Me desperté como a las 8 de la mañana, estaba desnudo apenas con una sábana encima, la luz entraba por la ventana y podía ver mi ropa tirada en el suelo, escuche ruidos y miré en dirección al baño, la puerta estaba abierta y ahí estaba Gilda, salía de la ducha, tenía el cabello mojado, me sonrió, y se irguió mostrándome sus tetas grandiosas, antes de envolverse en una toalla; salió del baño y vino hacia mí, se sentó a mi lado, apoyando su mano en mi pierna.
-Hola hermoso, dormiste rico?
La mire desconcertado y claro, la noche vino a mi memoria
-no me esperaba lo de anoche.
-hay, mira… yo sé que por el tiempo de amistad que llevamos no me ibas a proponer nada, aunque los dos estemos con unas ganas de sexo, así que pues, me salió bien que estuvieras tan interesado en Rebeca para que estuvieras bien excitado.
-que maquiavélica resultaste.
-bueno, vi la oportunidad… pero acaso no te gustó?
Me quede callado viéndola y dirigiendo la mirada hacia sus pechos que seguían resaltando, entonces ella casi leyéndome el pensamiento, aflojo la toalla dejando que sus pechos por la simple presión que hacían envueltos en la toalla, se liberaran.
-te gustan?- me pregunto y apretando su mano casi sobre mi entrepierna.
-Son preciosos… y sabrosos- dije, sopesando uno, tanteándolo en mi mano, sintiendo como se calentaba al contacto y que los pezones se volvían a poner duros, con el roce.
Acerque mi cara nuevamente a sus pechos, pero esta vez admirándolos más a la luz de la mañana, eran muy redondos y tenían un ligero tono más claro que el resto de su piel, era obvio que no pasaban mucho tiempo a la luz natural, acomode mi cara entre los dos pechos y comencé a besarle la piel recién humectada, tenía un ligero deje a perfume del baño, pero rápidamente el sabor fue a piel de mujer, lo mismo con los pechos, me fui a por el derecho con mi boca, presione mi rostro contra él, rozando mis labios hasta sentir la rugosidad de su pezón, ahí mi lengua empezó a hacer círculos en su alrededor, soltó un bufido cuando comencé a morder y chupar.
La acomode más en la cama, de modo que se recostó sobre la toalla que ahora se abría totalmente mostrándome su pubis húmedo, comencé a frotarle dos dedos entre las piernas, ella las apretó haciendo que presionara más para meterlos en su parte intima, yo tenía alcance a sus partes, pero ella luchaba con su mano para encontrar una buena posición para agarrarme de la entrepierna.
Ella me tenía con la verga dura nuevamente, sus manos empapadas de saliva, sudor deslizaban salvajemente apretándomela y haciendo que recuperara la forma, estaba por correrme.
Estaba por estallar, cuando un ruido me hizo voltear a ver hacia un lado. Al lado de la puerta abierta estaba una mujer con cara de asombro, usaba unos lentes redondos que ocultaban un poco sus ojos abiertos en gran expresión de sorpresa, se había llevado las manos a la boca al dejar caer unas bolsas que traía y que seguro soltó apenas ver la escena.
-Rebecca! Te había olvidado! Espérame afuera un momento por favor!- dijo Gilda aun apretándome la verga y haciendo que me corriera sin poder contenerme, solté un chorro que dio un salto sobre la mano y el pecho de Gilda, con lo que al ver eso la chica no dijo nada y solo salió dejando las bolsas en el suelo y cerrando apresuradamente la puerta.
-pucha, en que buen momento llegó! Le diste un gran show con esa corrida tan explosiva!- me dijo antes de inclinarse sobre mi verga y chuparme todo lo de la corrida, aguante un rato más hasta que ya quede flácido y ella había chupado y limpiado su cara de semen y sudor.
-sabias que ella venia!
-yo te dije que ella venia, solo que no pensé que nos viera en tan sabroso momento.
-no pudiste decirle que te esperara?!
-bueno, pensé que yo solo tendría chance de algo anoche, no que hoy también me tendrías ganas.
-salió asustada, seguro ya se fue!
-mmm… no, tal vez este desconcertada, pero de que te preocupas, pudo ver que buena la tienes y que dispara bien!
-eres una descarada!
-bueno, deja de injuriarme, yo sé lo que te digo, te va a ir bien… me iré a duchar nuevamente y bajo, tu espera un rato antes de bajar, para que la muchacha se calme y no se arroje encima de vos.
Soltó una risa antes de levantarse y volver a entrar al baño, yo trate de calmarme y busque mi ropa alrededor pero no la veía.
-Mi ropa?
-ahh la lleve abajo a lavar, no te preocupes, aquí te tengo algo para que te pongas.
Me extendió una camiseta y un overol para ponerme, la quede viendo extraño y ella solo sonreía, mientras me dio a ver sus curvas antes de ponerse un viejo jean y una camisa manga larga que le quedaba grande.
Rebecca era más menuda y pequeña, media 1.60, ojos verdes cara de facciones finas y boca de labios delgados, cabello castaño claro, tenía aires de bailarina de ballet, pero con más curvas. Al verme otra vez, aunque ya vestido, fue inevitable que se sonrojara y desviara la mirada, mi querida amiga se rio del momento.
-mira, es que anoche bebimos mucho, nos pusimos demasiado amistosos!- le dijo al vernos.
-yo no vi nada!- dijo apenas con algo de balbuceo y muy sonrojada.
Gilda le fue restando peso al asunto a su modo, dijo que nada más nos alocamos, pero como amigos no pasa nada, y pues algo se fue relajando. La mañana terminó y a la hora del almuerzo Gilda tenía preparado algo y dijo que sería parte del menú, así que era casi una degustación, ella seguía enganchándome diciendo lo mucho que le había aportado y dándome mil gracias por estar ahí ayudando, definitivamente era una maestra de la manipulación, quería irme pero, miraba a Rebecca y su cara de turbación, así que pensé que si tenía chance de algo.
-olvide unas cosas, saldré un rato, no hay problema?- dijo ella ya arreglándose para salir.
-¿no te da pena Rebe? Este muchacho es fogoso, pero caballero!
Se rio y Rebecca se sonrojo más, yo mire a Gilda con mirada penetrante, pero a ella, no le importo; simplemente seguía con su plan. Así que nos quedamos con Rebecca pintando, imaginaba que por la mente de ella yo era propiedad de Gilda; no encontraba un tema que compartir, pero poco a poco hablando del local y del trabajo se iba abriendo más. Comencé con pequeños consejos para pintar para aproximarme más a ella, con lo cual dejamos atrás la incomodidad.
-así que… son muy íntimos con Gilda.
Me sorprendió que me lo preguntara tan así de pronto.
-bueno, somos buenos amigos, de hace mucho, pero ayer nos pasamos de copas.
-entonces… van a hacer como la canción? Dijo riéndose y yo la mire desconcertado.
-“y si no me acuerdo no pasó…” jijiji!- Se sonrojo pero no me apartó la mirada, algo había que me revolvió en el cuerpo.
-Es que con todo lo que le estas ayudando, y eso que yo soy la socia en este negocio… me dijo que prácticamente no le has cobrado más que para algunos gastos!
Entonces ya no estaba tan distante, comenzaba a estar más cerca de mí, con lo que podía ser una oportunidad.
-Sabes… me gustaría que…- Mientras lo decía, continuamente su mano pasaba de la cintura a su espalda, arqueando los hombros hacia atrás, proyectando aun por el overol, su femenina forma.
-dime- le dije para animar que me contara.
-me gustaría que… me dieran una demostración- dijo, acercándose y poniéndome la mano en el pecho, momento en que se la bese y fui tomando posesión de su brazo y la atraje hacia mi, comenzando por recorrer su cuello besándola.
Subimos al cuarto, al entrar la tome por la cintura, se le erizó la piel, pero aun así puso su mano sobre la mía, se sentía cálida, volví con mi boca por su cuello, ella ladeo la cabeza, para darme más espacio, al tiempo que sus manos se deslizaban por mi espalda y luego volvían por mi pecho, metió sus manos bajo mi camisa, así que sentí un cálido recorre de sus manos por mi pecho.
Le fui deslizando el overol por los hombros, hasta que se deslizaba por la cintura, luego la camiseta, pase mis manos por la cadera, volvió a estremecerse cuando empecé a subir las manos por debajo de la prenda, su cara torno roja al cruzar miradas, pero también se sonrió de manera muy coqueta, eso me calentó más la sangre.
Puso sus manos sobre mi cuello, así que fue más fácil levantarla para deslizar el traje por sus caderas, me beso fuerte y me mordió el labio cuando explore entre sus nalgas, pase mis manos agarrando cuanto pude, separándolas y juntándolas, logrando que soltara un largo pujido de placer y que arqueara la espalda al hacerlo.
Jale del overol hacia abajo para sacarlo por sus piernas, mientras seguíamos besándonos, cuando se lo quite, quedo en sus pantaloncillos cortitos, sus bonitas y delicadas piernas me cautivaron, ella me agarro de la mano y la seguí por las escaleras, miraba sus nalgas pequeñas pero bien formadas, la prenda que usaba no era la más sensual, pero se ajustaba bien a sus formas.
Empujo la puerta del dormitorio y entramos, por un momento me asuste al pensar que vería la ropa que me quité la noche anterior, pero: ¡qué diablos, ella ya me había visto con Gilda y además, lanzándole un chorro de leche en el pecho! ella no se inmutó, no había más señas de la noche anterior que eso. Al pasar la puerta ella se puso frente a mí, con la cama detrás, seguía sonriente, y su pecho se agitaba, me acerque a ella nuevamente y nos besamos, la tome de las caderas y la recosté en la cama y ella acomodó sus piernas cuando me puse encima, seguimos besándonos mientras yo pasaba mis manos por su cuerpo, bordeando sus nalgas, acariciando las torneadas piernas y luego subiendo hasta sentir las formas de sus pechos, los apreté escondidos como estaban en sus sostén, ella me pasaba las manos por la espalda, jalo de mi camisa hasta quitármela, yo fui besando su vientre y bajando entre sus piernas, comencé a meter las manos bajo los bordes de la prenda, ella cerro las piernas como reflejo pero ya no era posible, me sonreí y la vi a la cara con expresión de miedo y deseo combinadas, no deje de mirarla, mientras comencé a jalar hacia abajo, levante sus nalgas al tiempo de deslizar la prenda, respiraba agitada esperando lo que seguía, así que metí mi cara entre sus piernas, le fui mordiendo los muslos y ella respiraba con exhalaciones cada vez más largas, fui pasando mi mano sobre su pubis y bajando hasta su sexo, estaba caliente y ya húmedo, lo frote y soltó un bufido, jale para abajo la prenda y esta vez no se opuso con la misma fuerza, levante sus piernas para apreciar sus nalgas y hacerle un ligero roce entre sus dos agujeros, sus piernas sobre mis hombros, abierta ante mí, sus labios, preciosos, parecían casi inmaculados, pero tenían un rosa intenso, fui acercando mi lengua y ella apretaba las piernas de forma temblorosa, cuando le di una leve mordida que la hizo gritar, pero luego comencé a lamerle suavemente, eso la electrizo, comenzó a lanzar largos suspiros, cuando metí dos dedos entre sus pliegues ya estaba bien húmeda, fui bordeando sus labios para ir preparando camino, me baje el bóxer y me puse sobre ella, se asustó al verme desnudo y ya con la verga apuntándole, comencé a pasársela entre los pliegues y ella lanzo un pequeño gemido, fui presionando pero ella aún estaba tensa, entonces volví a besar su cuello, ella me arañaba la espalda, lo hizo con más fuerza cuando baje hacia sus pechos y le quite de un tirón la prenda, me lance a sus pezones que estaban duros y firmes, eran de un rosado intenso, se los chupe y se estremeció, mi mano entre sus piernas seguía frotando entre sus partes húmedas y calientes. Volví a ponerme entre sus piernas, a presionar, para que se acomodara, pensé que costaría más el acomodarme, pero se puso tan húmeda que en la primera embestida entro, ella dio un largo bufido y yo la metía un poco más, era estrecha y el calor de su sexo apretándome la verga me subía por el cuerpo, puse una almohada bajo sus nalgas y le agarraba los muslos para mantenerla abierta, comenzamos a movernos a ritmo, cuando ya deslizaba con más lubricación porque se había mojado mucho, nos fuimos sincronizando, los movimientos se fueron haciendo más rápidos, sus jadeos me incitaban levanto una pierna y la puse sobre mi pecho, la bombeaba y su cuerpo se deslizaba en la cama, sus pezones hermosos se mantenían duros y no se bamboleaban tanto como los de Gilda, esos eran hermosos y grandes, pero los pequeños y bien parados de Rebecca también eras preciosos.
Ella era más estrecha, me apretaba más la verga en su sexo, pero había disfrutado lo exuberante del cuerpo de Gilda también, tan diferentes y tan placentero… en la última embestida la saque del todo, para darle vuelta, ella se dejó poner en cuatro, exponiendo sus nalgas, dejando que le humedeciera con saliva y el roce de mi verga empapada en sus jugos, le frote contra su ano y ella soltó un bufido, le dolió, así que volví a enfocarme en su más acondicionado y placentero agujero, ella arqueo la espalda y se la metí, la posición la hizo soltar un grito, pero poco a poco se acostumbró, le gusto bastante como la tenía, ella jadeaba aumente el ritmo la acomode sobre mi espalda.
Gilda estaba al lado de la puerta viéndonos, se había quitado todo debajo de la cintura, solo quedaba con la blusa abierta y el sostén, sus manos estaba entretenidas entre sus piernas, al fijarme mejor, entre sus manos, saliendo y entrando en su coño casi sincronizado con mis movimientos, un dildo; sincronizaba con el ritmo que teníamos para su placer. Eso me prendió más y comencé a moverme de manera más intensa, cosa que Rebecca sintió y lanzo un pujido más fuerte que los anteriores, estaba sin aliento, su cuerpo temblaba, apenas se sostenía en cada embestida que le daba. Gilda se vino a un lado de la cama, con el juguete aun entre las piernas, me apretó y mordió en la nalga y luego acaricio las caderas y la espalda de Rebecca, tras lo cual se acostó a un lado, se miraban entre ellas, jadeando una por mis embestidas, la otra por el juguete entre sus piernas. Rebecca se giró para quedar recostada sobre la cama y otra vez, así que levante sus piernas abriéndolas lo más posible y la seguí bombeando, cuando llegó al orgasmo y yo estaba por correrme, por lo que se la saque entonces Gilda comenzó a besarle los pechos, cuando me corrí y el chorro fue a parar al cuerpo de Rebecca y parte a la cara de Gilda, quien comenzó a chuparle el cuerpo y se fundieron en besos, esta vez Gilda sobre Rebecca; se movió hasta quedar encima de ella, casi con sus pechos ahogándola pero no dejaba de verse el movimiento de manos y el roce de bocas , me masturbe hasta ponerme duro nuevamente viendo el culo de Gilda y sin perder tiempo empecé a frotarlo a lamerle las nalgas, ella se puso en posición, aunque tuve que hacer presión varias veces, se la metí, ella gimió y arqueo la espalda, apreté sus nalgas grandes y redondas. Seguí bombeando y ella gemía, Rebecca la rodeaba con sus piernas dándole apoyo, mientras le chupaba los pechos. No tarde en estar listo para correrme nuevamente, pero esta vez Gilda me detuvo, quería que me corriera en su culo, así que me deje ir, un chorro la lleno y luego se desparramo en sus nalgas, al tiempo que ella se desplomaba a un lado, momento en que Rebecca le empezó a besar las nalgas y lleno sus manos del semen que resbalaba por sus nalgas, así recostadas una a la par de la otra siguieron besándose, yo me puse detrás de Rebecca, quedando ella entre Gilda y yo… ellas besándose, yo manoseando a ambas y apretando mi verga contra las nalgas de Rebecca.
Eran ya las 8 pm, cuando Rebecca se quedó profundamente dormida, me separé de ella para apreciar su bonito cuerpo, ahora relajado y en posición más vulnerable, su cara de rasgos finos, su piel de porcelana aun con brillos de sudor, sus pechos generosos para una figura tan delicada, ahora descansaban por la gravedad inclinados sobre su cuerpo… me levante desnudo y caminé hacia el baño sin ponerme nada, encontré a Gilda usando una bata y una camisa que apenas llegaba a cubrirle el pubis, dijo que bajaría a preparar café, que me aseara un poco y bajara a acompañarla.
-dejemos a Rebe descansar- dijo.
Me guiño el ojo y sonriendo me agarro el miembro y dio un suave apretón.
-tal vez después sigamos jugando, la noche es joven.