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El favor de mi vecina
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Tengo una vecinita, que es muy popular en la colonia, y al parecer soy la única con la que platico bien y no me ha importado lo que haga con su trasero (después de todo yo soy casi igual), hemos podido hablar muy fácilmente de todo, y si de sexo, principalmente.

Alguna vez, se armó de valor y me confeso que mi esposo le gusta mucho, que le parece muy atractivo y que es muy amable con ella, el jamás se le ha insinuado ni la ha visto mal, eso causo que ella lo viera de otra manera, pero que se detiene por mí, jamás le paso por la cabeza querer hacerme algo así, después de que los dos la tratamos como buena amiga.

Eso me puso a pensar mucho, sé muy bien, que a mi esposo le gustan las mujeres, y sobre todo que si son fáciles, pues aún mejor, supongo que ellas son las que tienen que dar el primer paso, para que no le volteen la cara de un bofetón, de ser de otra manera.

Continúe platicando con ella con la intención de saber de qué sería capaz de llegar con él, está de más pensar a que llegaría, sé que si no se tratara de mí, ellos dos ya se habrían ido a la cama, pero en verdad creo que ella no me quiere causar ningún problema, le he escuchado decir, muchas veces que le vale madres, la esposa o la novia de fulanito, se lo llevo a la cama y se lo cogió muy rico, o fue muy decepcionante, lo que sea, si noto que conmigo se ha limitado por respeto.

Un día le platique de lo mucho que me gusto verlo con otra, lo caliente que me pone tan solo saber que puede verse con alguien y darse un encerrona en una habitación de hotel, me vuela la cabeza imaginar lo que entre los dos se hacen.

Mientras le contaba esto, su cara cambio por completo de color, en verdad hasta los pezones de le endurecieron, y me presto más atención de lo que ella habría querido demostrar.

Después de mi discurso, fue como si le hubieran descosido la boca, comenzó a decirme, lo mucho que lo deseaba, la de veces que se a masturbado, imaginando que él se la come, de arriba y abajo, cómo muere de ganas de saber cómo la tiene, a que huele, cómo sabe; tantas situaciones que se viene imaginando desde el primer día que lo vio.

Me dio mucha risa, el cómo lo contaba, no es que fuera una plática muy intelectual, pero me divirtió mucho.

Finalmente, las cosas se estaban dando de muy fácil, manera, me gusta verlo con otra… ella quiere, más bien, arde en deseos… a él le gusta… sé que si le pudiera dar a todo lo que se mueve, lo haría.

Le propuse a mi vecina, hacerle un regalo de cumpleaños entre las dos, en dos semanas seria su cumpleaños y ella va a ser su regalo, así que le daba la tarea de planear lo que ella quisiera como fuera la velada.

No dio de saltos, solo por que… no! si dio de saltos! estaba muy emocionada, sonreía, como adolescente, pareciera que le dije que iría a recibir el premio mayor de la lotería, no cabía de gusto.

La tenia todos los días ya sea llamándome por teléfono o tocando a mi puerta, enseñándome la ropa que se pondría, otro día, los zapatos, otro día, llevaba un peinado, era un verdadero cascabel.

Mi marido no sabía nada, solo le pregunte que cual era su plan para su cumpleaños; sé que el mero día, sus compañeros se lo llevan a tomar la copa, si cae en fin de semana, su familia lo celebra el domingo. Su mejor amigo o el mismo día, o al siguiente, así que le dije que reservara el tercer día, para mí, porque no quería que nadie nos interrumpiera y que alguien llegara de imprevisto, me dijo, ¡hecho!

Por fin el día llego, ya no sabía cómo contener a mi vecina, por cosa de nada me coge a mí de pura emoción, pero, le pedí que llegara a la hora, si quería ya llegar arreglada podía, solo que la escondería para que él no se imaginara nada.

Llego con un abrigo, cosa que me pareció de lo más loco, con el calor que hacía, pero viendo mi extrañeza, se lo abrió y me dejo ver la lencería tan diminuta que traía puesta, me sorprendí gratamente, y le pregunte ¿No tienes problema en que yo los vea?

Ni en que te nos unas! me contesto, muy eufórica.

Le dije, que se escondería, que el llegaría, yo le voy a decir que voy por su regalo y voy por ti, para enseñarte a él, de ahí, él es todo tuyo, se quitó su abrigo y me pidió una copa para relajarse, ya que no podía con tanto deseo, le dije que tomara lo que ella quisiera, estás en tu casa! Se fue a servir una copa y se sentó, a tomársela tranquilamente, la vi mientras ella estaba metida en sus ideas, y de verdad que se veía muy sexy, no dejaba mucho a la imaginación, pero aun así en lencería, puros hilos, aunque la verdad muy puta, sabía que le gustaría a mi esposo encontrar "eso" en su casa todos los días.

Escuchamos el auto, y ella salto y se escondió en el baño, salí a recibirlo le di un fuerte abrazo, lo bese y le pregunte que si estaba listo para su regalo de cumpleaños, nervioso me dijo que si, lo tome de la mano y lo lleve para dentro, lo senté en la sala y le dije, voy por él, fui al baño, le toque la puerta y ella salió, con todo el aire de seducción y le dijo, feliz cumpleaños.

Se le acerco, le modelo o algo así, le enseño el trasero, se masajeaba sus senos, se tocaba su cuquita que la llevaba depiladita, se metía los dedos a su vagina y luego a la boca, se le sentó en sus piernas restregándole sus nalgas en su paquete ya bien relleno, él le acariciaba las nalgas, los senos, le decía una que otra cosa de su atuendo, lo linda y caliente que se veía, lo caliente que lo ponía.

Intente minimizarme lo más posible, quería que se sintieran a gusto, como si yo no estuviera ahí, y fueran capaces de hacer y decir todo lo que se les diera la gana, pero la verdad es que moría por meterme algo y descargarme para aguantar el seguir viéndolos.

Ella no aguanto más y comenzó a besarlo, mientras le desabrochaba el pantalón.

Continua.

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