Cuando el tipo metió su pija en mi culo, mi cabeza estalló con miles de fuegos artificiales. Carla me miraba sin poder creer como semejante pene me entraba y yo gritaba de placer. Ella se masturbaba y apretaba sus pechos. Yo, boca abajo, separaba mis cachetes a más no poder.
Todo comenzó al mediodía, las dos estábamos en el negocio atendiendo. Yo, Silvia, soy la encargada. Tengo 22 años, soy morocha de ojos verdes. Tengo buen cuerpo, pero no espectacular ni nada parecido. Me gustaría estar más flaca, y tener un poco más de lolas. Lo que me gusta de mí es mi culo, bien formado, abundante. Claro que me gusta el sexo, y por suerte tengo un novio que sabe hacerme gozar. Y una de las cosas que más me pide, es hacerme el culo. No lo dejo, solamente que me meta un par de dedos.
Carla, tiene 20 años, tiene el pelo castaño claro, y ella sí que es linda. Buenas tetas, buen culo, la panza plana totalmente. También tiene novio, y por lo que charlamos, tiene un sexo maravilloso. Su novio la tiene grande y ella goza con todo esa pija. Nunca me dijo si le hacía el culo.
Ese mediodía era especialmente anodino en el shopping. Muy poca gente paseando, quizás porque nos acercábamos a fin de mes. Las dos estábamos reponiendo ropa cuando él entro. Un hombre de unos cuarenta años, alto, de jeans, zapatillas, y una remera bastante ajustada que le marcaba un pecho tremendo y toda su musculatura. Sus brazos no se quedaban atrás, super musculosos. Las dos nos miramos y nos mordimos los labios cuando él se puso a mirar unas remeras en la mesa más cercana a la puerta.
Carla se acercó y lo comenzó a atender. El eligió un par de remeras, y siguió mirando. Carla se acercó a donde estaba a dejar las remeras y me dijo:
-Que hombre, por favor. Tiene un perfume que me vuelve loca. Y unos modos, que… Dijo y volvió a atenderlo.
Yo seguí reponiendo ropa y note que varias veces me miraba, sobre todo mi culo. Cerca de veinte minutos después, y habiendo elegido bastante ropa, se acercó a pagar. Yo como encargada, era la que cobraba. Ahí percibí su perfume. Y era espectacular. Le cobre, él saludo y empezó a caminar hacia la puerta para irse. Carla y yo nos quedamos embelesadas mirándolo. El giró y nos miró. A paso lento, y sin dejar de mirarnos, volvió hacia nosotras. Me miró a los ojos y dijo:
-Tenes un culo espectacular, y sos una chica muy caliente. ¿Cuál es tu nombre?
-Ehh. Silvia. Dije totalmente impactada por lo que dijo.
-¿Vos? Porque tampoco le vas en zaga, buen culo, tetas. Y también, muy caliente.
-Soy Carla, pero…
-Tengo ganas de cogerlas por el culo a las dos. Son tremendas hembras. Las espero a las dos a las 15:30 h en la puerta del shopping. Voy a pasar con un auto negro.
Y se fue, dejándonos con la boca abierta, sin poder siquiera decir algo. Tardamos un par de minutos en poder reaccionar.
-Por favor, decime que estaba dormida y soñaba. No puede haber dicho lo que dijo, y en la forma que lo dijo.
-Silvia, si pasó. Es un animal.
-Ah… Nos quiere coger el culo… a las dos… a la dos juntas… Dije.
-¿Qué hacemos? Dijo Carla mordiéndose los labios.
-Te juro que estoy mojada. Me hizo calentar es segundos.
-Lo mismo me pasa a mí. ¿Vos tenes drama de estar las dos juntas con él?
-Carla, es una locura, ni lo conocemos al tipo, pero quiero que me rompa el culo. Y otra cosa, nunca estuve con una chica en la cama, ni sola ni en un trio.
-Yo tampoco… y puedo hacer un esfuerzo y acompañarte. Dijo sonriendo.
-Gracias, que buena compañera que sos, te vas a sacrificar por mí, sos una yegua.
-¿Vamos?
-Vamos. Pero cuando salimos voy a pasar a comprarme un conjunto, no puedo ponerme en bolas con lo que tengo puesto… Dije.
-Ni yo, tengo un calzón horrible.
Cuando nuestras compañeras nos relevaron, fuimos a comprarnos los conjuntos. Las dos elegimos de los mejores, las dos de encaje y negros. Fuimos a los baños de personal del shopping a cambiarnos, no había tiempo de otra cosa. Entramos en un cubículo cada una y un par de minutos después, Carla abrió la puerta del mío. Nunca la había visto en ropa interior. Era infartante. Ni otra mujer me había visto igual.
-¿Estoy bien? me pregunto casi con un temblor en la voz.
-Sos una yegua, que lomo que tenes. Dije
-Vos no te quedas atrás, estás hermosa con tu conjunto.
Volvió a su lugar y escuche que me preguntaba:
-Sil, me calienta pensarnos a la dos en la cama… estas muy fuerte…
-Estaba pensando eso, ¿Te das cuenta que estamos haciendo una locura? Somos compañeras de trabajo, hemos charlado pero… ahora vamos a estar en la cama con un tipo que ni el nombre sabemos.
-Una locura total. Pero… no te voy a negar que una de mis fantasías es hacer un trio, con otra mina. Hasta lo hablamos con mi novio. Y aunque nunca lo intentamos, no me disgusta nada hacerlo con vos. Me excitó verte casi en bolas. Dijo Carla.
-Guacha. Vamos es la hora.
Fuimos a la puerta y unos minutos después apareció un Audi, negro y se detuvo frente a nosotras.
-Suban. Dijo cuándo abrió la puerta del acompañante.
Yo subí adelante y Carla atrás.
-Soy Tato. Dijo.
-Hola. Dijimos las dos.
Ninguna de las dos hablaba o preguntaba donde íbamos. Media hora después, entrabamos al garaje de una casa hermosa, en las afueras de la ciudad.
Una mujer, nos abrió la puerta.
-Sr., señoritas, adelante. Dijo cordial.
-Silvia, Clara, pasen por favor.
Entramos y era una casa espectacular.
-Tere, gracias, podes retirarte. Yo me ocupo de atender a las chicas. Dijo él con una sonrisa y mirándonos.
-De eso no lo dudo… Dijo la mujer sonriendo y se fue.
-¿Que quieren tomar? Nos preguntó.
-Algo fresco. Dije.
-¿Gin tonic con limón? Guardo el Gin en el frezzer. Dijo con una mueca en la cara.
-Es un poco temprano, pero acepto. Dije.
-Yo también.
Salió de la sala y con Clara mirábamos la casa, incrédulas. En una pared, cantidad de trofeos, copas. En otra, varios buzos de piloto de autos y cascos en exhibición.
-¿Corres en autos? Pregunté cuando volvió con los tragos.
-Si, en Europa. Dijo sentándose frente a nosotras.
-Como veras soy muy observadora, Jajaja.
-Son hermosas las dos. ¿ya estuvieron juntas? Nos preguntó.
-No, nunca. Es más, ninguna de las dos estuvo con otra mujer.
-Que bien, las dos son vírgenes. Dijo riendo.
-¿Siempre encaras así a las mujeres? Bastante brutal fue.
-Solo cuando me calienta mucho una mujer, o dos, como en este caso.
-Ah.
-Me pregunto cuál de la dos va a besar a la otra primero. Aunque…
-¿Y por qué pensas que nos vamos a besar?
-Porque las dos están muy calientes, y no solo por estar conmigo. Dale Carla, date el gusto. Dijo.
Cuando reaccioné Carla me estaba dando un tremendo beso, me partía la boca. Y una mano fue directo a mi entre pierna a tocarme la concha por sobre mi pantalón. No me quedé atrás y continué con el beso mientras apretaba sus cachetes. Dos minutos tardamos en estar solo con las tangas. Besándonos y tocándonos en el sillón. El tipo nos miraba sonriendo. Carla llevaba las de mandar, metió su mano bajo mi tanga y dos dedos entraban en mi concha. Me dedeaba con todo mientras me chupaba los pechos.
-Uds. dos son dos zorras, han visto bastantes porno. Dijo él
-Hijo de puta, no te equivocas. Dije.
Se puso de pie y nos tomó de las manos para hacernos levantar. Nos abrazó a las dos y fuimos a su cuarto. La cama era super grande, mucho más de lo que conocía como King Size. Con Carla corrimos las sabanas y nos acostamos a mirar como se sacaba la ropa.
-Dios mío. Dijo Carla cuando se sacó el boxer y una verga de más de 22cm y gruesa apareció entre sus piernas.
-Por favor, eso sí es de película. Dije.
Se acostó en el medio de las dos, y nos acariciaba y besaba. Yo no resistí y me puse a chuparle la pija, apenas entraba en mi boca de lo gruesa, y ni pensar que me entre toda a lo largo. Él se besaba con Carla, y me miraba.
-Lo haces muy bien, pero creo que lo podes hacer mejor. Carla, chupale la concha, creo que es lo que necesita para gozar chupando. Dijo el desgraciado.
-Te aseguro que va a ser un placer. Dijo Carla, y me puso en cuatro y desde atrás me chupaba la concha. No tenía experiencia pero lo que hacía me puso re loca. Una tremenda pija en mi boca y una lengua en mi concha, nunca había estado así.
-Ves, ahora sí, ahora disfruta chupando mi pija. Dijo.
Estuve un rato, su pija era un mástil de recta y dura que estaba. Me preguntaba si iba a entrar en mi concha y como iba a hacer para meterla en mi culo. Termino en un hospital. Pensé en ese momento.
-Cambien. Dijo.
-¿Puedo? Dijo Carla.
-Por supuesto. Dijo él.
-Acostate boca arriba Silvia. Me dijo Carla y se puso de rodillas sobre mi boca. Acerco su concha y me puse a chupar desesperada.
-Así hermosa, chupame toda mi amor. Dijo super caliente.
Él se paro y puso su pija en la boca de Carla, que chupaba como loca, y acostumbrada a la pija de su novio, aunque después me dijo que era más chica que esta, se la metía totalmente en la boca, provocándose arcadas, pero no dejaba de chupar.
-Sil, esto es la gloria. Semejante pija y la estoy cogiendo con la boca, y vos, chupándome como los dioses. Dijo y tuvo un orgasmo en mi boca.
Nos hizo hacer un 69, conmigo arriba. Se puso detrás de mí y me empezó a chupar el culo. Carla la concha. Y yo gritaba de placer. Entre los dos me sacaron un tremendo orgasmo y no se detuvieron. La lengua de él me dilataba el culo fácilmente.
Se puso frente a mí y vi como metía su pija en la concha de Carla que grito de placer. El bombeaba lentamente y estirándose metió dos dedos en mi culo. Las dos gozábamos como locas.
-Sil, me está partiendo la concha. Te juro que es bestial sentir esa pija adentro. Dijo Carla en medio de gemidos de placer.
-Lo estoy viendo, es un animal. Dije.
Saco su pija de Carla y me la puse en la boca, para meterme otro dedo en el culo, ya tenía tres. Mi record anterior. Yo chupaba como loca, Carla a mí, y esos tres dedos pronto se transformaron en cuatro. Estuvo un rato y se levantó a buscar un par de almohadones grande.
Me puso en el borde de la cama boca abajo con los almohadones debajo empinando mi culo. De su mesa de luz saco un pote y sentí como me ponía una crema en el orto. Carla miraba y se tocaba la concha y las tetas.
-Se suave por favor. Dijo Carla.
-Cojeme el culo, animal. Dije y Carla me miró sorprendida.
Él apoyo su pija y fue metiéndomela lentamente en el culo. Me dolía pero al mismo tiempo me ponía super loca sentir como entraba.
-Por favor, la tenes toda adentro. Dijo Carla.
No necesitaba que lo diga. Sentía su pelvis apoyada en mi culo. Era una sensación bestial. Inigualable. Empezó a bombear y ahí fue el acabose, me agarraba de sabanas con todo, mordía una almohada gritando de placer.
-Carla te juro que es increíble lo que estoy gozando. Dije.
Ella miraba sin dejar de tocarse. Estuvo varios minutos entrando y saliendo, cada vez más fuerte y más rápido.
-Quiero montarte. Le dije y se acostó.
Lo monté y puse su pija en mi orto. Baje con todo y di un grito de placer. Estaba loca de placer, fui subiendo y bajando cada vez más rápido.
-Vení hija de puta. Le dije a Carla mirándola a los ojos.
Ella se acercó y la tome de los cabellos de la nuca y la bese con todo mientras tomaba una de sus manos y la llevaba a mi concha. Luego, la puse a chupar mis tetitas.
Yo era una máquina de coger esa pija. Nunca me había excitado tanto, él se dio cuenta y se empezó a mover cada vez más fuerte. Me dolía el culo de sus golpes con su pelvis, pero mi excitación aumentó aún más cuando me tomo de la cintura y me mantuvo quieta.
-Metele cuatro dedos en la concha. Dijo.
-¿Cuatro? Pregunto Carla.
-Hacelo. Dijo él
Esos cuatro dedos entraron con esfuerzo. Y los empezó a mover. Yo gritaba de placer.
-¿Dónde? Me preguntó.
-En el culo, por supuesto. Dije.
Dio varios bombazos y mi culo se llenó con una acabada bestial. Yo lo seguí y acabe de la misma forma. Quedé sentada sobre su pija, temblando del orgasmo que tuve. Carla saco su mano de mi concha y lo beso con todo. Como pude me tire en la cama y me puse a chupar su pija para dejarla totalmente limpia.
Le pregunte por el baño y me indico una puerta que daba a su cambiador y al baño. Caminaba y su semen caía por mis piernas, me puse una mano en el culo y me impresionó lo abierto que lo tenía. Y ni un dolor ni rastros de sangre.
Me lave bien, lave mi boca y volví a la cama. Me tiré sobre él y lo bese con todo.
-Gracias por darme el mejor polvo de mi vida. Dije
-Sabía que eras una mujer muy caliente, y ese culo, me volvió loco.
-No puedo creer como te vi gozar guacha, y te entraron cuatro dedos en la concha.
-Me hiciste mierda, pero te juro que en ese momento era todo placer. Dije.
-¿Gin tonic, whisky o champagne? Nos preguntó.
-Whisky para animarme a eso. Dijo Carla.
-Lo mismo, pero para reponerme, quiero más de vos. Dije.
-¿Cómo pudiste sopórtalo? Me preguntó Carla.
-No lo sé, solo te digo que ni un desgarro, ni una marca de sangre. Y goce como loca, como viste. Creo que lo que ayudó es que me entregue por completo. Quería que lo haga.
-Gracias por el consejo. Porque la verga que yo creía grande, la de mi novio, es pequeña al lado de esta.
-Y estuviste genial Clara, chupándome y masturbándome, eso me puso a mil también. Después de esto me gustaría…
-A mí también… ahora que probamos y nos gustó. Dijo y nos reímos a carcajadas las dos.
-Chicas, sus whisky`s. Dijo dándonos los vasos.
-Dicen que a los magos nunca se les pregunta por los trucos, pero, ¿Cuál es el tuyo? Pregunté.
-Son tres: el primero y principal: Como me manejo con Uds., de entrada sabían lo que quería hacer, después, ser caballero, nada de brusquedad, cuidarlas, ocuparme de dilatarlas bien. Segundo: excitarlas al máximo, de mil formas si es necesario y finalmente el tercero: una crema que sin anestesiar, baja sube el umbral de dolor.
-Ninguna somos tu novia, podes contestar tranquilo. ¿Con cuantas mujeres pensas que estuviste? ¿A cuántas le hiciste este “tratamiento”? Preguntó Carla.
-No te equivoques, no son muchas. Tengo 45 años y con Uds., son 10 en total. Y este tratamiento, solo a cuatro, contándolas a Uds.
-No te creo. Tenes una pinta tremenda, sos millonario por lo que parece, sos corredor de autos en Europa, rodeado de mujeres hermosas y esperas que crea que solo con 10 estuviste. Imposible, y no entiendo porque nos mentís. Dije casi enojada.
-Silvia, claro que no tengo forma de probarlo. Queda en vos creerme o no. Me dijo mirándome a los ojos fijamente.
-Perdoname, pienso lo mismo que Silvia. Dijo Carla.
-Que pena. Vístanse, las llevo de vuelta al shopping.
-Pero… Dije.
Él se levantó y se fue a dar una ducha mientras nos vestíamos en silencio. Salió vestido con un tremendo traje, y corbata. Si con ropa casual era hermoso, con el traje, alucinante.
-¿Qué pasa? Le pregunté antes de salir de la casa.
-Yo fui directo y sincero con Uds. Y no necesito mentir. No me gustan las mentiras. ¿Acaso preferís que te diga que estuve con 50 mujeres, que soy “pija veloz”, que me volteo cada mujer que pasa a mi lado? Pues si queres quedarte con esa fantasía, que te volteaste a un “pija veloz”, es tu tema. Te lo pongo de otra forma, a ver si entendes: es como si yo pensara que Uds. dos son dos putas reventadas que se acuestan con el primer tipo que entra al local cada día, solo porque entre los tres hubo una química especial, que rara vez se da. Contéstame por favor: ¿Te gustaría que me quede con esa imagen de Uds.?
-Claro que no, no es cierto, yo… Dije. Y la mire a Carla que tenía los ojos llorosos.
-Perdoname Tato, tenes toda la razón, tenes todo el derecho a pensar eso y no creernos. Lo que pasa…
-Pasa que se comen todo lo que dicen las revistas, la tele. Si tuviera tantas mujeres, si me acostara con una distinta cada noche, no podría correr en autos. Menos a mi edad. Si quieren hagamos una prueba, Silvia, corre dos cuadras a ver si podes.
-Ni loca corro una siquiera.
-Ves…
-Perdoname, fui una boluda, una pendeja boluda.
-No te hice el culo Carla. Dijo.
-No…
-Tengo un evento en tres horas, una presentación de un patrocinador. ¿Quieren venir? Después podemos ir a cenar y después…
-Tengo novio y lo iba a ver… ¿Qué ropa me pongo? Dijo Carla.
-Lo que quieras elegante, para lucirte, van a estar los medios, revistas, canales…
-Entiendo, a la mierda mi noviazgo entonces… dijo ella.
-¿Dónde nos encontramos? Pregunte.
-Toma mi celular, cárguense como contacto y pongan sus direcciones. Dijo.
Lo hicimos y dos horas y media nos pasaba a buscar. Por suerte con Carla vivíamos cerca.
-Estás hermosa. Dijo cuándo me abría la puerta del auto.
Me estaba por subir cuando me abrazo con un brazo, me dio un tremendo beso y su mano se metió por debajo de mi pollera a media pierna para apoyarse en mi concha. Me moje al instante. Subí al auto totalmente excitada. Pasamos por Carla y también bajo para abrirle la puerta. También le abrió la puerta y la besó. Pero aprovechando que ella tenía una mini, la puso contra el auto, dándole la espalda y sin ningún disimulo le metió un dedo en el orto en plena calle.
-Hijo de puta. No podes… Dijo Carla y subió al auto.
-Las dos están hermosas y muy excitantes. Y les cuento que a excepción de hoy, hace 6 meses que no estoy con una mujer… y tengo ganas de una muy larga noche con las dos. Carla, te voy a coger ese culo hermoso mientras Silvia, en penitencia por lo que dijo, te va a chupar la concha sin parar. Y después, las voy a coger por la concha a la dos, bien cogidas, y voy a terminar sobre la boca de las dos. Dijo.
-Sos un hijo de puta, lo sabes. Y sabes el efecto que tienen tus palabras. Dijo Carla.
-El problema es que Uds. son dos calientes indomables. Y se los voy a probar. Dijo deteniendo el auto.
-Carla, Pajeate.
-¿Qué?
-Hacelo. Dijo Tato imperativo.
Carla separó sus piernas y corriendo la tanga se empezó a tocar mientras nos miraba. No tardó en meterse dos dedos en la concha y empezar a gemir como loca.
-Silvia, pásate atrás, y ayúdala. Dijo y me pase atrás.
A sus dedos, sume dos míos y la besaba con todo. Carla no paraba de gemir y de insultarlo a Tato. Yo no aguanté levante mi pollera y también me masturbaba. El desgraciado arranco y nosotras pageándonos en el asiento trasero del Audi.
-Chicas, estamos llegando. Acaben. Dijo sonriendo, y nunca mejor usada la palabra.
Las dos nos besamos con todo y tuvimos tremendo orgasmo. Detuvo el auto y me pase al asiento del acompañante. Como pudimos nos arreglamos el maquillaje y llegamos al evento. Entramos al evento tomadas de sus brazos. Cámaras, fotógrafos, periodistas, todos lo saludaban. Nos presentaba gente sin parar. Hasta que un periodista le dijo:
-Tato, es raro verte con una mujer, muy raro. Pero con dos…
-Viste, y pensar que hay gente que cree que los pilotos vivimos rodeados de mujeres hermosas y cuando no manejamos estamos en la cama con ellas. Por suerte vos y otros saben la verdad. Dijo y me miro guiñándome un ojo.
-Fantasías del mundo de las pistas. Te jode si les saco una foto.
-Dale Tano, saca tranquilo. Dijo. Y el periodista saco varias fotos de los tres.
-Tato, en quince días es la primera carrera. ¿Estás entrenando?
-Si. En casa tengo un simulador y entreno con él y también la parte física. Es más, estos días estoy haciendo una evaluación de mi resistencia. Dijo con una sonrisa mirándonos.
-Que sacrificado lo tuyo. Dijo y los cuatro reímos.
Al rato, se acercó un hombre a saludarlo. Recién llegaba al evento.
-Tato, perdoname por llegar tarde, tuve un inconveniente familiar. Dijo el hombre y Tato se puso serio.
-¿Algo grave?
-No, los celos de siempre.
-Ah, entiendo. Gino, te presento a Silvia y a Carla. Dos amigas, seguramente las vas a ver seguido. Dijo Tato.
-Señoritas, que placer conocerlas. Tato, son hermosas. Felicitaciones.
-Gracias, dijimos las dos a dúo.
-¿Te van a acompañar en Europa?
-Todavía no hablamos nada, espero poder convencerlas este fin de semana.
-Señoritas, cuidado, un lobo anda suelto. Ah, después de la carrera, las espero a cenar festejando la victoria de Tato, en mi casa de Monza. Va a ser un gusto recibirlas.
-Ehh, me parece que el lobo es muy soñador… pero desde ya muchas gracias por la invitación aunque seguramente no podamos asistir. Dijo Carla.
-Veremos. Dijo Gino.
Estuvimos un rato más y fuimos a cenar los tres solos, a pesar que varias personas querían que vayamos con ellos. Pato eligió un excelente restaurant.
Ni bien nos sentamos sonó mi celular. Era mi novio.
-Hola Silvia.
-Junjo, hola.
-Estoy viendo una foto tuya y de tu compañera, tomadas del brazo de un piloto. ¿Podes explicarme?
-Si, nos invitó a un evento. Y ahora estamos por cenar. Después hablamos. Dije y corté.
Tato me miraba con una sonrisa.
-¿Podes contarnos que es eso de que vas a convencernos para viajar a Europa?
-Eso, quiero que viajen conmigo a Europa.
-¿Y por qué?
-Porque hacemos una buena triada.
-Yo estoy de novia, no sería… estaba diciendo cuando él me interrumpió.
-Estabas…
-¿Y por qué pensas que nosotras iríamos? Preguntó Carla.
-Porque les gusto a las dos, porque tenemos un sexo genial, y a las dos se les iluminaron los ojos cuando Gino me preguntó.
-Basura. Nosotras tenemos trabajo y ni un peso para viajar a Europa.
-Silvia, las dos van a ser mis mujeres.
-Ahh… Dos mantenidas por el playboy argentino.
-Si queres ponerlo en esos términos, es un tema tuyo Silvia. Veo que todavía tenes ganas de pelear. Dijo serio.
-No, fue una boludez de mi parte. Perdón.
Un rato después apareció Gino y una mujer.
-Tato, Silvia, Carla, un gusto encontrarlos. Chicas, ella es Florencia, mi novia.
-Hola. Dijo seca la mujer.
-Florencia, Silvia y Carla nos mis novias. Nos vamos toda la temporada juntos a Europa. Aunque te reviente el hígado eso. Dijo Tato con una agresividad que nos sorprendió.
-Nunca me presentaste como tu novia. Dijo la mujer seria.
-Porque no lo fuiste. Si queres te recuerdo porque te deje delante de Gino…
-Florencia, vamos a nuestra mesa. Tercio Gino.
Tato, nos hablamos antes de viajar. Chicas, sigue en pie la invitación. No me fallen.
Se fueron a su mesa y Tato lentamente fue relajando la cara.
-¿Con las otras siete terminaste tan bien? Pregunte sonriendo.
-Sos muy mala. Con cuatro sí.
-¿Qué paso con esta?
-Lo que imaginas, me metió los cuernos un mes después de empezar a salir.
-Hay de todo en la viña del señor, Dijo Carla.
Terminamos de cenar y subimos al auto.
-¿Quieren ir a bailar o…? Decía Tato, cuando las dos lo interrumpimos.
-A coger.
-Vamos a coger ya mismo. A ver si podes convencernos de viajar con vos. Dijo Carla guiñándonos un ojo desde el asiento trasero.
Llegamos a la casa y nos sentamos en la sala mientras buscaba una botella de champagne y copas. Cuando volvió, nos sirvió y nuevamente se sentó frente a nosotras, no en el espacio que dejamos para el en medio nuestro.
-Hablemos en serio. No es una broma ni nada parecido lo que dije que viajen conmigo a Europa. Es muy enserio. No vamos a hablar de sentimientos porque sería totalmente falso. Pero sí de cuestiones de piel, de estar cómodo con la otra u otras personas como en este caso, de tener un sexo increíble, de dos mujeres que no se celan, de mi deseo de descubrir nuevos horizontes. Sé que soy viejo para Uds., y que seguramente antes que termine la temporada volaran a los brazos de otro. Yo vivo en Mónaco, tengo un lindo departamento y cómodo para los tres. Dinero, ropa y algunas joyas no les van a faltar. Tampoco viajes y los mejores hoteles, como seguramente tapas de revistas. Eso es lo que tengo para ofrecerles. Dijo mirándonos.
-Wow… en todo momento pensé que bromeaban. Dije.
-¿Qué pasa si una no quiere viajar? Preguntó Carla.
-El ofrecimiento es para las dos y para cada una por separado. Dijo Tato.
-¿Cuándo viajaríamos?
-En una semana. Y por las visas no se preocupen. Y no es necesario que contesten ahora, pero si en dos días.
-¿Qué pasa si en un mes no nos soportas más, o te cansas de nosotras, o aparece otra mujer, o nosotras queremos volver? Pregunté.
-Si alguna o las dos se quieren volver, pues tendrán su pasaje de vuelta. Y por el contrario pasa alguna de las otras alternativas, pues volverán aquí con una importante cantidad de dólares. Otras alternativas, las evaluaremos en el momento que sucedan.
-No tengo mucho que pensar. Voy. Dije.
-Bien, me alegro. Dijo Tato.
-Mañana te confirmo. Dijo Carla.
-Genial.
Brindamos y fuimos a su dormitorio otra vez. Nos acostamos y Carla se puso a chuparle la pija ni bien nos acostamos. Yo, a besarme con todo con él.
-Retribuí gentilezas, me dijo.
Y la hice poner en cuatro para chuparle la concha, pero yo agregué su orto. Ella empezó a gemir y a chupar con todo. Era una delicia su concha, y cada vez más excitada estaba chupándola.
Carla chupaba con todo, se la metía por completo en la boca, Tato gemía y sostenía la cabeza de Clara.
-Hija de puta, como chupas. Le dijo.
-La quiero bien dura en mi culo. Dijo Carla.
Él se levantó y la puso en cuatro patas. Chupo su orto por un rato y tomo la crema. Le puso un poco y metió dos dedos. Luego el tercero. Yo miraba masturbándome y apretando mis tetas. Pero no era suficiente, metí dos dedos en mi culo y me lo movía con todo. Tato me miró y sonrió al ver mi calentura.
Saco los dedos y apoyo su pija dura en el culo de Carla.
-No doy más desgraciado, metela de una vez. Dijo Carla.
Él la tomo de la cintura y en un solo movimiento, se la enterró hasta el fondo del culo. Carla dio un grito y se arqueó por completo.
-No podes, hijo de puta, me partiste el orto. Ahora seguí animal. Gritó.
Yo estaba a mil, me puse también en cuatro, al lado de Carla, y le mostraba a Tato como me metía dos dedos en el culo.
-Sos muy caliente, dos dedos es poco. Dijo y empujo dos dedos suyos para acompañar los míos.
-Hijo de puta. Grite con todo.
-Nos está haciendo mierda. Gritó Carla.
Estuvo bombeando a Carla por un rato y a mí con sus dedos.
-Así me gustan mis mujeres, que gocen como dos yeguas. Que no tengan límites. Dijo.
-Somos tus yeguas, por tu culpa, te aseguro que nunca estuve así de caliente. Dijo Carla.
Al rato, me dijo:
-Silvia, en el segundo cajón vas a encontrar algo.
Me levante y cuando abrí el cajón encontré una serie de “cositas”. Entre ellas, un arnés con un consolador del tamaño de su pija, y un consolador del mismo tamaño y un tapa ojos. Tomé el tapa ojos y se lo puse a Carla.
-Te voy a matar, guacha, me queres hacer mierda. Dijo.
Volví al cajón y me puse el arnés y tome el consolador. Me acerque a Tato y le dije algo al oído. Solo se sonrió. Hizo parar a Carla junto a la cama, él se acostó justo en el borde, la puso de espaldas a él, y la hizo sentar con su pija en el culo.
Carla dio un grito de placer al volver a sentir esa tremenda pija en el culo y apoyando las manos en la cama, se tiro un poco hacia atrás. Fue mi momento. Tome sus piernas y las separé bien, por encima de las de Tato, que separo con todo las suyas dejando la concha de Carla totalmente expuesta mientras ella como podía cabalgaba.
Me puse entre las piernas y cuando mis labios tocaron su concha dio un grito de placer. Yo chupaba su concha como loca, me encantaba y ella gritaba de placer. Tome el consolador y de a poco me lo fui metiendo en el culo, ahora sin crema ni dilatación. Cuando lo tuve adentro, lo fui moviendo despacio. Yo no daba más de calentura, me estaba masturbando en culo por primera vez en mi vida y con tremendo consolador y al mismo tiempo chupaba una concha deliciosa. Cuando no di más, busque mi tanga y me la puse para mantener el consolador en mi culo.
Me pare frente a Carla y sin aviso, le metí el consolador del arnés en la concha. Dio un grito terrible.
-No sé como, pero me partieron hijos de puta. ¿Hay alguien más? Preguntó Carla y le saque el tapa ojos.
Cuando vio que era yo la que cogía su concha me insulto. Yo la cogía por la concha y Tato por el culo. Aproveche y también le chupaba los pechos. Los gritos de placer de Carla eran increíbles. Yo ya tenía orgasmos cogiéndola a ella, me imagino ella la cantidad que habrá tenido.
Estuvimos un rato hasta que Tato preguntó:
-¿Dónde?
-En el culo. Dijo Carla.
Los dos le dimos unos cuantos bombazos y los tres acabamos como locos, él llenando su culo de semen, ella y yo con dos tremendos orgasmos. Me salí de Carla y me acosté al lado de Tato y nos besamos con todo. Casi arrastrándose, ella se bajó y chupo toda la pija de Tato, limpiándola por completo y luego, por si hiciera falta, el consolador de mi arnés. Ahí me saque el consolador del culo en medio de las risas de ellos.
-Se me olvidó. Dije.
Carla fue al baño y los tres nos besamos con todo. Tomamos champagne y nuestros sexos todavía pedían más.
-Son dos tremendos hijos de puta, me hicieron mierda. Vos el culo y ella la concha. Y los dos, mi cabeza. Juro que no daba más de placer. Dijo Carla.
-Pues, ahora es mi turno de gozar. Dijo Tato.
-¿Queeeee? Preguntamos las dos gritando.
-¿Y que cuernos fue rompernos el culo? Dijo Carla.
-Para ver hasta donde llegaban. Ahora, chicas, quiero gozarlas. Dijo y fue al cajón donde guardaba las cositas.
Volvió con dos esposas y unas cintas con velcro. Primero puso a Carla de costado sobre la cama, y le esposó las manos. Luego, me puso también de costado pegada a ella, esposó una de mis manos y enlazando los dos juegos de esposas, la otra. Lo siguiente fue atar nuestros pies que estaban del lado de arriba, levantar esas piernas y esposar las ataduras de los pies a las esposas que teníamos en las muñecas.
Las dos quedamos frente a frente, pegados nuestros cuerpos y con las piernas del lado de arriba, totalmente levantadas.
-Ahora sí, vamos a calentar motores. Dijo y se puso a chupar nuestras conchas, que estaban pegadas una a la otra.
Chupaba a una y masturbaba con los dedos a la otra.
-Es un tremendo degenerado Carla, estamos a su merced, ni nos podemos mover. Dije.
Por toda respuesta Carla me partió la boca de un beso, que respondí de la misma forma.
-Sos un degenerado en serio Tato. ¿De dónde sacaste esto?
-Idea propia. Dijo riendo mientras nos volvía locas.
Estuvo un buen rato chupándonos, hasta hacer que tengamos un orgasmo cada una.
Se puso de rodillas y sin siquiera suspirar, me metió la pija con todo en mi concha. Di un grito tremendo. En ningún momento me la había metido por la concha. Y tengo que decir que me hizo mierda. Pero de pronto todo se transformó en placer.
-Me está partiendo la concha Carla, no lo puedo creer, es un animal.
-Viste que hermosa que se sienteeeeee……..ahhh Dijo Carla en el momento que se la metió a ella por la concha.
Estuvo un rato haciendo eso, destrozando nuestras conchas. Hasta que sentí que sin preparación de dedos o crema, la empezó a meter en mi culo lentamente y hasta el fondo.
-Sos un desgraciado, por lo menos un poco de saliva. Carla, me está cogiendo el culo a pelo el desgraciado, y te juro que ahora si me lo esta rompiendo. Dije.
-Ni se te ocurra Tato, te mato. Dijo Carla.
Él no dijo nada y siguió rompiéndome el culo. Me sacó un tremendo orgasmo y la bese con todo a Carla. Sacó su pija y la reemplazo por el consolador del arnés, lo enterró y lo dejo allí. Luego, la penetro por el culo a Carla que dio un tremendo grito.
Le rompía el culo y tomó el otro consolador y se lo metió en la concha y lo movía sin piedad. Carla no paraba de gritar de placer tuvo un tremendo orgasmo y sacó el consolador de la concha y se lo metió en el culo una vez que sacó su pija. Las dos teníamos un consolador igual en el culo. Primero solto nuestras piernas y luego las manos.
-Cójanse para mí. Dijo y se paro al lado de la cama mirándonos.
Yo tome el consolador que estaba en el culo de Carla y ella el que yo tenía en el culo. Nos lo metíamos con todo, Nos besábamos con todo. Nos sacamos un orgasmo cada una y él se masturbaba mirándonos.
-Hagan la X. Nos dijo.
-¿Qué? Pregunté.
-Así. Dijo Carla
Y me guio para ponernos de forma tal que nuestras conchas quedaron pegadas una a la otra. Nos frotábamos con todo, ahora cada una manejaba el consolador que tenía en el culo. Éramos dos locas totalmente enloquecidas de placer, disfrutábamos de ese hombre mirándonos y masturbándonos.
-Tengo un regalo para dos tremendas mujeres. Dijo y del cajón trajo un consolador doble.
-Sos un sádico de mierda, una basura de persona, nos estas emputeciendo muy mal. Dijo Carla mientras se lo metía en la concha y me lo metía en la mía.
-No preciosa, soy el hombre que les enseña una nueva vida. O se olvidan que hasta hoy eran vírgenes con otra mujer. Mírense ahora.
-Gozamos como dos yeguas putas. Dije gritando.
Subió a la cama y se puso entre nuestras caras a masturbarse. Acabo llenando nuestros rostros de semen, las dos chupamos su pija y limpiamos el rostro de la otra con nuestras lenguas y nos besamos con todo. Fuimos al baño las dos y volvimos corriendo a la cama.
-Tengo una pregunta. Vos dijiste que hace 6 meses que no estabas con otra mujer y que te cuidas para las carreras. ¿Por lo menos una vez por semana vamos a coger? Preguntó Carla.
-Prometido. Dijo Tato.
-Me anoto. Viajo. Dijo Carla.
Él fue a buscar otra botella de champagne y brindamos por la triada.
-Esos juguetes, sos un hijo de puta, con cuantas los usaste. Pregunté.
-Siempre Silvia… Solo con Uds. aunque hace rato que los tengo. Ah, antes que preguntes, también tengo en Mónaco. Sería un poco bochornoso que te encuentren ese consolador en la aduana. Dijo mirándome a los ojos.
-Te juro que te mato. Me moriría de vergüenza si lo encuentran en la valija.
-Yo no dije en la valija. Dijo riendo y Carla largó la carcajada.
-Reíte boluda. Dije.
Un rato después nos dormimos. Él en el medio, y las dos abrazándolo. Cuando desperté no estaba en la cama, me senté y Carla se despertó.
-Hola hermosa. Me dijo y me dio tremendo beso.
-Hola mis mujeres, buen día.
-Hermoso, buen día. Dije.
-Tato, genial día Dijo Carla.
-Vamos a desayunar. Dijo.
Como él estaba en bóxer solo nos pusimos las tangas y el brazier. Bajamos y entramos a la cocina detrás de él.
-Buen día Carla, Silvia. Tato, veo que las señoritas no huyeron despavoridas. Dijo Tere y con Carla nos quedamos congeladas al verla.
-Viste, les tenía fe.
-Ya venimos. Dije.
-Vengan acá. Dijo Tere.
-Pero…
-Aunque soy grande, y ni loca me puedo poner eso, también soy mujer. No me asusta ver tremendos cuerpos. Siéntense a desayunar.
Esa mujer tenía toda la onda. Lo estuvo cargando todo el desayuno.
-Una mañana lo encontré totalmente borracho en los sillones. Lo ayude a llegar a la cama, y se saque la ropa, menos bóxer, claro. Estaba tan borracho que pretendía que me acueste con él. Me agarró de un brazo y me mostraba el pene, o eso que tiene entre las piernas. Le di tal trompada ahí mismo que se le paso la borrachera.
-Había salido a festejar un campeonato… y los dos éramos jóvenes. Y vos estabas muy fuerte en esa época.
-Claro, eso quiere decir que ahora estoy echa mierda. Moríte.
-No dije eso, yo… Por suerte me voy a Europa con ellas, así no vas a tener que soportarme. Dijo.
-Que buena noticia. Chicas, es todo suyo. Si quieren le pongo un moño.