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Evelyn me afloja en la oficina
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El haberme metido con Evelyn no era tan bueno como yo pensé, ella empezó a comportarse muy resbalosa y aunque al principio eso me gusto, había momentos en el que estaba con otras compañeras y ella sacaba a relucir a su hermana, honestamente ya me había hartado su actitud.

Tenía apenas una semana de que la había cogido y ella ya me tenía harto, tanto que en lugar de querer estar cerca de ella me alejaba lo más que podía.

Una mañana de Lunes cuando todos los directivos estaban en junta, ella fue a mi lugar, según para platicar, pero primero comenzó a hablarme de su hermana tema que ya me tenía cansado.

O: Oye, honestamente no quiero hablar de Paula contigo.

E: ¿Por qué? ¡no cualquiera se mete con dos hermanas!

O: No es por eso, es que siento que te burlas.

E: Que delicadito ¡jaja!

Me levanté de mi lugar y caminé hacia donde estaba el área de bodega, estaba en remodelación y fui con la intención de alejarme de ella, pero eso fue en vano ya que ella me siguió.

E: ¿Huyes de mí?

O: ¡No, como crees!

E: Para eso me gustabas ¡jaja!

O: Crees que te tengo miedo o algo así, no te confundas amor, solo que eres odiosa, es más ahora mismo te daría hasta cansarme.

Una vez que le dije eso ella sonrió y me abrazo retandome con la mirada, la adrenalina me llevó a comenzar a besarla, le apretaba las nalgas, le besaba el cuello, ella sonriente se quitaba su saco, practicamente me dijo cogeme sin palabras.

La tome de la mano y la lleve a un rincón donde había una máquina en reparación y un pequeño estante, ahí le levanté la blusa y su brasear y comencé a chuparle las tetas.

E: Oswaldo, uhm, ah ¡que atrevido!

O: ¡¡Callate!! Bien que quieres.

Me baje el pantalón y el boxer, honestamente ya la tenia bien dura, Evelyn sonriendo bajó a chuparmela, me la mamaba bien rico, besaba mis huevos, mordía mi glande, colocaba mi glande en sus tetas, yo disfrutaba respirando agitadamente.

O: Que rico te lo comes, ¡¡uhm!!

E: ¡Jaja, sabia que querías esto!

La tomé de la cabeza y prácticamente le folle la boca, ella gustosa devoraba mi verga y yo solo miraba de reojo para ver si no nos veían.

La puse de pie y le baje su pantalon negro y su tanga, baje a lamerle los muslos, sus nalgas, chupaba sus labios vaginales, su concha estaba muy mojada y yo ya estaba ardiendo por metersela.

Me puse de pie y ella se recargo en la máquina abriéndose riquísimo, yo la tome de sus piernas y se la deje ir suave, cm a cm y chupando sus tetas, tratábamos de no hacer ruido ya que los compañeros estaban del otro lado y apenas una tabla roca dividía el lugar.

E: Que rico, uhm, ah, ¡¡que rico se siente!!

O: Aprietas rico, uhm ¡¡ah!!

E: Nos van a correr si nos encuentran

O: Solo no grites, agh, ¡¡uhm!!

Tire unos cartones en el piso y me acosté, no era la mejor comodidad pero el cuerpo es cuerpo.

Ella se quitó sus tacones y se despojó totalmente del pantalón y subió a cabalgarme, se sentía fenomenal, mi verga entraba totalmente en su concha mojada, ella se agachaba a besarme, me besaba rico y me mordía el cuello.

E: ¡¡Me encantas chiquito!!

O: Y tu a mi, uhm, que rico te mueves, ¡¡ah!!

Ella me cabalgaba muy rico, se movía despacio y rápido como solo ella sabe, tratábamos de no hacer mucho ruido pese a la tremenda adrenalina que teníamos.

La acosté en los cartones y levanté sus piernas, se la metia y sacaba con desenfreno, ella se mordía los labios y ahogaba sus gemidos, de repente se le escapaba uno que otro, yo tenía el corazón a tope.

O: Que rico aprietas nena, uhm, ¡¡ah!!

E: Me encantas Oswaldito, uhm, que rico lo haces, a pesar de ser tan joven, eres muy bueno, ¡¡uhm!!

La puse en cuatro patas, era incómodo ya que los cartones no eran suaves y el piso nos lastimaba las rodillas pero no nos detenemos.

La tome de la cadera y se la deje ir con fuerza, se la metía rápido y lento, le apretaba las nalgas, miraba alrededor y no había pájaros en el alambre.

Se escuchaban las voces de los compañeros, algunos preguntaban por mí, la adrenalina me hacía ponerme más duro y esto Evelyn lo disfrutaba.

E: ¡¡Si, Oswaldo, uhm, agh, ah!!

O: Que rico, uhm, no mames, eres magnifica.

El dolor de rodillas nos hizo ponernos de pie nuevamente, ella se recargo empinándose en aquella máquina abriéndose rico de nalgas.

E: ¡Vamos papi, damela toda!

O: ¡¡Cabrona!! ¡Me encantas!

La tome de las nalagas y se la deje ir con fuerza, ella se movia en circulos, por la ropa que aun teniamos encima sudabamos y dejabamos el olor a sexo en aquel rincon.

E: Que rico, me vengo, ¡¡amor, me vengo!!

O: Si, uhm, muévete, ¡¡hazme venir bebe!!

Ambos nos movíamos fuerte, yo la embestía con todo, apretaba sus nalgas, le jalaba el cabello y le mordía los hombros, en eso ambos llegamos juntos al climax.

E: ¡¡Ah!! Que rico, uhm, ¡¡ah!!

O: ¡¡Uhm!! Dios mío, ¡¡que rico!!

El orgasmo fue fenomenal, nos quedamos pegados como perros, y reíamos después de la rica travesura que hicimos.

Nos acomodamos la ropa, ella me beso y le di una nalgada y regresé a mi lugar, por suerte no nos vio nadie, ahí me di cuenta que ella era una mujer facil y dificil al mismo tiempo.

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