Me traen de vuelta a mi dueña, he pasado por una serie de tormentos insufribles, privaciones en cuanto alimento y agua, las encargadas de mi entrenamiento para mi nueva vida hacían turnos para atacar también mi sueño así me llevaron al límite… torturas con electricidad, por supuesto los latigazos, sus insultos y degradantes tratos, pero esta vez fueron más allá, porque todos estos castigos son para quebrantar mi voluntad y hacerme ver que estoy condenado a vivir en esclavitud sino que además agregan un nuevo ingrediente, dedicado en primera a los esclavos que intentan escapar, cuando me atraparon además de los tratos mencionados, en esta ocasión fui llevado a unas instalaciones nuevas donde realizaron severos e inhumanos cambios a mi cuerpo, me sedaron por varios días, y mi horror fue al despertar… pues encontré que me habían mutilado… mis piernas fueron cortadas hasta las rodillas y mis manos hasta las muñecas, no comprendía que tipo de castigo podría ser este, de esta forma no podría trabajar más como esclavo, no podría ponerme de pie nunca más, el horror llegaría después cuando descubriría porque de ese tipo de cortes, porque encima al final de mis extremidades colocaron cuatro cascos metálicos, para que me preguntaba, la respuesta llegaría pronto.
Increíblemente las operaciones no me causaban mayor dolor, solamente la desesperación de no tener un par de manos y por supuesto las piernas, por momentos sentía que me volvería loco pues encima estaba encerrado en una pequeña jaula, y en una habitación bastante obscura, una celda en realidad… de repente escuche pasos, claramente identifique esos pasos, el sonido que los pasos con zapatos de tacón es inconfundible, luego una puerta se abrió y la luz inundo el lugar, pude ver mejor lo que me hicieron y también la silueta de una esbelta pero muy atlética mujer, pero su voz enfrió mi sangre pues era una mezcla de dulzura y dureza… difícil de explicar realmente… "Ya estas listo perro infeliz???" su desprecio hacia mí y mi situación es evidente… con mis ojos ya acostumbrados a la luz la pude ver mejor, vestida de Azul y al igual que sus zapatos, en una mano traía un severo látigo, y en la otra… mi asombro y frustración se sumaron al resto de sentimientos que hasta ahora me inundaban, porque lo que traía en su otra mano no era otra cosa que una cadena de perro y un collar, lleno de púas, como los usados para los canes, ahora comenzaba a entender el futuro que se avizoraba para mí…
Ella se acerca y abre la jaula, me hace una seña para salir, al ver que me quedo quieto como queriéndole hacer ver que no tengo extremidades para moverme, patea la jaula y me habla con un tono aterrorizante replicó, "Sal de alli animal desgraciado o te saco a patadas…" ante la orden hice lo que instintivamente podía hacer, gatear sobre mis muñecas y mis rodillas, haciendo que los cuatro cascos tocaran el suelo, trastrabe por la total falta de costumbre y ciertamente dolor que jamás había sentido antes, así que caí de a un lado de jaula al salir. Ella entonces se acercó e hizo pasar el collar por mi cuello, aparentándolo y luego asegurándolo con el cierre y luego usando el cierre sencillo (para ella) de la cadena la aseguro a mi cuello. El clic seco se hizo seguir de un duro tirón que además de estrangular mi cuello me hizo reaccionar de me posición. "Arriba… que no tengo todo el dia para entregarte a tu dueña…" el collar cerro mi respiración así que instintivamente me "incorporé" quedando en una postura de cuatro patas, mi cabeza quedo a penas arriba de sus rodillas, y la cadena jalada por su mano de manera incompasiva tensada me hizo erguirme lo más que podía sobre mis brazos… supongo que el cuadro era lo más semejante al de un can al lado de su dueña.
"Listo, vamos es hora de entregarte, pero antes pasaremos por un presente para tu dueña" comenzó entonces a caminar, desde mi postura veía sus pies más cerca de lo que de costumbre ahora era un perro, una mascota y me sentía como tal como un perro encadenado que es paseado por su ama, pero a diferencia de las mascotas ella no tenía ningún miramiento hacia el dolor que estaba causándome o que podría causarme moverme sobre mis manos y piernas mutiladas y selladas con esos cascos metálicos… era inútil tratar de comunicarle mi severa situación, porque cuando vio que se me dificultaba moverme a su ritmo, claro ella estaba libre sobre sus pies, calzados… entonces libero el látigo que llevaba en su otra mano, e inmediatamente comenzó a usarlo en mi espalda como degradante y severo incentivo para incrementar mi esfuerzo a fuerza de dolor… sumado a repentinas patadas sin motivo aparente…
Por fin me guio a una habitación entramos y me hizo recoger del suelo un par de zapatos rojos de tacón, al principio no entendí su orden, pues fue simplemente "Recojelos", nuevamente hice la mueca de que no tenía manos para hacerlo y entonces recibí un duro puntapié en el rostro, su zapato impacto en mi boca, rompiéndome algún diente, y comencé a sangrar por ella, "Ahora entiendes como???", comencé a respirar con miedo porque entendí que debería levantar los zapatos del suelo usando… mi propia boca… cuando creía que no había forma de verme más humillado… ahora era conducido sin opción por una sádica mujer, que halaba de una cadena que iba atada a mi cuello, mientras me movía como un cuadrúpedo pero de una forma mucho menos efectiva por la situación en que quedaron mis extremidades y ponía el broche de oro haciendo que en mi boca llevara un par de zapatos, tal y como lo hacen los fieles perros pero para mí no habría una galleta o una caricia de premio, simplemente la humillación.
Finalmente me llevo frente a mi dueña, de quien trate de escapar inútilmente, y ahora me habría convertido en menos que un esclavo, porque esta vez no habría esperanza alguna de liberación o emancipación, simplemente viviría siempre postrado a sus pies y completamente domado, pensando que no había ninguna otra forma de humillación más degradante… pero una vez más estaba equivocado…
En la escena
Un nuevo perro es entregado a su dueña, luego de haber sido convertido en mascota como escarmiento de un intento de escape el esclavo vivirá ahora bajo el rigor no solo de la esclavitud perpetua pues ya no tendrá esperanza alguna de vivir en libertad, ya sin manos, ya sin piernas, condenado a gatear por siempre detrás de su dueña, suplicando alimento, mendigando sobras que ella le quiera proporcionar y sobre todo tendiendo que humillarse cada vez frente a su ama y señora, convertido en un símbolo de la subyugación de los hombres ante las mujeres sus ahora soberanas en todo sentido… la única salida es la esclavitud o la muerte, pero la muerte la deciden ellas y es más un premio cuando un esclavo es convertido en mascota de una de ellas.
Los perros aparte de la mutilación son sometidos a rigurosas sesiones de tortura y azotes, todo propinado por insensibles mujeres que actúan como sus verdugos, sin piedad ni clemencia alguna… de nada sirven ruegos ni suplicas, eso solo aumenta el rigor de los castigos… se han vuelto expertas en el arte de subyugar y quebrantar voluntades a base de privaciones y acá lo demuestran haciendo que el que antes fue un hombre, ahora únicamente gatea a los pies de su dueña, llevando en su boca un par de zapatos como señal de sumisión ante ella y como un presente para su ama y señora. Cuando es presentado el perro es ignorado por su dueña, para ella estos "animales" no sienten dolor alguno pues no los ven como seres pensantes sino como bestias a las que hay que domar y castigar todo el tiempo para que cumplan con sus obligaciones y con todos los deseos y caprichos que ellas arrogantemente pronuncian sin dirigirse siquiera a sus esclavos…
El condenado a ser un perro, quebrantado a fuerza de golpes y privaciones, mansamente se rinde a los pies de su dueña, con el cuidado que puede poner los zapatos que lleva en la boca en el suelo, temblando de miedo al saber que un error le costara más castigo… luego vuelve a su posición que es la de postración ante ella y lleno de terror acerca su boca a la punta del tacón del zapato que la pierna cruzada de ella mantiene en el aire, intentando zafarlo del pie, ella con malicia había mostrado que era fácil zafarlo pero con un simple movimiento de su pie ella puede dificultar e imposibilitarle el trabajo de sacarle el zapato con su boca… la guardia al ver que el perro no cumple con su trabajo tensa la cadena con que controla al ahora sometido animal haciendo que el collar de perro que lleva en el estrangule su cuello y le dificulte la respiración, y al mismo tiempo con la otra mano le arremete con un duro y seco latigazo en la espalda, el indefenso subyugado hace un nuevo intento por cumplir el capricho de ella de que el mismo le quite el zapato con su boca. Un hálito de piedad se dibuja en el parpadeo de la dueña y esbozando una sonrisa de satisfacción por haber provocado un duro latigazo sobre su perro por su incompetencia provoca que sutilmente suelte un poco su pie entonces el esclavo intenta de nuevo más el sudor que hay entre el pie y el zapato le obliga a hacer un poco de más fuerza pero por fin se escucha el cuajo del pie liberado, un respiro de alivio de parte del esclavo pero su pequeño logro es solo un primer paso, ahora deberá colocar el zapato en el suelo con sumo cuidado pues si lo llega a dejar caer también obtendrá un castigo, como puede lo deja en el suelo y cuando vuelve a su posición el pie de su dueña permanece en el aire, como esperando ser atendido, el esclavo sabe perfectamente lo que debe hacer, el entrenamiento da su fruto y desde la parte baja del talón comienza a lamer el pie ahora descalzo, llenando su boca con el tibio sabor de la esencia del pie de su ama y señora luego de todo un día de estar guardado en esos zapatos de tacón.
En la escena
La más despiada escena de como un esclavo que intente escapar terminara sus días condenado a servir como mascota de su siempre dueña, ya sin esperanza alguna de escape la crueldad que se cierne sobre los esclavos de este nuevo orden, los castigos y torturas son realmente atroces pero sobre todo cuidan de mantenerlos con vida pese a todas la vejaciones y privaciones a los que los someten, solo para tener la satisfacción de que hacerlos vivir en la más grande y profunda humillación… a sus pies y sin opción más que obedecer sus caprichos y arrogantes deseos.