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La esposa de mi amigo (5): Furtivo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Fui a revisar mis negocios al sur sabiendo que un tipo se estaba cogiendo a mi señora, seguramente en mi cama. Había espiado los mensajes de mi pareja y su mejor amiga, dejándome muy mal parado. Antes de irme, mi amigo Eduardo me dio una cámara espía que coloque en mi habitación para saber qué es lo que pasaba cuando yo no estaba, no por celos, sino que me calentaba ver a mi mujer ser cogida por otro.

Una vez al mes pasó dos noches en el sur de la provincia, para no pagar hotel me quedo en la casa de una amiga. La última vez que estuve aquí tuve sexo salvaje con mi anfitriona, Susana una morena de unos 47 años muy bien llevados, con unas piernas que me vuelven loco. Si su hija Mariana se iba de joda por ahí, nos esperaba una noche frenética que me hiciera olvidar el mal trago que estaba pasando en casa.

Llegué el viernes a las 22 h como de costumbre, Susana y Mariana me esperaban para comer, Susana se fue a acostar primero por un dolor de cabeza que no la dejaba estar, con Mariana nos quedamos charlando hasta las 24 h, la verdad hasta ese momento nunca repare en la chica, 18 años recién cumplidos, pelirroja de ojos verdes, de 1.55 m, muy delgada con un piercing en la nariz, pocas tetas, poco culo pero firme como una roca, con una carita de inocente y tierna que al estar llena de pecas la hacen parecer una nena.

Cuando estaba empezando a verla con otros ojos, me beso en la mejilla como de costumbre y se fue a dormir. Con Mariana en la casa no podía dar rienda suelta a mi calentura, así que sin más que hacer fui a mi habitación a masturbarme. Para llegar a mi habitación debía pasar por las puertas de la madre y la hija donde al final del pasillo se encontraban dos puertas, el baño y donde yo debía dormir.

A las 2 de la mañana desperté sobresaltado, seguramente una pesadilla con Roberto y Verónica en mi cama. Me levante medio dormido y me encamine hacia la cocina para beber un vaso de agua, al pasar por la puerta de Mariana, esta estaba un poco abierta, estaba bastante oscuro dentro, encendí la cámara de mi celular tapándola con la mano para que una suave luz entre en la habitación. Pude ver que estaba boca abajo, sus cabellos de un rojo intenso estaban desordenados en la cama, tenía una remera mangas cortas a rayas rosas y blancas de esas que dejan el vientre descubierto, su espalda estaba casi totalmente descubierta, su piel tersa, pálida ante la luz, las sábanas le tapaban las piernas hasta medio muslo, por lo que pude ver un culotte blanco perdiéndose entre los cachetes de ese hermoso culito trabajado. Mi excitación al verla así fue tremenda, toque levemente la puerta para poder ver mejor pero la traicionera hizo un chirrido que me hizo abandonar toda intención, le di un último vistazo, apague mi celular y fui hasta la cocina.

Que sorpresa encontrarme a Susana tomándose un té a esta hora, entré con una poderosa erección visible a través de mi pantalón me acerque y puse mi bulto frente a su cara, miro mi bulto, me miro a los ojos, dijo que no con los labios sin emitir sonido, yo le sonreí metiendo mi mano dentro del pantalón frotando mi verga a centímetros de su cara, ella seguía con los ojos el movimiento, finalmente la saque y ella desesperada se lo metió en la boca, chupándola mientras trataba de no hacer ruido, pero succionando con fuerza, moviendo la lengua alrededor. Estaba alucinado, no voy a mentir, mientras ella me chupaba la pija como una poseída yo no podía dejar de pensar en la hija. La levanté apoyándola contra la mesa, ella de puntas de pie, con los codos en la mesa, desaté uno de los almohadones de la silla y lo puse entre sus manos. Ella me miro confundida, pero cuando me la empecé a coger con una furia contenida para no mover la mesa ella hundió su cara en ese almohadón para que no se escucharan sus gemidos, debo decir que tuve un gran autocontrol para no nalguear ese culo moreno allí mismo, me mordía los labios para no gritarle guarrerias y definitivamente no podía golpear mi ingle contra sus nalgas para no hacer ruido y despertar a su hija. En ese momento me pareció ver movimiento en la puerta, pero es muy probable que haya sido mi imaginación o un juego de luces o yo que estaba haciendo un gran esfuerzo de autocontrol. Mi dedo pulgar jugaba con su ano mientras mis embestidas a medio entrar la habían llevado a la locura, en un momento pude notar como su cuerpo se tensaba, ambas manos apretaban en almohadón contra su cara y un líquido recorría sus piernas y las mías, se la saque después de que su cuerpo se relajara, ella tirada sobre la mesa tratando de recuperar el aliento me miraba con los ojos que por momentos se ponían en blanco. Cuando se hubo recuperado a medias se sentó y me chupo la pija hasta que le acabé todo en la boca, mirándome con cara de satisfacción se tragó todo y me dijo en un susurro que me fuera que ella iba a descansar un rato. Volví a mi habitación muy relajado con la corta sesión de sexo, todas las puertas de las habitaciones estaban cerradas por lo que mi puerta hizo un leve chirrido que se escuchó en toda la casa.

La noche del sábado no pudimos hacer mucho tampoco, Mariana se quedó en la casa y estuvo hasta altas horas de la noche mirando películas y chateando con sus amigas, el amparo de su sueño no nos acompañó a Susana y a mi para poder descargar nuevamente nuestra tensión sexual. El domingo volví a ciudad a enfrentar mis problemas con mi pareja y su amante, pero eso ya es otra historia.

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