Aunque ya soy un cuarentón, me suelen gustar hombres maduros, mayores que yo, musculosos (cuando es posible) y no me siento particularmente interesado en jovencitos, excepto cuando necesito solamente un poco de sexo exprés. Asimismo en el gym suelo entrenar solo. Sin embargo, el año antepasado, luego de la reapertura de los gimnasios, Juan, un joven de 21 años se me pegó en el gym, consideraba que yo lo ayudaría a ganar un poco de volumen y unilateralmente decidió que yo era su amigo, confidente, consejero y que me conocía de toda la vida. Juan es un joven de cuerpo delgado y lampiño, sonrisa fácil, grandes ojos café, fanático del Barça que en medio de carcajadas no entendía mi falta de interés por el fútbol,
"Vas a ver el partido hoy"?
"¿Ah?"
"El partido"
"Cuál partido?"
"Ay abuelo, hoy juega el Barça"
"…"
"Es cierto que ya estás viejo pero deberías emocionarte que juega el Barcita hoy"
Yo seguía sin comprender, la verdad el fútbol me vale un rábano, nunca he entendido todo ese escándalo de jugadores sobrevalorados con sueldos onerosos… pero me interesan más verlos jugar de un lado a otro de la cancha, con sus pantalones cortos y sus gruesas piernas.
"¿No te gusta el fútbol?"
"Soy gay" le dije, viéndolo fijamente, quizás esperando que con eso se fuera espantado y me dejara en paz.
"¿De veras? El hermano de mi novia es gay, te lo presento si querés" me dijo.
"No, gracias" dije impacientemente.
"tiene 23" insistió
"No me gustan jovencitos" le dije, nos reímos y seguimos en el entreno.
En eso llegó al gym Augusto, otro cuarentón marcadamente famoso por ser gay, el típico gay que entrena piernas 3 veces por semana. Juan me lo enseñaba con la miraba, a modo de broma.
"Vaya, ahí está Augusto"
"Si, ya lo vi"
"Es más viejo que vos"
"Si"
"Mirá, anda su licra pegada"
"Ajá" dije tratando de parecer desinteresado.
"Tiene más bulto que vos"
Volví a verlo y en efecto se me miraba gran paquete, pero no, Augusto era muy amanerado para mis gustos.
"Como si piedras se hubiera metido en la licra"
No pude reprimir una carcajada por la aguda observación de ese enjuto púber.
Al final del entreno y cuando nos disponíamos a cambiarnos, Juan se me acerca estando ambos solos y me abraza. Con su cara pegada en mi pecho, cual niño de 8 años me dice:
"No te enojés, sólo quiero hacerte reir".
Le acaricié la cabeza, pues me dio algo de ternura su actitud infantil y espontánea.
Unos días después iniciamos con el entrenamiento de espalda. Juan había llevado una camiseta sin mangas, nueva y marca Adidas, la verdad se veía muy bien, ya comenzaba a marcársele los músculos por encima de la ropa y se miraba apetecible. Por primera vez lo vi como un hombre y no como un niño hablantín de 21 años.
En cierto momento estábamos haciendo dominadas, él se había colgado y le vi sus axilas peludas totalmente extendidas. Sus brazos comenzaban a engrosarse. Cuando levantaba su cuerpo y su pecho tocaba la barra, se le marcada el bulto sobre el short. En ese momento se me antojó tener sexo con él, tanto así que con excusa de alcanzar mi botella con agua, pasé detrás de él y por un instante mi paquete tocó su trasero. Tenía una grandes ganas de poseerlo ahí mismo pero me tuve que conformar con inhalar su olor corporal.
Él no se dio cuenta pero el resto del entreno lo pasé con una semi erección, que quizás fue notoria porque Augusto me vio el bulto y me vio luego asombrado, fue ahí que me di cuenta que estaba excitado y decidí alimentar mi excitación. Lo puse a hacer ejercicios donde me podía enseñar sus axilas peludas al extender sus brazos o que abriera sus piernas.
Más tarde cuando nos estábamos cambiándonos, se quitó la camisa y short y se quedó en bóxer. Al parecer era nuevo, era texturizado, de licra y algo corto con colores muy deportivos. Le quedaba muy bien, el bulto se le marcaba rico, hasta le levantaba un poco los glúteos.
"ya te está pegando el entreno" le dije
Y era cierto, la espalda ya le estaba tomando esa forma de V que tanto me gusta, sus brazos se marcaban más y los pectorales se le miraban más amplios enmarcando sus pezones, medianos y rosados.
"¿Creés vos?"
Dijo mientras flexionaba sus brazos frente al espejo y le noté sus axilas muy peludas, mojadas en sudor, un sudor con olor no repulsivo sino incitante, cosa que me excita en un hombre, sentía como se me ponía más dura de sólo verlo sin camisa y en bóxer flexionando sus brazos,
"qué peludas tus axilas", le dije
"¿me las rasuro?"
"No, se te ve bien"
Le dije, mientras me acercaba y le vi su bulto, le vi su pecho, sus pezones rosados, su vello en las axilas, su abdomen de joven de 21 años, él no dijo nada y seguía ahí como esperando algo.
Me puse detrás de él y también tenía flexionados mis brazos. Yo sólo me había quitado la camisa, pero el reflejo del espejo nos mostraba a ambos flexionando kos bíceps y mostrando nuestras axilas peludas. Yo tengo más grosor que él, pero sólo porque llevo más tiempo que él entrenando.
Juan se notaba tenso, pero ambos estábamos callados y yo más excitado, en eso le vi el bulto que en el reflejo parecía ponérsele cada vez más grande y abultado.
Ambos bajamos los brazos al mismo tiempo, rápidamente di un vistazo al cuarto y no había nadie, Juan hizo lo mismo, me coloqué a su lado derecho y con el dedo índice izquierdo le bajé un poco el bóxer del lado derecho de su ombligo, lo suficiente para verle parte de lo que parecía ser un abundante pubis velludo,
"qué peludo" dije
Y él me miraba asombrado, pero sin moverse, su respiración era más rápida, él también estaba en el clímax de excitación,
"¿Puedo?"
Le dije y sólo asintió ligeramente con la cabeza. Yo tenía esa sensación de dominarlo. Moví el mismo índice de un lado del ombligo hasta debajo de él sin sacarlo del bóxer y le bajé aún más el bóxer hasta que apareció la base de un enorme pene, grueso y venudo a punto de estallar emergiendo de una maraña de pelo púbico grueso y negro.
Con ambas manos le bajé el bóxer hasta que su pene grueso saltó liberado, era grueso en la base e iba decreciendo con una curva para abajo, hasta terminar con la cabeza pequeña y descubierta, con mi mano derecha se lo moví suavemente, como masturbándolo y empezó a lubricar. Con la otra mano le toqué una nalga, durita y caliente, pero rechazó mi mano, como buen "hétero" joven y me dijo
"así no"
Le besé el cuello y le dije
"qué rico estás", él me miraba sorprendido
Él con el dorso de su mano derecha tocó mi entrepierna dura como casualmente y sin querer. Con la misma mano me acarició después por sobre la ropa. Con la misma mano me quiso bajar el bóxer, pero yo lo hice y mi nene salió, moreno, y duro. Mi glande estaba grande y brillante, el bóxer mostraba algo de precum mojando el bóxer. Su pene era mas grande, ñero el mío más grueso y cabezón.
Con mi mano agarré ambos penes, él comenzó a mover su pelvis de modo que su pene se movía entre mi mano y mi pene
Nos masturbamos. Ahora yo a él, luego él a mi, luego yo ambos penes, luego él. Al fin me dice
"Voy acabar".
Me hice a un lado justo cuando su eyaculación salió disparada hacia adelante.
Luego yo giré un poco y eyaculé también, pero mi leche era más espesa que él. Juan sacó otra escupida más, pero no llegó tan mejos como la primera. Yo seguía sacando leche que caía espesa.
"Qué espeso tu semen"
Le pasé un poco de papel higiénico y ambos nos limpiamos rápidamente. Sin embargo nuestra lechada quedó dispersa en el piso como un recuerdo de nuestra lujuria.
"Vestite" le dije.
Nos terminamos de cambiar rápidamente y en silencio. Salimos y al despedirnos me dice
"Mañana verdad?"
"Si, toca hombros y piernas" le dije.
Sólo sonrió y luego me dijo…"
Augusto hará piernas también" pero se puso serio y acercándose un poco más me dijo en voz baja y temblorosa
"mirá, no soy gay",
"claro que no" le dije sonriendo y me fui.
Al llegar a casa me volví a masturbar. Juan también lo hizo, me lo confesó después.
Ahora entiendo esa afición de muchos por los jovencitos y si, fue real, eso y lo demás que pasó después entre nosotros…