Hoy, mientras le comentaba a una amiga cómo había pasado mi tarde dándole una buena propina al servicio técnico de internet, se me cruzó la idea de escribir mis experiencias y compartirlas para el disfrute de quien la lea.
Cabe aclarar que nunca fui de escribir mucho así que me disculpo si no está muy bien redactado.
Primero paso a presentarme. Digamos que mi nombre es Julián, soy de Argentina y. al momento que escribo esto, tengo 27 años. Siempre fui bastante flaco aunque herede una cola bastante voluptuosa por parte de mi madre, lo cual ahora agradezco pero durante mi adolescencia odie, tez bien pálida, pelo negro, pecas y rasgos mas bien femeninos además de ser completamente lampiño.
Como dije, mi cola siempre fue algo que me cohibía bastante en la secundaria pero no era lo único. Mi pene es bastante chico y rara vez se erecta. Así que por esas dos cosas nunca fui de prestarle atención a las chicas del colegio y no solía tener un deseo sexual muy fuerte.
Pero ahora vayamos a lo que realmente importa y para lo que están acá.
Tenía 18 años. Estudiando para el traductorado de inglés me hice bastante amigo de Sebastián. Como vivíamos cerca coincidimos en el viaje de vuelta así que un día me empezó a hablar y se hizo algo cotidiano.
Sebastián era un chico muy distinto a mi. Alto, asumo que estaría por encima del metro ochenta, con los músculos marcados, pelo corto y una barba bien mantenida. Yo por el contrario había empezado a dejarme el pelo largo, por lo cual parecía todavía más femenino.
Con ese cambio me solían decir cosas en la calle y más de una vez me tocaron o apoyaron en los transportes públicos, al principio me molestaba pero de a poco me empezaron a gustar. Pero sobre todo me gustaba cuando lo hacía Sebas. Incluso yo era el que buscaba el contacto, “accidentalmente” me tiraba para atrás cuando él pasaba solo para estar aunque sea un momento pegado a él.
Ese ida y vuelta duró unos meses, pero siempre hablábamos de las cosas que nos gustaban y teníamos en común, no era solo un impulso sexual el que teníamos pero se notaba una tensión en el aire. Tensión que nunca había sentido con nadie hasta entonces.
Tenía fantasías con él, miraba pornografía y envidiaba la forma en que los actores movían de un lado para otro a las actrices, amaba ver el momento en que sacaban sus penes de los pantalones y me imaginaba cómo sería esa situación conmigo arrodillado frente a Sebastián. No podía más.
Ya había ido unas cuantas veces a su casa, para hacer algún trabajo de la facultad, estudiar o simplemente tomar algo y jugar videojuegos. Pero la próxima vez que me invitara iba a ser distinto. Le pedí consejos a una amiga, Vanina, sobre cómo encarar la situación sin ser yo quien tome la iniciativa, quería que salga de él, quería ser su muñeca y que juegue conmigo como él guste.
Me acompañó a comprar ropa interior femenina, me prestó un short de jean muy cortito, que dejaba poco a la imaginación por lo mucho que mostraban y un top. Además de eso me maquillo un poco y le dio algo más de forma a mi pelo ya que no sabía cómo peinarme bien. Cuando me vi así no lo podía creer, estaba hermosa, me sentía genial y sabía que iba a lograr lo que me proponía.
Así vestida como estaba fui hacia el departamento de Seba. Llame por el portero eléctrico y en vez de decirle que era Julián le dije que era Juli, lo tomó medio de sorpresa pero no le dio mucha importancia. El verdadero shock fue cuando me abrió la puerta, sus ojos estaban enormes, se notaba que le gustaba. Lo salude con un beso cerca de la boca y entre.
Nos pusimos a charlar y a tomar algo. Cuando estaba sentada se me bajaba un poco el short y se notaba que tenía una tanguita puesta. Podía sentir como me comía con la vista cada vez que pasaba por atrás mío.
En un momento me levanto como para ir al baño y de pasada le acarició uno de sus fuertes hombros. Acto seguido me tomó del brazo, me dio vuelta y me dio mi primer beso, el beso que estaba esperando hace meses. Siento su lengua forzando su entrada en mi boca. Como me toma de la cintura y me lleva hacia él. Incluso a través del jean su pene se sentía enorme y estaba así por mi.
Me levanto y me sento en la mesa, lo que le permita apoyarme mejor. Besaba mi cuello y entre besos me decía que quería hacer esto hace bastante pero no se animaba por miedo a que lo rechace. Lo abracé y comencé a gemir, estaba muy excitada como para responderle.
Cuando pude calmarme un poco, baje de la mesa y me arrodille frente a él. Quería ver esa verga que tantas veces había sentido apoyándome. Le abrí el pantalón y ya a través del boxer se notaba que era hermosa. Le di unos besos por encima del boxer y se lo bajé. Lo que vi no me defraudo para nada, serían unos 18 o 19 centímetros, más tirando a fina y con las venas bien marcadas.
Por fin podía ver, oler y tocar. Empecé a recorrerla con mi lengua, desde la cabeza hasta los huevos. Después con mis labios y por último comencé a metérmela en la boca. Tenía algo de miedo, no quería hacerle mal con los dientes o ahogarme. Pero algo debía estar haciendo bien porque se notaba que le gustaba. Me tomó por detrás de la cabeza y empezó a meterla cada vez más al fondo.
Tenía un olor algo fuerte y el líquido preseminal la hacía salada pero me encantaba, nunca había estado tan excitada en mi vida. Lo seguí gateando hasta el sillón, donde me puse a chuparle los huevos mientras lo masturbaba. Estuve un buen rato peteandolo, intentando cada vez meterlo más profundo en mi garganta.
Cuando estaba por acabar se paró, me levanto de los pelos y me pidió que abra bien la boquita, lo cual hice sin dudar. Su explosión de leche me tomó por sorpresa y no pude aguantar todo en la boca. Trague lo que tenía y limpie lo que cayó al suelo para no desperdiciar nada.
Esa noche no me sentía preparada para hacer algo más. Cuando nos acostamos y me saque el short quedando solo con mi tanguita, que estaba empapada, jugó un poco con sus dedos pero lo dejamos ahí. La próxima les cuento como fue la primera vez que me penetro.
Espero que les haya gustado. De nuevo perdón si no está bien redactado. Que sigan bien. Besos.