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La noche de anoche y las que le siguen
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Tiempo de lectura: 19 minutos

Era una puesta de sol fenomenal, típica de verano en el valle de Texas. Traté de concentrarme en los tonos rojizos y púrpuras del horizonte mientras una tibia brisa que entraba por la ventana acariciaba mi rostro, el olor a sal y humedad traído por el aire se mezclaba con el aroma a sudor y alcohol de la habitación; sabia que el final estaba próximo, estaba buscando una distracción que me diera tiempo y energía suficiente para consumar este trato.

Sus incesantes jadeos me devolvieron al presente; gire la mirada y ahí estaba la mulata, así, en cuatro sobre la cama con la cara enterrada en la almohada, su largo y negro cabello chino esparcido salvajemente por su espalda, su monumental culo apuntando hacia mi para que lo siguiera aporreando, así como tantas veces lo había deseado pero siempre se me había negado.

Esta vez Maricarmen no estaba en condiciones de negarse a nada; sus manos estaban atadas por la espalda con un cintillo de plástico y la mordaza no dejaba que sus gritos y gemidos se escucharan mas allá de las paredes del cuarto, yo no hubiera querido que esto sucediera así cuando la conocí, sin embargo las circunstancias actuales no presentaban una mejor alternativa. – Quieres que le dé vuelta? – pregunte con la voz entrecortada por el esfuerzo que estaba realizando, – No, todavía no – me contesto Alexis con firmeza.

Alexis y yo fuimos compañeros en la escuela desde 3ro de primaria, que fue cuando mi papá me trajo de Reynosa México a vivir con él en Victoria Texas; Crecimos juntos y honestamente nos consideramos hermanos. Alexis es una pulgada más alto que yo, los dos tenemos un cuerpo atlético y fuerte, él es de tes blanca, cabello castaño claro y ojos verdes; yo soy de tes morena, cabello castaño obscuro y ojos café claro. En nuestro año senior de High School impusimos marca de mas anotaciones, Alexis era el mariscal de campo y yo el receptor abierto, nos graduamos con honores. Ese año fue también cuando conocimos a Maricarmen, la mulata voluptuosa que llegó de la Ceiba en Honduras y que nos volvió locos hasta casi perder la amistad para siempre.

En ese entonces yo salía con Jessica, que es la hermana menor de Alexis. Jess es también de tes clara y cabello largo castaño, ojos color miel, tiene una figura de modelo espectacular, sus piernas largas y delgadas pero bien torneadas, un culo respingón con un par de nalgas que no les falta ni les sobra carne, abdomen plano y bien trabajado, lo que mas me gusta de ella son sus tetas que tienen un tamaño de mediano a grandes, la aurora de sus chichis es considerablemente amplia y perfecta para sus deliciosos pezones.

Lo de Jess y yo fue una de esas relaciones que crecen orgánicamente, y que hasta cierto punto, todo mundo en Victoria sabia que tarde o temprano iba a suceder. Jess es un año menor que Alexis y dos menor que yo, debo acotar que a mi me retuvieron un año en la escuela porque no sabia hablar bien ingles, así que en lugar de llegar a 4to de primaria me pusieron en 3ro. A pesar de la pequeña diferencia de edades los tres nos llevábamos muy bien y siempre andábamos juntos en todos lados; sin embargo todo cambio el día que, como un huracán, Maricarmen apareció en el pueblo.

Llegó sin padre ni madre; había estado detenida en El Paso Texas por ser menor de edad intentando cruzar a Estados Unidos hasta que su supuesta tia la fue a reclamar y la trajo a Victoria, sin embargo había rumores de que en realidad la habían soltado por que los agentes de inmigración ya no sabían mas que hacer con ella, que les había armado un motín y que solo se quisieron deshacer del paquetón que se habían echado encima. Esas fueron las credenciales con las que llegó la mulata.

La primera vez que me tope con ella fue en la biblioteca de la escuela. Yo era voluntario en un grupo de alumnos de ultimo año que ayudaban a otros estudiantes recién llegados de otros países con la transición al idioma ingles y a la cultura americana; nos reuníamos los jueves en un salón de la biblioteca. Ese día la asistente de la bibliotecaria la escoltó hasta el salón y luego me dijo – La manda Mr. Lopez, dice que no puede regresar a su clase hasta que aprenda buenos modales, dijo que tú la podías ayudar. – Cerró la puerta y se marcho inmediatamente.

Maricarmen traía puesto un vestidito azul claro de manga corta lo suficientemente escotado como para poder ver el inicio de esos dos melones que tiene por senos y que escondía con dificultad, de hecho, el atuendo se le veía algo ajustado hasta llegar a la cintura, después la prenda era mas amplia y relajada hasta terminar a la altura de sus rodillas, aunque por atrás el asunto era mas delicado; el vestidito no podía ocultar sus redondas y carnosas nalgas, la mulata estaba tan dura que pareciera que en caso de agacharse un poco reventaría la prenda en mil pedazos; definitivamente mucha mujer para un atuendo de adolescente.

No hace falta describir la cara de pendejo que seguramente tenia yo puesta mientras la admiraba con incredulidad, acaso es que Dios me habría mandado este ángel como premio por no faltar los Domingos a misa?. Después de tragar saliva le pregunte con la poca voz que pude juntar – En qué le puedo ayudar señorita? – de seguro Dios se estaba cagando de risa por las tonterías que mi pito calenturiento me hacia decir. – Ah, señorita dijiste? Ya me estas cayendo bien muchacho – me contesto la muy socarrona – Pues el maestrillo ese de ingles me mando para acá, parece que no le gustó que le hiciera tantas preguntas – me dijo frunciendo el ceño, luego se puso una mano en la cintura y con la otra comenzó a jugar con su cabello chino, me miró de abajo a arriba y me preguntó con picardía y con autoridad – Y a ti, en que te puedo ayudar muchacho? –

Los miembros del grupo soltaron una pequeña carcajada, luego se inclinaron hacia adelante en sus asientos como para no perder detalle de la embarazosa situación, sentía el peso de sus miradas y mi cara parecía un tomate a punto de reventar, con nerviosismo me limpie un par de gotas de sudor de la frente y comencé a balbucear – Como se llama usted? – pregunté – Me llamo Maricarmen – respondió coquetamente – y vos, como te llamas? – trague mas saliva y conteste – Yo me llamo Roberto – continué con mis discurso – Pues mire usted señorita este grupo es… – Ay!, háblame de “tu” Roberto – me interrumpió; esta vez las carcajadas subieron de volumen y de tono, ella echó un vistazo alrededor como para reconocer a su publico, me sonreí con dificultad y le dije – En este grupo ayudamos a estudiantes como TU, para que vayan entendiendo la historia y cultura de este país y puedan asimilar mejor el idioma, bienvenida Maricarmen – después de todo mi esfuerzo ella contesto con tono de enfado – Uy que aburrido suena todo eso – las risas no se hicieron esperar, yo solo quería terminar la conversación – toma asiento por favor – le dije, – bueno – asintió y yo respiré.

Torpemente traté de abrirme paso al mismo tiempo que ella se encaminaba a uno de los asientos, chocamos de frente e inexplicablemente mi mano derecha termino en la teta izquierda de la mulata, un silencio que me pareció eterno reventaba mis oídos; al fin ella rompió el silencio, con mi mano aun posando en sus chichis me miraba con picardía y en un tono de ternura me murmuro cerca del oido – con permiso Robertico. – Quité mi mano abruptamente y me quedé congelado ahí, ella se fue a sentar. Nuevamente un silencio abrumador. Como pude arrastré lo que quedaba de mi hasta llegar a mi lugar frente al grupo. Cuando levante la mirada solo una persona estaba sentada en la fila principal, estaba cruzada de piernas y su vestido azul apenas alcanzaba a cubrirle media nalga, sus ojos negros le brillaban con orgullo, su largo y negro cabello chino desparpajado alrededor de su cara, me miraba fijamente y una sonrisa maliciosa complementaba la pintura; no era un ángel sino un demonio, un hermoso y salvaje demonio.

A los pocos días habíamos desarrollado una amistad muy peligrosa; ella se mostraba coqueta y cariñosa conmigo delante de todo el mundo, como si me conociera de toda la vida, y yo no le había podido contar que tenia novia porque estaba muy ocupado pensando con el pito y comiendo mierda. Maricarmen me buscaba cada vez que podía, inclusive empezó a esperarme en las gradas del estadio a que terminaran las practicas de futbol americano, inevitablemente Alexis lo notó y me pidió que le presentara a ese pedazo de mujer que me seguía por todas partes. – Vamos Roberto, tienes que presentarme a esa mulata Bro, no te la quieras comer tu solito eh! – me recordaba cada vez que podía.

Como Alexis y yo éramos los mejores jugadores en el equipo, Maricarmen no tardó en preguntar por él también. – Quién es ese cipote con el que platicas tanto vos? – Es mi amigo Alexis. Trataba de ser corto pero eso nunca funcionaba con Maricarmen. – Tranquilo Robertico que no te lo quiero quitar, solo quiero conocerlo – no contesté nada y comencé a caminar, ella se apresuró detrás de mi y me abrazó del cuello por atrás. – Te prometo que me voy a portar bien vos – me susurró al oido. Sin dejar de caminar para que no se fijara en mi rauda y veloz erección le contesté – Esta bien. –

El jueves siguiente tuvimos nuestra reunión de grupo con normalidad. Al salir de la biblioteca Maricarmen me alcanzo apresuradamente y gritando, su voz normal, decía – “I’m a girl, you’re a boy, she’s a girl, he’s a boy”, que bien me están cayendo las clasecitas no crees? – no respondí nada porque a estas alturas ya había aprendido que a las criaturas salvajes hay que dejarles ser. Me tomó de la mano para apoyarse mientras se quitaba las sandalias, ella prefería andar descalza todo el tiempo como en la Ceiba; sin soltarme y con las sandalias en la otra mano comenzamos a caminar, ella me sonreía y balanceaba nuestras manos jugando, hacia atrás y hacia adelante, yo no tenia el estómago para impedírselo, solo ponía cara de estúpido y la dejaba jugar. Se abrieron las puertas automáticas de la biblioteca para dejarnos salir, apenas di dos pasos hacia afuera y me quede congelado; Maricarmen se paró también al notar mi sorpresa, me miró y luego volteó al frente de nosotros, – Ay mira Robertico, es tu amigo y su novia! –

Jess quería ver el estreno de la película “La La Land” y nos había estado insistiendo a Alexis y a mi para que la fuéramos a ver juntos; a ninguno de los dos nos interesaba gastar nuestro tiempo y dinero en musicales pero siempre haríamos cualquier cosa por Jessica, ambos la hemos querido y protegido toda la vida, de modo que quedamos en ir el jueves por la tarde, un día antes del inicio de la temporada.

Puesto que yo llevaba dos semanas con la cabeza metida en el trasero lo había olvidado por completo, Alexis y Jess habían llegado a recogerme para ir al cine a nuestra cita; los dos nos habían visto salir por la puerta y se les notaba un poco confundidos por la escena y por mi actitud irreconocible, la situación se tornó incomoda, yo seguía congelado, Maricarmen nos observaba con curiosidad y con cierta malicia, luego se encargó de detonar la bomba, – No me vas a presentar a tus amigos Robertico? –

El rostro de Alexis se tornó serio y me clavaba la mirada como exigiendo una explicación, él ya me había visto con Maricarmen pero no de esta manera y quería escucharme decir que no le estaba poniendo el cuerno a su hermana. Jess estaba confundida pero estoy seguro que en su corazón no existía la mas mínima duda de que yo no haría nunca nada para lastimarla. Se acercó a mi y me tomo de la mano que me quedaba libre entrelazando sus dedos con los míos, me dio un pequeño jalón hacia ella, esbozando una pequeña sonrisa y con su tierna voz me pregunto en tono de incredulidad – Robertico? –

La sensación de su mano en la mía y el sonido de su voz me hicieron reaccionar, solté a Maricarmen, respire hondo, y como si hubiera sido liberado de un embrujo, voltee a mi alrededor como reconociendo la situación y las personas, recupere la memoria, la sonrisa, y finalmente la voz. – Hey Jess! – le di un beso en los labios, – “Sup Bro” – levanté mi cara saludando a Alexis quien claramente no estaba del todo convencido aun pero que me seguía la corriente. Dirigí la mirada hacia la mulata que tenia una sonrisa de oreja a oreja, se notaba que estaba muy divertida con la situación, – Maricarmen, te presento a mi novia Jessica – se acercó para saludar a Jess no sin antes dirigirme una mirada traviesa, se dieron la mano y un beso en la mejilla, – Mucho gusto – luego se dió la vuelta y demostrando mucho interés por el sujeto frente a ella, habló – Y tu debes ser Alexis, he escuchado mucho de vos; Me llamo Maricarmen – le dio la mano y su respectivo beso en la mejilla, Alexis cambio su semblante y le devolvió el interés con su mirada, – Mucho gusto corazón – le respondió.

Charlamos por un minuto, luego Jess tomó la iniciativa – Chicos, se nos va a ser tarde si no nos movemos de aquí – Maricarmen, que estaba muy atenta a todo, preguntó – tarde para qué? – Alexis, que estaba muy atento de ella, explicó – Mi hermana quiere ir a ver una película – Maricarmen insistió – Ay, al cine! Y cuál película van a ver? – Jess intervino – “La La Land” – Maricarmen se emocionó y dijo – El musical? Ay me encantan los musicales! – entonces Alexis se adelantó a todos y le propuso – Quieres venir con nosotros? – La mulata tenia bien estudiados todos sus movimientos – No sé, no quiero imponerme, si a Roberto no le importa… –

Bueno, ahora hasta mi nombre pronunciaba correctamente. Jess me miró con cara de aprobación, entonces conteste – Por nosotros no hay ningún problema – Alexis dio un pequeño aplauso, se acercó y tomándola del brazo le dijo – Muy bien, ya está todo dicho, tu te sientas atrás conmigo para seguirnos conociendo y dejamos que estos tortolitos se vayan adelante – Maricarmen asintió y antes de dejarse llevar por él se acercó un poco a mi oido y me dijo:- No te preocupes, te prometí que me iba a portar bien- Jess me dio las llaves de su “Grand Cherokee” para que yo manejara, nos subimos al Jeep y nos marchamos.

Durante el camino Maricarmen les contó como nos conocimos, omitiendo los detalles bochornosos y hasta me elogió por ser un buen amigo y un buen maestro, Jess me volteaba a ver con orgullo y con ternura, y me besaba la mano cada vez que escuchaba algo de mi. Alexis estaba que se comía a la mulata, reían coquetamente, se codeaban el uno al otro, le tocaba la rodilla, le ponía el brazo alrededor del cuello, y Maricarmen encantada le dejaba hacer. Ya en la sala del cine, no sentamos cada quien con su pareja y levantamos los descansa brazos para tener mas espacio, muy pronto las cosas subieron de tono entre esos dos.

Alexis le abrazaba y frotaba con sus manos porque el vestidito en turno que traía puesto la mulata no la cubría del aire acondicionado y se estaba congelando aparentemente, la mulata le recargaba sus chichotas cada vez que podía y dejaba descansar sus manos sobre los muslos de mi amigo. Hacia el final de la película Maricarmen cambió de posición, se volteó de espaldas y se acerco de nuevo a él para que la siguiera acurrucando poniendo de pretexto el frio y ofreciéndole sus nalgas la muy descarada. Yo los veía y notaba como la mulata se meneaba de vez en cuando como buscando sentir la verga parada de su calefactor, Alexis le empezó a meter mano a sus tetas, ella ni se inmutó y volteó su cara para recibir un beso en los labios, cerro los ojos y se meneó una vez mas, luego levantó la mirada y me miró fijamente mientras se seguía meneando y gozando la mallugada de melones que le estaban dando, me regaló una sonrisa perversa y se dio la vuelta para fundirse en un apasionado beso con Alexis.

Fuimos a una pizzería local a cenar; charlamos de todo, Jess y Maricarmen parecían llevarse muy bien. Antes de irnos del local las dos fueron al baño juntas, entonces Alexis me soltó un puñetazo en el hombro y me dijo – Te la querías coger tu solito verdad cabrón? – no le respondí solo esquive su mirada, continuó el interrogatorio – Y luego que crees que iba a pasar con Jess pendejo? Crees que no se iba a enterar? – de nuevo sin respuesta – Pinche idiota, con Jess no se juega así y tú lo sabes muy bien, date de santos que aparecí yo para salvarte Ro-ber-ti-co! – me dió un manotazo en la nuca que alcance a bloquear parcialmente – Chinga tu Madre Alexis! – le conteste, – sabes muy bien que nunca engañaría a Jessica, yo la quiero bien – Se acercó amenazantemente y me agarró la cara con las dos manos – mas te vale bro, mas te vale – me abrazó con violencia y puso su cabeza en mi hombro, yo también lo abracé y dimos por terminada la discusión. La voz de Maricarmen cambió el clima – interrumpimos algo? Si quieren los dejamos solitos… – Soltamos todos una carcajada y nos fuimos del lugar.

La amistad entre los cuatro se fue haciendo mas fuerte y mas íntima con el paso del tiempo. Maricarmen y Alexis formaron una pareja espectacular, la verdad es que eran el uno para el otro; Jess y yo fortalecimos nuestra relación a prueba de todo, somos también uno el complemento del otro. Ese año nos graduamos los tres excepto Jessica; Alexis y yo nos fuimos a estudiar a Austin Texas, él negocios y yo ingeniería, Maricarmen se quedo en Victoria trabajando para una agencia de Bienes Raíces y al poco tiempo obtuvo su certificación, ella y Jess nos iban a visitar cada vez que podían.

Pasábamos las veladas mas increíbles juntos para luego terminar cogiendo con nuestras parejas en el apartamento; no nos importaba o no le poníamos atención al hecho de que podíamos escucharnos claramente de un cuarto al otro, nos acostumbramos a coger así, hasta cierto punto era como si estuviéramos cogiendo juntos pero sin podernos ver una pareja a la otra. Así pasamos un año hasta que Jess se graduó.

Lo teníamos todo planeado; la boda se llevaría a cabo en Victoria y después de la luna de miel nos íbamos a ir a vivir a Austin. Nos casamos las dos parejas en la misma ceremonia y nos fuimos de luna de miel a Cancún México, fue un tiempo maravilloso. Cuando regresamos, Jess y yo nos quedamos a vivir en el departamento que ya rentábamos en el centro de Austin; Alexis y Maricarmen rentaron otro departamento mas hacia el norte de la ciudad. Ahora cada vez que salíamos con ellos, nos regresábamos cada quien a su apartamento, yo comencé a notar que no era lo mismo, sentía que las veladas terminaban muy pronto, extrañaba estar mas tiempo con nuestros dos grandes amigos.

Una noche Jess y yo estábamos sentados frente al televisor, jugando con el control remoto cambiando canales, no había nada que nos interesara. Yo me tomaba una cerveza, entonces se me ocurrió sacar el tema; – Sabes algo que he estado extrañando últimamente bebé? – Jess soltó el control remoto de la tele y se dispuso a ponerme atención, me detuve para darle una mirada y sentí temor de poner en riesgo lo mejor que he tenido en mi vida – Olvídalo, no tiene importancia – le di otro trago a la cerveza. Jess me tomó las manos y me dijo con un tono de apertura – No, dímelo. Lo que sea que es, solo dímelo – Busqué una forma delicada para exponer el tema – Recuerdas cuando antes de casarnos Maricarmen y tú nos venían a visitar? – una gran sonrisa picara se dibujo en la cara de mi mujer al tiempo que se le iluminaban los ojos – aha, recuerdo los gritos de Maricarmen mientras mi hermano le ponía en el cuarto de enseguida, esas no son cosas sencillas de olvidar amor – nos reímos morbosamente.

Que bendición tan grande es tener una pareja con la que te puedes comunicar sin tapujos ni prejuicios. Jessica tomó las riendas de la conversación y me contó que ella y Maricarmen ya tenían unas semanas platicando del tema, al parecer aquellos dos también extrañaban nuestros encuentros íntimos, – Yo lo he estado pensando y hace un par de días que tengo una propuesta en mi mente. – las palabras de Jess me tenían intrigado – No le he contado a Maricarmen todavía porque primero quería hablarlo contigo. – Así sentados en el sofá, me tomó la pierna que tenia mas cerca y la puso por encima de las suyas. – Que te parecería si los cuatro juntos salimos un fin de semana fuera de la ciudad, y nos quedamos en un Airbnb de una sola recamara. –

Las implicaciones del caso eran evidentes, le devolví una sonrisa maliciosa y por un momento solo nos miramos fijamente. Con mi mano derecha le acaricié su mejilla con delicadeza, luego le confesé – Verlos a ellos coger en el mismo cuarto con nosotros no me incomoda en realidad, mas bien me incita, ellos pueden gozar viéndonos a nosotros también – me escuchaba con interés y con cierta excitación, proseguí – pero, te has puesto a pensar que tal vez eso conlleve a otros escenarios? – por su reacción me di cuenta que ella ya había considerado todos los escenarios detalladamente. Se monto encima de mi con sus muslos abiertos y con su cara frente a la mía, luego me susurro con una divina cachondes – Pues… si durante el acto Maricarmen quiere venir a probar de tu polla… no podría negárselo, es nuestra amiga Roberto –

La besé apasionadamente como cuando éramos novios y lo hacíamos a escondidas en el cuarto de planchar en la casa de sus padres; le quité la camiseta y comencé a masajearle sus hermosas tetas, al mismo tiempo le decía al oído – y si después quiere comerte el culo tampoco nos vamos a poder negar mi Amor – Jess dejó salir un gemido lujurioso y comenzó a quitarme la ropa. Hicimos el amor en el sofá como desesperados; mientras cogíamos nos seguimos diciendo guarrerias perversas de hacerlo con su hermano y la mulata. Terminamos rendidos, luego de recuperar la respiración, Jess anuncio en voz alta – Mañana me pongo en contacto con Maricarmen para ultimar los detalles. –

El siguiente fin de semana fue nuestro primer aniversario de casados y naturalmente que las dos parejas tuvimos una gran celebración. Cenamos, bebimos, bailamos y cantamos en unos de los mejores restaurantes de Austin, ahí también aprovecharon Jessica y Maricarmen para darnos los detalles de nuestra próxima escapadita; sería el próximo fin de semana, Maricarmen pudo conseguirnos un condominio frente a la playa en Galveston, cosa que no fue tan fácil pues caía en 4 de julio día de la Independencia de Estados Unidos, pero la mulata había hecho ya buenos contactos en el mundo de los Bienes Raíces. Nadie mencionó nada acerca del “otro” propósito del viaje, nos despedimos y quedamos de vernos el viernes temprano para salir juntos hacia nuestro destino.

Llegado el día, Alexis nos fue a recoger a eso de las seis de la mañana en su SUV, de esa forma podíamos caber todos con nuestras maletas. Jess y Maricarmen se sentaron en la parte trasera, yo me senté de copiloto y nos apresuramos a salir; los cuatro se nos veía muy emocionados. Durante el viaje platicamos y reíamos, nos paramos a desayunar en Houston y llegamos a Galveston alrededor de las diez de la mañana. Nos instalamos en el condominio y nos fuimos a la playa, nos bañamos en las olas, caminamos por la playa, y mas tarde fuimos a probar la comida local.

Mientras esperábamos por la comida, Alexis y Maricarmen se levantaron para ir al baño, entonces Jess aprovechó para contarme lo que Maricarmen le confió en el camino; si todo iba bien por la tarde en el condominio, ellos habían preparado una sorpresita. Ese pequeño pensamiento no me abandonó por el resto del día. Salimos del restaurante y nos regresamos a la playa, nos sentamos a disfrutar del día, de unas cervezas, y hasta de un partido de voleibol. Poco antes de que empezara a caer la tarde Jess y Maricarmen se fueron al cuarto a bañar, Alexis fue el siguiente y yo el último.

Cuando termine de ducharme me vestí con una camisa blanca de manga corta y unos shorts; Jess se había puesto un vestido largo de tirantes color beige con una abertura en el lado izquierdo que llegaba hasta sus muslos, no se había puesto sostén porque se le notaban sus dos pezones a través de la tela, también se le transparentaba una hermosa tanga que complementaba su maravillosa figura, me volví a enamorar de ella en ese momento. Alexis estaba vestido como yo excepto que su camisa era azul; Maricarmen se había puesto un top blanco con flores que se amarraba en un moño por atrás del cuello, su ombligo y abdomen quedaban al descubierto y una minifalda color rosa que también dejaba notar la deliciosa tanga que llevaba puesta.

Alexis estaba encargado de las bebidas y yo de la música; bailamos cumbias y ballenato mientras tomábamos margaritas y cerveza, bromeábamos y reíamos juntos, estábamos pasando un gran tiempo. Entonces decidí que era tiempo de poner reggaetón, los cuatro nos paramos a bailar. Alexis y Maricarmen bailaban abrazados mientras mi amigo le metía la rodilla entre las piernas, la mulata se meneaba con mucho sabor y levantaba su pierna para que Alexis pudiera entrar mas. Jess y yo estábamos abrazados al principio, la tomé por la cintura y la giré de espaldas a mi, ella entendió lo que le estaba pidiendo y en un instante se empino hacia el frente y comenzó a mover su trasero sensualmente para que la perreara al son de la música.

La temperatura subió al doble en tan solo dos canciones; Jess y yo nos besábamos y nos metíamos mano en uno de los sofá, Alexis estaba recargado en la mesa mientras que la mulata le daba un “table dance” con sus nalgas. Al termino de la canción se metieron al cuarto sin decir nada, busqué la mirada de mi esposa y le pregunte en voz baja – Qué pasó? – Jess me beso en la mejilla y me dijo al oido – Espera Amor, no seas impaciente – seguí ocupándome de ella hasta que nuestros amigos salieron del cuarto y nos llamaron.

Nos pusimos de pie y caminamos hacia la recamara tomados de la mano, como dando a entender que pasaríamos al siguiente nivel de común acuerdo. Alexis me detuvo como para hacer un anuncio, frente a nosotros estaba Maricarmen con un par de cintillos de plástico y un pedazo de tela, la cama “King Size” solo tenia la sabana puesta y un par de almohadas, dos sillas estaban alrededor de la cama.

Alexis me colocó un brazo alrededor del cuello y yo le puse el mio alrededor de su espalda, luego comenzó – Hermano, al igual que ustedes, nosotros sentimos un vinculo especial de parejas contigo y con Jess, gozamos más el sexo cuando lo hacemos junto a ustedes – sin darnos tiempo de decir nada Maricarmen intervino – Por eso pensamos que ustedes nos pudieran ayudar con una pequeña fantasía que compartimos Alexis y yo – Voltee a ver a Jessica y me di cuenta que ella estaba totalmente metida en esto y que yo era el último en enterarme; entonces contesté lo único que faltaba por decir – Ustedes son nuestros amigos del alma y no puedo imaginarme una mejor velada sin ustedes, díganos lo que tenemos que hacer. – Jess me dio un beso en la mejilla.

En el cuarto se sentía un ambiente de excitación y anticipación. Maricarmen comenzó a explicar – Quiero ser sometida por otro hombre, quiero que me amarren las manos y la boca, y quiero que me cojan como se les dé la gana mientras mira mi marido. – Alexis intervino para hacer una aclaración, – Yo, lo que quiero ver es que la sometas y te la cojas tú delante de mi, mientras te voy dando instrucciones – ahora ya hacía sentido las herramientas que la mulata apretaba entre sus manos con nerviosismo – Y cual va ser el rol de Jess? – pregunté – Por ahora solo me toca observar y después ya veremos. – me contestó mi esposa rápidamente. Al comprobar que ya todo estaba dicho, tomé la iniciativa. – Pues venga Maricarmen, pásame esas cosas –

Maricarmen se acercó con emoción, tomó a Jess de la mano mientras me entregaba las cintillas y la mordaza, luego me besó en la boca. Se dio la vuelta para que le atara las manos con los cintillos, cuando se las apreté dejo salir un pequeño quejido; Jess se coloco frente a ella, con sus manos le apartó el cabello de su cara y la besó en la boca, la mulata la recibió con la boca semi abierta y las dos se metieron la lengua sensualmente. Al momento de observar dicha escena mi mente dio un vuelco súbito y una lujuria ardiente comenzó a correr por mis venas. Le di la vuelta para colocarle la mordaza, mirándome a los ojos con deseo me dijo en voz baja, – hasta que se nos hizo Robertico – le di un beso en los labios y le coloqué la mordaza.

Alexis se sentó en la silla que estaba junto a la cama, Jess eligió la silla que estaba al pie de la cama, puso ambos brazos en las descansaderas y se cruzo de piernas. Todo estaba preparado y solo esperaba que mi hermano me diera instrucciones. Me pidió que la colocara de frente a él y yo tenia que estar atrás de ella. – primero quiero que la manosees, hazlo como tu quieras. – Maricarmen tenia la respiración elevada, se le notaba el nerviosismo. Comencé a masajearle las chichis, ella gimió placenteramente, Alexis la miraba fijamente y Maricarmen le devolvía la mirada.

Empecé a bajar mi mano derecha para masajearle sus nalgas y luego la pase por enfrente hasta llegar a la entrepierna. La mulata se comenzó a menear descaradamente, parecía que le urgía que llegara hasta su panocha lo antes posible; arqueaba su cuerpo intentando empujar mi mano hacia su sexo. Entonces con mi mano izquierda levanté su pierna haciéndola apoyarse con la rodilla en el colchón, luego le levante la minifalda asegurándome que nada obstruyera la visibilidad, enseguida comencé a subir mi mano derecha hasta tocarle su ardiente concha por encima de su humedecida tanga. El semblante de Alexis delataba lo mucho que estaba disfrutando la imagen, y hasta se mordió los labios cuando vio que comencé a meter la mano por adentro de la tanga de Maricarmen.

Alexis hizo una señal con su mano para que le escuchásemos la siguiente instrucción; – Voltea para con tu esposa y huélete los dedos – Jess seguía sentada de la misma forma, observó como me ponía los dedos frente a mis fosas nasales mientras cerraba los ojos en señal de placer, Jess se mordió los labios de excitación. – Ahora desnúdate y luego le quitas la ropa a ella. – exclamó Alexis; lo hice así, luego me pidió que le aventara la tanga de la mulata a Jessica. Mi esposa las recibió y con elegancia se las puso en la cara, cerro los ojos y las olía con cachondes. Alexis continuó, – quiero que ahora la pongas en cuatro y se la metas con todo lo que tengas hermano.

Como Maricarmen no podía apoyarse con las manos, le puse una almohada para que pusiera su cabeza, ella se subió a la cama y se puso en posición como si ya lo hubiera hecho antes. Sin perder mucho el tiempo comencé a bombearle la panocha con mi verga que desde hace un par de minutos estaba a punto de estallar; la mulata jadeaba incesantemente y enterraba su cabeza en la almohada como queriendo contener el tremendo placer que le estaba dando.

Alexis se puso de pie y me decía – síguele dando hasta que yo te diga cabrón, quiero ver que se corra, no me vayas a fallar Bro – y me dio una nalgada como si estuviéramos en un juego de futbol americano. Después de varios minutos yo sentía que estaba a punto de terminar; entonces voltee por la ventana hacia afuera del cuarto, el atardecer estaba fenomenal y traté de concentrarme en esa imagen para poder aguantar mas tiempo. Los jadeos de Maricarmen me hicieron volver, – Quieres que le dé vuelta? – pregunte con la voz entrecortada por el esfuerzo que estaba realizando, – No, todavía no – me contesto Alexis. En ese momento me di cuenta que Jess estaba parada junto a su hermano; con su mano derecha lo abrazaba por la cintura y con la izquierda le había sacado su miembro y se lo estaba meneando, Alexis le masajeaba sus nalgas por encima del vestido.

Al estudiar semejante escena me puse como una bestia, de alguna forma ver a Jessica manoseándose con su hermano me hizo sacar fuerzas de muy adentro de mi ser y comencé a envestir a la mulata con mayor decisión. Maricarmen volteo su cabeza hacia Alexis como dandole una señal, entonces él me ordenó con urgencia – ahora dale vuelta, hazlo ya – No tuve que esforzarme mucho porque la mulata sabia muy bien lo que se venia. Levanto sus piernas en el aire y la separo dándome entrada preferencial, el aroma de su concha invadía mis pulmones, puse sus piernas sobre mis hombros y la penetré con furor. En solo unos instantes el cuerpo de Maricarmen se comenzó a arquear violentamente y entre gritos y gemidos tuvo su primer orgasmo de la noche; inmediatamente después comencé a bombear mi leche dentro de su panocha frenéticamente.

Mientras me recuperaba noté que Alexis y Jess se acercaban hacia mi; Alexis me frotaba la espalda y me decía – Bien hecho campeón – Jess le tomó la mano y se la puso en mi trasero, el comenzó a masajearme las nalgas. Voltee mi cara hacia él y me recibió con un beso en la boca, yo le correspondí entregándole mi lengua, su miembro rozaba mi muslo y sentí como intentaba meter delicadamente sus dedos en mi culo. Jessica fue donde la mulata para liberarle de sus ataduras y que así se nos pudiera unir, Maricarmen se abalanzo sobre Alexis y se besaron apasionadamente, yo hice lo propio con Jess.

Comencé a sacarle la ropa a mi mujer, Maricarmen se me acercó y me beso amorosamente, luego me dijo con voz tierna – Muchas Gracias Roberto, estuviste espectacular. Ahora déjame limpiarte la verga – se puso de rodillas frente a mi y deteniendo mi polla con sus manos se la empezó a comer con ansias. Alexis se colocó detrás de mi y me masajeaba los pechos al tiempo que colocaba su verga en medio de mis nalgas; Jess acudió en mi ayuda, se puso detrás de su hermano y le tomó su miembro para pajeárselo, Alexis se apoyaba con sus manos en mis hombros y su respiración agitada hizo que mi falo se endureciera de nuevo, Maricarmen lo notó y con un tono cachondo expresó – Oh Robertico! Que siga la fiesta amigos –

Alexis clavo sus dedos con fuerza en mis hombros, lo escuché gemir de satisfacción y de repente sentí unos chorros calientes y espesos caer en mi trasero, sentí como se escurrían lentamente entre mis nalgas y hacia dentro de mi culo. Jessica dirigió a mi amigo hacia la cama, lo recostó boca arriba y se montó en él, con movimientos circulares comenzó a cogerse a Alexis. Maricarmen estaba ahora detrás de mi lamiéndome el culo en labores de limpieza, mientras yo admiraba a mi esposa gozar de lo lindo con su hermano y mi hermano del alma. Seguimos los intercambios por un tiempo mas hasta caer rendidos juntos los cuatro en la cama, dormimos todos así.

Un tenue aroma a café me despertó a la mañana siguiente, Jess estaba en la cocina, Maricarmen me tenia abrazado por la espalda y a ella la abrazaba Alexis también por la espalda. Me levante sin despertar a nuestros amigos amantes, me puse los bóxers para ir a acompañar a mi esposa, Jess llevaba puesto mi camisa blanca, me saludo con un dulce beso en la boca y me sirvió una taza de café. – Valla noche que pasamos – dije en voz baja. Jess solo me miraba con ternura y acariciaba mi cabello, mi cara, mis muslos. Luego me preguntó de manera amorosa – Lo disfrutaste? – Yo conteste que sí, ella me abrazo. Entonces aprovechando el momento le pregunte seriamente, – Amor, en realidad cuánto tiempo tenias planeando este encuentro? – Me miro a los ojos serenamente y con una tierna sonrisa me contesto con convicción: – Desde la noche que fuimos a ver “La La Land” juntos.

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