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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi jefa es una persona de mi edad. Desde que llegué a trabajar en la empresa donde la conocí, la sorprendía mirándome.

A finales de marzo propuso una dinámica para incrementar las ventas y a los ganadores nos regalaría un viaje a un pueblo mágico. A mí me gustan mucho los retos y más si el premio sería disfrutar unos días de descanso en un pueblo mágico. Así que lo logré gane y cuando ella anuncio cuando sería el viaje, mis compañeros decidieron que su premio lo cambiarían por un bono en efectivo. Estuve a punto de elegir también el bono, pero recordé que necesitaba esos días de relax en ese pueblo mágico.

Se programo la fecha y ella me dijo que si quería invitar a otra persona o ella podía acompañarme. Le dije que no tenía a quien invitar, así que por mi estaba bien si ella me acompañaba, además también le haría bien recargar pilas.

El día acordado para salir, paso por mi. Prepare mi equipaje con apenas lo necesario. Durante el trayecto de cuatro horas charlamos de todo un poco. De la familia, amigos, parejas, moda, sueños, metas, en fin pude conocerla y ella me puso conocer un poco más. Estando a punto de llegar me dijo que yo le afrdaba desde hacía tiempo y que si hubiese sabido que era tan ameno conversar conmigo me hubiera invitado a tomar un café o una copa hacia tiempo.

Llegamos al hospedaje me asignaron mi cabaña y a ella la suya. Eso que me dijo antes me hizo sentir nerviosa y al mismo tiempo por una extraña razón, exitada. Me dí una ducha y me tumbe en la cama solo con ropa interior y la bata de baño. Estaba a punto de quedar dormida, cuando llamaron a la puerta. Me levanté enseguida. Era ella, me dijo que si me apetecía bajar a cenar, le dije que necesitaba cambiarme. Que me esperara un momento y bajaba. Me dijo entonces que si quería pedía que la cena nos la llevarán ahí o en su habitación. Volví a sentirme nerviosa. Así que le dije: usted elija, yo está noche estoy dispuesta a dejar que todo fluya. No sé porque dije eso, realmente me sentía muy exitada y deseaba que algo diferente pasará.

Me respondió, entonces vístete y ven a mi habitación en 20 minutos.

Me vestí con un vestido ligero y unas sandalia de meter, me puse un suéter ligero y me maquille muy sutil, me amarre el cabello y elegí accesorios delicados, use ropa interior sexi de encaje. Toque a su puerta y al abrir me dijo: así me gusta eres puntual, vamos a ir a cenar a un lugar cercano, vamos caminando. Durante la cena tomamos una botella de vino, hablamos de tribialidades, y me dijo que le agradaba cómo me había vestido que lucía muy bien, eso me sonrojo y le dije: Graciela usted también luce muy bien, es una mujer muy guapa y agradable, realmente estoy disfrutando su compañía. Me dijo: dijiste que en este viaje vas a dejarte fluir. Así que quiero que sepas que tu trabajo merece que disfrutes al máximo cada momento. Estás segura que te dejaras fluir para que disfrutes estos dias. Sin pensarlo respondí: por supuesto

El vino y la charla previa habían provocado en mi una sensación hasta ese momento desconocida. Fui al tocador y me di cuenta que estaba mojada, metí mi bikini entre los labios vaginales para calmar un poco esa extraña sensación. Cuando volvía del sanitario y la mire de lejos me di cuenta que realmente era una mujer muy sensual y tenía unas tetas enormes.

Al volver ella ya había pedido la cuenta y me dijo, te parece si caminamos un poco? Camino al hotel nos volvimos por otro camino y en un momento me tomo la mano y me jaló hacia un callejón poco iluminado, me recargo en la pared y me dió un tremendo beso de lengua que no rechace ni por un segundo. Fue un beso largo, caliente, delicioso y exitante. Cuando nos separamos dijo que se daba cuenta que sí me dejaría fluir.

Llegamos al hotel y me dijo que pasará a su habitación, apenas cerramos se abalanzó sobre mi, me beso más intensamente mientras tocaba mis tetas por encima, yo estaba totalmente exitada, lo único que quería es que no parara. Mientras ella me tocaba y susurraba. Te gusta verdad? Tanto que esperé para tenerte así. Sí, me gusta

Quieres que pare puta? Al oír eso me calentó más y le rogué que no parara. Me chupo las tetas de una forma impresionante mientras me masajeaba la concha que cada vez me sentía más mojada. Deseaba chupar sus tetas grandes y gordas. Cuando por fin pude tener sus pezones en la boca los succione, los mordí, los chupe, los lamí y no quería soltarla, pero deseaba más. Follamos de mil maneras toda la noche. Contaré en próximo capítulo los detalles. Pero esa noche me converti en su mujer, su amante y su puta. Y ambas lo disfrutamos.

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