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Follando con la madre de mi amigo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Deseaba mucho este momento, poder estar a solas con Marga, la madre madura de mi amigo, no fue fácil llegar hasta este día, pero lo que debo saber es que lo disfrutare, lo memorizare para siempre, lo guardare en el baúl de mis recuerdos, lo mantendré a salvo en mis pensamientos y nada podrá hacer que lo olvide. Sé que muchas veces queremos hacer cosas que para los demás serian una locura, cosas que quizás no deberían de suceder, pero la sola oportunidad de que se presente y más aún que suceda eso que llevas deseando por mucho tiempo, es lo máximo, esa sensación de tener cerca a una mujer madura, una mujer hermosa, tan bien conservada a pesar de los años, es lo que me impulso a querer tener relaciones sexuales con ella, penetrarle su delicioso coño, correrme de gusto dentro de ella, con el temor de poder terminar una amistad de años con su hijo.

Marga es la madre de uno de mis mejores amigos de la universidad, que digo madre, ella es el deseo de cualquier joven veinteañero, ella es una mujer de 40 años, divorciada hace más de 6 años, cabellos lacios, cara delgada, ojos marrones, labios carnosos, pechos redondos, cintura pequeña, culo respingón, ella es de mediana estatura, trabaja por las mañanas en una panadería, desde que se divorció solo le hemos conocido a un pretendiente, pero que por algún motivo esa relación no dio para más, según me contaba mi amigo, el tipo era muy celoso y eso agobiaba mucho a su madre que no estaba acostumbrada a esas tonterías, no le gustaban las escenas de celos mucho menos cuando vestía tan sexi, aunque sea para ir al trabajo.

Estar en casa de mi amigo siempre fue la oportunidad perfecta para poder observar a su madre, ella una mujer muy guapa, muy sencilla, muy sexi para andar en casa, siempre ligerita de ropa para hacer los aseos en su piso, en más de una oportunidad me he quedado a dormir en su casa y la he pillado por las mañanas en bragas saliendo de su habitación, las veces que he podido mirarla en ropa interior han sido varias, en más de una ocasión nos hemos cruzado en el baño, yo intentando ocultar mi erección mañanera y ella queriendo entrar antes que yo para ducharse e ir al trabajo y no llegar tarde, siempre que me quedaba en su casa veíamos películas hasta tarde, claro nosotros no teníamos prisa por la mañana y ella salía a toda prisa para no perder el autobús o retrasarse en sus labores de trabajo.

Estar en su casa es muy especial, ya que normalmente se pasea en lencería muy coqueta, yo no sé si a mi amigo le pasara lo mismo que me pasa a mí con su madre, me refiero a que si también le pone cachondo ver a su madre en bragas tan pequeñas, una vez me conto que se ducharon juntos, yo alucinaba cuando me contaba eso, y que eso era normal entre ellos, sobre todo cuando es invierno, no le he preguntado más sobre el tema para no poner en alerta a mi amigo y me vaya a bloquear el ingreso a su casa, es que solo ir al baño de ellos para siempre ver las braguitas usadas de Marga, me pone mucho, saber que por las mañanas la veré en lencería o camisetas largas, me da la vida, me pone muy cachondo y me hace fantasear con ella. No he querido hacerme una paja con alguna braguita de ella, por el temor a que se puedan dar cuenta y ahí sí que lo tendría todo perdido, la amistad, pero más son las ganas de ver a Marga.

El fin de semana, había discutido con mis padres porque no quise ir de viaje con ellos, teníamos la final de nuestro mini campeonato de futbol y no me lo quería perder por nada, aquel fin de semana me quede en casa de mi amigo, tampoco me apetecía quedarme solo en mi casa, Marga estuvo encantada de que yo me quedara con ellos a pasar el fin de semana, el plan era por la tarde ir a jugar y ya por la noche salir a celebrar en casa de algún compañero o alguna discoteca, paso como lo teníamos planeado, jugamos, ganamos pero con la desgracia de que para mí, en un balón que fui a disputar en el tiro libre, al pisar el suelo me doble el tobillo, se me hincho como una pelota, fui a urgencias y afortunadamente no había rotura de nada, calmantes para el dolor y a reposar por varios días. Mis padres al enterarse de mi accidente estuvieron a punto de dejar su viaje y volver a casa. Me costó pedirles que no volvieran.

La madre de mi amigo se enteró de lo sucedido, ya que su hijo le conto, y ella le pidió expresamente que me llevara a su casa, ya que así me podría cuidar y estar segura de que guardaría el reposo necesario para poder recuperarme, les conté a mis padres que me quedaría en casa de mi amigo y así ellos se quedaron más tranquilos, y que solo había sido un resbalón tonto, que yo me encontraba bien. No sé si el plan iba bien o mal, porque a decir verdad no pensaba lesionarme nada, mucho menos quedarme a solas con Marga. Porque debo decir que mi amigo igual se fue a la fiesta con el grupo y algunas muchachas del otro equipo que se quisieron apuntar a la celebración después del juego, llego a su casa, se ducho y arranco para la calle. Prometiendo que volvería pronto de la fiesta y me contaría todo.

Estando ya en casa de Marga, mi amigo se fue a la fiesta a celebrar la justa victoria, yo en cama reposando, la madre de mi amigo todo el tiempo pegada a mi lado, no quería que siquiera me moviese, me dice que se sentía un poco triste por lo que me había sucedido, como estaríamos los dos solos, pedimos pizza para comer, en lo que llegaba el repartidor, yo baje al salón para poder comer y ya luego subiría nuevamente, sentados en el sofá ella bebía una copa de vino y para mi me trajo un refresco, yo no dejaba de admirar su belleza, se había puesto un vestido color rojo, unas sandalias negras y llevaba puestos unos pendientes redondos, que parecían dos brazaletes.

El vestido le quedaba espectacular, pensé que saldría para algún lado, porque se lo pregunte, le comente lo bien que se veía en ese vestido, no lo sé pero saque una confianza en mí mismo para decirle esto, le dije que se veía hermosa con esos pendientes, que hasta las sandalias negras que llevaba puestas le quedaban de maravilla, que lucían muchos sus delicados pies, ella suspiro y no se esperaba que le dijera tantas cosas bonitas, halagadoras, ciertas para ser sinceros. Debes estar acostumbrada a que te digan palabras bonitas por la calle, o que piensen cosas lindas contigo, yo seguía halagándola, ella bebía mas sorbos de vino, ya las copitas se notaban en sus mejillas, se estaba poniendo colorada, seguro que serás la dulce fantasía de más de uno, imagino las cosas que pensaran tus compañeros de trabajo, cuando vas vestida de esa manera, que vamos no es que piensen mal, todo lo contrario, lo maravillosa que te vez.

Después de haber cenado, la ayude a recoger las cosas que habíamos dejado por el salón, ya no me dolía tanto el tobillo, pero igual me costaba pararme bien sobre los dos pies, Marga me pidió que dejase lo que estuviera haciendo, que ella lo recogería todo y mejor me sentase a buscar alguna película para poder ver y pasar la noche, así esperábamos a su hijo hasta que llegase, me pareció muy bien la idea, no recuerdo el título de la peli, pero es lo de menos, ella seguía con su copa de vino y se sentó a mi lado, nos tapamos las piernas con la misma manta, hacia algo de frio aquella noche, yo me sentía muy excitado al lado de ella, pensaba la manera de poder rozarla, ver alguna manera de que podamos estar más juntos.

Con el trascurrir de la peli, ella se quedó dormida y su cuerpo se dejó caer hacia un extremo del sofá, la manta se corrió debido al peso de sus piernas, dejo sus caderas a plena vista, deje que pasaran unos minutos, ya se había bebido tres copas de vino, cuando ella normalmente no pasa de una, pero que se sentía un poco estresada y quería desconectar un poco me contaba, intente levantar la manta para ver si se le había levantado el vestido, pero pensé que se podría dar cuenta, con voz casi temblorosa le sugerí que fuese a descansar a su habitación o que mejor se cubra con la manta para que no pasase frio, que yo velaría sus sueños, y que me acompañase a terminar de ver la peli, así mientras ella dormiría yo la vería y después se la podría contar, me miro y se sonrió. Su brazo lo acomodo sobre su cadera y cerro los ojitos, pasados unos 10 minutos, se había terminado la peli, pero me quede viendo los crédito y hasta detrás de cámaras habían, me parecía tan excitante tenerla cerca de mí tumbada ahí en esa posición, dejándome ver la gran figura de su culo cubierto por la manta.

Había tardado en llegar este precioso momento, por fin solos en su casa aquella noche, finalmente se cumpliría una de las fantasías sexuales que tanto he deseado, follar con la madre de mi amigo.

Se despertó de un leve movimiento, me miro a los ojos y no perdí el tiempo en besarla, así sin más contemplaciones, mis manos sujetaron su carita, le pedí que no se fuera, que se quedase conmigo y que nos dejásemos llevar por el momento, que seguro ninguno se arrepentiría de esto, que yo no diría nada a nadie y mucho menos a su hijo, ella accedió pero algo confundida, algo extrañada por lo que sucedía, estaba algo arrollada por los acontecimientos, el aliento embriagador de sus besos me hacía sentir más fuerte, más lleno de vigor para poder seguir besándola y acariciándola, me acerque más a ella hasta quedar encima y le bese los pechos aun por encima del vestido, una de mis manos iban por debajo de su vestido, sentía ya su coñito humedecer, sentía que empezaba a lubricarse, me pedía que no dejase de acariciarle el coño, que le estaba dando mucho placer, como gemía, pedía que no dejase de acariciarla, su coñito no dejaba de mojarse, no dejaba de lubricarse, calentarse, estremecerse, le metí los dedos por debajo de las bragas y eso la inundo de más placer, de más ganas de querer que le acariciase el coño. Mis dedos ya húmedos de tanta lubricación, no dejaban de jugar en su interior.

Le sentí hasta tres orgasmos, como gritaba de tanto gusto que sentía por debajo de sus bragas y como se movía del placer de haber alcanzado unos de los clímax más excitantes de la vida, Marga me pedía que parase de hacerle cosas a su coñito, que parase que ella no se haría cargo de lo que podría suceder, me decía que parase ahora que estábamos a tiempo, pero gemía con más intensidad, con más deseo, con más ganas de que no me fuese de su interior, gemía con mucha pasión, con la liberación de sentirse deseada y acabar con las ganas reprimidas que llevase acumulada por la falta de sexo, por la falta de follar con alguien, por la falta de tener una polla en su coño y hacerla correr un montón de veces.

Tire de las bragas rojas que llevaba cubriendo su dilato coño y la penetre, le metí toda mi verga venosa, palpitante, erecta, dura como un hierro de construcción, mi verga ya ansiosa de probar ese coño jugoso que tanto había deseado follar, le sumergí mi verga hasta el fondo, sin previo aviso, sin avisar que entraría, entro tan bien que ambos soltamos un gemido de placer, ya estaba dentro de ella, ya estaba follando el coño de la madre de mi amigo y eso era maravilloso para mí, ella me pedía que la follara más duro, que la follara más rápido, me tiraba de los pelos y me mordía los labios, no dejaba de incrustar sus uñas en mi abdomen en cada metida de verga que le daba. Estaba muy fiera, muy indomable aquella noche.

No dejábamos de abrazarnos, mordernos los labios, tirarnos de los pelos, que hasta me olvide de mi dolor de tobillo, la puse a 4 patas pero le enterré la cara contra el piso de su salón. Si si, eso la puso más cachonda, eso la volvió más loca, como succionaba mi verga hacia su interior, yo se la sacaba, se la volvía a meter y más me pedía, no quería que le sacase mi verga del coño, quería que la dejase siempre adentro, se corrió un par de veces más, mis rodillas sobre los cojines del sofá, mis manos sobre su espalda sujetándola de los hombros, ella gimiendo y pidiendo que no sacara mi verga de su coño, era una escena casi porno, la ventana que da a la calle con las cortinas abiertas, cualquiera hubiera podido asomar la cabeza y ver el bullicio que ahí había.

La monte encima mío para poder gozar de esas tetas tan hermosas que tiene, no hizo ninguna oposición al cambio de postura que le sugerí, se subió sobre los cojines, con su mano derecha guio el camino hacia su coño y se dejó caer sobre mi verga cargada de tanto semen para ella, mi verga penetro nuevamente su coñito que aun lubricaba y me mojaba las piernas de tanto líquido que dejaba soltar desde dentro de su interior, quitamos ese vestido rojo que llevaba puesto y que me había puesto tan cachondo y excitado, es que no había parado de mirarla desde que nos quedamos solos en su casa, me había puesto muy loco ese color pero más era pensar en lo que llevaría debajo del vestido, sabía que llevaba unas bragas, pero no adivinaba el color o el tamaño, aquella noche estuvo destinada para nosotros, ella bebiendo más de la cuenta, yo loco por follarla, aquella noche estuvo destinada para poder follarnos el uno al otro.

Las sentadas sobre mi verga no paraban, oír sus redondas nalgas rebotar sobre mí, el sonido de nuestros cuerpos mesclados con los jugos de su interior sobre mi verga, es que alteraban el ritmo rutinario de aquella habitación, me pedía que la llenase de leche, que le diera todo lo que tuviese dentro y le regase de semen el coño, que quería sentir su interior inundado de mi semen, de líquido, de leche, lo pedía de manera intensa, de manera golosa, ordenaba sin más, no quería esperar más tiempo para sentirse inundada de mi semen, gemía cada vez más, me pedía que terminase, que ya quería sentirse inundada.

No quise dejar escapar mi eyaculación sin antes gozar un poco más de Marga, esta vez la coloque nuevamente a 4 patas pero ya no le enterré la cabeza en el piso, quería dar de nalgadas a ese culo, ese culo que tanto me había excitado durante todo este tiempo, quería morderle el culo si fuese posible, para que cada que se vea en el espejo se acordase de este momento, ese culo grande, blanco, redondo, no podía esperar a introducir mi verga en su coño, ella me pedía que no la hiciese esperar, que la follase ya, que se lo metiera, mi verga buscando el agujero para ingresar, no fue difícil volver a estar dentro de ella.

Le llene su jugoso coño con mi semen, tantas fueron nuestras ganas de terminar, y las de ella de sentirse llenar el coño de mi semen, que nos estremecimos, seguimos besándonos, pero ya más pausados, nuestras lenguas recorrían nuestros labios, su mirada volvía a nublarse e intentar aceptar lo que había sucedido en aquel sofá, su mirada aun con incredulidad no dejaba de mirar hacia el techo y girar su cabeza de lado a lado, la contemple por unos minutos, le advertí que no se acabaría el mundo por lo sucedido, de que había surgido esto y que sería algo especial para mí, que siempre recordaría este momento. Volvimos a besarnos, ambos desnudos caminamos hacia el pasillo, la tome de la mano no quise soltarla, no quería que vaya sola esos escasos metros que conducen hasta su habitación, ya dentro de esas cuatro paredes conversamos sobre lo sucedido y me hizo prometerle que nadie debería enterarse de lo sucedido. Que por nada le contase lo aquí sucedido a su hijo.

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