Esta anécdota sucedió ya hace muchos años, y decidido publicarla antes que pase más el tiempo y mi mente lo olvide. La historia es larga, si quieres ir directo al sexo ve al capítulo tres, lo he dividido para que no pierdan tiempo en leer detalles que quizás no sean tan relevantes. Ahora si ya interesa saber todo desde el inicio, empecemos. Para esto voy a trasladarlos a mis veinte y tantos, actualmente han pasado ya diez años.
Capítulo 1: La Curiosidad
Me encontraba en todo el apogeo de mi sexualidad, joven, atractivo, y delgado, que más podría pedir? Como hombre no era raro que atraiga alguna mirada femenina, y con el tiempo me fijé que eventualmente también atraía alguna masculina. Para ese entonces por la edad, y mi tez podría dar la impresión de alguien delicado, blanco, de rostro y cuerpo bien cuidado para dar una buena apariencia y bueno, no es que estuviese muy alejado de eso.
Nunca me había sido difícil llegar a la cama con alguna chica, pero en ese punto de mi vida había algo más que llamaba mi atención: probar una buena verga.
Quizás fue el ver tantas escenas porno, la idea fantasiosa que te venden de mujeres disfrutando un buen trozo de carne, saborear cual manjar una corrida de semen, o quizás el simple hecho de la curiosidad, pero me había predispuesto a que tenía que probar el sentir una verga, y en lo posible, no solo probarla con los labios.
Capítulo 2: Empieza la búsqueda
Ya estaba decidido a que tenía que pasar, ahora tenía que encontrar con quién podría pasar. Luego de meditar un poco a mis amistades y conocidos, y el hecho de que quería que en lo posible todo ésto quedara en secreto ya que socialmente he sido y sigo siendo de aspecto completamente varonil, debía encontrar a este generoso colaborador por otros medios. Fue así que empecé a registrarme en cual más sitio de citas que encontraba, principalmente aquellos de mi país. Si mal no recuerdo, por aquel entonces no existían App para citas, o quizás simplemente prefería realizar una búsqueda de la manera más anónima posible.
Empecé a contactar gente, platicar con uno y otro. Me resultó curioso como encontrar alguien que me quiera partir el culo resultó ser más difícil de lo que creía, luego aprendí que en este medio más sobran los pasivos que los activos, y estos en verdad son escasos en comparación a los primeros.
En mi búsqueda me encontré con cual más pendejo que solo buscaba una charla caliente. En ocasiones algunos cortaban la plática cuando ya se estaba por concretar algo, y en cambio otros me hacían proposiciones que por algún motivo no me inspiraban confianza, así que bueno, decidí hacer caso a éste instinto y mejor seguí buscando.
Ya había pasado más de un mes en esto, ciertamente no estaba para nada desesperado pero el definitiva no había sido tan sencillo como había pensado, o quizás simplemente algo no estaba haciendo bien! Pero entre las pláticas con varios de los que ya tenía como pseudo candidatos, alguien me empezó a inspirar confianza. Conversábamos de lo más normal, y de repente empezábamos con el chat más cachondo. No se mostraba desesperado por querer el sexo pero mostraba el interés suficiente, le conté cual era mi propósito de todo esto y luego de compartir y compartir fotos, decidimos encontrarnos y conocernos. Habremos pasado dos semanas en plática, ya me había pegado varios pajazos con las fotos de su verga y el me mostraba unas buenas pajas con harto semen luego de pasarle las fotos de mi culo, así que después de ponernos de acuerdo, el momento finalmente había llegado.
Capítulo 3: Llegó el día del encuentro (aquí empieza el relato del sexo)
Marcos y yo quedamos en encontrarnos. Yo tenía carro, pero no quería hacerlo saber hasta qué sea inevitable, quedamos en vernos y supuestamente luego de encontrarnos cogeríamos un taxi para luego cogernos (jajaja)
Llegué al punto he inmediatamente lo reconocí por su vestimenta, fue tal cual me había dicho que iría. Para mi desilusión o encanto, su aspecto no era muy varonil, contextura gruesa, un gordito con cara graciosa, usaba lentes, piel canela, sin muestras de que lleve una vida activa y hasta con ciertos rasgos afeminados, como su cabello, que pareciera que se había quedado en la época emo, y principalmente su voz y forma de hablar, saludamos de la mano y le dije que suba, que era yo, y que me había conseguido un carro para este día. Con recelo subió(y bueno quien no lo haría) y ya adentro me dijo que era más guapo de lo que pensaba, me reí genuinamente ya que yo pensaba todo lo contrario, pero solo le respondí un gracias, y le agradecí de paso con un roce a su entrepierna. Con gracia o no, yo estaba en esa situación por solo una cosa: su verga. Así que no me iba a andar con rodeos jajaja.
Le dije que si no tenía problema iríamos a mi departamento, no tenía yo ningún inconveniente en llevarlo ya que en realidad era un lugar muy discreto y sin tantos vecinos que anden de metidos en la vida ajena. En el camino le seguí tocando la pierna, rozando sus muslos, y de momentos sobando su pene, me gustó lo que sentí, así que por ese lado iba muy bien. La plática fue agradable, eso me hizo entrar mucho en confianza. Hablamos abiertamente de lo que yo quería y le dije pregunté si no le incomodaba que posiblemente todo termine en una mamada (le había prometido que no lo haría ir por gusto pero que no le aseguraba que todo vaya a pasar), me respondió que estaba bien.
Paramos a comprar unas cervezas, al menos yo, realmente las necesitaba. Llegamos a mi casa y empezamos a tomar. Ni cinco minutos y decidí dar el gran paso, sabía que si no arrancaba rápido quizás yo me podría arrepentir al final.
Aquí hago una pausa, olvidé decirles que le había dicho a Marcos que no quería nada de besos que lo único que besaría sería su verga jajaja.
Continuó, luego de sobar y sobar por encima de la ropa, le bajé su cremallera y saqué de una vez por todas aquella paleta que tanto quería saborear, y que ciertamente, me había despertado el interés por lo que iba tocando en el camino, y pues, lo que salió de esa cremallera estuvo más que bien. 17 centímetros aproximadamente calculados al ojo mi pene mide 15 bien erecto, y me era fácil calcular la diferencia, pero su plus y encanto era su grosor, fácilmente 5 centímetros de diámetro, una buena verga gorda, el gordito tenía lo suyo, y mi lengua y boca no podían esperar más.
Empecé a mamar, apliqué todo los juegos y movimientos que en algún momento yo había sentido, mi lujuria y mi pene estaban al límite, sentía como tenía mi verga tiesa como un fierro, y estaba así por estarle mamando la verga a otro. Jugué con mi lengua de arriba hacia abajo.
Desde la base hasta la punta del glande, jugué con sus bolas que para complementar su pene, estaban inmensas, y me dijo que llevaba al menos toda la semana sin pegarse una paja (era sábado) indirectamente saber eso me puso más caliente, imaginaba recibiendo una tremenda carga de semen en mi boca. Seguí mamando y seguí poniendo a práctica lo previamente sentido. Me metí toda su verga a mi boca, realmente fue en desafío, y el perverso aprovechó para agarrarme con fuerza y presionarme hacia su pene, haciendo que me atragante un poco en el proceso, más que seguro por la falta de experiencia, pero eso no me iba a detener, seguí aguantando la respiración, dejando que de rienda suelta a su malicia a ver hasta dónde llegaba, y que esta sea saciada. Me soltó, respire, lo miré, y después de reírme se lo seguí mamando, como me encantaba lo que estaba haciendo en verdad lo estaba disfrutando, lo habré hecho sin detenerme por lo menos unos 20 minutos, ya empezaba a dolerme la garganta así que le dije que debía parar, y que estaba listo y decidido, a mi boca no era el único agujero que su gorda verga iba a entrar.
Le pedí que nos diéramos un baño, ciertamente era un día caluroso, y siempre me he gustado el sexo en la ducha.
Fuimos a la ducha o regadera, como la conozcan en sus países. Seguí mamando esa buena verga, en verdad me había enganchado, cual dulce que quieres acabar pero a la vez seguir saboreando. Empezó a jugar con mi ano, pasaba sus dedos, y empezó poco a poco a introducir uno. Me preguntó si me gustaba masturbarme metiendo cosas en mi ano y le dije que fuera de mi dedo para estimular mi punto g, nada más había entrado. Me puso contra la pared, me gustaba esa eventual agresividad, por lo general en el sexo siempre he sido más liderante aun cuando me dejo llevar y me pongo presto a lo que la otra persona quiera. Pero esta ocasión era diferente, me sentía como una mansa paloma, dejando que me mueva a su antojo, me arrimó a la pared y bajó hacia mi culo, empezó a besar mis nalgas, a darles pequeños mordiscos, y poco a poco a acercarse con su lengua a mi agujero, ciertamente me tenía con ansias que no vaya directo, el infeliz sabía bien lo que hacía, me tenía psicológicamente deseando su verga solo me faltaba preparar mi cuerpo.
Luego de finalmente tocar mi ano con su lengua, me hizo estremecer con solo sentir como la colocaba, aún sin siquiera moverla. Empezó a meterse cada vez más adentro, y finalmente me dijo: ya vamos a la cama.
Yo estaba inquieto, excitado y a la vez ansioso, pero con un poco de recelo, ya que sentía como aún mi ano estaba rígido, no estaba listo para una penetración, pero en mi mente era lo que más deseaba.
Le dije a Marcos que en realidad iba a ser mi primera vez que me dieran por el culo, y luego de pedir que se lo afirmara, me dijo que tendría cuidado para que no me arrepienta y el lo posible quiera repetirlo en el futuro.
Me colocó en posición de un 69, empezó a chupar mi ano con mucha más intensidad, sentía como estaba lubricado de su saliva, pero aparte de eso, de momentos cogía mis propios líquidos pre seminales y los suyos, y al parecer con los dedos se iba abriendo más y más camino. Seguimos con esto un poco más, me dijo sorprendido que podía ver cuándo estaba deseando ese momento ya que nunca perdí mi erección, le pregunté si iba a usar condón, y me dijo que él no cargaba, yo si tenía, pero irresponsablemente le dije que no quería usarlo, y que quería que me lo meta lo más fácil posible. Me dejó de mamar el culo, sentía claramente como mi culo se había convertido en un lugar baboso, y me dijo que finalmente ya estaba listo…
Me colocó de lado, empezó a meterme un dedo, luego forcejeo para meter dos, finalmente terminó introduciendo tres, a modo de tornillo los introducía y sentía como mi ano ya se había dilatado. Esto no duró mucho y finalmente colocó su glande en la entrada de mi culo y poco a poco lo empujaba cada vez más, me había dilatado tanto que realmente no le fue tan difícil meter la cabeza de su verga, y ya con ese trozo de carne adentro solo fue cuestión de un poco de paciencia para terminar clavándomela toda. Sentía como mi cuerpo y mi ano palpitaba, me costaba aguantarlo, un cuerpo ajeno al mío estaba entrando cada vez más, y mi mente disfrutaba, pero mi cuerpo aún no cedía.
Marcos sabía hacer muy bien lo suyo, beso mi cuello, mi espalda, me seguía excitando más, y finalmente terminó introduciendo su gruesa verga. Empezó a meterla y sacarla, mi ano estaba adaptado a su verga, fue delicioso sentirlo en lo apretado que estaba mi culo, Marcos bombeaba y bombeaba, yo aún en posición fetal, sudando frío, pero disfrutando cada vez más el momento. De repente, se detuvo y me dijo en voz suave: lo siento, tienes un culo tan delicioso y apretado que me has hecho acabar. Yo no lo podía creer, que había sucedido? Porqué tan de repente? Como no pude si quiera tener una sospecha de que lo iba a hacer, o de que lo había hecho? Apenas si terminaba de pensar en eso y Marcos que aún movía poco a poco su verga dentro de mí, empiezo a sentir como empezaba a chorrear su semen de mi culo mientras sacaba su verga. Mi deseo voyerista me hizo pedirle que grabe ese momento con mi teléfono (por cualquier cosa mejor que sea del mío) quería tener el recuerdo no sólo en mi memoria sino también en la de mi teléfono, del primer día en que me llenaron el culito de leche, y ciertamente, me encantaba volver a ver una y otra vez ese vídeo.
Retomando el momento, aunque lo había disfrutado, no podía creer que haya sido más breve de lo que esperaba. Aquella ocasión sólo nos limpiamos, y le dije a Marcos que era mejor ya irnos ya que tenía planes para esa noche. Marcos asintió con un poco de desaire, pero le dije que no lo tomara a mal, que me había gustado mucho y que tenía ganas de repetirlo una próxima ocasión, y así lo lleve de regreso hasta donde lo recogí, nos despedimos de la mano, y quedamos en volver a vernos.
Capítulo 4: Mi consagración como putita
Originalmente pensaba hacer dos relatos con este tema, pero considero que otro relato sería repetir mucho preámbulo, así que mejor me animé a contarlo aquí mismo.
La semana después de nuestro primer encuentro chateamos bastante, fue de bastante sexting, envío de fotos, y comentarios a cómo había sido la experiencia. No tardamos mucho en poner fecha para un segundo encuentro, y lo siguiente pasó a dos semanas de lo primero que les relaté.
Me excitaba con la idea de solo recordar lo que había pasado, tal como me sucede en el momento que redacto esta historia, si me preguntara alguien de confianza, le diría que todo hombre debe probar al menos una vez el ser penetrado, realmente la sensación es algo muy distinto, y quizás no debería ser asociado directamente con la homosexualidad, pero bueno, eso es otro tema, volvamos a lo nuestro.
Estaba como loco por volver a sentir esa verga, realmente ahora que lo pienso, me doy cuenta de que en esos tiempos sólo veía a Marcos cómo un consolador de carne y hueso, y quería satisfacerme nuevamente.
Nos enviábamos fotos y vídeos explícitos, Marcos se masturbaba y me enviaba cuanto semen salía, yo prácticamente me saboreaba de solo ver las fotos, mi libido estaba en las nubes, yo le enviaba videos tocando mi ano, abriéndolo, introduciendo un dedo, meneando mi culo cual perra en celo, ese fin de semana quedamos en volver a vernos, y saciar finalmente todas esas ganas.
Lo volví a recoger en el mismo sitio, esta vez no solo saludé a Marcos con un apretón de manos, sino también con un apretón a su verga, era más que claro que era lo que más me emocionaba de ver nuevamente. Fuimos a mi casa, en el camino la vergüenza se hizo un poco presente, e íbamos conversando un poco de la vida sexual previa del uno y del otro en vez de hablar directamente de nosotros, de momentos acariciaba su pierna y rozaba su bulto, no quería yo mismo ponerme por algún motivo muy nervioso así que seguía calentando cual deportista antes de un encuentro importante.
Le pregunté a Marcos si tenía mucha leche para mí, y me dijo que llevaba tres días desde la última paja, así que esperaba satisfacer mis ganas y necesidades de productos lácteos.
Llegamos a mi departamento en inmediatamente fuimos al sofá, esta vez tenía ganas de jugar un poco más con mi boca así que fui por una cerveza que tenía en la nevera y se la empecé a derramar sobre su verga que ya la había sacado del pantalón desde que cruzamos la puerta. Le di una mamada como jamás me hubiese imaginado darla, si la primera vez había sido un putito goloso, esta vez estaba siendo toda una loca desatada, lamía, succionaba, mordía, hacia una y otra cosa para saborear esa buena verga, y Marcos lo disfrutaba, me apretaba con fuerza hacia su verga, me dio unas buenas cachetadas con su miembro, sabía lo que deseaba, y entonces me dice que era suficiente y que ya me quería clavar, a lo que no me opuse ya que aparte de estar esperando ese momento, ya para esto había mamado su verga por al menos diez minutos y la garganta ya me empezaba a fastidiar.
Fuimos a la cama y saco un sobre de lubricante, me dijo que esta vez no me esperaría tanto a dilatar ya que mi culito ya estaba preparado, aun así le dije que quería que me hiciera un buen beso negro ya que realmente lo disfrutaba, a lo cual accedió de manera muy complaciente y me hizo nuevamente ver estrellas con esa lengua.
Ahora si, ya satisfecho con eso, me colocó boca abajo, derramó el lubricante sobre mi culo y su pene, y empezó a rozarlo entre mis nalgas, las que se abrían y aceptaban muy bien ese suculento trozo de carne, cual chorizo entre dos panes.
De repente coloca su glande en mi ano y empieza a empujarlo, empecé a sudar frío por el dolor, en ese momento realicé que aún mi culo no estaba listo, pero ni modo, ya estaba con la verga adentro, empecé a moverme tratando que su verga se coloque mejor cuando justo me hace levantar el culo colocándome en cuatro, con la colita levantada, empezó a darme más y más duro, sufría y a la vez gozaba, le pedí que grabara mientras me daba en cuatro y gracias a eso tengo un rico vídeo de cómo su verga entre y sale de mi culo que sudaba y no precisamente porque el clima estuviera caluroso.
No satisfecho con eso, Marcos me da la vuelta y cual misionero me pone piernas al hombro y empieza nuevamente a bombear su verga dentro de mi culo, con mis piernas bien levantadas sentía que su verga entraba aún más al fondo, ver su cara de malicia mientras me lo metía era satisfactorio, el dolor ya había desaparecido casi por completo y me entrega completamente a esa deliciosa estimulación de próstata. A diferencia de nuestro primer encuentro, esta vez yo también quería acabar y estaba dispuesto a masturbarme cuando Marcos me dice que espere un poco más y que lo deje acabar primero, yo ya estaba desesperado porque empezaba poco a poco a comer ansias, me quería masturbar y el lubricante empezaba a perder su efecto así que sus embestidas las sentía cada vez más, realmente ya llevábamos más de hora y media en esto, estaba sorprendido de su aguante en comparación con la primera vez que no me aguanté la curiosidad y le pregunté si por lo general siempre tardaba tanto, a lo que me respondió que sí y que realmente la primera vez fue lo apretado de mi culito lo que lo hizo acabar tan pronto, pero me consoló diciéndome que ya no aguantaba más y que finalmente iba a acabar, inmediatamente antes de que lo haga le dije que quería que me diera toda su leche en la boca, tenía la fantasía de que me llene la boca de leche, a lo que accedió pero lamentablemente no cumplió, apenas si me lo sacó del ano y con una pequeña jalada de su mano me aventó toda su leche en el rostro y mi pecho, no era lo que había pedido pero me sentí satisfecho, me dio un buen baño de semen, realmente muy pocas veces yo había acabado tanto, me enlecho toda la cama, mi rostro, y mi pecho en el proceso, sacó tanta leche que sólo me quedaba cambiar las sábanas luego de eso. Disfruté de su baño de semen y terminé dando una pequeña mamada a su verga, a la que sentí como le saqué una pequeña cantidad de leche adicional.
En ese momento me detuve porque me puse a pensar que tan limpio había estado mi culo como para meterme su verga a mi boca después de que hubiese estado en mi culo así que deje de mamar por si las moscas, igual ya no aguantaba más y me terminé jalando la verga para finalmente y de una vez por todas cerrar el orgasmo que tanto ansiaba. Marcos se acostó a mi lado mientras rozaba mi pene, lo que yo me dí la vuelta para que mejor sobara mi culo.
Ciertamente había fantaseado con tener una sesión interminable de sexo, pero el haber yo acabado bajó mi libido abruptamente, Marcos me dijo si teníamos aún tiempo para hacerlo de nuevo, su verga estaba en un punto medio entre flácida y dura, fui honesto y le dije que haber acabado me hizo perder el libido, pero que podía tratar de complacerlo con mi boca si lo deseaba, pero que primero nos diéramos una ducha. Nos fuimos a meter en la ducha, Marcos nuevamente empezó a besar mi culo, y jugar con su lengua, y aunque lo sentía agradable, no me estaba excitando como antes, por lo que decidí no forzar más la situación y le dije que me dejara terminar nuestra sesión de hoy con un beso de despedida a mi delicioso amigo entre sus piernas, realmente baje a darle un beso pero Marcos aprovechó para metérmelo en la boca y ponerme a mamar un poco más. Luego de eso ya finalmente salimos y nos vestimos. Lo llevé de regreso a donde una vez más lo había recogido y en el camino vimos los buenos videos que había grabado. Me preguntó xq no me animaba a besarlo y le respondí que sinceramente lo que me gustaba era la verga, y que besar otro hombre no me era apetecible. Me respondió que quizás sí lo hubiese hecho me hubiese excitado y podríamos haber seguido, pero entendió con la expresión de mi rostro que realmente no estaba interesado en besarlo, por lo que solo sonrió y me dijo: no me besas pero te comes toda mi verga, a lo que me reí y le contesté si tenía un problema con eso, y replicó que por el estaba bien.
Llegamos a su parada y nos despedimos una vez más como buenos amigos.
Epílogo:
Esta ha sido la historia de cómo entregué mi culo por completo a un hombre. Tuvimos unos encuentros más con Marcos pero eso lo dejo quizás para otra ocasión. Gracias por haber leído hasta aquí, espero que hayan disfrutado leerla, yo disfruté escribirla y ya me pegué al menos tres pajas entre el tiempo que me tomó redactar esto.
Si han leído otros de mis relatos, les comento que últimamente he querido volver a hacer un trío con mi mujer pero esta vez participar más con el hombre, aunque es riesgoso, no sé cómo lo tome mi mujer y si quizás sea muy impactante para ella. Quién sabe si algún día de verdad pase. Hasta la próxima!