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Fantasía virtual (Parte 2)
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Un sonido que no esperaba lo saco a Matías de su sueño. Todavía sin abrir los ojos, manoteo en la mesa de luz y alcanzo su celular, y al prenderlo pudo ver que eran las 2:16 de la mañana. Inmediatamente se volvió a repetir el mismo sonido que lo había despertado, pero esta vez lo reconoció enseguida: era el tono de notificación de Whatsapp que le había asignado a Débora, para saber cuándo le escribiera.

Se le hizo un nudo en el estómago de la excitación, e inmediatamente se despertó como si le hubieran tirado un baldazo de agua fría en la cara. Había pasado una semana desde que habían hablado por última vez, y si bien sabía que en algún momento le iba a escribir, no esperaba que fuera a las 2 de la mañana y menos de un día de semana. Sin duda era raro.

Abrió su whatsapp y se encontró efectivamente con los dos mensajes:

Debora: Hola…

Hola…. estas??

Todavía sin salir mucho de su asombro le respondió:

Matias: hola si… acá estoy! Todo bien?

Debora: Si, no me podía dormir

Matias: que paso?

Debora: no, nada… todo bien. Solo que hace días que me cuesta dormirme.

Matias: Te preocupa algo?

DeborA: no, no…. Solo que me quede pensando en algo. En lo que hablamos la otra noche. Te acordas?

Matias: Si! Estuvo muy divertida la charla! Ajaj

Debora: si, claro…

Matias se dio cuenta de para donde iba la conversación y comenzó a hacerse el desentendido, como si no supiera muy bien de que le estaba hablando.

Matias: Pero entonces en que te quedaste pensando???

Debora: bueno… no se bien como decirlo. Bueno, ya fue: queres verme?

Matias: ahora? Son mas de las 2 Debo, no te jode si lo dejamos para mañana?

Debora: Nooo!! No te estoy diciendo de vernos! Y menos ahora!

Ya sabes de lo que te hablo: si queres verme… con Juan

Matias: Vos decis….

Debora: Si! si queres verme teniendo sexo con Juan! Y no me hagas pensarlo mucho que me puedo arrepentir

A pesar de que ese siempre había sido el plan de Matías, no podía creer que en ese momento Débora le estuviera diciendo eso y que fuera a pasar realmente. Inmediatamente sintió un fuego en su entrepierna que pronto invadió todo su cuerpo.

Matias: me encantaría. Creo que nada me excitaría más que ver cómo te cogen!! Pero como vamos a hacer? Le vas a decir a Juan?

Debora: nooo!!! Vos queres que me mate! Jaja. No se tiene que enterar!

Matias: y entonces? Como los veo??

Debora: bueno, justo eso es lo que me mantenía con insomnio estos días: pensar cómo hacerlo!! Y al final se me ocurrió una idea: lo vamos a hacer por videollamada.

Matías se quedó tildado, tratando de imaginar cómo podría resultar todo eso en la práctica. Mientras tanto Débora le seguía explicando su plan:

Debora: El viene el fin de semana, y siempre antes de tomarse el taxi para casa me manda un mensaje, apenas baja de la estación. Yo sé que tarda 10 minutos en llegar, así que 5 minutos antes te voy a hacer una videollamada desde la computadora y me voy a quedar conectada

Voy a tapar con una cinta la luz de la cámara, para que no se dé cuenta, y vos tenes que silenciarte, para que no escuche ningún ruido del otro lado. Me seguís?

Matías no salía de su asombro. El plan era perfecto y ni siquiera a él se le habría ocurrido una mejor forma de hacerlo.

Matias: Si, si…. Me parece genial la idea!

Debora: eso si… no se cuál es tu idea, pero vamos tranquilos. Tampoco esperes ver todo todo la primera vez

Matias: a que te referís?

Debora: bueno, para que entiendas te tengo que contar una intimidad: Juan cuando viaja esta siempre rodeado con la gente del trabajo, así que no le da para masturbarse. Suele pasar una o dos semanas sin acabar. Imaginate como viene!!! Es un tambo! jaja

La primera vez que vino de viaje, apenas abrí la puerta me salto encima y me tiro en el sillón. Estaba alzado! Para cuando me di cuenta me había levantado la pollera y me la estaba chupando como un desesperado, y a los pocos segundos, apenas lubrique un poco y ya me la estaba metiendo!!!

El problema es que creo que no llego a metérmela tres veces que acabo como un toro en celo! Estuve una semana para sacar las manchas de leche del tapizado! Jaja

La historia que Débora le estaba contando hizo que Matías se prendiera fuego. No pudo evitar empezar a masturbarse, visualizando cada una de las escenas en su mente. Mientras tanto Débora seguía con su relato:

Debora: el asunto es que yo ese día me re calente, porque me quede con las ganas!! así que ahora, cada vez que viene de viaje tenemos una costumbre: apenas llega y se acomoda un poco, lo siento en el sillón y se la chupo hasta hacerlo acabar. Así le saco un poco la calentura y ya más tranquilito vamos a la cama y cogemos bien.

Matías leía y cada vez se sorprendía más: Débora estaba demostrando ser mucho más “guarra” de lo que alguna vez se había imaginado, y esta nueva versión de ella, lo excitaba aún más.

Matias: guau!!! No puedo creer lo que me contas. No te imaginaba así! Jaja.

Pero bueno… entonces tu idea como seria?

Debora: Como te empecé a contar: te hago videollamada, vos silencias todo y me esperas. Yo lo voy a hacer entrar, lo voy a llevar frente a la compu y se la chupo mientras vos me ves. Te gusta la idea?

Matias: Si claro… no se ni que decir. Estoy demasiado excitado para pensar!!! Jaja

Debora: bueno… ahora veamos un detalle importante: Donde queres que me acabe?

Matias: no se… dónde te suele acabar?

Debora: Por lo general en la boca, pero cuando viene de viaje normalmente en la cara, porque viene re cargado y le gusta dejarme toda enchastrada jaja

Matias: guau…. Impresionante! En la cara entonces! Jaja Bueno, pero y cuando lo haríamos esto?

Debora: Juan viene pasado mañana a la tarde, asi que a eso de las 5 de la tarde calculo que te estoy llamando. Estate atento!!!

Matias: Si, obvio. Voy a estar acá esperando tu mensaje

Debora: Bueno, ahora que ya me saque esto de la cabeza si me voy a dormir tranquila jaaj. Hablamos en un par de días. Que descanses!!!

Matias: Vos también, beso!

Matías cerro el Whatsapp, dejo su celular nuevamente sobre la mesa de luz y apoyo la cabeza en su almohada, pero por supuesto que no descanso: las imágenes de Débora con Juan que creaba en su cabeza no lo dejaron dormir, ni esa noche ni la siguiente. Ni siquiera le interesaba comer, y durante esos días en su mente no había otra cosa que no fuera esperar a que llegara el sábado y Débora lo llamara.

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