-Esmeralda.
-¿Si?
-¿Te he comentado alguna vez que soy una mujer heterosexual?
-Sí, alguna vez.
-Lo digo porque me gustan las pollas. Las pollas grandes y jugosas o las pequeñas y juguetonas. Me gusta su olor, su sabor, metérselas en la boca, en mi coño, mi culo.
-Lo entiendo.
-Entonces, ¿Me puedes explicar por qué tengo que comerme un coño?
-Porque tienes que aprender a comerlos bien y Luci se ha ofrecido encantada para que practiques con ella.
-¿No será más bien que la has ordenado que se deje?
-No, nos está haciendo un favor. Y ahora, adelante.
Adelante, que fácil era decirlo.
La dulce Luci me esperaba tumbada con su camisa blanca, su corbatita, su falda a cuadros, sus piernas larguísimas embutidas en medias negras y una sonrisa adorable.
Sí, el sueño de cualquier pervertido a mi alcance.
Lleve mis manos para comenzar a subir su falda…
-No, mal. Bésala primero.
-¿Qué la bese?
-Sí, bésala y luego vas bajando.
No era como si no me hubiera besado ya con chicas, así que fui derecha a hacerlo. Y fue cuando me di cuenta de que nunca había iniciado el beso, siempre había sido la besada.
-Oh, vamos. Cualquier tío estaría encantado de hacerlo.
-Sí, cualquier tío, sí, pero da la casualidad de que soy una chica.
Vale, besarla, fácil, sencillo, no debería de haber problemas para darle un beso a una cosa tan adorable… Pues yo los tenía.
-Oh, vamos.
-Que no puedo, Esmeralda. Que no me sale.
-Pero qué voy a hacer contigo. Mira, se hace así.
Claro, para ella fue fácil venir donde estábamos las dos y darle un beso con lengua delante de mí.
-¿Lo ves? Ahora tú.
-Siempre pensé que mi primer trío sería al menos con uno o dos hombres, jamás con dos chicas.
En fin, me tocaba besarla.
A la de una, a la de dos…
Y me besó ella a mi.
-Oye, eso no es justo. – Proteste.
-¿No?
Y me volvió a besar.
-No.
Y la besé yo a ella.
-No lo haces mal.
-Serás…
La volví a besar. No tenía su técnica, claro, pero creo que no besaba nada mal.
Cuando rompí el beso comencé a desabrocharle la camisa. No me comía unos pechos desde que se los comí a mi madre siendo una lactante, pero tenía bastante claro lo que tenía que hacer.
Comencé lamiendo su pezón despacio, jugando con él, excitándolo, notando como este se iba poniendo cada más duro.
Un pequeño mordisquito, una lamida y un chupón mientras escuchaba pequeños gemidos procedentes de su boca.
Volví a besarla al tiempo que deslizaba una mano entre sus muslos. Era el primer coño que tocaba aparte del mío y no fue una experiencia desagradable en absoluto.
Acariciarla y ver como ella se derretía de placer me estaba gustando más de lo que creía.
La clave dos dedos simple y llanamente porque me dio por ahí.
Bien, ya era hora de hacer lo que debía hacer.
Levanté su falda y bajé la cabeza dando besitos aquí y allá a lo largo de su cuerpo hasta llegar a su sexo y lo di una fuerte lamida.
Wuakala…
Comencé a mover la lengua mucho mejor de lo que yo me temía en un principio. No es que fuera una experta, pero demonios, me habían comido el coño alguna que otra vez y sabía más o menos lo que tenía que hacer.
Lamer por aquí, lamer por allá, introducir la lengua, un mordisquito de vez en cuando, volver a introducir la lengua, un soplidito y a succionar el clítoris.
Me puso perdida.
Como castigo por su insolencia, metí mi entrepierna en su boca y no tardé en sentir su lengua en mi.
Fue en ese punto cuando Esmeralda me besó.
A partir de ahí tengo recuerdos borrosos sobre lo que pasó.
Recuerdo vagamente los besos, como me comieron los pechos, la lengua de Luci en mi sexo, mis corridas porque fueron muchas, el fuerte olor, porque tres mujeres corriéndose alegremente en una habitación cerrada huele.
Pero sobre todo recuerdo el final, cuando Esmeralda me pidió que le comiera el culo a Luci.
-¿Qué?
-Eso también es sexo.
-Pero estamos hablando de lamer culos.
-Un culo joven y muy limpio.
-Por muy limpio que este sigue siendo el agujero por donde sale…
Me besó antes de que terminara la frase.
-Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes.
He oído discusiones increíbles entre frikis intentando resolver el significado de esta frase cuando en realidad es muy sencillo.
Luke podía levantar la nave, pero fracasó porque no creía que pudiera hacerlo.
En mi caso concreto, yo estaba perfectamente capacitada para comer culos. Esmeralda lo sabía, Luci lo sabía, y hasta yo lo sabía.
Luci se había dado la vuelta ya, preparándose para ello.
Yo abrí la boca para soltar un buen ferrocarril, pero pa qué, si nunca me había valido de na.
Así que me sitúe en posición, le abrí los cachetes del culo con las manos y pa lla que fui.
Dar mi primer lametón a raja del culo fue muy puag. En serio, puag.
Por muy joven y limpio que fuera y estuviera, sigue siendo el agujero por donde sale la mierda.
Lametón, lametón, lametón… Y me vino el olor.
-Pero será cerda, se ha tirado un pedo.
Esmeralda estaba muerta de risa mientras yo buscaba le solté un par de cachetes en su sucio culo.
No era suficiente.
Ni de coña era suficiente.
Busqué con la mirada alrededor de la habitación hasta que encontré una buena zapatilla.
Se iba a enterar la guarra esa.
Agarré la zapatilla y empecé a moverla.
Zas…
Zas…
La agarré del pelo.
Zas…
-¿Te duele? Pues te jodes.
Zas…
Su culo perfecto culo rosado se iba tornando rojizo a cada golpe.
Zas…
-Ferrocarri – gritó ella
-Ni ferrocarril, ni Atocha, ni Almudena Grandes.
Zas…
-Para ya, por favor. Esmeralda, dila que pare.
Zas…
-Esto te va a enseñar a no tirarte pedos en la boca de la gente
Zas…
Por más que lloró, suplicó y pidió perdón yo no me detuve. Solo lo hice cuando me pareció que la había castigado lo suficiente y tiré la zapatilla lejos de mi.
-Es mucho más dura que tú. -Mencionó Luci a Esmeralda.
-¿Esto ha sido alguna clase de rito iniciático o algo así? – pregunte.
-No, te aseguró que no estaba previsto. Me ha pillado totalmente desprevenida.
-Ay, ¿Pero por qué me pegas ahora?
-Por guarra -dije yo.