Continuaron besándose tiernamente y poco a poco volvieron a comerse cómo se estaban comiendo cuando estaban en mi cama.
Era terriblemente excitante el deseo que sentían uno por el otro. Se besaban apasionadamente y se recorrían el cuerpo completo con sus manos. Él le amasaba la cola, recorría su cintura y llegaba a sus tetas en las cuales se detenía por más tiempo, a él le encantaba las tetas grandes y las mías, aunque lindas, no son grandes, por lo cual entendía su fascinación por las hermosas tetas de Samira.
Ambos se incorporaron y una vez parados él la arrinconó contra la mesada del baño, se besaban y el frotaba su pija contra la hermosa conchita de Samira, ella abría sus piernas todo lo que podía para poder sentir la verga caliente y mojada de mi novio.
Se frotaban y por momentos se miraban a los ojos con tanta pasión que no pude evitar empezar a tocarme, me excitaban demasiado los dos juntos.
Mi novio ya estaba tan caliente como hacía unos minutos atrás y sentí algo de celos porque conmigo demoraba más en poder coger de nuevo luego de haber acabado y con Samira en solo unos minutos ya tenía la pija a punto de explotar. Pero esos celos que sentía a su vez alimentaban la calentura que tenía desmedidamente.
Después de frotarse por un rato él la alzó sobre la mesada y con su verga dura como una piedra empezó a buscar el agujero de la conchita de Samira y comenzó a penetrarla profundamente. Sin preservativo, ya que no tenía y a Samira tampoco parecía importarle. Con una mano le sostenía la cara y la besaba, con la otra la agarraba de la cola y la empujaba contra él, ella cerraba los ojos y lo abrazaba, se aferraba a él y disfrutaba la hermosa cogida que mi novio le estaba dando.
-Que rico me estás cogiendo, mi amor- le decía ella en el oído.
-Desde que te conocí deseo cogerte, sos una diosa- le contestó sonriente y orgulloso.
-Cógeme la cola, Hernán- ordenó Samira.
Y fue lo mejor que pudo pedirle a mi novio, los ojos de Hernán brillaron, la dio vuelta y ella quedó de frente al espejo, él empezó a besarle el cuello y la espalda, bajó hasta la cintura y arrodillado en el piso comenzó a comerle la cola, primero besaba y mordisqueaba sus cachetes, luego enterró su cabeza de lleno en el hermoso culo de Samira.
Ella apoyada sobre la mesada del baño con los ojos cerrados paraba la cola y la presionaba contra la cara de mi novio, la escena era realmente excitante y yo a esta altura ya estaba totalmente mojada y no paraba de frotarme el clítoris.
Mi novio se puso de pie y puso la cabeza de su verga en el agujero de la cola de Samira, fue en este momento en el que ella abrió los ojos y al ver en el espejo pudo también verme a mí espiando del otro lado de la puerta entreabierta.
Inmediatamente hice un paso hacia atrás pensando que la escena terminaría, pero para mi sorpresa ella se limitó a sonreír y guiñarme un ojo, poner su mejor cara de putita, alzar aún más la cola y enterrarse de lleno la pija de mi novio en su culo.
-Cogeme la cola bien fuerte, bebé- le pedía ella.
-Que puta que sos, Samira, tenés una cola increíble- le decía él con la voz entrecortada.
-No te das una idea de todo lo puta que puedo llegar a ser- decía ella desafiante.
Mi novio seguía cogiéndola por la cola desenfrenadamente y ella cada tanto miraba por el espejo a ver si yo seguía ahí. Parecía disfrutar verme ahí, cogerse a mi novio en mi propia casa, en mi propio baño, darse cuenta que yo no tenía el valor para interrumpirlos.
Por momentos mi novio paraba, contemplaba y admiraba el culo de Samira que era realmente un espectáculo, un culo bien redondo y gordo. La miraba y se pajeaba, después volvía a meterle la verga y así pasaban los minutos.
-Me volvés loco, hija de puta, te voy a llenar la cola de leche- le decía él al oído
-Me encanta, llename toda la colita ahora, mi amor- le respondió Samira a la vez que daba sacudones con su enorme cola.
Mi novio se abrazó a su cintura y acabó dentro de su cola. Ella con los ojos cerrados sonreía.
Mi novio se quedó abrazado a ella por unos instantes y ella abrió los ojos para verme, yo la miraba y me tocaba. Ella me sonrió nuevamente y se mordió los labios.
Samira se puso de espaldas al espejo nuevamente, hizo que mi novio se arrodillara y comenzará a chuparle la concha, él la chupaba y le metía los dedos mientras de la cola de Samira caía el semen de mi novio y se deslizaba por sus piernas.
Él comenzó a lamer de las piernas de Samira su propia leche y una vez que terminó con todo bajo hasta los pies y los besaba sin parar.
Samira se frotaba el clítoris y con los ojos cerrados le pidió a él que le metiera los dedos en la concha que ya estaba por acabar, él obedeció y ella tuvo un orgasmo increíble.
Volvieron a besarse tiernamente y decidieron tomar una ducha.
Lo que siguió se los cuento en un próximo relato.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo y me dejen sus comentarios.