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El ligue del gym
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Te acuerdas el muchacho que te dije del gimnasio que se me queda viendo? El que te dije que se llamaba Andrés.

– ¿Te lo cogiste?

– ¡Nooo tonto! Apenas te digo que se me queda viendo y tú me sales con eso. No me lo comería sin preguntarte antes.

– Emboscada es emboscada. Pudiera pasar que tuvieras que decidirte a aprovechar sin chance de preguntar mi opinión.

– No dejaría llegar las cosas de ese modo. Aunque ya me hayas dicho eso mismo.

– De hecho cuando ando de viaje fantaseo mucho que me marcas sin previo aviso para que te escuche coger o para que me cuentes que algo así te pasó. Y de hecho me excita y me puedo masturbar nada más de imaginarlo.

– Mmmm ¿en serio te gustaría como sorpresa de toro pasado?

– Mucho muchísimo amor.

– Ok, haré la prueba pero solamente porque ahora me lo dices que deseas algo así.

– Claro que uno se adapta. Me generaría mucha expectativa si me empezaras a enterar de algo que apenas andas tramando.

– Bueno pues este es el caso. A la hora que voy al gimnasio solo somos 3 personas aparte del couch. Un señor ya mayor que se nota que ha hecho ejercicio toda su vida y este niño.

– No inventes, ¿es menor de edad?

– No, para nada. Ya salió de la universidad y hasta viene al gimnasio en coche de la empresa donde trabaja. Le digo niño porque si te dijera que tiene 18 le creerías y conmigo se porta muy formal pero ya lo he cachado mirándome el trasero por los espejos de la pared y se puso como tomate.

– Lo hiciste a propósito, no te hagas.

– No lo provoqué. Realmente fue repentino. Claro que me le quedé viendo para que supiera que lo caché. Jajaja. El señor, Don Carlos, ya me di cuenta que también se fija que el niño mira y cuando no estoy cerca, los veo que él le dice algo al niño y me miran los dos.

– Y ¿te gusta?

– Pues no está mal para un faje. Se nota que entrena desde hace tiempo y siempre anda muy limpio y se viste bien al menos para venir al gym. El problema es que se ve un poco ingenuo y si me lanzo directo se va a asustar.

– Pues todo depende de como que le digas.

– No sé. Voy a tratar de platicar más con él y vemos.

– Es tu juego y tú lo controlas amor. Ojalá te diviertas.

Los días pasaron y de pronto Ana me mandó una foto. Era ella desnuda en la ducha. Si bien su cara no aparecía en la foto, pude reconocer nuestro baño. Con una mano cubría su vientre para ocultar su entrepierna mientras el agua resbalaba por sus pechos que mostraban sus pezones erectos. Estaba a punto de preguntarle si estaba sola o con alguien cuando entró la respuesta a mi pregunta:

– Acabo de mandarle esa foto al Andrés jajaja

– Pensé que te la había tomado él

– Y ya te la ibas a jalar imaginando

– Algo así pero, iba a esperar a que me dieras más detalles.

– No hay detalles. Sólo le saqué plática aprovechando que sólo estábamos los 2 ese día y nos empezamos a escribir. Ya sabes, conversando llegamos al punto de por qué había empezado a platicar con él y le dije claramente: porque te he estado viendo que me miras el trasero y quiero tener sexo contigo.

– Jajaja y ¿Qué dijo?

– Pues dijo que se me quedaba viendo porque mi trasero y mis piernas le parecen impresionantes.

– Ya imagino tu respuesta.

– Pues ya me conoces. Le dije: Pues no te les quedes mirando tanto si puedes tenerlas en tus manos cuando quieras.

– Wow me encanta cuando te lanzas así.

– A mí me gusta mucho liberar la tensión de ese modo y siempre sirve dejar las cosas en claro.

– ¿Y ya hiciste plan?

– Nada específico. A ver qué se va dando.

– Muy bien. Ya no sé qué escoger, si saber antes o después.

– Te puedo hacer una combinación de ambas. Me encantaría avisarte que va a pasar algo y que tú no puedas masturbarte por andar en el trabajo y al mismo tiempo que tengas que imaginarte lo que podría estar pasando.

– Eso sería endemoniadamente caliente.

– Pues veremos… no creo que pase mucho tiempo. Traigo muchas ganas y él trata de ser respetuoso y de no verse desesperado pero no tarda en explotar.

Los días pasaron y solo me apareció el mensaje:

– Vine a comer con Andrés

Para cuando vi el mensaje había pasado cadi una hora desde que Ana me lo envío. Podía estar pasando cualquier cosa. El solo mensaje sin más actualizaciones me puso a imaginar. ¿Habrán ido a un restaurante o fueron a un lugar más privado? Para mí ubicación ya eran las 5 de la tarde y había regresado ya a mi hotel. No sabía si responder o esperar a que ella me enviara una actualización. Opté por algo provocador y le escribí:

-Espero que tu silencio sea porque ya estás cogiendo desenfrenadamente…

Pasaron apenas unos segundos:

-No, apenas nos trajeron los platillos. Cuando te escribí apenas me había puesto de acuerdo pero te la quise hacer de emoción.

-Pues funcionó. Ya te imaginaba con Andrés entre tus piernas.

-Eso quiero. Me siento tan mojada que empiezo a ponerme incómoda.

– Pues toma la iniciativa. ¿Van en coches separados?

– o pasé por él. Pero es muy discreto. No habla de sexo cuando estamos en persona. Sólo me sigue el juego por mensajes.

– Con mayor razón. Creo que si no lo propones, él seguirá a la expectativa. ¿Y qué llevas puesto?

– Te habías tardado en preguntar. Me puse una blusa rojo oscuro, suelta sin abrochar y abajo una blusa interior negra. Una minifalda negra muy suelta. Sin medias y sandalias bajitas.

– Y ¿traes panty?

– Jajaja sí. No me arriesgo. Ando muy mojada.

– Pues…

– Pues nada, me lo voy a coger. De eso no tengas duda amor. Me urge tener sexo.

– Me encanta cuando lo expresas así. A ver cómo te sale.

– Ya le dije que pidiéramos la cuenta.

– Qué rico amor…

2 horas de silencio que yo estuve excitado en ascuas hasta que llegó el primer mensaje:

– Estuvo rico. Muy básico pero rico.

– Jajaja básico?

– Sexo puro pero intenso sin mucho preámbulo. Me dio todo lo que quise.

– Me imagino, fueron 2 horas.

– Si, hasta eso, me puso muy buena cogida.

– Qué rico, me encanta que hables así.

– No hay otra manera de decirlo. Me cogió como desesperado. No me esperaba tantas.

– ¿En serio?

– ¡Siii amor! Salimos del restaurante y él se notaba inquieto pero siguió muy respetuoso. No decía nada y yo con la vagina hinchada y mojada pidiendo verga pero me hice también la que andaba muy tranquila. Cuando llegamos a su casa, no pregunté nada. Me estacioné bien y me bajé. Él tampoco dijo nada ni hizo por despedirse. Mientras caminábamos hacia la puerta no pude evitarlo y me le quedé viendo al bulto porque empezaba a verse prominente y él se dio cuenta pero en ese momento no dijo nada. Yo sentí sonrojarme pero más de las ganas que de vergüenza. Sólo pensaba en sacarle la verga y hacer que me la metiera.

– Me hubiera encantado ver la escena. Me encanta verte cuando sigues tu movimiento sin preguntar qué quiere tu contraparte.

– Pues ese fue todo mi avance. Abrió la puerta y me dio el pase. Yo todavía le estaba dando la espalda cuando cerró la puerta y de inmediato lo sentí que me abrazó por detrás y me jaló hacia él. Sentí su bulto apretándose contra mi trasero. Yo lo dejé hacer. Ya con mi calentura no me aguanté y dejé escapar un gemido que me hizo sentir libre. De momento quise darme la vuelta pero él ya me estaba empujando sobre el descansabrazos de uno de los sofás de la sala. En ese punto ya sólo quería sentirme ensartada así que me fui flojita y cooperando. Te diría que me relajé pero en realidad ya estando empinada en el sofá levanté mis caderas mientras él me levantaba la falda y me bajaba la panty. Fue un instante eterno en lo que él se sacaba la verga pero por fin lo sentí que se acomodaba y me preparé a que me penetrara. Me excitaba pensando que te iba a contar como me puso empinada y yo disfrutaba estar ahí bien cogida. Apenas con unos cuantos empujones fue suficiente para que me empezara a venir. Fue simultáneo y clarito sentí sus chorros al venirse adentro de mí. Fue delicioso sentir que me escurría tanto líquido desbordándose de mi vagina. Se siguió moviendo al ritmo que quiso al punto de que me hizo tener otro orgasmo chiquito. Yo creo que el pobre tenía mucho tiempo sin coger porque apenas paró sus movimientos, me ayudó a enderezarme y empezó a quitarme la ropa y cuando él se quitó la suya vi que seguía bien duro a pesar de acabar de venirse. Estoy acostumbrada a quitarme yo la ropa pero fue placentero dejarlo que me la quitara sin preguntar. Me hizo sentir muy vulnerable pero deseada. Me empujó al sofá y estuvimos ahí fajando. Me gustó que sí me besó mucho en la boca. Yo deseaba que me hiciera un oral pero él estuvo listo muy rápido y sin preguntarme me penetró otra vez en misionero. Yo me sentía en toda la disposición y lo dejé entrar sin moverme mucho. Me sentía en el ánimo de simplemente sentirme objeto de placer y él me aprovechó muy bien. Me estuvo dando varias embestidas antes de levantarme las piernas hasta sus hombros. Sentí profundamente su verga adentro de mí, resbalando de adentro para afuera entre toda mi lubricación y lo que restaba de su semen. Me daba empujones fuertes gimiendo y pujando cada vez que se impulsaba en mi vagina y su verga resbalaba delicioso. Ahí estuvo hasta que me hizo explotar otra vez. Yo sentí que me iba en cada espasmo y más cuando lo veía desesperado acariciando mis piernas de arriba a abajo sin dejar de moverse adentro de mí hasta que volvió a vaciarse adentro con una fuerza sorprendente para haber tenido una eyaculación apenas antes. Súper caliente el chavo. Tuve que pedirle que parara de moverse pero se quedó adentro mientras se me pasaba la agitación. Ya que me repuse se sentó a un lado mío sin dejar de acariciar mis piernas y mis pies.

– Entonces te puso una buena sacudida amor. ¿Te viniste rico?

– Y lo que falta de contarte amor.

– Aaah, ¿no fue todo?

– Claro que no. Estuvo ahí acariciándome. Le pregunté si me traía ganas desde hacía mucho. Me salió con que yo le gustaba mucho desde el principio pero que no pensaba que fuera a hacerle caso. Yo le pregunté qué era lo que le llamaba más la atención de mí y cómo siempre me dicen, me dijo que lo primero es que le había parecido de cara muy bonita pero que mi trasero le parecía impresionante. A mí me dio risa. Le pregunté qué tenía de impresionante y me dijo que para ser hispana trigueña, mi trasero era de atleta negra. Estaba acostada boca arriba en el sillón y cuando me dijo eso me puse boca abajo y le dije: "pues aquí lo tienes en vivo y a todo color. Me empezó a acariciar y no se aguantó de apretarme ambas nalgas. Lejos de molestarme me arrancó un gemido. Antes de avisarme ya lo tenía encima acomodando su verga entre mi trasero. Yo le ayudé un poco moviéndome pero al mismo tiempo le dije que no me gusta anal y él me dijo que a él tampoco. No trató de penetrarme desde atrás sino que más bien acomodó el miembro a modo que me rozaba el clítoris y los labios. Ya estaba bien duro otra vez. Quería que me cogiera otra vez. Yo me apoyé para levantar poquito el trasero y quedar empinada, metí mi mano por debajo y lo acomodé para que me metiera la verga así. Me encanta esa posición con todo el peso sobre mi espalda pero sentir la penetración. Yo seguía mojada, llena de semen y resbaló bien fácil pero de todos modos se me salió un quejido. Te hubiera encantado estar ahí mirándome ahí ensartada y gimiendo. Siguió moviéndose bien rico hasta que me vine otra vez mucho mas fuerte y largo que antes. Nos quedamos ahí un rato en el sillón descansando. Le dije que iba al baño y cuando estaba ahí me alcanzó que porque quería verme orinar. Cuando lo vi de pie frente a mí pude ver su miembro finalmente de frente. No sé si entreabrí la boca por el deseo y las ganas o fue mi manera de mirarle la verga pero creo que lo invité porque de pronto se me acercó y casi pude ver como se ponía otra vez duro y de la manera más natural, ahí mismo sentada en el baño empecé a mamársela. Me tomó de la cabeza con ambas manos y empezó a moverse de un modo que sentí que se iba a venir. Empecé a imaginar que se vaciaba en mi boca pero no quise aunque se me antojaba. "Cógeme otra vez" le dije y nos fuimos a su cama. Me puse en cuatro y me dio hasta que me vine otra vez y luego me puso los pies en sus hombros otra vez. No puedo dejar de venirme largo y fuerte cuando me penetran así. No sé ni cuántas veces me vine pero cuando sentí que él se venía lo hice que se saliera y se vaciara en mi vientre. Me dejó toda salpicada. Me cayó hasta la cara pero ya sabes que eso me encanta!

– Wow! Estuvo excelente amor.

– Me encantó la recuperación que tiene. Me puso una cogida tras otra. Cuando vuelvas deberíamos convencerlo de estar los 3.

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