Lo primero que pensé fue "esta chica va a pensar que soy un pervertido, debería dejar de mirarla", pero me era imposible hacerlo. Inmediatamente después, Lucy giró su cabeza una tercera vez y me hizo un gesto con la mano para que la siguiese.

Mis piernas se movían solas, el corazón se me iba a salir del pecho, mi cabeza no entendía nada. Pensé que quizás me confundió con un cliente, pero aun así, seguí a Lucy hasta el portal de su piso, entré tras ella y me situé a su lado junto a la puerta del ascensor. Me miró y me dijo "estoy de fiesta, tu consumes?" Le dije que no, ella me dijo que no había problema, que también tenía marihuana y cerveza. Yo asentí con la cabeza, las palabras no salían de mi boca y el corazón me latía a mil revoluciones por minuto. Lucy me miró a los ojos y me dijo "soy trans, es un problema?". Yo ya sabía que era trans, es más, yo ya sabía quien era, pero me hice el sorprendido y dije "no, no lo es".

Llegamos a su piso, me sacó una cerveza y me dijo que me pusiese cómodo. Mientras ella hacía sus cosas, pude pararme a verla con más detenimiento. Lucy era de estatura media, con un rostro femenino, guapa y con un cuerpo precioso decorado con tatuajes.

Me bebí la cerveza con gran rapidez, fruto de los nervios que sentía en aquel momento.

Lucy se desvistió, dejándose únicamente el tanga puesto, y empezamos a bailar. Ella manejaba la situación y yo intentaba adaptarme, torpe, nervioso y sin creerme todavía que estaba ocurriendo.

Me llevó hacia la cama, me bajó los calzoncillos y me sacó la polla del pantalón. Me puso un condón en la punta y empezó a chupármela a medida que me iba colocando el condón, sin embargo no se me llegaba a poner dura. Los nervios y el hecho de que llevaba condón para el sexo oral jugaron un papel importante en el hecho de que no consiguiese empalmarme del todo, sin embargo la mayor responsabilidad recaía sobre mi mala adicción a la masturbación, de la que he hablado antes, la cual me imposibilita tanto tener una erección fuerte en algunas ocasiones como eyacular cuando mantengo relaciones.

Lucy se levantó y nos besamos mientras seguía estimulándome con la mano. En un momento, deslicé mi mano hacia su tanga y comencé a estimularla yo también. Lucy se separó de mí, me miró fijamente durante unos segundos y me dijo "va a ser mejor que lo dejemos aquí ".

Yo no entendía nada, así que le pregunté, a lo que ella me respondió "no soy activa, soy pasiva, no me gustan los hombres pasivos sino los hombres que me dominen y me traten como una puta, solo soy activa con clientes porque me pagan, soy escort"

En ese momento sentí que no podía echarme atrás, así que le ofrecí dinero. Ella me dijo "en ese caso, la cosa cambia". Se fue al baño, se aseó un poco y volvió al salón.

Se puso de rodillas y me la chupó sin condón durante un rato. Fue la mejor mamada de mi vida. Lucy sabía cuando ir lento y cuando aumentar el ritmo, cuando jugar con la lengua y cuando metérsela toda hasta el final.

Tras un rato chupándola, Lucy se sentó en el sofá, con las piernas abiertas. Me acerqué a ella y la besé apasionadamente, mientras ella ponía su mano en mi nuca y me empujaba para abajo. Recorrí su cuerpo a besos hasta llegar a su polla.

Era una polla de tamaño normal, unos 15 cm, más pequeña que la mía. De rodillas en el suelo, con los brazos apoyados en sus piernas, agarré la polla de Lucy y comencé a chuparla. Al principio no sabía muy bien lo que hacía, pero a medida que fui avanzando, encontré bastante facilidad en ello.

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