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Tiempo de lectura: 3 minutos

Soy Iris, tengo 25 años, y mi prima Daniela tiene 26. Desde chicas siempre fuimos muy unidas, todo el tiempo queríamos estar juntas, dormir en casa de la otra. Jugábamos por horas y nos llevábamos como hermanas.

Cuando entramos a nuestra adolescencia, Dani siempre fue más despierta y curiosa que yo; gracias a ella aprendí muchas cosas, incluso a dar mi primer beso. Pero nunca me pasó por la mente que podríamos tener algo más allá de ser confidentes y muy buenas primas.

Cuando cumplí 18 años, lo festejé en casa con algunos amigos y obviamente ella y su hermana no podían faltar.

Al término de la fiesta, ella me dijo que me quedara en su casa, pero no me pareció extraño pues era normal en nosotras desde chicas así que accedí.

Déjenme describirles a Daniela; mide alrededor de 1.55 m, es blanquita y tiene muchas pecas en la espalda muy bonitas, es preciosa y con unos senos demasiado grandes, ni hablar de esas nalgas que también son grandes y sus piernas son gruesas y marcadas.

Yo soy más alta, mido 1.65 m, soy apiñonada, igual bonita aunque no nos parezcamos. Mis senos también son grandes pero los de ella aún más, y tengo unas nalgas más pequeñas que ella pero también bonitas, y en piernas tenemos una complexión similar.

Aquella noche, platicando me dijo que si no me daba curiosidad besar a una mujer. Yo le recordé que nuestro primer beso había sido juntas, pero me dijo que esa vez no contó puesto que éramos tontas y no sabíamos lo que hacíamos. Ambas nos quedamos calladas, ya no supe qué decir, de repente ella se me acercó y nuestras caras quedaron muy cerca. Fui yo quién le di un beso por impulso y al segundo le pedí perdón. Me confesó que aunque fuera raro, le gustaba verme en ropa interior, y quería experimentar.

A mi me dio pánico pero también quería probar, ya me habían gustado otras chicas desde la adolescencia, pero no sabía cómo sería todo eso.

Ambas solíamos dormir con shorts cortitos y blusitas de tirantes pegadas que hacían que se nos marcaran los pezones. Y en ese punto ya las dos teníamos los pezones muy duros.

Comenzamos a besarnos con mucha lujuria, y al quitarnos las blusas no pude evitar sentir morbo con tan grandes y ricos senos, tenía los pezones rosaditos y un poco grandes… me encantaron. Me dijo que desde que nos desarrollamos siempre quiso ver mis senos, empezó a lamer mis pezones muy rico y a juguetear con mis senos, no paraba de decirme lo hermosos que estaban. Eso a mí me ponía cada vez más caliente, ya no me importó que fuera mi prima, estaba muy mojada.

En ese entonces yo usaba pantaletas de algodón normal, pero ella ya usaba lencería bonita y esa noche, debajo de la pijama traía un cachetero de encaje súper sexy. No quería ni que se lo quitara de lo bonitas que se veían sus grandes nalgas.

Al final ambas terminamos desnudas en su cama. Jugando con nuestros senos, rozando nuestros pezones duritos por la excitación.

Yo no tenía ni idea de qué más hacer, sin embargo, ella me hizo un oral súper rico, me comió de una forma que ninguna otra mujer lo ha hecho, me decía que tenía un sabor delicioso. Pasaba su lengua por mi clítoris y por mis labios tan rico. Y después me metió los dedos, lo hacía rápido, brusco… estaba ya tan mojada. Me pedía que me viniera en su boca, que quería comerse todos mis jugos. Y así fue, me vine de una forma tan deliciosa… yo quería más, quería probarla a ella también, tocar su rica y bonita vulva, con esos labios rositas tan perfectos… pero ella quería seguir besándome, y yo no podía negarme, se puso arriba de mí, sentir sus riquísimos senos rozando mi cuerpo era una sensación increíble… Así acostadas, desnudas, no podía pensar en que era mi prima. Ambas nos veíamos con demasiada lujuria, su vulva rozando con la mía, tan mojaditas las dos. Ella susurrándome al oído lo mucho que le encantaba mi cuerpo, mis besos…

Ya era tarde, estaba amaneciendo y no podíamos continuar con aquella locura, pues mi tía entraría en cualquier momento…

Me besó por última vez y me dio las gracias, me sentí extraña y confundida. Nos vestimos, y creí que sería la primera y última vez que tendría sexo con ella, pero no fue así… las siguientes veces lo hicimos aún más rico, pero ya son otras historias…

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