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Estaba a punto de culear con otro y yo me la culeé
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Tiempo de lectura: 6 minutos

En mi vida he tenido muchas aventuras, especialmente cuando era más joven, pero de algo que no me enorgullezco es lo que viví o hice vivir a Allisha. Ella era mi vecina cuya casa quedaba exactamente frente a la nuestra. Tuve comunicación con ellas desde el primer momento, pues ellos rentaban la casa y el dueño con quien nos conocíamos me había contratado para que le diera servicio a la piscina y me encargara de mantener el jardín.

Allí vivía la madre y sus dos hijas. La madre y la mayor de las hijas llevaban el mismo nombre y la señora Rossie intentaba mucho acercarse a mi madre y a mi hermana, pues creo que un principio intentaba evangelizarlas, pero ellas nunca le mostraron ningún interés, pues mi familia ha sido escéptica a las religiones a pesar de que mi madre siempre trabajó como consejera en escuelas cristianas. Con el tiempo y con más confianza, la señora Rossie se saciaba y le gustaba hablar de algunas vecinas, como también le encantaba ensalzar el carácter e inteligencia de sus dos hijas. Siempre ponía a sus dos hijas en un pedestal de beatas a pesar de que por su religión no creía en los llamados santos.

Intuía que mi madre la evitaba, pero viviendo en frente de ellas era muy difícil escapárseles todo el tiempo. En lo particular Rossie hija, me caía bien, era más amigable y llevadera al punto que un día me decía que a su hermana menor yo le gustaba y, un día en forma de broma me dijo que, si yo tuviese unos años más, ella no dudaría en hacerle competencia a todas las chicas que de vez en cuando ella miraba entrar no por la puerta de enfrente, sino a todas esas que entraban por los costados como escondiéndose. La verdad que siempre creí que Allisha era muy engreída y que todo eso que hablaba su madre de ella debería ser una fantasía pues cuando llegó el tiempo para entrar a la universidad, ella no calificó para ello y asistía a un colegio comunitario el cual eventualmente le podría dar acceso a la universidad. Y con esto que les narro es para que tengan una idea mi relación con esta chica en ese tiempo y la verdad que sentía un desdén por ella a pesar de que en cierto tiempo se me acercó y creo me coqueteó, pero ya esa mala vibra se había creado.

Como dije antes, yo era el encargado de dar mantenimiento a la piscina y debido a esto esta anécdota tomó lugar. Un domingo por la tarde fui a limpiar la piscina: barrí las paredes, le puse los químicos, pero al llegar a casa tenía la duda si había purgado el filtro. Ese día no quise atravesarme la calle de nuevo y me dije que iría a revisarlo el siguiente día. Lunes por la tarde después de la escuela me fui a la casa de ellas y cerciorarme que todo estaba funcionando bien. Tan pronto entré por portón escuché a un vehículo que también se estacionaba frente a esta casa, pero no le tomé importancia. Revisé que todo estaba bien y regresaba hacia mi casa cuando descubro la escena.

La mayoría de las casas en esta zona tienen cercos naturales. Arbustos que crecen y entre ellos los populares cipreses. Esta casa en particular tiene los más grandes y la casa en sí no se mira por la elevación de estos. Cuando me acerco al portón pude ver a Allisha con el que imaginé era su novio. Se estaban comiendo a besos y no los quise interrumpir, pero ese portón era el único camino para salir de esa casa. Pasaron un par de minutos y la escena se ponía mas candente. De mi ángulo no podía ver en sí con claridad toda la escena pues su novio estaba de espaldas a mí, pero vi como Allisha se agachó como si le estuviera dando un oral al muchacho y solo veía que lo tomaba del trasero aun con los pantalones arriba. Creo que solo se había bajado el cierre y se la estaba mamando.

En mi mente solo pasaban las palabras de la madre de Allisha y su utopía de los santas y correctas que eran sus hijas, pero también mi amiguito comenzó a reaccionar, pues se oía el ruido de la mamada y su novio gemía calladamente. Llegó el punto que este la tomó de la cintura y comenzó a bajarle los pantalones vaqueros y segundos después las bragas se deslizaban entre sus piernas. Creo que estaban apresurados y su novio se ponía el condón, pues una vez las bragas llegaron a su rodilla, le dio vuelta como para agarrarla por detrás y fue cuando la mala idea me vino. Pensé en lo mal que se sentiría Allisha que precisamente yo la encontrara follando, precisamente dos semanas después de su bautizo en la iglesia del cual su madre hacía alarde y que la acompañamos en un fiesta para mi aburrida, donde todo era cuestión de oraciones y ruegos.

Abrí el portón y ellos sorprendidos han volteado a verme. Su novio se abrochó el pantalón y no sé lo que le dijo y salió directo a su vehículo, el cual arrancó y desapareció del lugar. Allisha se había subido las bragas, pero se tomó ms tiempo en subirse su pantalón pues le quedaba ceñido a su cuerpo. Ella sonrojada y con una voz nerviosa me cuestionó:

– ¿Qué haces aquí?

– Vine a revisar el filtro de la piscina.

– Tony… esto queda entre tu y yo… no se puede enterar nadie.

– ¿Es eso lo que quieres?

– Puedes… ¿verdad?

– Si… eso es fácil. Creo que mantener un secreto es fácil, así como bajarte las bragas a ti debe ser fácil.

Ella me quedó mirando con cierto temor. Estaba sorprendida de lo que le decía. Y no sé si ella lo intuía, pues haciendo recuerdo la idea se la dije tan pronto se me cruzó por la cabeza. Y se lo dije:

– Bájate el pantalón y las bragas de nuevo… quiero ver ese trasero y conchita que tu novio se iba follar.

– ¡Que! ¡Estás loco!

– La que va a quedar como loca eres tú, tan pronto tu familia se entere y quizás alguno de tus amigos.

– No serías capas de atreverte.

– Pruébame… te aseguro que, si me atrevo, así como tu te atreves a bajarte las bragas ante mí.

– Si ya me viste… ¿qué más da verme otra vez?

– Es que yo no solo te quiero ver… quiero terminar lo que tu novio dejó comenzado.

– ¡Idiota… estás loco!

– Bueno… lo que tu digas. ¡Hasta luego santa Allisha!

Hubo un silencio profundo cuando daba mis primeros pasos hacia mi casa y luego escuché de nuevo su voz llamándome. Pensé que me haría alguna contraoferta o escucharía alguna amenaza, pero tenía esa mirada de resignada y cuando me le acerqué me dijo:

– Está bien… pero prométeme que nadie sabrá de todo esto y solo será esta vez.

– Nadie lo sabrá te lo prometo, pero quiero una segunda vez. Hoy no tengo mucho tiempo y tu mamá no tardara en llegar del trabajo.

– Está bien… apúrate.

Sabía que solo tenía de 30 a 35 minutos, pues su madre llegaba minutos después de las cinco de la tarde. Se bajó ante mí su pantalón jean de color negro y las bragas blancas de un estilo regular, pues no creo que ella tuviera tangas o cacheteros en su repertorio debido a lo beata que representaba. Esta vez le vi su panochita y tenía unos cuantos vellos, pues cuando los sorprendí solo le había visto las nalgas. Allisha era una chica de cuerpo atlético, piernas alargadas y de un trasero pequeño pero apetecible. Su rostro no era su fuerte, aunque debo decir que no era fea… creo que si hubiese usado maquillaje se miraría mucho más atractiva, pero ella no podía pecar de malicia y quizá lo más provocativa que usaba, eran esos pantalones tallados a su cuerpo y no sé si su madre sabía de ellos, pues ella se iba a la escuela después que su madre salía a trabajar y regresaba antes de ella. Al igual que su novio la puse dándome el trasero, pues ella se podría apoyar en un plantero de ladrillos y al igual que los sorprendí, Allisha solo se los había bajado hasta la rodilla. Yo no traía condones, pues nunca imaginé encontrarme con esto y ella me lo dijo:

– ¡No quiero salir embarazada!

– ¿Y entonces que quieres que haga?

– Me la sacas cuando te vayas a correr…

– ¿Por qué no mejor me das tu trasero?

– No Tony… ¡ahí duele mucho!

– Ah… ya te dieron por ahí verdad.

Le metí la verga por la conchita y ella se había quejado del dolor. Allisha ya estaba mojada, su novio ya la tenía así de excitada y con saliva en mis dedos le comencé a abrir el ojete. Me quedé sin hacer movimiento con mi pelvis y comencé a chaquetearle la conchita y sobarle frenéticamente el clítoris. Ella se mantenía callada y solo se oía el golpeteo de mis dedos en su concha y de vez en cuando le sacaba y le volvía a sumir la verga. Creo que se corrió sin hacer mucho ruido, pero sentía esa vibración de su vagina y el flujo de jugos que bajaron en el momento. Seguía callada cuando se lo dije:

– Me voy a correr en tu culo.

– Tony por ahí no… duele mucho. Tienes una verga demasiado grande. Mejor te la mamo.

– No… se la estabas mamando a tu novio… y quiero abrirte el culo de todas maneras.

– Apúrate entonces… mi mamá vendrá en cualquier momento.

Le había abierto el ojete con mis dedos, usé sus mismos jugos vaginales para lubricarlo y se la dejé ir. Al principio se quejó calladamente del dolor, pero luego ella me apuraba para que acabara lo más pronto posible. Mientras ella me hablaba le decía que me la quería coger para ese día que no iríamos a la escuela, pues estaríamos de vacaciones y tendríamos todo el día para coger. Ella seguía con la preocupación que su madre iba a llegar. Me concentré en ese culo, apreciar como mi verga entraba y salía y con los minutos le inundé el ano con una tremenda corrida. Ella se subió el calzón y pantalón sin limpiarse sus nalgas y salió corriendo al interior de su casa.

Me fui con el olor de su conchita y el de su culo y al igual me fui a bañar a mi casa. Su madre llegó quince minutos después y la saludé desde lejos y recordaba todas esas palabras, los adjetivos que ella usaba para referirse a su hija como casi una santa. La dejé de ver por unos días, pero a las dos semanas había llegado el día festivo y fui a recordarle que teníamos una cita. Ella no se rehusó y solo me dijo: -Esta bien… mañana nos vemos.

Quizá esto sea lo mas canalla que haya hecho en la vida y lo reconozco hasta estos momentos de mi vida que soy ya un viejo. En su momento fue para mi una excitante aventura y sé con toda seguridad que en esos encuentros posteriores con Allisha, ella los disfrutó al igual que yo pues a esa edad, estábamos en la cúspide sexual. Si deseas saber que ocurrió ese día y cómo ocurrió, házmelo saber.

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