El siguiente relato, es un relato compartido pues prácticamente esta experiencia me la narró una amiga que conozco desde esos años de primaria donde compartimos un aula de escuela. Con el tiempo y ya en esos años de juventud cuando se comienza a descubrir el sexo, con Karen también compartimos una cama en varias ocasiones donde no dejamos nada que no quisimos experimentar.
Por aquel tiempo la recuerdo como una chica flaca, de cabello quebrantado y oscuro que le cubría toda la espalda; de piel morena clara, de alargado y bonito rostro, de un trasero redondito y con tetas pequeñas. Recuerdo vívidamente cómo me gustaba pegar en los huesos de su pelvis y sentir su conchita apretada y es eso lo que me fascina en follar con una chica flaca.
Ya en los tiempos de universidad le perdí el rastro por un buen tiempo y después de un poco más de una década nos volvimos a encontrar en la sala de un hospital donde ella laboraba como enfermera de emergencias. Había viajado a ver a unos de mis primos quien se recuperaba de un accidente automovilístico cuando me reencontré con Karen. En ese tiempo tenía ya un par de años de estar viudo y Karen por ese tiempo se había divorciado.
Ella fue la que me reconoció, pues para mi sorpresa ya no era la misma Karen flacucha que un día me follé, esta mujer había llevado una metamorfosis sorprendente pues aunque seguía siendo esbelta, sus pechos tenían un volumen exquisito y su trasero a pesar de su bata de enfermera era notable. Por lo estresado de su trabajo quedamos en vernos por la noche en un restaurante y de esa manera ponernos al día. Tuvimos una interesante plática donde recordamos esos días de la juventud y esa primera vez que follamos apresuradamente y que Karen idealizaba esos primero orgasmos de su vida. Como nuestro tiempo era limitado y dada la confianza que nos daba el haber estado desnudos juntos, no se nos fue difícil en terminar en un hotel local y redescubrir esos pechos que años atrás había mamado y probar de nuevo esa conchita que me había comido y follado y de sentir ese culo que con el tiempo se había convertido en uno de mayores proporciones y el cual volvía abrir dejándole ir un par de corridas como en aquellos idealizados tiempos. Fue una faena rica, deliciosa, para el recuerdo.
La parte que hace que escriba este relato, es la experiencia que Karen vive en un tiempo y espacio desconocido para ambos y que de alguna manera le deja una marca a Karen y muchas incógnitas en mi mente. Resulta que un par de meses después de aquel reencuentro y aquella deliciosa follada, recibo la llamada de la madre de Karen y me da a conocer que su hija había tenido un accidente y que estaba hospitalizada. Me hablaba de que estaba en estado de coma y que los médicos le habían recomendado que se le hablara y tocara todo el tiempo posible para estimular sus sentidos. No me pidió que fuera, pero casualmente esto sucedió en un fin de semana feriado y tomé vuelo para la ciudad de Los Ángeles California.
Cuando entré a su habitación donde estaba entubada, verdaderamente no la reconocía, pues tenía hematomas en su rostro y pequeñas laceraciones. De repente entro la enfermera a cargo a inspeccionar todos los parámetros de sus signos vitales y me dijo con toda seguridad: – Sabe que usted está aquí, pues su ritmo cardiaco de repente se elevó. – También esa enfermera me sugirió que le hablara y que le hiciera masajes en sus brazos y piernas. Y de esa manera me le acerqué y le tomé una de las manos a Karen y comencé a hablarle de esos tiempos de la juventud. Finalmente, el siguiente día regresé por la mañana, pues mi vuelo de regreso era por la tarde, al igual le hice masajes a sus pies, a sus manos y ya para despedirme le di un beso en la frente y le dije al oído: – Ya estarás mejor y te prometo que cuando vuelva, nos iremos por ahí a algún hotel y volveré a comerme esa conchita y tu culito… ah, y quiero que me des una mamada y correrme en tu boquita. – Miré en sus ojos cerrados un movimiento como si fuese a despertar, pero luego pensé que solo era los reflejos de sus músculos reaccionando instintivamente. Salí del hospital y emprendí vuelo hacia mi casa.
No sabría decir cuantos días después tuve un sueño erótico con Karen. La verdad que estaba sorprendido pues desde mis días de mi pubertad no recuerdo haber tenido un sueño húmedo. A mis 34 años desperté por lo mojado de una corrida que se conllevó por la magia de un sueño o quizá fue algo más. La experiencia con Karen fue tan real que precisamente cuando soñaba que me daba una felación he sentido como me he corrido en su boca y he despertado con el calzoncillo mojado, al igual que me pasó en muchos sueños cuando era un chaval. Lo raro de todo esto, no es solo que la madre de Karen me hablaba por teléfono ese día, diciendo que su hija había despertado, pero lo que con los días Karen me contaría. – Lo siguiente es lo que Karen me contó días después que le habían dado de alta.
– Recuerdo me subieron a la ambulancia, pero no porque estaba consciente de eso sino porque todo lo miraba por sobre todos ellos… incluso me miraba a mí misma. Me dije… estoy muerta. En ese momento me he ido por los aires hasta entrar en una especie de neblina rojiza, a veces amarillenta o anaranjada… no miraba nada y pensaba: ¿Cuándo miraré la luz blanca? No sé cuánto tiempo pasó en eso de flotar por los aires y de repente te veo entrar por la habitación. Me he querido levantar pero no he podido. Siento que me tienen detenida de mis manos y mis pies. De repente siento que me tocas, pero tus manos se sienten muy calientes… demasiado calientes y siento como una especie de vibración eléctrica que pasa por mi cuerpo. Veo que me das un beso y te acercas a mi oído y me dices que me quieres follar. Ahora me veo amarrada en esa cama y me excita la idea que harás conmigo lo que te venga en gana. Te veo desnudo y yo estoy desnuda y te lanzas sobre mi y me comienzas a besar el cuello y luego los pezones. La electricidad por mi cuerpo fluye con intensidad y es una sensación tan relajante que no recuerdo haber vivido algo así. Bajas a mi conchita y me has dado un oral que me ha vuelto loca… ni la realidad fue tan verdadera a como sentía esa sensación en esta experiencia difícil de entender. He llegado a mi orgasmo, pero no siento tu lengua, siento tu pene penetrándome intensamente que puedo sentir espasmos hasta en la uñas de mis pies. No sé… aquel orgasmo cuánto duró, pero a pesar de que podría decir era un sueño, fue más real que la verdad. Me corrí intensamente que solo podría compararlo con la primera vez que me desvirgaste y me hiciste sentir el primer orgasmo de mi vida, el cual me pareció interminable y difícil de describir.
En ese mismo sueño Karen tuvo una experiencia que se le hacía difícil de explicarme y cuando me lo contaba parecía que lo volvía a vivir que hasta me dijo que su piel se le erizaba. Pensé que me lo contaba con la absoluta y única razón de provocarme, pero me sorprendió y conmovió el hecho que ella me lo recordara:
– Sabes… no sé si esto fue un sueño o algo que en otra dimensión haya vivido. Recuerdo que cuando llegaste me hablabas al oído y me recordabas esos días que cuando jóvenes me follabas. Nunca te dije que habías sido tú el que me había desvirgado y cuando me decías que volverías y que nos iríamos a un hotel a follar, me vi a mí misma haciéndote un oral. Recuerdo que estaba amarrada en la cama y tú me asomabas tu pene por arriba de mi cabeza. Podía ver tu tronco con mis ojos, oler tu aroma plenamente y te chupaba el glande mientras tus testículos vibraban en mi frente. Lo raro de todo aquello, que cuando te has venido, yo al igual he sentido un orgasmo y me he preguntado: ¿Cómo ha ocurrido sí no me estoy masturbando? Tenía mis manos atadas con algo en la cama. Te juro que fueron los orgasmos más intensos que he vivido… fueron tan intensos que ellos mismos me despertaron del coma. Luego sentí la ansiedad de respirar pero tenía algo en mi boca que me lo impedía… eran los tubos del respirador artificial. Me han asistido y es cuando me doy cuenta de que estoy en un hospital. Me han removido todo aquello y minutos después he sentido esa humedad entre mis piernas. Por un momento pensé que me había orinado. Como tengo experiencia atendiendo pacientes… he pedido que me lleven toallas húmedas y evitar la pena que otra persona me limpie y, es cuando descubro que aquella humedad no eran orines… era una especie de liquido blancuzco y supe que eran jugos vaginales y es cuando recordé esa intensa follada en otra dimensión.
Cuando Karen me contaba su experiencia, yo ya me había olvidado de mi sueño húmedo con ella unos días atrás. Luego, con el paso del tiempo de unos meses la fui a visitar. Esta más por decir que terminamos yendo a un hotel. Lo que me llamó mucho la atención de esta nueva experiencia con Karen, es que entrando a la habitación me llegó la sensación de vivir un “deja vu”, al punto que sentí que el tiempo iba mucho más lento. Todo lo de esa habitación me parecía conocido. Recuerdo que al igual al sueño de Karen cuando me hacía un oral en el cual cuando yo me corría ella también se venía sin saber el porqué, hasta en ese momento me impactó lo que días antes me había contado.
Karen se había acostado en la cama de una manera transversal y yo le llegué a poner mi pene en su boca. Me chupó los huevos he intentó llegar a mi ano, pero luego ella se concentró en mi glande. Recuerdo que todavía tenía su bikini de un color lila, pero lo que me llamó la atención fue una especie de bordado que terminaba en una chonga como cuando uno se amarra un zapato. Era la misma escena que había vivido días atrás cuando desperté por la humedad en mis calzoncillos. Luego supe el por qué Karen había llegado a un orgasmo incomprensible, pues cuando ella chupaba mi glande, yo le tomaba sus bragas en forma de friccionar su conchita. Lo tuve que haber hecho a la perfección para que ella explotara con un orgasmo a la vez que yo me corría. Hasta entonces comprendí que lo paranormal era algo que le debería poner atención, pues todo esto parecía que ya lo habíamos vivido. Desde entonces me decía Karen que se había vuelto multiorgasmica; como sí esta experiencia en su coma hubiese alterado sus sentidos. Me admiré de cómo esta linda chica se corría y desde entonces prometimos que si nosotros siguiésemos solteres o casados, siempre nos buscaríamos para follar a morir en cualquier hotel del mundo.
De recuerdo me traje ese bikini color lila, pero no lo necesito para recordarme de esta extraña experiencia con esta chica que me la follé en la realidad de las tres dimensiones y quizá con ella y solo con ella hayamos llegado a follar en una cuarta dimensión.