Hacía poco que había cumplido la mayoría de edad. María era una chica de poco más de 1'60 de altura, de pelo castaño con matices rubios, ojos miel, de buena familia y un poco pija, muy buena estudiante, algo tímida y muy dulce. Ella no era consciente, pero desde hace tiempo, su bonita sonrisa, preciosa cara y desarrollado cuerpo (90C que unos años después se convertiría en 90D), levantaba pasiones entre los chicos. Esa mezcla de niña de papá y cuerpo para el pecado, era una tentación bastante irresistible, y el que tuviese pareja desde hace años, no era ningún impedimento para las numerosas miradas.
Llevaba más de 3 años con su novio Pablo, por lo cual eran bastantes las veces que ya había mantenido relaciones. Sin embargo, la situación que vais a leer a continuación supuso el comienzo de lo que fueron varias experiencias de lo más morboso.
Era un caluroso día de verano en Sevilla, prácticamente 40° a la sombra a las tres de la tarde. Pablo y María iban en la parte trasera de un autobús casi vacío hacia la ciudad (ya que ellos eran de un pueblo cercano), para aprovechar las famosas rebajas de verano de los centros comerciales.
La privacidad que les daba estar sentados por la parte final hacía que su conversión fuese adquiriendo un tono picante con el paso de los minutos en el transcurso del viaje. Ya que aunque María siempre había sido tímida, callada… Los años que llevaba junto a Pablo hacía que estuviese más suelta con él en ese tipo de conversaciones y a la hora en expresarse no se avergonzara tanto.
María que ese día como de costumbre, iba guapísima, llevaba una fina faldita florida por encima de las rodillas, una camiseta blanca de tirantas, con unas cuñas romanas camel y bolso a juego. Su atuendo no hizo más que despertar el libido de Pablo. Que comenzó con comentarios normales, pero poco a poco fue subiendo el tono.
P: Qué guapa vienes hoy.
P: Has hecho bien en venir fresquita con este calor.
P: Me encanta cómo se te ven las piernas con esa falda.
P: Qué pena que no sea un poco más corta…
María aceptaba todos esos comentarios de su novio de buen grado a la vez que se sonrojaba. Ella era tímida y aunque Pablo tampoco había sido ni era un chico directo, ni demasiado suelto en cuanto a temas sexuales por su educación extremadamente católica, sí es cierto que lo era un poco más que ella.
M: Pablo! Para ya, que te van a escuchar. Desde luego… Eso te gustaría. Preguntó la joven, curiosa.
P: Jeje, no me oye nadie, esas dos señoras de allí delante están demasiado lejos.
P: Me gustaría, sí, pero quizás sea demasiado explícito y tú también eres algo cagona. Dijo el chico picando a su novia.
M: Yo no soy cagona. Dijo poniendo morritos un poco ofendida. Además… Es que nunca me habías dicho algo así antes. Volviendo a su tono de niña buena y vergonzosa.
P: Ves como sí lo eres? Quizás… dijo intentando despertar el interés de María.
M: No lo soy! Qué? Quizás qué?
P: Nada, déjalo. Sin duda Pablo, que conocía a la perfección a María, sabía cómo hacer para que esta cayese en su juego, aunque en esta ocasión no tenía la certeza de que fuese a resultar como él quería.
M: No, nada no. Ahora lo dices! – María había entrado al trapo.
P: Bueno… Lo de la falda es verdad que si fuese más corta sería demasiado, pero… A que tampoco te atreves a quitarte el sujetador?
María abrió los ojos como platos de la impresión.
M: El sujetador? Aquí? -preguntaba avergonzada mientras subconscientemente había llevado uno de sus brazos por encima de la camiseta para cubrir (o intentar cubrir con ese tamaño) sus pechos.
P: Sí, llevas la camiseta, no va a verse nada, sólo que tú y yo sabremos que vas sin sujetador debajo. Pero olvídalo, sé que no va a pasar. Dijo el chico viendo la reacción que había tenido su novia.
María estaba alucinando por dentro con lo que le estaba pidiendo su novio, no lo creía, pero a la vez estaba comenzando a sentir algo en su interior, como una pequeña voz invitándola a probar aquello.
Echó de nuevo un vistazo al autobús, comprobando que sólo estaban ellos por la parte trasera y que había más de diez filas de espacio con la mujer más cercana de las dos que iban en el mismo trayecto.
Y pasó, tras su comprobación, metió sus delicadas manos bajo su camiseta y con un rápido gesto, desabrochó y se sacó el sujetador dejando libres bajo la camiseta sus grandes y preciosas tetas. Durante un momento sostuvo el sujetador en una mano enseñándoselo a Pablo, como diciendo "aquí lo tienes" a la vez que mostraba una bonita sonrisa en su bello rostro, mezcla de nerviosismo y por qué no decirlo, también de un poco de excitación.
Pablo no podía creer lo que veía, estaba muy sorprendido de haber conseguido su propósito, y mientras María guardaba con prisas el sujetador en el bolso, el lanzó un gran suspiro, ya que el hecho de saber que su novia iba con sus tetas "libres" bajo la fina tela de la camiseta de tirantes blanca, le daba un morbo tremendo.
Por unos minutos reinó el silencio, sólo se lanzaban miradas, ninguno de los dos sabía cómo reaccionar a aquello ni lo que iba a deparar. El calor iba en aumento y no sólo el de la temperatura ambiente.
María para intentar bajar un poco ese calor, cogió una pequeña botella con agua fresca que llevaba en el bolso. Con tan mala suerte (o quizás buena) que cuando se disponía a beber el autobús cogió un bache, haciendo que bastante agua cayese sobre su fina camiseta. Inmediatamente los pezones se le pusieron durísimos por el contraste de temperatura y gran parte de la tela de la camiseta le hacía un pequeño efecto de transparencia al estar mojada, hecho que provocaba que quedase mucho más expuesta y con sus bonitos pezones bastante marcados. La chica no sabía qué hacer, intentaba taparse un poco, entre avergonzada y sorprendida, mientras miraba a su novio, para saber cómo reaccionaba.
Esa visión hizo que Pablo, que ya se encontraba bastante excitado, perdiese los papeles y comenzase a sobarse el paquete por encima del pantalón.
P: Uuuf se te clarean las tetas jodeeer, decía mientras suspiraba y no paraba de tocarse su polla ya claramente dura por encima del pantalón.
María jamás había visto así a su novio, estaba sorprendida pero la situación también la estaba excitando, verlo de esa manera tan desinhibido tocándose mientras le decía comentarios picantes sin duda le estaba gustando más de lo que ella hubiera imaginado jamás.
Los jóvenes estaban cada vez más calientes, la situación los estaba superando cuando de repente se dieron cuenta de que llegaron a su destino. Bajaron del autobús y el golpe de calor del exterior fue tremendo, cuatro de la tarde y nadie por la calle, las dos mujeres que iban con ellos en el viaje ya habían desaparecido de la vista, sin duda buscando protección a tan intenso calor.
P: Ven! Dijo el chico mientras cogía a María de la mano, tirando de ella.
La parada del autobús estaba al lado de un parque y Pablo se metió junto a María en un camino que tenía cerca. Pronto encontró lo que buscaba. Entre unos árboles y arbustos, a la sombra y con privacidad había un banco, caminaron rápido hasta llegar y el chico se sentó.
No podía más, y mientras María se quedaba de pie frente a él sin saber lo que iba a pasar, este desabrochó su pantalón y sacó su polla ya erecta. La tenía que parecía que iba a reventar en cualquier momento, muy dura y se pajeaba despacio con una mano.
María no daba crédito, hasta que las palabras de su novio parecieron despertarla del trance.
P: Uuff vamos a follar, estoy que exploto.
La joven no sabía cómo reaccionar, pero subconscientemente y para alegría de su chico, soltó el bolso en el banco y cogiendo del borde su falda, la levantó, enseñando el hermoso tanga blanco que había elegido ponerse ese día.
Estaba claro que la temperatura de los chicos era mayor que la del ambiente pues Pablo se lanzó como loco y en un instante bajó hasta los tobillos el tanga de su novia, dejando esta a la vista a plena luz del día su precioso coñito, cerradito, mojado por la excitación. Perfectamente cuidado con sólo una línea de vello de no más de un dedo de ancha y recortada como la barba de un par de días de un hombre.
Ante tal visión Pablo no lo dudó y cogiendo del culo a su chica, acercó rápidamente la cabeza al coñito de María y comenzó a lamerlo como un loco.
M: Pablo! Ay Pablo! Qué me haces? Uuhmm. Era lo poco que atinaba a decir la chica mientras cogía y apretaba la cabeza de su novio, disfrutando de que le hiciese sexo oral, algo a lo que no estaba muy acostumbrada, ya que no lo practicaban casi nunca.
Tras un poco más así, el chico se retiró y tocando con su mano el coñito de María, comprobó que esta estaba empapada. Él se echó sobre el respaldo del banco y cogió con una mano su polla apuntando al cielo.
P: Vamos! Móntate aquí. Mientras cogiéndola con la mano, exhibía su dura polla ante su novia.
María había entrado ya en un punto de no retorno y no lo dudó más, con un rápido movimiento, terminó de sacar su tanga por los pies y lo puso en el banco, para seguidamente poner una rodilla a cada lado de las piernas de Pablo.
El chico apuntó su polla a la entrada del coñito de María y esta poco a poco se dejó caer sobre el miembro de su novio.
M: Uuhmm Pablo… Qué dura la tienes! Uufff.
Pablo estaba loco de calentura y cogió a su novia agresivamente de las nalgas hasta metérsela bien hasta el fondo.
P: Uuuf siii… Qué gusto.
M: Aahh Pablo! Mientras rodeaba con sus brazos por encima de los hombros a su novio.
La pareja empezó a follar como locos en aquel banco. Pablo apretaba el culo de su novia y daba golpes secos con la cadera como podía y María cabalgaba sin control totalmente excitada, mientras no podía reprimir sus gemidos.
M: Aahh, aah, aaaah siii -mientras la polla de Pablo salía y entraba en su sexo, empapándose de sus fluidos.
Sin duda el estar teniendo sexo sin preservativo era un punto más en el grado de excitación y placer de los chicos, ya que era algo que tampoco solían hacer a menudo.
Pablo apartó las manos del culo de su novia y las llevó a los hombros, para de un tirón bajar su camiseta hasta la cintura. Al haberse quitado María el sujetador en el autobús, sus grandes y espectaculares tetas quedaron a la vista. Era asombroso ver cómo se movían mientras seguía cabalgando. El chico ante tal visión no tardó en cogerlas y apretarlas, y fue directo a comer uno de sus hermosos pezones.
M: Mmmm siiii, aaah -Gemía sin control María, pues sus tetas eran su punto débil, ya que las tenía realmente sensibles.
María no aguantó mucho más, entre el rápido movimiento sobre la dura polla de su novio, que este chupaba, lamía y devoraba sus tetas con pasión y el inmenso morbo y placer de la situación, tuvo un orgasmo bestial, el mejor que había tenido nunca.
M: Aaahh, aah, aaah siiii, aaaaghh! -Mientras su coñito mojado se contraía al máximo sobre la polla de su novio, dándole a este un placer tremendo.
P: Uuuff madre de dios, como me aprietas, uuff me voy a correr! -exclamaba.
María a pesar de estar rendida después del orgasmo, pudo reaccionar a tiempo, pues no tomaba anticonceptivos y lo estaban haciendo a pelo.
M: No Pablo, dentro no, no podemos -dijo mientras se incorporaba a duras penas sacando la polla de su novio de su interior.
El chico, que estaba a punto de correrse, echó a un lado a su novia y se levantó rápidamente, poniéndose de pie frente a ella.
P: Joderrr estoy a punto -Mientras no paraba de pajearse.
María sintió un poco de lástima por él, pues ella había disfrutado más que nunca. Así que cogió la polla de su novio y aunque no tenía mucha práctica empezó a chupar.
Si bien es cierto que ella no tenía mucha práctica, no menos cierto es que a María se le daba de maravilla, tenía un don para las felaciones y la podríamos definir como una auténtica mamona. A ella le gustaba y se excitaba al notar la polla dura y palpitante dentro de su boca. El hecho es que no lo practicaban mucho porque Pablo era más reticente. Pero a su novio en este caso pareció importarle poco y se limitó a disfrutar, durante lo poco que duró, de una mamada de primera.
María lamía el tronco, pasaba su lengua jugando con el glande, mientras a la vez lo pajeaba y de vez en cuando succionaba, hasta que volvía a sacar esa polla a punto de estallar de su boca, con un sonoro "Chop".
P: Oooh sii, oooh sigue, no pares, uuuff que gusto! Siii -Decía el chico a punto de correrse.
A María, le excitaban los comentarios de su novio y le puso más ganas aún si cabe, para que este terminase con un orgasmo increíble.
Pablo al sentir lo que se venía, apartó con una mano la cabeza de su novia que en ningún momento paró de pajearlo.
P: Me corro! Uuuf siii, me corrooo, jodeeerr!
El chico lanzó una corrida tan descomunal que pilló por sorpresa a María. Comenzó a lanzar chorros uno tras otro poniéndola perdida. Cara, pecho… incluso alguno salió disparado para su boca, haciendo que probase el semen por primera vez.
P: Uuuff qué bien -dijo ya bien aliviado y descargado el chico.
María sin embargo se miraba sus tetas casi llenas por completo y tocaba su cara dónde también tenía bastante corrida. No entendía el por qué, pero el sentirse "sucia" y más en aquella situación, le estaba dando un morbo tremendo.
Los jóvenes se recompusieron como pudieron y después de apaciguar su calentura, se apresuraron a volver a la normalidad rápidamente.
María gastó prácticamente el paquete entero de toallitas que llevaba en el bolso para limpiarse como pudo y quitarse toda aquella cantidad de semen y se volvió a poner el tanga y el sujetador, y a colocarse correctamente toda la ropa. Pablo por su parte, vigilaba que no se acercase nadie que pudiera verlos.
Los chicos saliendo de aquel banco privado a paso ligero, ya mucho más relajados y mirando hacia los lados, no vieron a nadie, no había nadie por la calle, pero realmente nunca sabrán si alguien pasó por allí y presenció parte o totalidad de aquel polvo corto pero salvaje, que para María supuso el comienzo de un mundo por descubrir.
*Nota de autora: si os ha gustado este relato y queréis seguir sabiendo sobre cómo fue la evolución de María o incluso sobre sus inicios en el sexo. No dudéis en decírmelo en los comentarios. Intentaré responder comentarios y por supuesto como escritora novel acepto de buen grado las recomendaciones/consejos. Muchas gracias por leerme y espero os haya gustado o causado morbo. Besos.