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Segundo paso: Preguntas incómodas
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Si gustan leer mi primer relato titulado “¿Qué se necesita para dar el primer paso?” y así poder entender un poco mejor este siguiente relato.

Bueno, daré un poco más de detalle sobre mi esposa y sobre mí. Si, sé que antes dije que no quiero correr riesgo, pero es parte del morbo y excitación.

Ella se llama Karla, de 44 años. Es una mujer hermosa, cabello largo (a mitad de la espalda) color negro, ojos negros, boquita hermosa, labios igual de hermosos, pechos agradables (que, a pesar del paso de los años, los mantiene firmes) con una talla de 34 d, poquito llenita (como 72 kilos) mide 1.66 cm de altura, educada a la antigua y muy devota en lo que concierne a la religión. Me llamo Daniel, de 41 años. Ambos profesores de primaria (no diré nuestra ocupación real) pero lo que si diré es que somos del estado de Chiapas (México).

Como se habrán enterado, estoy pensando entrar en este maravilloso mundo de ser un cornudo. Ella no tiene idea de lo que quiero hacer y menos por su mente pasa que cada que tenemos sexo, me la imagino con otro hombre y gozando de lo lindo. Tampoco sabe que cada que salimos a una plaza, me quedo atrás de ella disimuladamente para confrontar el panorama y ver si algún hombre siente deseo o excitación por verla caminar o en su caso (siendo muy positivo) que alguno se atreva a pasar cerca de ella o verla fijamente o saludarla (deseos, deseos míos).

Ha pasado casi un año, hemos tenido algunos problemas familiares a causa de la pandemia y eso me ha mantenido alejado de esto, pero mi objetivo sigue siendo el mismo. Las insinuaciones mías han estado presentes muchas veces en estos meses, tanto que apenas hoy (03 de abril del 2022) en esta calurosa mañana tuvimos relaciones y al no tocarla más de lo normal me vuelve a decir que porque no lo hago y me cuestiona que si acaso otro debe hacerlo (risas dentro de mí y una mirada de “la verdad si quiero” y ella se da vuelta y toma su móvil a lo que le comento que lo deje, que le diga a su querido (amante) que ahorita está con su esposo, que más tarde te llame. Solo alcanza a pegarme con la mano en la cabeza y se va de la cama. Yo sonrió y termino de pajearme por lo que ha sucedido.

Se lo que piensan, no he tenido avances, pero para mí. Seguir diciendo de vez en cuando lo mismo de antes, es sinónimo de que eso ya una frase común para mi devota esposa. Haciendo un recuento de estos meses, he frecuento salas de chat de cornudos y en más de una ocasión me han contactado para llevar a cabo mi deseo, pero al hacerles el comentario de que mi esposa no sabe nada del caso, muchos desisten. Otros son más humanos y me piden mi Skype para ayudarme, pero siempre sin resultado.

Detalles, detalles. Ella se merece todo lo mejor, lo sé. Y por lo anterior, lo mejor es que un buen corneador debe hacerla gozar como nunca. Sacar esa mujer interior que tiene guardada. Ya me han dicho muchos corneadores, que las más devotas son las más deseosas de sexo (por no decir la palabra con P).

Ya hemos regresado de comer, ella uso un pantalón de mezclilla y una blusa manga corta color amarillo y unas sandalias cafés. Fuimos a comer un restaurant no lejos de casa, Por unos minutos volví a ser el esposo sin deseos de tener cuernos. Pero fui imposible al tener a mi esposa caminando rumbo al baño y cerrar mis ojos por dos segundos y recordar que en ese lapso que ella va al baño, puede un macho ir tras ella y sin pedirle permiso hacerla gozar, ella regresar a mi mesa y no saber nada de lo que ha pasado. Dios, que excitación, que deseos.

Ella regresa, y sin pensarlo le doy un beso delicioso. Si, tal vez por la gran excitación que me provoco ese sueño o tal vez para que alguien más la vea y sienta que esa mujer me está besando y provocar en otros hombres las ganas de tenerla. Salimos y sin antes darle una pequeña nalgada, ella sonríe y caminamos. Pero se me ha olvidado dejar la propina, así que regreso. Y veo a un grupo de hombres parado en el mostrador del establecimiento y sin querer me comentan “vaya forma de darle una nalgada” y sonrió y comento “no pasa nada a ella le gusta”.

Parece tan poco, pero jamás había tenido un contexto sobre mi mujer con otros hombres. Vaya, me sentí aliviado, me sentí dentro de este mundo por unos segundos. Deje la propina y me fui, y solo escuche risas de los hombres, mientras yo regresaba con mi mujercita. En el trayecto a la casa, le dije que la siguiente semana regresaremos a este mismo lugar a comer y ella comenta que si ¿pero por qué? Y solo digo, tiene buen ambiente y creo que nos gustará la siguiente vez.

Pretendo llevarla la siguiente semana (si todo está bien) y ver si alguien más me hace una charla como la anterior. Quiero modelar a mi esposa delante de todos, como cuando se subasta algo. Y ver si provoco reacciones al sacar la mercancía de su caja. La verdad espero tener muchas respuestas la siguiente vez. Dentro de eso que estoy pensando, me han comentado que puedo usar algo para tratar de calentar a mi mujer ciertas gotas que ustedes ya deben conocer. Esas gotas que suben el calor, la libido, el deseo de una mujer. Y si le doy una dosis pequeña, mientras va al baño de nuevo o antes de que vaya, en su bebida y espero haber que sucede. ¿Eso será de ayuda?

Espero sus comentarios, gracias por llegar hasta estas líneas finales. Si desean contactarme, pueden hacerlo. Déjenme su mail y con gusto hablamos por Skype para despejar dudas o si gustan más detalles íntimos. Tal vez algunos de ustedes me pueden ayudar o quien sabe, puede ser que alguno de ustedes estrene a mi esposa y me ayude a que mi deseo de ser cornudo llegue pronto. Saludos.

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