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Claudia consigue empleo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Durante meses Claudia le pidió a Pedro, el amigo de su padre que la dejara trabajar en su tienda de ropa. Aunque él no la dejaba, era menor de edad, aunque lo más importante y lo que más le preocupaba era que cada que la tenía cerca algo le pasaba. Su cuerpo se desarrolló, no era más la niña con la convivió todos estos años. Ahora era una joven muy guapa. El bulto en su pantalón cada que la tenía cerca era preocupante para él, por la amistad que tenía con su padre. Sin embargo Claudia cumplió 18 y luego de que su padre se lo pidiera le dio permiso.

La tienda era pequeña, un solo piso con una bodega, tenía dos ayudantes Manuel y Daniela unos hermanos que desde un par de años eran parte de la tienda. En cuanto llego Claudia a la tienda a Manuel se le caía la mandíbula, no dejaba de mirarla, sus piernas largas en ese pantalón ajustado eran impresionantes, su cintura pequeña como sus tetas y su cara que destellaba un brillo especial cada que sonreía lo tenían embobado.

Fue hasta que Pedro llegó, con el desatino que Manuel dejó de verla y siguió acomodando las prendas.

—¡Bu! —dijo Claudia mientras por la espalda le picaba las costillas a Pedro.

—Hola pequeña Claudia, ¿ya te dijeron precios y como acomodar?

—No, nada más me dijeron que abriéramos y ya. ¿Que hago? —le dijo pegada a él, con su rostro pegado a su barba de candado.

Mientras ella recorría la tienda acomodando accesorios, Pedro notó que esa erección en su pantalón no cedía, llevaba más de dos horas así y comenzaba a sentir calambres. Aun así, al igual que Manuel él estaba enchinado mirándola moverse por los pasillos.

—Los sábados es en short, ¿ya te dijeron? —le comentó Daniela.

—No, no sé si tenga. No se si me queden.

—Bueno, ven vamos a doblar todo lo de allá. Si entra gente que ellos atiendan.

Ambas fueron a la bodega mientras en la tienda Manuel veía a Pedro sonriendo.

—¿de donde la sacó? Esta bien buena la morrita

—Es hija de un amigo, si está bien sabrosa la verdad. Bueno a trabajar.

Así llego el sábado y Claudia se puso el único short que tenía, ese que luego servía de pijamada. Era muy pequeño y dejaba salir un poco sus nalgas. Ahora hasta Daniela la miraba fijamente.

—te dije de short, pero te trajiste el de la primaria niña.

—Es que no tengo otro.

—En la bodega están las playeras con el logo de la tienda, ponte una va, mientras voy abriendo.

Todas eran enormes, solo una camiseta le quedaba más o menos bien, mientras se cambiaba Pedro entró, sin hacer ruido en el marco de la puerta se detuvo, admirando sus pequeñas tetas contenidas por el sostén.

—¡Ay! No te vi—dijo ella dando un brinco al verlo.

—Voy llegando, ¿todo bien?

—Si, ya nadas guardo esto y salgo—dijo dando vuelta para recoger su suéter dejándole ver sus nalgas en ese pequeño short. Pedro ya tenía otra vez la verga durísima, así que salió para tomar aire.

—¿y tú vas de safari?—le dijo a Manuel que traía una bermuda con muchas bolsas a los lados .

—Está cómodo… Dios mío bendito—dijo al ver salir a Claudia, que le sonrió y siguió de largo.

Durante el día ambos estuvieron atentos a ella, cada que se agachaba podan ver sus nalgas y la orilla de sus calzones que se asomaban como un bonito decorado de ese par de nalgas.

Muchos clientes se acercaban a ella para comprar, pero más por estar cerca de ella. Al final del día mientras preparaban para cerrar, Pedro la vio platicando con un tipo mayor. Ella le daba su teléfono mientras se la comía con la mirada.

—¿quien era ese?

—Nadie, me dijo que si quería ser modelo él me ayudaba.

—¿como crees esas tonterías?

—¿ósea que estoy fea? ¿No puedo ser modelo?

—No dije eso… es solo que…

—esta bien, estoy fea según tu.

—No dije eso…

#ella se fue y no le dirigió la palabra en días, algo que aprovechó Manuel que estaba encima a toda hora. Unos días después, Pedro los sorprendió besándose en la bodega, el ardor que sintió por los celos le hicieron regañar a Manuel, incluso pensó en correrlo pero aún faltaba verla subir al auto de aquel tipo que le aseguraba sería una modelo.

Le hervía la sangre, aun así no podía dejar que se aprovecharan de ella. “Me marcas cualquier cosa” le mando por WhatsApp y a distancia la siguió hasta un edificio del centro. Casi le ganaba el sueño cuando sonó su celular. Era Claudia con voz llorosa pidiéndole que la recogiera enfrente a una plaza comercial. La vio salir y caminar a la plaza, dejó pasar unos minutos para acercarse, le tocó el claxon y ella corrió a su auto.

—¿qué pasó?

—Nada…

—¿Te hicieron algo? ¿Estas bien?

—quería que me desnudara y salí corriendo

—te dije…

—no me regañes —Pedro mirabas sus piernas.

—¿y que esperabas de un tipo que te aborda en una tienda? ¿Y Manuel que?

—Nada, solo fue un beso…

—Bueno, creo que ya no puedes trabajar en la tienda. Imagínate si te pasa algo, ¿que le digo yo a tu papá?

—No le digas

—¿y como le explicó que ya no trabajas más en la tienda?

—¡¿Pero por qué?! —Dijo haciendo un gran puchero.

—O despido a Manuel pero tampoco sería justo.

—¿que puedo hacer para que me dejes seguir trabajando? —le dijo y se inclinó hasta estar cerca de su boca, tanto que el tuvo que estacionarse para no chocar pues no veía más que su rostro.

—¿que vas a hacer, dime? —Claudia ya tenía su mano sobre su bragueta sobando despacio sin quitarle la vista de encima.

—¿qué haces?—pregunto el sin la menor intención de detenerla.

—Conservando mi trabajo y el de Manuel que no tiene nada que ver en esto, ademas se que a ustedes les gusta mucho esto, a mi novio se la chupo a cada rato.

—¡Niña!

—¡que tiene! Además mira, ya está bien duro tu amigo—le dijo apretándole la verga sobre el pantalón.

—Espera, vamos a otro lado—dijo y arrancó en dirección a la tienda.

Todo el camino lo fue estimulando, en cuanto llegaron y abrieron para después cerrar e ir a la bodega él se abalanzó a tocar sus nalgas prohibidas hasta ahora.

—Me gusta tu culito niña

—Pues agarrame mas, me gustan tus manotas en mis nalguitas.

Mientras ella le zafaba el pantalón él besaba sus pechos que desde el primer pasillo quedaron al aire y metía su mano entre sus piernas. Para cuando llegaron a la bodega él tenía los pantalones en los tobillos, no podía dar un paso más sin tropezar, ademas no quería. Claudia le jalaba la verga con ambas manos y besaba de manera tierna la cabeza de su miembro.

—Para que me dejes de decir niña—le dijo ella abriendo la boca para meter aquella verga lentamente.

—¡Uuuf que rico!

—Me gusta el sabor—decía entre mamada y mamada— aunque el tuyo es más grande que el de mi novio y esta mas duro.

—Chupa nena, mételo a tu boca de una vez.

—Mmmm haaagh no me los avientes en la cara, no me gusta mmm haaaagh —él pensaba más en penetrarla, empinarla, montarla pero ahora que ella lo mencionaba, se vería fabulosa con la cara batida.

—¿entonces… te los comes?

—¡No! —Dijo dejando de mamar— no me gusta.

Pedro quiso voltearla para penetrarla pero ella se resistió.

—Así no…

—¿Entonces como?

—Nomas te la chupo y ya, me va a doler

—Despacito

—No, mejor ya me voy…

—Bueno pues solo chupa—dijo para evitar que se fuera

—Me gusta mmmm chompaaahg haaagh

Unos minutos más tarde él estaba por terminar, ella se separó y siguió masturbando hasta que el semen salió disparado sobre sus tetas y escurrió por su abdomen, otros chorros con menos fuerza cayeron en sus piernas.

Cuando tomo su teléfono vio mensajes de su papá y mamá.

—Vámonos que ya está mi mamá preguntándome que donde estoy.

—Vamos, te acercó—ella como si nada se limpió y subió al auto. Al llegar se bajo si más.

—Te veo en el trabajo.

—Adiós niña—el padre de Claudia salió, lo invitó a tomar unas cervezas y platicaron hasta tarde. Pedro solo tenía en su mente a Claudia.

No pasó ni una semana y al checar las cámaras de seguridad, descubrió que Claudia le daba una mamada a Manuel, aunque se enojó, luego de éxito. Al final pensó que solo podía usar todo eso a su favor.

—Hola, ¿me hablabas? —dijo ella sonriente.

—Claro, pásale y siéntate. Te quería enseñar un video.

En la pantalla se le veía besando a Manuel, luego se arrodillaba mientras él se bajaba el pantalón. Ahí lo detuvo.

—¿creo que ya sabes qué pasa después? —dijo muy serio.

—Pero también te la chupe a ti…

—Bueno pues a él lo corro y este video se lo mando a tu padre para que vea la clase de puta que tiene por hija.

—No… no soy…

—¿entonces vas por ahí chupando penes?

—No…

—¿qué hacemos? —Preguntó poniéndose de pie.

—No nos corras y no le digas a papá…

—¿yo que gano?

—Lo que quieras

—¿Lo que sea?

—Si…

—Vuelve a trabajar, nos vemos por la tarde. Ya veremos si Manuel tiene trabajo mañana o no.

Por la tarde cerraron la tienda y Pedro espero paciente a que Claudia entrara. Con cara seria se sentó frente a él.

—¿Entonces?

—Nada. Vamos a ver qué es “lo que sea”. —se acercó y retiró el cabello de su cara sobándola suavemente.

El ritmo cardíaco de ambos era acelerado, pero A diferencia de ella que no sabía qué esperar. Pedro estaba preparado.

—Ven, recárgate aquí —Le indicó y ella se apoyó en el escritorio mientras él subía su falda.

—¡ay! —Dijo ella cuando él le pellizcó las nalgas con las manos.

—Con tus manos separa tus nalgas

—¿así? —Dijo ella con la cara en el escritorio y ambas manos sujetando sus nalgas.

—Si, así—Pedro ensalivo sus dedos u comenzó a soñar su paño hora hasta que empezaron los primeros gemidos.

—mmm mmmm

—Mira que está bonita tu panocha—dijo hundiendo sus dedos entre sus nalgas.

—!ay despacio! —sin embargo él los metió más y movió como loco.

—¡ay ay ay ya ay me duele!

Luego los saco, evidentemente húmedos y lamió aquella panocha. Los ojos de Claudia estaban en blanco, evidentemente Pedro sabía lo que hacía y su legua seguía su trabajo en su pacha húmeda e inflamada.

—Se siente muy rico como chupas

—te voy a dar verga hasta que me canse pequeña chupa pitos.

—mmm no te detengas mmmm rico mmm

—se que te gusta, mira cómo estás mojada —llano su mano de sus fluidos y los embarro en su cara, apretando hasta que sus dedos entraron en la boca de Claudia que chupaba como si fuera un dulce.

—ven aquí y chúpamela, ¿es lo que te gusta no?

—si me gusta… —dijo ella y tomó su verga con ambas manos para chupar suavemente, sin embargo el metió toda su verga bruscamente.

—hasta el fondo pequeña puta

—haaag noggg puedoaag haaag —Claudia trataba de pararlo pero él le tomó las manos y usando su cinturón las sujeto y amarró. Levantándolas para darle oportunidad de resistencia.

—me duelen mis muñecas—le dijo a manera de suplica.

—abre la boca que voy a meter mi verga

—haaa agh me dueleee

—¡No mames si supiera mi compadre que su nena es mi puta mmmm sostenla dentro…!

—haaag —La verga le lastimaba la garganta y apenas podía jalar aire, pensó que era lo peor que le podía hacer Pedro. Pero luego la giro.

Recargada en el escritorio sintió como Pedro le arrancaba la ropa y abría sus piernas, separó sus nalgas y de pronto sintió un dolor horrible.

—¡aaay no me duele no aaay!

—Cállate ya y abre ese culo.

La verga de Pedro entraba en su colista y el dolor era indescriptible para ella que no dejaba de gritar

—Me duele, me duele mucho ay aaay —pero a él no le importo y la tomó del cuello para jalarla contra él y que su verga entrara de una buena vez.

—¡que apegado culito tienes Claudia!

—¡ay ayyy no ya no aaay así no me gusta! —Los sollozos le ponían más dura la verga a Pedro que sentía como se acercaba el final.

—Vamos a pintar ese culo—se sacó la verga y vacío su semen sobre las nalgas de Claudia que se enconchaba aún adolorida sobándose su agujero.

—¡ASÍ NO QUIERO!

—Dijiste que lo que sea y mira tu culo estaba ahí, dispuesto para que mi verga se le clavará. ¡Quita esa cara o te vuelvo a coger por el culo!

—¡NO! Me duele —dijo mientras se vestía y limpiaba sus nalgas. —llévame a mi casa

—Vamos que mañana tienes que trabajar, ya veremos que hacer con Manuel.

Viajaron en silencio, aunque él seguía triándole la entrepierna y sobando sus tetas sobre la playera. Ella bajo molesta y azoto la puerta.

—¡Adiós!

—¡CÁLLATE BABOSO! —dijo mientras se alejaba.

Pasó la noche pensando que hacer con Manuel hasta quedarse dormido, al despertar con una gran ereccion tenía la respuesta. Lo llamo en la mañana a su oficina, le mostró los videos y sentenció.

—Cada que te mame, te bese o te la chingues te voy a descontar un día de sueldo estamos.

—¡pero yo no…!

—!¿ESTAMOS?! —Dijo dando un manotazo en el escritorio.

—Si… —Respondió el y salió resignado.

Ese día Daniela se fue antes, tenía cita en el dentista y Pedro lo vio como una oportunidad que no dejaría pasar.

—en cuanto cierren vienen los dos a la oficina—les dijo a Claudia y Manuel que solo asintieron y se miraron un tanto preocupados.

Cuando bajaron las cortinas ambos caminaron hasta la oficina.

—Bueno, la cláusula de tu descuento salarial no aplica si la compartimos.

—¿qué cosa? —Dijo Claudia que no entendía nada.

—¿compartir? —Preguntó Manuel.

Pedro abrazó a Claudia tomándola por el culo y levantando su falda.

—Compartir… —dijo y la besó mientras Manuel le bajaba los calzones hasta los tobillos.

—¿me van a coger los dos?

—Si, pero primero nos vas a mamar la verga—Pedro la acomodó entre ellos y la inclinó hasta que quedó en cuclillas. Luego se sacó la verga para recargársela en la cara.

—¿Yo también puedo?—pregunto Pedro mientras bajaba su pantalón.

—Obvio —Dijo Pedro

Cuando ambas vergas chocaban sobre sus labios, Claudia comenzó suavemente a chupar un poco a uno y a otro.

—no me vayas a ahogar, no me gusta—le dijo a Pedro

—Deja de hablar y chúpanos la verga.

Le tomaban el pelo para ver su cara mientras ella se metía los trozos de carne entre sus labios. Pedro se sentó en la silla y la levantó para que empinada le chupara la verga. Tomó un preservativo y se lo dio a Manuel.

—Metesela en el culo

—¡NO POR AHÍ DUELE MUCHO NO! —respingo ella pero Pedro ya le sujetaba ambas manos para evitar que se moviera.

—No entra…

—Empuja fuerte—le dijo Pedro.

—¡aaay ayyy me duele! —Pedro miraba atento los gestos de dolor de Claudia, lo disfrutaba, su verga se ponía más dura.

—¡Chúpamela verga ya!

Sin dejar de quejarse, ella agachó la cabeza y lamió mientras Manuel entraba por completo en su colista.

—Está bien apretada del culo

—¡ME DUELE AAAY SÁCAMELA MANUEL POR FAVOR!

—a mamar te dije—Pedro le tomó la nuca y la llevo hasta su verga, metió su verga de esa manera brusca que tanto le gustaba y ahora solo se escuchaban los gemidos ahogados de Claudia.

—¡ash ahh !

Se escuchaban como aplausos cada vez más rápidos e intensos, Manuel estaba aferrado a sus nalgas metía su verga sin piedad en su culo, y Claudia ya solo dejaba que con sus manos Pedro dirigiera su cabeza, ambas vergas entraban a placer sin ninguna resistencia.

—Ven y siéntate aquí—le dijo a Manuel que obedeció. Le coloco a Claudia sobre el, ahora si se metió la verga en su panocha un tanto aliviará incluso lo besó. Pero después Pedro se acomodó detrás y colocó su verga en el orificio sin ocupar.

—¡ES QUE ME DUELE!

De un tirón entró la verga de Pedro y poco a poco la de Manuel resbaló, ambos se movían mientras ella gemía de dolor y un placer indescriptible. Solo había visto eso en las películas porno y ahora tenía dos vergas dentro.

—¡Me duele mmm aaah se siente rico!

—Te dije que acabaría por gustarte, este culo apretado está echo para recibir mucha verga

Pedro estaba entretenido lamiendo sus pechos y casi ni se movía, Claudia se meneaba con ritmo para sentir ambas vergas dentro.

—Pero me duele

—cállate y muévete pequeña puta

—No mames ya me voy a venir—dijo Manuel y Pedro se levanto.

—Ven acá y comete el semen

—¡No me gusta! —dijo ella que sin embargo abrió la boca para que Manuel metiera su verga y descargara su semen dentro.

—¡uynimamesquerico!

—Trágalo—le ordenó Pedro y miró como pasaba por su garganta mientras ella gesticulaba con asco. Luego la volteo y siguió penetrando su culo.

—ha ay ay es que me aaay duele ay ay mmm

—Ven que vas a tragar más leche—ella se inclinó y abrió la boca para que los chorros le mojaran los labios. El semen entró en su boca cerró la boca, luego tragó y suspiró.

—No me gusta como sabe

—acostúmbrate, vas a tragar mucho de ahora en adelante.

Los tres se vistieron y Pedro los llevó a casa, primero a Claudia que siguió siendo manoseada por ambos. Lugo a Manuel que en silencio sonreía.

—llegamos

—Gracias patrón por todo

—Oye, ¿crees que el culo de Mariana esté igual de apretado?

—¡¿Que?! —Dijo Manuel sorprendido.

—No vemos mañana—respondió Pedro y se alejó satisfecho.

@MmamaceandoO

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