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Si me vas a follar, fóllame
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Lo que vaya a pasar, pasará porque yo quiero que pase, porque me apetece, porque lo deseo, nunca pensé que me pudiera enamorar de otro hombre, nunca… a la misma vez, pensé que esas cosas solamente pasaban en las películas… en los libros, pero no en la vida real, no conmigo, meses hablando contigo, días enteros hablando contigo, horas en las que me hiciste feliz, minutos en los que realmente te sentía dentro de mí, tus besos y tus caricias en mi piel, nunca pensé que le sería infiel a mi pareja, pero el deseo que tengo, la angustia que experimento de no poder estar aunque sea una hora contigo, me estaba matando.

Lo que vaya a pasar pasará, quizás cambies toda mi vida, quizás seas tú el único que se quede mi corazón… lo que vaya a pasar… pasara, pasara, porque yo lo desee, porque tú… hagas, que yo lo desee y si me vas a follar, fóllame.

El estómago me da vueltas, siempre me pasa al despegar o aterrizar los aviones y hoy no va a ser diferente, aunque, por otra parte, sé muy bien que estoy a pocos minutos de verte, ya puedo ver los aviones en las pistas esperando para despegar, algunos parados vomitando pasajeros que se dirigen al edificio de enfrente donde estoy segura me estás esperando, mi mano derecha acaricia mi vientre por encima de la blusa blanca que te dije que llevaría… estoy deseando desembarcar y empiezo a sentir ese nerviosismo que hace que se me seque la boca, empiezo a dudar… que el malestar que oprime mi estómago sea por culpa del avión.

Miró con impaciencia la cinta transportadora donde van girando las maletas, miró a través de la puerta que se abre al paso de otros viajeros que salen para ver si te veo y por fin, la maleta roja que en tantas veces me ha acompañado viene hacia mí y con un giro rápido de mi muñeca, con la fuerza de un sansón la sacó de la cinta, despliego el mango hacia arriba y juntas nos dirigimos hacia la puerta que se abre dejándonos ver una marea de gente que espera, gente que mira nerviosa esperando ver a sus seres queridos, personas que al igual que yo, solo esperaba ver a sus seres queridos.

Acabo de atravesar la puerta y lo primero que hago es mirar a ver si te veo, quiero apartar con la mirada a toda esa gente que se arremolina hasta que por fin, el corazón me da un vuelco, te veo, te veo con un ramo de flores en las manos, tu sonrisa al mirarme, tus ojos atravesando mi cuerpo, estás de pie simplemente mirándome y yo… yo como una tonta me paro, no hago nada, no te digo nada, solamente te miro hasta que echo a correr a tus brazos, la maleta se queda en el mismo sitio junto a mi bolso que sin pensarlo lo dejó caer al suelo, pero nada me importa, tan solo sentirme abrazada por ti, quería y deseada por tus besos, ya estamos juntos mi amor, tenemos una semana por delante para decirnos lo que ya nos hemos dicho en la intimidad de una fría pantalla.

No puedo pedir más, todo está superando mis mejores expectativas, tus besos me saben a gloria, tu piel se ha fundido con la mía al rozarnos, siento el cariño de tus brazos rodeando mi cuerpo, siento que tus manos se deshacen en mi piel, en mi cara cuando me miras y me besas en los labios, la envidia se hace patente sobre toda la gente que nos rodea, pero ya es hora de partir, no me conformo con esos besos, con esos abrazos, hay tantas fantasías por realizar, tantas noches desvelada pensando, soñando cómo sería ese primer encuentro, esas primeras horas que la llegada al hotel se me hace eterna, como eterno se me hace el tiempo en registrarse en recepción, en transitar los pasillos hasta llegar al ascensor, en llegar a la suite y abrir la puerta.

Todo está listo en la suite, encima de la cama hay una cesta de frutas con dos copas, al lado una cubitera con hielo y una botella de champán, me parece todo muy romántico, la cama está regada con pétalos de rosas rojas, así me lo imaginé y así se lo describí para que lo prepararan, quería que todo fuera perfecto y ya solo falta tirar nuevamente mi bolso al suelo, soltar la maleta y acercarme a ti para dejar que me beses, que tus caricias recorran no solo mi cara sino todo mi cuerpo y me dejo llevar por la pasión, desde esos momentos mi cuerpo es tuyo y el tuyo… mío.

Nos empezamos a besar, siento como tu lengua atraviesa mi boca acariciando, bailando con mi lengua, la transmisión de nuestros fluidos no ha hecho más que empezar, tus labios humedecidos besan mi cuello y me vuelves loca al secuestrar los lóbulos de las orejas en tu boca, recorriendo con tu lengua el interior de mi oído, realmente me vuelves loca tú y te deseo, te he deseado tanto tiempo en la distancia que ahora que te tengo no quiero desperdiciar ni un solo segundo y te arrastro hasta el borde de la enorme cama que preside la suite, te dejo caer hasta que te sientas en ella y te pongo mi dedo índice en la boca para que no hables, no digas nada, solo mires.

Delante de ti, mirándote fijamente a los ojos voy quitándome los botones de la blusa blanca hasta mi vientre, sé que me miras con detenimiento mi ropa interior, descubres por primera vez el negro de mi sujetador de encaje, pero no ves más haya todavía, saco la blusa del interior de mis pantalones vaqueros y continuo quitando el resto de los botones para que descubras mi vientre, para ahora si tengas una clara visión de mis pechos aunque aún cubiertos por mi sujetador, el botón de mi pantalón es el siguiente en salir de su ojal, uno tras otro van cayendo y una vez más vez por primera vez mis bragas negras de encaje, por primera vez tus ojos se han posado sobre ellas y observas con detenimiento como mis manos arrastran mis pantalones hacia abajo, recorriendo mis muslos hasta que tengo que doblar mi cintura para dejarlos a mis pies y sé que en esos momentos tus ojos se han clavado en mi escote, que tanto la blusa abierta como la melena se han echado hacia delante creando una visión más sexy, más tórrida que tú agradeces, al levantarme nuestras miradas se encuentran, mirándote no puedo parar de sonreír cuando primero libero un pie del pantalón y luego el otro que con una pequeña patadita aparto el pantalón que se arrastra por el suelo.

Sé que estás impaciente, yo lo estoy, pero también sé que te gusta lo que hago…lo que ves, sé que te encanta verme como me desnudo delante de ti, vas descubriendo con tu mirada cada centímetro de mi cuerpo, de los lunares ocultos bajo la ropa, ves como me quito la blusa quedándome solo con la ropa interior y descubro como tu mirada se dirige por detrás de mí, mirando al espejo que hay frente a ti viendo en el, mi trasero, mi culo que se cubre con media braga y vuelvo acercarme a ti y sin decirte nada te beso en los labios, te pongo el dedo índice en ellos para que no digas nada y me incorporo, me giro dándote la espalda para que veas mi culo, mis glúteos redondos que son todo tuyos, doblo mi cintura hacia delante haciendo una flexión y abro un poco mis piernas, sé que mi acción no te pasa desapercibida, sé que tus ojos se clavan en mi vulva, en como ese pequeño trozo de tela negro abultado te está poniendo demasiado caliente, sé que te gusta y quiero deleitarte con mi cuerpo, mis dedos cogen la goma de mis bragas y tiran despacio hacia abajo, deslizándolas por mis muslos enrollándose poco a poco, salvando las rodillas y después caer enrolladas en mis tobillos, tus ojos clavados en mi vulva nuevamente, pero ahora está desnuda, ahora mis labios se abren para ti y sé que puedes ver como mi vagina está húmeda, mojada por la excitación, absorta en mis pensamientos, en el deseo que tenia de quitarme las bragas y sentir como abres mis labios vaginales al paso de tu pene, el deseo de sentir tu pene rozando el interior de mi vagina al penetrarme.

Una vez más me incorporo y frente todavía puedo ver tu rostro de felicidad, como sigues mirando mi vulva por detrás, mis muslos apenas se han cerrado y ves mi figura desnuda, salvo por el sujetador que todavía cubre mi piel, entonces echo mis manos atrás y desabrocho el cierre de mi sujetador mientras te veo a través del espejo como no te pierdes ni un solo segundo de mis movimientos, tu reacción al ver mi espalda desnuda, al verme totalmente desnuda por detrás es de sorpresa, de admiración, de placer, de querer acariciar el cuerpo que tienes delante de ti y veo cómo acompañas con la mirada a mis brazos hasta que se posan delante de mí y tiran del sujetador hasta que me lo quitó y lo dejó caer al suelo junto a las bragas enrolladas.

Nos vemos a través del espejo, te veo sonriéndome sin decir nada, mirándonos y amándonos con la mirada, mis pechos expuestos en el espejo algo tapados por la melena que me cae a ambos lados, me giró nuevamente y dejo que me veas, dejo que tu mirada me acaricie, que tus manos empiecen a quitarte casi involuntariamente tu camisa, desabrochar tu pantalón y me dejen ver el bulto por debajo de tu bóxer que pretende ser libre, tu mirada en mis pechos, observando la redondez de mis areolas e imaginando la dureza en esos momentos de mis pezones, con una mano separó la melena echándola hacia atrás atrapándola entre mi oreja para que no vuelva a caer y dejarte ver ahora si, mis pechos en todo su esplendor, llamándote a ser devorados por ti, solo deseo sentir la humedad de tu boca en mis pezones, notar el recorrido de tu lengua en mis areolas, los besos en mi vientre y tus manos acariciando mi espalda casi sin tocarme pero haciéndome sentir cada centímetro.

Tu ropa salvo el bóxer cae al suelo también, tu cabeza apoyada en mi vientre besándome y mis manos acariciando tu pelo, revolviéndolo a la vez que lo acaricio y lo noto subir hasta mis pechos, sentir tus besos en mis pezones, seguir subiendo hasta incorporarte por completo y ponerte de pie, nuestra piel ahora si se funde salvo en la parte de tu sexo, que enseguida pongo remedio bajándotelos y hacerme sentir tu pene en mi piel, abrazados nos miramos, nos besamos y haces que me siente en la cama, te agachas y sigues besándome empujándome al centro de la cama teniendo que apartar la cesta de frutas hacia un lado. Aterrice a las 9 de la mañana y no hemos tardado en estar dispuestos a amarnos, durante todo el trayecto solo desee estar en esta situación, solo deseaba sentir tus labios en mi cuerpo, tu cuerpo sobre el mío.

Con los codos apoyados en la cama y tus labios en los míos, sintiendo el roce de tu cuerpo que hace que me deslice todavía más hacia arriba, me arrastro un poco y detrás vas tú, mis piernas abiertas para que puedas meterte entre ella, subo un poco más y una vez más te arrastro conmigo y noto como tu pene golpea mis labios al subir, como tu glande se apoya sobre ellos y sientes la humedad de mi interior, mi vagina se abre para ti, para que puedas hacer realidad el sueño de que me ames. Hemos llegado al final de la cama, el cabecero de terciopelo color azul detiene mi cuerpo, siento como tú subes por última vez, y como tu pene que jugaba con mis labios y con el anillo de entrada de mi vagina me golpea por última vez, a partir de ese momento tus labios dejan de besarme, apoyas como yo tus brazos en la cama y siento una presión ahí abajo, siento como tu pene separa otra vez mis labios y encuentra la entrada de mi vagina, nuestros ojos se entrelazan y no dejan de mirarse, nuestros labios a escasos centímetros al igual que tu pene del interior de mi cuerpo, mi boca se abre y el gesto de mi cara cambia cuando te siento entrar, cuando siento que tu pene se desliza suavemente dentro de mí, cierro los ojos cuando mi cuerpo se estremece, noto entre mis piernas un vaivén de entrada y salida, noto que las fuerzas me abandonan y haces que me tumbe en la cama apoyando mi cabeza sobre la almohada, tu cuerpo empieza a cubrirme, piel contra piel, mis pechos se aplastan sobre tu torso y tu pene sigue haciendo las delicias que hacen que mi cuerpo tiemble con cada penetración.

Has aumentado el ritmo, es un ritmo rápido entrando y saliendo de mí, deslizando mis pechos sobre tu cuerpo como si fueran unos flanes, no puedo levantar los ojos y no puedo cerrar la boca, sé que me miras, que te gusta verme disfrutar que mi rostro te enseñe el placer en mi carne, deseo sentirte más dentro de mí, levanto mis piernas y apoyo sobre tus hombros, tú deslizas un almohadón por debajo de mí, sobre mis riñones y sigues penetrándome, mirándome, ahora los jadeos, la respiración acelerada y los pequeños gritos envuelven la suite, después de estar unos minutos entrando y saliendo, con un fuerte empujón me las has metido tan al fondo como te es posible y la has dejado allí sin hacer nada, pero presionándola contra mí, has llegado hasta mi cérvix provocándome ese placer inesperado, ese placer que me ha hecho gritar y que tú descubres, me besas y vuelves a moverte arriba y abajo, sigues metiendo el pene dentro de mi vagina a la misma velocidad y otro grito, pero este más alto, has vuelto a penetrarme con fuerza, has vuelto a tocar mi cérvix y has hecho que vuelva a gritar aumentando en mí la locura, mis manos se apoderen de las sabanas amarrándolas y deshaciendo la cama y vuelves a retirarte y vuelves a penetrarme provocando una y otra vez los gritos de placer, al cabo de los minutos solo se oyen los gemidos y los gritos que siguen saliendo de mi boca, no me esperaba este primer polvo, no esperaba que me hicieras llegar a un orgasmo de los que toda mujer desea y pocas experimentamos, siento como hundes tu pene hasta el fondo, veo como tu rostro es fiel reflejo del mío, calor, humedad, mi vagina se contrae apretándote el pene dentro de mí y un grito exagerado sale de mí cuando siento como el éxtasis me llena.

Un éxtasis que se alarga en el tiempo, esperando con gritos de desesperación, del placer más absoluto como empieza a correrte dentro mi, como tu semen sale disparado llenando mi copa, mezclándose con los fluidos que hace ya unos segundos han inundado mi interior y que tú con cada vaivén, con cada penetración has contribuido a sacar.

Son las ocho de la tarde, cuerpos sudorosos y brillantes, la maleta en el mismo sitio después de cinco horas de sexo interrumpido, nuestros cuerpos descansan jadeantes tras una nueva sesión, las sabanas de la cama mojadas de sudor, de semen, de flujo, el olor a sexo, el olor a pasión se desliza por debajo de las puertas, vuela por el balcón abierto, miramos fijamente como el ventilador del techo sigue girando y yo me meto los dedos en mi vagina y sigo sacando del semen que has depositado dentro de mí, te miro y me parece un sueño, acaricias mis pechos y cierro los ojos, abro mis piernas una vez más para ti.

Este relato se lo podría dedicar a este hombre que me hizo tan feliz, con el que compartí una semana de pasión y que me hizo olvidar lo que era, quien era, lo que sentía por otro hombre. Algunos me llamarán infiel, bueno, posiblemente tengan razón, pero yo no lo creo, yo lo llamaría amor, eso mismo que hizo sentirme a salvo entre sus brazos cuando después de hacerme el amor descansábamos desnudos sobre la cama, no fue un simple polvo, no fueros horas ni días de sexo sin más, fue quien pudo cambiar mi vida para siempre, a quien ame en silencio, a quien amo y llevo en mi corazón, no diré su nombre, él… ya lo sabe.

Pero he dicho podría…podría si la historia fuera real, porque no os equivoquéis, simplemente podría ser un sueño, una imagen, una ilusión… ¿De alguien real?, ¿de alguien imaginario?, real o no real, pasó o no paso, a quien le importa, no creéis, quizás solo nos importe a los dos, de todas maneras permitirme que me lo quede para mí… porque quizás yo lo quiera mantener en el anonimato y quizás él no quiera leer estas líneas si no son sobre mi cuerpo.

Si realmente existió… si existiera, y… no digo que no exista y no digo que sea un sueño.

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