El deseo cocinado a fuego lento tiene más sabor, la vecina se pasó de infiel a puta atrevida sin límites, quería todo y mucho, el trío y la pansexualidad eran sus objetivos.
Este es epílogo del relato de un juego de succión que se dio con la vecina, sin buscarlo. Un favor de llevar a su marido al hospital abrió las puertas a una amistad y desde ahí un giro tan sorpresivo como inesperado. Por un momento parecía concretarse el deseo de ambos nacido por la causalidad, pero no todo era color de rosa, estando en el mejor momento para concretar el deseo sexual, el llamado del hospital para retirar al marido creo la pausa que permite pensar a la mujer, las culpa de estar a punto de ser infiel creo ese momento de indecisión y suspenso.
La forma intempestiva de suspender ese momento de intimidad, luego las evasivas de no mostrarse y enviarme un mensaje, cuya última parte decía: “…Ese orgasmo robado me ha producido el dolor profundo de la infidelidad, se me partió el alma pero al mismo tiempo fue el placer más sublime e intenso que pude haber sentido, se me encendió la luz, ahora ni sé cómo seguir. Déjame tomar un tiempo para saberlo. Gracias, sinceramente Anny”
No tenía otra alternativa que esperar a que ella volviera a restablecer el puente de empatía y deseo que se había generado según cuento en el relato anterior.
Casi un mes más tarde del mensaje, una tarde recibo en el celular un mensaje de Anny, “te puedo llamar”, sorprendido pues durante el tiempo que nos vimos solo un par de mensajes de whatsapp pero nunca una llamada. La respuesta afirmativa y el llamado de ella:
“Hola vecino amigo, tengo una propuesta para vos, y espero que la aceptes” breve pausa como para generar suspenso y sigue: “el próximo viernes tengo una despedida de soltera de una amiga del gym, pero no tengo ganas de asistir, pero… por lo que hemos pasado me parece justo y necesario invitarte a cenar, me aceptas?” el sí fue con calma para simular que no estaba deseando un encuentro. Acordamos hacerlo a unas cuadras de su casa para evitar infidencias, subimos al auto y me dijo, te invito a cenar, pero que sea un lugar alejado y bien escondido para que no se entere mi marido, además lo de la despedida de soltera solo fue para engañarlo, fue una idea de una íntima amiga.
Sabía de un lugar discreto pero no tan alejado, me urgía estar junto para descubrir el motivo. Nos ubicamos en el lugar más apartado del local y ahí mismo le propuse que fuera yo quien invite, las copas de jerez fueron como para brindar por el encuentro, y ella tomó la palabra para poner las disculpas del porque luego de ese momento de intimidad se llamó a silencio.
– Para que lo entiendas ese momento de intimidad no fue sexo, solo un juego oral, pero no lo considero sexo,
– No me refería a ese placer que regalaste, sino a los besos, esa fue la real intimidad que sentí y me llego al alma, luego que se disipó la calentura, me dominó el temor y la culpa por la infidelidad, y no supe afrontar esa carga emocional. Es cierto que estoy insatisfecha y carente de sexo, él no siente tantas necesidades como yo, y más aun desde su enfermedad de próstata, y ahora ya nada de nada.
– Pero…
– Déjame terminar, el contraste notable entre los momentos de cero sexo comparado con ese momento delirante de placer, me dejó “sacada” no sabía o no quería afrontar la realidad. Busqué ayuda en mi amiga, le conté todo y me aconsejó que no te pierda que respetaste mis tiempos y si me habías hecho gozar, no podía ni debía perderte. Ufff pude decir todo
– Y… si no hubiera aceptado
– Hubiera insistido y llorado si fuera necesario. Por favor, te necesito, esta noche me estoy quedando en casa de esta amiga que me avió los ojos y alentó para llamarte. Podrías venir a buscarme por la casa de mi amiga? Espero un SI, con mayúsculas. Quiero retribuirte lo que has hecho por mí…
En el trayecto hacía y deshacía planes para esa noche, toque el timbre, la sonrisa cómplice de la amiga decía todo y más – Anny se está cambiando, ya viene… quieres pasar a esperarla?
La Celestina me inspecciona con la mirada, aprueba. – Voy avisarle a Any, – Ya llegó, te espera en la sala.. – Una copa?
– Mejor no, es temprano.
– Sí, claro la “noche” aun no comienza…
Aparece Any, “producida” toda ella era una persona distinta a la vecina, esta es otra, cada detalle sorprende y enamora.
– Que se diviertan… portarse bien… – dijo la amiga.
La sonrisa de Any es buen presagio de una noche feliz. – Estoy en tus manos…
– Primero a cenar, conozco un lugar discreto y luego…
– Y luego…donde nos lleve la noche, te parece?
– Un plan perfecto, me parece bien.
Ya tenía todo planeado, un lugar intimista y discreto buen vino para entonar las emociones. Un último brindis y el toque de caballero cuando le pedí al mozo de modo, en secreto, que nos envuelva las copas que hemos usado y se las entregué como recuerdo de “nuestra” primera noch. Totalmente seducida, puso su mano sobre mi rodilla y me hizo detener la marcha. Nos comimos la boca y besarnos sin poder respirar, anticipo de una noche inolvidable. La danza del fuego eterno encendió el fuego de la pasión que desborda en sus espléndidas tetas que me “obsexionan”
La llevé al mismo hotel, la causalidad quiso que nos asignen la misma habitación de la vez anterior. Como ingresamos apenas pasada la media noche teníamos el turno de “pernoctar” que se extiende hasta el desayuno. .- te parece bien si le avisas a tu amiga, que pasaremos la noche juntos… -llama, sonrisas tímidas, gesto de pregunta… – Dice mi amiga que “me hagas muy feliz”
– Dile que no tendrás queja, bueno que tal vez el tiempo te parezca demasiado breve, Ja!
La puerta se cerró detrás de mi… mientras pido café y whisky ella pasó al baño. Estaba preparando los tragos, ella baja la intensidad de la luz al mínimo, creando un momento de silencioso suspenso, luego lentamente va subiendo algo la intensidad para asomarse, ahora “producida” como una gatita sensual, con una mínima tanguita y soutien sin poder contener el desborde de las maravillosas redondeces de sus tetas con los pezones totalmente erguidos y fuera de contención.
Se aproxima, seductora, insinuante, la media luz destacada esa sensualidad, la coreografía de seducción acelera mi corriente sanguínea, incita, inclinada sobre mí, amenaza con devorarme, su aroma embriaga mis sentidos, esos pezones desbordando la débil resistencia del sostén incitan a ser devorados.
Se inclina para ofrecerlos, conoce de sobra mi debilidad por sus opulencias, está exultante, totalmente “sacada” es otra mujer, su atrevimiento oculta esa timidez que la domina, se deja atrapar en la rapiña de mis manos, tomando y apretando la teta izquierda, entrega su pezón en erección plena para ser devorado por la ansiedad de mi boca.
Su cuerpo cae sobre mi pecho, el sostén se pierde en la penumbra y el pezón sumergido en mi boca. Lamiendo, chupando y hasta mordiendo ese emblema que entrega como anticipo de una noche de lujuria sin reservas.
Rodamos por la cama, abrazados con el deseo en la piel y la calentura ardiendo en los sexos, todo es prisa y urgencia, sin saber cómo desaparece el sostén que no podía con las tetas, la tanga se diluye entre sus piernas, el bóxer me lo saca con sus dientes.
Quiere replicar una escena que vio en una película porno, por eso conservó sus zapatos, repta por el lecho, se coloca sobre mí, siento la humedad de su sexo frotándose sobre mi rodilla, las manos ofrecen sus tetotas, una en cada mano, oferta para glotones.
Las bocas y lengua se expresan en su plenitud erótica, dedos “mágicos” le roban los primeros gemidos, convulsiona y arque su cuerpo, sorprendida por el avance acosando el deseo escondido en su timidez. La mamada de tetas estremecen, agitan y llevan al borde del orgasmo, puedo impedirlo ralentizando la intensidad de la chupada, escatimarle esa llegada, demorarla sirve para acumular su energía femenina, hacerla sentir esa fuerza represora de su placer intensifica su deseo y potenciara cuando llegue al orgasmo.
Entiende el juego pero no puede soportar tanta excitación, se descontrola pide que detenga el delicioso acoso. Explica que no puede controlarse, que todo es un descubrimiento, sensaciones y emociones que le exigen respuestas que no entiende, que nunca estuvo, ni cerca de sentir esto que le provoco. Sube al cielo del placer y al infierno por no saber procesar tanto.
– No te esfuerces por entender, solo déjate llevar, entrégate al placer como te llegue.
Un sorbo de whisky sirve para perder pudor y ganar atrevimiento, deslizándome entre sus piernas, despacio ganando confianza, siente mi aliento cerca, muy cerca de su sexo, estremece cuando elevo sus muslos para poder abocarme hasta que sienta el roce de mis labios en los suyos, la lengua busca entre los labios el sabor salado de su sexo. Estremece, agitada por la excitación, instintivamente eleva la pelvis con las manos sujeta y presiona mi cabeza contra su vagina, las manos arrugan y aprietan las sábanas, el vientre ondula, aguanta los gemidos que se atoran en su garganta.
Cierra los ojos, y se agita, convulsiona el vientre y el pubis, la excitación no cesa y su resistencia flaquea, los gemidos se intensifican. Es tiempo de ralentizar la estimulación erótica, voy acomodando mi cuerpo para estar cerca de la figura del 69, el pene súper erecto roza su mano derecha, giré su mano con la palma hacia arriba enseñando el camino de apretarlo.
Tímida comienza a sentir el roce, lo aprieta suave, sumergido por completo entre sus piernas incremento el asedio, boca, lengua y dedos se abren camino en su deseo, agito la pelvis para que sienta el contacto con la verga e inicie el frotamiento.
Nuevamente otra ralentización de la chupada de concha, otra frustración de ese oleaje de excitación que la electriza y eriza sus pezones. Al retomar las acciones en su conchita, me suelta para aprisionar sus pechos como si fueran el salvavidas del naufragio de su resistencia. Esta vez tendrá su llegada triunfal, acelero el trabajo bucal y digital en su sexo, los gemidos pierden el pudor, la punzante sensación de estremecerse le hace perder el sentido de la realidad, aprieta sus tetas y un estrangulado gemido anticipa el desborde emocional, agitada, convulsiona, aprieta mi cabeza para sumergirla en el mar de sus jugos vaginales.
Las convulsiones de su vientre y su pubis se suceden como un fuerte oleaje, luego la breve calma hasta que mi boca vuelve a exigir otra respuesta, y otra y otra más…
– Basta, basta! No aguanto más…
Súplica, y ruego en la angustia de no poder contenerse sus propios, esta presa de la agitación erótica, entregada sin luchar, su cuerpo estalla y se relaja, desarmada como una muñeca de trapo. Los ojos cerrados, sin poder articular palabra, la boca reseca y las manos agarrotadas sobre la almohada. Perdido el contacto con el mundo exterior, vergüenza, pudor y miedo, solo podía gemir, gritar y disfrutar su placer.
Abre los ojos y la sonrisa llena su rostro de luz y felicidad, luego el silencio, disfrute y caricias a su hombre que sigue aspirando el aroma de su sexo.
El relax la dejó exhausta, sensación inédita, acaricio sus manos mientras transita la calma del increíble orgasmo
Caricias y los besos más obscenos la rescatan del letargo de un feroz orgasmo, mi boca sobre la de Any la resucita, aprende el juego de lenguas, el intercambio de salivas, la vida renace, el deseo emerge. Acerco la verga a su mano, mi dedo juega en su vagina, la agitación activa el deseo.
Nuevamente entre sus piernas, muslos elevados, sostenidos por sus manos, moví la pija entre los labios súper húmedos, despacio, ansiosa de ser penetrada por una verga que no fuera la de su esposo. El deseo se hace carne, el temblor de la primera vez, .todo está dispuesto, el deseo a full.
Sin salir de entre sus piernas, me separo mientras estiro la mano para tomar un condón de los de cortesía del hotel, intento desgarrar con los dientes el envase, ella me detiene… Dice que no es necesario, que su regla es tan exacta como un reloj, que puedo hacerlo al natural que por eso ha elegido esta fecha no fértil.
Me vuelco sobre ella, la pija comienza a abrirse paso en la vulva, se siente bien estrecha. Fuerzo la penetración, una queja mal contenida y los ojos de asombro cuando el glande traspuso la vulva, sus manos se aferran a mis brazos, aprieta como resistiendo la penetración. Sin dejar de mirarnos, siente la penetración forzada, pero su deseo pide más.
El segundo envión, el gemido ahogado responde cuando la tengo casi toda dentro, dice que le sorprendió por mucho más gruesa que la del esposo.
– Hmmm, la sentí bien fuerte
– La tienes estrecha, me gusta mucho…
– La tienes bien ancha más que… y hace poco más de un año que nada…
– Nada de nada?
– Ajá! Pero antes tampoco mucho. En veinte años me sobran los dedos de una mano para contar los orgasmos. Es un buen hombre pero avaro en darme placer.
– Ejemm… para eso estoy acá. Aprovéchate de mi…
– No tengas duda de que lo voy a hacer, ten un poco de paciencia, es mi primera vez, lo único que sé es lo que aprendí en el video en la visita anterior y lo poco de consejos de mi amiga. Me dejo en tus manos para sentirme, como me dijo mi amiga… bien puta para vos.
La suerte está echada, ella también, entregada y dispuesta a lo que venga, la ansiedad no le suelta la mano, la suyas aferradas a mis brazos como para salvarse del naufragio de las sensaciones que le produce el bombeo de la pija dentro de ella. Muevo mi torso para poder comerle la boca, ahogar esos incipientes gemidos llenando su boca de la lengua de su macho.
Se está dejando llevar por la calentura de sentirme dentro, nuevamente retaceo esa llegada, hacerla padecer estar próxima al orgasmo acentúa su placer, mantenerla con toda la energía femenina es algo que siempre me ha dado buenos resultados. Me salgo de su concha, enfriar la situación alarga el placer, metido entre sus piernas para chupar esa conchita colmada de jugos y con el deseo latente.
La calentura le obliga a sacudir la pelvis, elevase hasta mi boca, entregarse a mi lengua y gozar de la aventura anal de un dedo indiscreto explorando el lugar prohibido. Sus dedos enredados en mis cabellos empujan mi cara entre sus piernas cuando eleva la pelvis, necesita moverse para soportar tanta excitación. Los gemidos de ansiedad son más intensos y fuertes, jadea descontrolada, como entrando en el trance de aproximarse al orgasmo tan temido…
Nuevamente cambiante la postura, ahora nuevamente elevando sus piernas, metido entre sus piernas y la pija entrando de un envión hasta el fondooooo. El gemido la estremece, el bombeo pertinaz, violento y profundo la dejan sin aliento, sus manos se cierran sobre mi espalda, siento las uñas frotando la piel y sus caderas sacudirse como una coctelera.
– Como vas?
– Uffff ni sé, siento que todo se mueve dentro
– Estoy cerca. Te falta mucho para…
– NOooooooo, estoy… llega…
Era el momento justo y necesario, apuro una bombeada de pija, con todo el vigor de la calentura incontenible y se la mando con toda vehemencia dentro…
– Siente tu lecheeee
Mis manos sobre sus manos, mi boca sobre su boca, los golpes de pelvis la sacuden cuando la pija llega bien dentro, el primero bien fuerte larga el primer chorro de esperma, otros varios cortos pero profundos terminan de vaciar mi calentura dentro de su conchita.
Me mantengo bien apretado en ella, silenciosos, las manos se van aflojando, los labios cediendo lugar para recuperar el aliento, me mira tratando de entender donde está y que le ha sucedido. Está perdida en las sensaciones de haber llegado a un orgasmo tan imaginado y ahora estalló dentro de su sexo y se irradia en todo su ser. Sonríe sin poder controlarse, se toma de mi cuello y el beso de lengua es la forma de expresarse.
Me voy retirando de su sexo, saliendo despacio, mirando ese espectáculo maravilloso de observar como la pija en su retroceso escurre algo de la profusa enlechada. Disfruto ver el producto erótico de una excitación compartida y simultánea, algo no tan frecuente y ahora este milagro de la vida, ver como mi leche se le escurre entre los labios de su deliciosa y rosada vagina, los vellos húmedos en los espesos hilos de semen. Llevé su mano hasta su sexo, acompañé en recoger ese semen escurrido, luego llevarla hasta sus tetas y frotarse el sagrado semen que había dejado en ella.
Luego el silencio, tendidos, tomados de la mano, disfrutando el relax cargado de energía vital. Quedamos esperando el regreso a la vida, tomados de la mano, giramos enfrentados, de lado, el beso nos trae a la vida.
Un sorbo de whisky nos hace sentirnos más juntos, ese gesto la hace decir. – Eres “mi” hombre!!
Frase simple pero que en su boca decía tanto, luego el relax el jacuzzi nos recibió, enfrentados jugando como dos noviecitos, las miradas piden volver a la cama.
Ella está para más pero necesita otra copa, es la excusa para atreverse a más, percibo exultante, ansiosa por traspasar todos los límites, diría más tarde que sentía latir las recomendaciones de su amiga, que debía soltar las amarras y esta noche ser la gran puta que merecía en este encuentro.
Solo necesita el pedido que justifique atreverse, pude leer el mensaje críptico de su pedido. Nuevamente acosando sus tetotas, lamiendo y chupando esos gruesos pezones que la suben al cielo, abre las piernas esperando los dedos inquietos que la estremecen, aprende el lenguaje de los gestos, empuja mi cabeza para indicarle el camino de su conchita, abre las piernas, eleva los muslos para facilitar la entrada triunfal de mi cabeza para volver a sentir esos latigazos de deseo que azotan sus sentidos.
Salgo para posicionarme arrodillado cerca de su cara, se aferra al miembro con su mano, las miradas traducen el mensaje cifrado del deseo de una mamada, sonríe algo tímida
– Quieres? –habla a la verga ansiosa. –pero…no sé… nunca antes…
– Como en la película –señal la escena de una mamada en primer plano.
Sin soltarme echa una atenta mirada para ver los detalles. Me acomoda como en la película, en el borde de la cama, una cobija doblada sirve para arrodillarse en el piso, toma la vega entre sus manos, sin dejar de mírame a los ojos, como pedía el de la peli, despacio acerca su boca, su aliento estremece mis sentidos, entrar en una boca virgen de mamadas emociona y excita. Tímidamente cubre con su boca el glande, sus ojos preguntan.
– Debes chupar como si fuera un helado, cubriendo los dientes con los labios.
Asiente con la cabeza y comienza a mamar, sin técnica pero con pasión, sin ritmo pero con el calor del deseo. Intuitiva, aprende fácil como halagar a su macho, la pasión hace el resto, mis manos en su cabeza le marcan el ritmo, sus manos en mis nalgas ayudan para regular el ritmo de la mamada. La vorágine de la pasión nos agita en el deseo, pide que no le termine dentro, luego corrige –No esta vez…
Totalmente entregados a la mamada, debo contenerla para que no me lleve al no retorno, hasta resiste a soltarla, esta bien loquita por demostrarse agradecida por tanto placer. La pausa permite un ensayo de un 69, con ella encima, aprende fácil y se deja llevar en la carrera a otro orgasmo, tan impetuoso como sorpresivo.
Por estos momentos ni sabe cuántos fueron, solo que en cada uno entrega una parte de vida, es el efecto de “cuanto más tengo más necesito” le cuesta hacerlo, concentrarse en mamarla y atender a su propia excitación.
El movimiento de los cuerpos la dejó atravesada en la cama, ya es tiempo de volver a entrarle, lo necesito, me necesita. Esta vez ella encima, que aprenda a manejar sus propias emociones. Pronto aprende a moverse, a controla la excitación, aprieto sus nalgas para elevarla y dejarla caer, ensartada en la pija, disfruta esas variantes, goza probar nuevas formas del erotismo. Se mira en los espejos, la excita ser protagonista de las imágenes quultiplican tanto como el placer de sentirse tan sensual.
La cambie de postura, encima pero ahora dándome la espalda, que se vea como la penetro y tener “a mano” ese culito vigoroso que invita a ser usado. Poder ver como la pija evoluciona y le entra toda en cada movimiento la pone ansiosa y super excitada, no para de agitarse, sientor la presión de sus muslos, los labios de la vagina pugnan por aprisionar y someter al intruso.
Un dedo indiscreto aprovecha el torbellino de pasión para entrar en su ano, reacciona estirándose hacia adelante. – te desagrada tanto? – No tanto, fue la sorpresa, no sabía…
– Puedo seguir?
– No esperes respuesta, aun soy tímida y pudorosa, pero si no te rechazo, ya entiendes…
Mientras ella cabalga a su hombre juego con la excitación del ano, el índice dejó lugar al mayor, y éste al pulgan lubricado por su boca. Ella disfruta ser artífice de su placer, el pulgar jugando en su ano acortan el tiempo entre el placer y el orgasmo urgente.
No fue tan silencioso como los previos, está sacada, perdida en sus propias sensaciones, estrangula el grito de triunfo por conseguirlo por sí misma. Las manos bajo las nalgas la elevan hasta dejarla caer totalmente ensartada, esos golpes de verga acrecientan el sabor de su placer.
Se mueve, se agita hasta perder el dominio de su cuerpo, se deja caer sobre mi pecho, laxa, extiendo la mano para acariciar su conchita que aun tiene el miembro dentro.
El tocamiento la vuelve a la vida, recuerda que su hombre aún no ha llegado. Desmonta, voltea, de frente inicia el alocado subibaja, alternando con movimiento circular, su calentura contagia, nos unimos en una carrera para conseguir su leche.
– Quieres tu leche? Eh… -asiente – cuando la quieras, pídela…
– Vamos, vamos!, dame mi leche… Quiero mi leche… te ayudo…
Me sumo a su carrera triunfal, su concha aprisiona la venga en cada penetración, ofrece sus pechos para ser devorados, todo se tiñe de pasión, está en carrera para conseguir su leche. Exprime sus tetas para darme de mamar, y a la pija para recibir la eyaculación.
– Ya, ya! Me viene… me viene,
Se la entierro más fuerte, mas intenso. Detengo las sacudidas, es el momento de ese ronco aullido de lobo depredador, estoy largando su leche, un par de leves empujes completan la descarga de semen. Recibe la leche caliente y responde con su nuevo orgasmo, los gemidos se hacen coro y grito de triunfo. Otra vez casi en simultáneo. Silenciosa, la sonrisa dibujada en su rostro, fiel reflejo del viaje sin escalas al goce total.
Permanece ahorcajada con el pene dentro, latiendo por la eyaculada, disfruta sentir los latidos de la verga, disfruta el sabor del éxtasis con la pija dentro y sus manos sobre el pecho de su hombre.
Desmonta y la descarga de semen se escurre de su vagina y cae sobre la pija que aun conserva la dura excitación. Le explico el valor sagrado del semen, que no debe perderse, llevé su mano para recogerlo y le ayudo a frotarlo sobre sus pezones. Por el importante volumen de sus pechos elevo el que habían untado con mi leche para que ella acerque su lengua y pueda lamer la lechita de su hombre.
Lame con cuidado, prueba el sabor de la esencia vital de su macho, indico que repita la lamida, sonríe, y hace gesto como degustando el elíxir de su hombre. – Hmmm hmmm
– Solo hmmm…
– Es mi primera vez en todo este placer, es como estar en el Disney del erotismo. Ja.
Le estuvimos dando al sexo por mas de cuatro intensas horas. El relax conduce al sueño, haciendo cucharita, la verga entre las nalgas, la mano cubriendo una teta.
Soy el primero en abrir los ojos, la erección matinal tiene un referente acariciando su cabeza, solo necesito separar un poco los muslos y acomodar el cuerpo para que la pija pueda acceder a la vagina. Despacio para no alterar su quietud, con sigilo voy acomodando el glande entre los labios, aún jugosos, para poder entrarle con creciente, un leve envión y la cabeza se acomoda más allá de los labios externos, otro envión y hasta el medio, ella descansa, tomada de las caderas me impulso con todo a fondo.
Despierta pero no sorprendida, acomoda su cuerpo para penetrarla mejor, no hay rechazo, solo complacientes gemidos, la volteo boca abajo, ahorcajado sobre sus nalgas entro todo y a fondo, sus manos en los genitales ayudan a excitarla. El combo perfecto, pija por la concha, sus dedos en el clítoris, todo en sincronía, avanzamos hasta conseguir el “mañanero” mi leche toda dentro de su concha, y el orgasmo ayudado en sus manos gozado con la cara incrustada en la almohada.
Aun chorreando semen, se levanta para ir al baño, al regreso le espera otra sorpresa, estoy casi más caliente que cuando desperté, ella mira sin dar crédito a sus ojos. – Todavía así? Caliente?
– Si, mucho. Y es mejor que no te demores, no te imaginas cuanto…
Lo que parecía un juego de amenaza, el juego provocativo de erotismo verbal, lo transforma en un deseo que late entre mis piernas, el juego llevado al lecho es de cuerpos, uno fuerza, el otro se resiste, hasta que el poder de macho puede con la hembra. Nuevamente de bruces , yo montado sobre sus nalgas, sujetando con los pies sus pantorrillas impido salirse de la postura sexual de dominador pleno. Otra vez la almohada para elevar sus nalgas favorece la comodidad de poder entrarle todo de un solo envión, la concha se dejó dócil, que la verga tomara por asalto su intimidad. Sujetando sus brazos con mis manos está entregada a la voluntad de su hombre, intentar salirse de la penetración es un juego para excitarme.
Es la postura ideal para someterla, imposibilitada de zafar, solo queda la alternativa de relajarse y disfrutar de la sumisión. Es la tormenta perfecta, dominada y ensartada, el trueno del deseo se hace escuchar en la penetración violenta, entrando más allá de lo posible, emite gemidos que llevan el mensaje de sumisión disfrutada.
Las “amenazas” de ser más brusco le agradan, sube la apuesta del desafío de la hembra sumisa al macho dominante. – Quieta, no te rebeles, que te voy a hacer el culo..
– Ja!! Si me dejo. Tú y cuántos mas…?
– Solo yo, no quieras salirte que te lo hago.
– Ja, no te lo creo…
Esa última frase fue como la declaración de guerra sexual, con la mano izquierda apoyada en su nuca y los pies apretando sus pantorrillas, limito la resistencia solo a gemidos y alguna débil protesta. Sacó algo de los jugos vaginales para untar el “marrón”, retiro la pija de la conchita y apoyo el glande en el orificio anal, un poco de juego presionando en él. Acomodé el cuerpo a la comodidad de la penetración, sin previo aviso comienzo la penetración, el temor y los gemidos responder a la intrusión.
Un breve juego de metisaca, para ablandar la resistencia del esfínter y se la entierro toda. Conozco esa reacción de la primera vez por el ano, una nalgada algo fuerte y precisa con la intrusión distraen la actitud de resistencia, para cuando quiso reaccionar ya se la tenía enterrada hasta los pendejos. La sorpresa enronquece el gemido, el temor aquieta la reacción, la quietud del macho sirve para atenuar por un momento la angustia del desvirgue anal.
Quieto, esperando que su culo se adapte al grosor y contundencia de la verga enterrada en su culo virgen, produce el efecto deseado, la rebelde se hace sumisa, la agresiva pide clemencia, se deja hacer, me deja hacerle el sexo anal, solo pide que sea suave. Le duele, el ano dilatado como jamás hubiera supuesto, siente la contundencia de la verga abriendo sus carnes.
El bombeo suave, aporta algo de calma, siente la dolorosa molestia y el placer de su macho sometiéndola, entiende y comprende el dominio del hombre sobre su puta. La calentura acentúa la intensidad del metisaca, penetro su carne con la brusquedad que le imprime el deseo a tope de la excitación, los gemidos se confunden con la creciente agitación por la brusquedad en taladrar su culo, no me resulta fácil controlar los movimientos, tomada fuerte de los hombros me impulso elevando la pelvis y descargando la potencia de la verga entrando sin delicadezas.
La calidad de este cuerpo y la calidez del culo virgen condicionan la extrema calentura, montada sin delicadezas, el vano intento de zafar, la tomo de los cabellos y la cabalgo como para domar a la potra salvaje. Con los cabellos como riendas, nalgueo sus ancas mientras sumerjo la estaca de carne sin piedad.
Comienza a aullar, y agitarse, provoca ser tomada con violencia, aprisionada entre mis rodillas, acelero el bombeo, movimientos cortos pero profundos, más rápido e intenso. Grita:
– No aguanto! No aguanto más! Dame mi leche, acaba yaaaaa
– Voy amor, voy, cierra este culito, estoy llegando, llegaaaaandooooo
El primer chorro de semen, bien a fondo, bien apretaditos, moviéndome casi nada termino por largar el resto del polvo.
Con el último chorro de leche, llega la pausa reparadora, tendido sobre su espalda emito los últimos latidos de la verga, intento retirarme de su maltrecho culito.
– No, no, no te salgas… déjame sentir esos latidos, espera que se afloje la erección, si la sacas me duele mas. Quédate dentro, por favor…
Era el momento sublime cuando el músculo se afloja, la pasión descansa. Despacio voy retirando la pija, el hoyo se ve bien enrojecido, con el retiro de la poronga, la ventosidad hace que el blanco semen se escurra con burbujas, chorreando sobre la vagina. La visión corona el delicioso momento de haber desvirgado su ano.
– Te odio, te odio, me rompiste el culo, hmmmm me duele.
Las caricias y besos son el mensaje de amoroso agradecimiento, responde con el mismo ardor. Se manifiesta comprensiva, entiende el momento y hasta la postura de provocarme para estrenarle el culo. Se lo dejé dolorido, pero está feliz por haberme entrega es lugar tan privado, dijo que lo merecía por haberla llevado a la gloria con esos orgasmos fantásticos.
El paso por el bidet con el chorro agua tibia en su ano consigue atenuar los latidos que siguen recordándole el dolor del desvirgue. Luego del desayuno suena el teléfono con el aviso del conserje del hotel avisando que nos quedan quince minutos para finalizar el turno.
Sigo tendido en la cama, solo con el bóxer, ella está vestida y lista para abandonar el cuarto, me levanto y la tomo por sorpresa, abrazada la fuerzo para colocarla con las palmas apoyadasd contra la pared, las piernas separadas, sacando el culo bien atrás. Tomada desde atrás, levanto la falda, corro la tanga y le entierro la pija en su concha, con mi cuerpo apretado contra el suyo, mis manos sobre las de ella comienza una furiosa y rápida cojida, breve pero intensa, hasta acabarle dentro de la concha.
Los últimos estertores de agitación concluyen con el semen eyaculado dentro. Me salgo, acomodo su bombacha, le doy mi pañuelo para que sirva de contención del semen cuando se escurra, no la dejo lavarse.
– Quiero que esta leche te acompañe cuando me despida, que se quede en ti.
Quedó pasmada, fue un acto inesperado que dijo le llegó muy dentro, un golpe en el corazón, me tomó la cara y me comió la boca. Beso largo, muy largo.
Luego nos vestimos bajamos a la cochera, salimos del hotel y la llevé con su amiga.
Aun no había llegado a mi casa, cuando recibo un mensaje de Anny , refiere que el sexo anal fue por su provocación, dolió pero fue grato sentirte tan feliz, ahora me está latiendo pero estoy feliz. Fue una noche mágica.
La respuesta, fue cuando sería la próxima vez. – Prontito, prontito, decía el nuevo audio.
Hbo más encuentros, también miedos cuando se le demoró la llegada de la •”regla”, ahora tien diu y cojemos sin problema.
Despertó una loba hambrienta de sexo, y dijo: ahora has abierto la jaula ahora tienes a tu puta, y lo mejor es lo que está por venir. Antes de terminar el relato ella quiso agregar un comentario
Hola soy Anny la del relato y quiero aportar mi testimonio personal.
A partir de esa primera tarde que nos llevó al hospital para internar a mi esposo, la que se sucedieron para llevarme al hospital se volvieron entretenidas, la idea de encontrármelo me motiva para sentirme nerviosa, cambiando mi look, cuidando los detalles como usar base para tapar algunas manchitas, delineado en los ojos, mejorar el aspecto de las cejas y alisar el cabello. Todo este cambio se inicia durante esa semana que me acompañó.
Me sentía entusiasmada, coqueta y más segura, sobre todo ocultar esas primeras canas, le confesé a mi amiga que este hombre había encendido el horizonte. Cuando se terminó la excusa de vernos cuando me llevaba al hospital, sentí ese vacío imposible de llenar, “nos” invitamos a compartir un café, nos sentíamos cómodos, sin condiciones ni exigencias, sentí el respeto, la pasión y el amor. El relato es fiel testigo de cómo se concretaron los hechos, y este es mi aporte para esperar las opiniones de las lectoras y saber si quieren saber como siguió nuestra historia pasional y que siempre lo más picante fue lo que aun escribimos.
Estamos esperando sus comentarios para continuar las jugosas experiencias vividas por esta atrevida mujer, donde la realidad supera toda la ficción, quiso explorar todos los límites y lo estamos haciendo…
Este mensaje es para esa mujer que no se atreve a ser infiel, si lo hiciste, compartamos experiencias, Anny y Luis te esperamos en [email protected]
Lobo Feroz