Inicio la primera de 4 historias que compartiré y que descubrí hasta ahorita en el correo de mi esposa, así que para empezar los pongo en contexto:
Somos de la CDMX, tenemos 43 años, ella mide 1.68, tez blanca, peso: 65 k, cuerpo bien formado, senos medianos y bien paraditos, cintura muy bien marcada, cadera ancha, trasero grande y piernas muy bien formadas.
Todo lo descubrí después de que mi esposa me pidió que descargara unas fotos de su correo para lo que me dio sus datos de acceso, todo iba normal hasta que un correo me llamó la atención ya que el título decía: “PARA MI WERITA”, yo nunca le he dicho así a mi esposa por lo que decidí abrirlo y aquí mi descubrimiento de la conversación que tiene mi esposa con este tipo de nombre: Julio:
J: Werita, pensé mucho lo que platicamos el otro día camino a tu casa y pues yo creo que deberías dejarte llevar por tus deseos, no tiene nada de malo y si en algo te puedo ayudar, pues aquí estoy encantado de la vida, no soy buen fotógrafo, pero seguro te ayudo
T: Julio muchas gracias por escucharme, pensé que ibas a pensar lo peor de mi y si te tomo la palabra, tengo varios conjuntos de lencería con los que quiero modelar para lo que se ofrezca, te parece bien si me ayudas el próximo viernes, yo no tengo que ir a la oficina y tú descansas, le voy a decir a mi marido que si voy y aprovechamos y me tomas las fotos.
J: Me parece perfecto T, te veo a las 8 afuera de la oficina.
J: T, te mando las fotos de la sesión de ayer, debo decir que además de ser una súper modelo, eres maravillosa en la cama, no dejo de pensar en como mueves esas ricas nalgas y nada más de escribirte ya me pusiste dura la verga otra vez, por favor déjame tenerte otra vez entre mis brazos y hacerte gritar como gritaste ayer.
T: Julio, papito están padrísimas las fotos, me encantaron pero me encantó pagarle a mi fotógrafo, nunca pensé que tú verga estuviera tan rica, a mi también me encantó como me cogiste, de hecho soñé contigo y con esa rica verga y por supuesto que sí nos volvemos a ver, ahora que te probé no pienso dejarte, sigue pensando en que cosas ricas me harías y yo mientras me seguiré comprando lencería linda para modelarte y para después pagarte con mi panocha, tu werita.
Así acaba está conversación entre mi esposa y el tal Julio y pues vaya fotos las que venían en el correo, fotos de mi esposa con unos atuendos de lencería y pantimedias que nunca le había visto en estos 15 años de casados, además de unas posiciones tan sexuales, dignas de lo que ahora he descubierto que es mi esposa, UNA PUTA que es capaz de darle las nalgas a cualquier hombre, ya lo verán en las siguientes historias.
No puedo negar que en un principio me molesté mucho, pero después de la tercera historia que leas, entenderás porque tomé la decisión que tomé sobre mi esposa.