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Mamada a un payaso en silla de ruedas
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Estaba en la ciudad vecina a la mía y comenzó una gran tormenta, las calles tienden a inundarse, entonces en el cruce de caminos vi a un payasito en silla de ruedas que pedía monedas, el señor tenía más o menos 40 años, en cuanto la lluvia empezó él se apresuró a irse pero las calles de esa ciudad no están adecuadas para que las personas en silla de ruedas circulen por la banqueta, entonces iba mojándose y transitando por los crecientes charcos, yo llevaba paraguas así que fui corriendo a alcanzarlo y le dije que le iba a ayudar, él aceptó y tomó el paraguas mientras yo lo empujaba.

Me fue guiando por unas 5 cuadras hasta su casa, que era una habitación con una cama, baño y regadera, todo muy humilde, para cuando llegamos ya estábamos empapados, así que le dije que lo iba a ayudar a cambiarse para que no se fuera a enfermar, él me dijo que era suficiente ayuda ya con haberlo empujado hasta su casa, pero yo insistí, así que busqué su ropa y le ayudé a desvestirse, todo iba bien hasta que tocó quitarle los calzoncillos, que estaban empapados por cierto, yo bromeé sobre que ojalá no llegara su esposa y nos encontrara así, a lo que me respondió que su esposa lo había dejado hace años y que vivía solo.

Entonces yo solo me quedé callado sin saber que decir, en ese momento me distraje de lo que había dicho porque justo delante de mí podía ver las partes privadas del señor, un pene de color marrón claro, con unas pelotas grandes y peludas, intenté no verlo pero no suelo ver más penes además del mío. Miré discretamente un par de veces más y yo creo que él se dio cuenta, ya que, al subir el nuevo calzón se empezaba a ver que se le estaba parando, mis mejillas se pusieron rojas y comencé a sentir calor, y sentí como mi pene también empezaba a crecer dentro de mis mojados pantalones.

Las cosas se estaban poniendo raras e intentamos distraernos, hablando de que la tormenta no parecía detenerse, fue entonces que el señor me ofreció quedarme con él hasta que parara la lluvia, y le dije que sí, para ese momento ya le había ayudado a acostarse en su cama y me dijo que me sentará en ella, me prestó unos pantalones secos y una camisa y procedí a cambiarme y noté como al hacerlo me miraba con atención y su pene recuperaba la erección, me pidió disculpas y me dijo que lo sentía, que no podía evitarlo, yo le dije que no se preocupara, que era normal si no tenía esposa ni nadie con quién desahogarse, la verdad me estaba excitando demasiado estar ahí con él y ver su pene erecto, entonces le pregunté si él solía masturbarse, a lo que respondió que sí y me preguntó lo mismo, respondí que sí, que era lo más rico del mundo.

Mi mente se empezó a llenar con escenas imaginarias del señor pajeandose en su silla de ruedas, con su verga dura expulsando leche, mi corazón latía rápido y fuerte, entonces me dijo que le estaban dando ganas de hacerlo ya que verme quitarle la ropa y sentir mi tacto le habían puesto muy caliente.

Lo miré con complicidad y le dije que a mi también me había excitado y que si no se lo contaba a nadie podíamos ver que pasaba y puse mi mano sobre su pierna, él me sonrió dijo que sí.

Lentamente subí mi mano y la coloqué sobre su bulto y el señor se estremeció y sentí como su pene palpitó erectandose más debajo de mi mano, de inmediato se empezó a desabrochar el pantalón y sacó su pene ahora erecto para que lo pudiera tocar, lo tomé con mi mano y comencé a masturbarlo, el señor puso su mano en mi mejilla y comenzó a pasar su pulgar por mis labios abriéndolos un poco cada vez, la situación era super excitante y mis labios cedían ante su insistente pulgar, fui dejando que entrara en mi boca y a succionarlo haciendo caricias con mi lengua de vez en cuando y sentí que me estaba atrayendo lentamente hacia su verga y entendí la "indirecta" lo pensé un par de segundos, le iba a chupar el pito a un señor que justo acababa de conocer.

Me dejé llevar por el secreto y las sensaciones que sentía en ese momento y cuando me di cuenta sentí algo mucho más grande que me invadía la boca, era suave y cálido pero a la vez firme. Su mano me empujaba un poco la cabeza con fuerza haciendo que su pene me entrara unos centímetros y luego aflojaba, haciendo que cada vez que empujaba me entrara más, intentando así, que me entrara todo su pito. Su mano me empujaba primero muy lentamente pero fue acelerando conforme pasaba el tiempo, yo me dejé guiar por él y cuando me di cuenta sentí como mi nariz tocaba los bellos su pelvis y un poco más tarde mi barbilla también.

Me decía que se la estaba chupando muy rico y que si me gustaba chupársela, le hice señas de que sí y seguí chupando, de vez en cuando me sacaba el pito de la boca y me pegaba con él en la cara pero a mi me estaba gustando mucho lo que estábamos haciendo, seguimos así unos minutos hasta que me dijo que quería venirse así que tomé su pito con una mano y lo masturbaba mientras me metía la cabeza de su pene a la boca y le hacía circuitos con la lengua, el señor me empujó hasta el fondo y se vino dentro de mi garganta, sentí como sus huevos me escupían lechazos en la pared de la garganta y no me dejaba mover la cabeza hacia atrás, sino que me dejó con su verga clavada en la garganta hasta que se había vaciado completamente dentro de mí.

Después de unos 40 segundos que no me había dejado mover finalmente liberó mi cabeza y me pude sacar su pedazo de carne de la boca, no podía creer hasta donde había llegado con el señor, y lo peor de todo es que yo tenía ganas de chupársela otra vez, porque estaba muy excitado y me había gustado mucho darle su mamada al señor.

Me saqué el pito súper mojado del pantalón y me empecé a masturbar como loco y sentí la mano del señor que me estaba tocando y reemplazo mi mano con la suya mientras me decía que si quería que lo hiciéramos de nuevo solo tenía que regresar cuando quisiera, le respondí que sí, que quería regresar muchas veces, esto hizo que su pito recuperara su erección y con su otra mano volvió a jalarme para que se la volviera a mamar.

Me encantaba chupársela mientras me masturbaba una mano que no era mía, de verdad era la mejor sensación de mi vida, me sentía tan pleno, no quería que esto terminara y estaba a punto de llegar al éxtasis, me dejé llevar por el orgasmo y se la chupe con toda la fuerza y velocidad que pude mientras los dos gemíamos durísimo y terminamos al mismo tiempo, él en mi boca y yo en su mano.

Tardamos un poco en recuperar la consciencia, lentamente me saqué su pito y me limpié con papel higiénico, la tormenta ya había pasado y era tarde, así que con un poco de pena me despedí del señor y me fui a mi casa.

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