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Fran, la mamá de mi amigo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Es mi primer relato, una historia real que sucedió hace unos años atrás pero hasta el día de hoy sigue la atracción.

Ella Francisca una mujer de unos 43 años, yo un joven de 20 y tantos, lo único que me unía a ella era la amistad que tenía con su hijo por medio de la compañía de bomberos a la que pertenecíamos. Pero un día fui a su casa por un encargo, golpeo la puerta y ella me atiende, pregunto por su hijo y me dice que está en la ducha que ya baja que por mientras me siente a esperarlo y ahí paso lo mágico desde ese instante no pude sacármela de la cabeza, ella haciendo sus quehaceres se agacha y deja asomar su colales negro desde su jeans ajustados. Mi pene se puso a mil al extremo que debo poner un cojín que había en el sillón para disimular, no se si ella se daría cuenta pero su mirada coqueta hacia pensar que si sabía lo que hacía.

Pasaron los días y yo no podía sacar esa imagen de mi cabeza de solo pensar me ponía a masturbar en el baño, hasta que decidí que debía hablar con ella, con una excusa tonta le pedí el número de celular a su hijo, le dije que cada vez que lo llamaba no respondía o no tenía señal que mejor me diera el número de mi mamá así ella le avisaba, conseguí el número y ese día en la noche le hable sabiendo que su marido trabaja fuera de la ciudad y solo llega cada diez días.

Le hable por Whatsapp diciéndole que me comunicaría con ella para los recados de su hijo y así comenzamos hablar, todo normal los primeros días hasta que un día le dije:

Yo: Carlos tiene una suerte enorme de tener una madre tan guapa.

Fran: Tu crees eso ya son varios años que llevo encima, además un joven como tú que me encuentre guapa no me cuadra mucho.

Yo: Ud. es muy guapa además le confienzo que no logro sacármela de la cabeza, desde ese día que estuve en su casa y al verla agachar vi como su colales negro asomaba, disculpe mi sinceridad pero no he dejado de pensar en eso y sabrá que muchas veces me he tocado pensando en Ud. A lo que ella no respondió en varios días.

Un día en la noche me saluda con un hola, al cual contesto algo dubitativo, y ella me pregunta el por qué he dejado de hablar. Le digo que desde que no recibí respuesta a mi confesión pensé que se había enojado.

La verdad desde ese día las conversaciones se pusieron más candentes, con carama web incluida, ella generalmente usaba de pijama una camisola negra de lunares blancos donde hacia resaltar sus enormes pechos. Los días y las conversaciones hicieron que pudiera ver ese colales negro en todo su esplendor y además de sus enormes senos, con el pasar de los días nos masturbabamos ambos mirándonos por la cara y era muy excitante verla acabar y que ella me viera bitar mi leche por ella. Los días pasaban y aún no se daba la oportunidad de vernos en persona hasta que un día me dijo que estaría sola todo el día que si yo quisiera fuera a verla.

Llegó el anhelado día y me dirijo a su casa, al golpear abrió y estaba con un jeans ajustados camisa de tirantes donde resultaban sus senos. Al pasar no hubo palabras solo un beso fogoso que nos comimos enteros, mis manos recorrían su cuerpo hasta que abro ese jeans y veo su colales negro a lo que ella dice eso es para ti. Nos fuimos besando hasta la cocina, me quito la camisa y yo desnude sus senos los cuales bese y mordía su peson, ella tocaba mi pene por sobre el pantalón hasta que me saque el pantalón y ella mete mano en mi boxer y saca mi pene duro y bien erecto y sin decir nada se lo lleva a la boca, les juro que estaba en el cielo con esa mamada tenis experiencia en mamar, luego la desnudo oloroso sus colales y la subo a la mesa de la cocina y comienzo a comer su xorito con poco pelito, estaba muy mojada y el paso de mi lengua por sus labios y clitoris la hacia estremecer hasta que ella dice, siéntate en esa silla, obedezco y ella se sienta sobre mi pene, entro suavemente, ella subía y bajaba con un ritmo suave su respiración chocaba con la mía mis manos en su gran culo y mi boca besando esos grandes senos, ella cabalgaba mi pene con más ritmo les juro que yo aguantaba el no acabar cuando ella dice me voy y yo instintivamente acabe llenando su xorito de mi leche, llegamos juntos al orgasmo y cuando ella se baja toma mi pene y lo lleva a su boca limpiando el resto de leche que aún quedaba. Me vestí después de esa rica experiencia. Ella me dijo yo te aviso para repetir gracias por hacerme sentir joven otra vez, mi marido me tiene un poco abandonada. Yo le respondí que estaba a su disposición para cuando ella quería. Estos encuentros se dieron un par de veces más hasta que ella decidió no más y dejamos de hablar seguido hasta perder contacto, han pasado 12 años de eso y ella me habló hace una semana, no niego que me excita saber si aún en la cama sigue como hace años atrás por ahora solo son conversaciones normales pero espero el momento para insinuar algo más.

Si sucede algo les contaré…

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