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Mi roomie me rompe el culo vestida de nena con sorpresa (2)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Luis se fue desnudando y aunque era muy delgado su físico no estaba mal, tenía una verga larga y delgada como de unos 18 centímetros de largo, circuncidada, con una cabeza rojiza y alargada, tez muy blanca y lampiño de pecho y nalgas, un culito pequeño pero redondo y respingón.

Su mano se posó en mi nuca y acercó la roja cabeza de su mástil a mi boca, entendí que mi rol ahora era complacer a ambos machos, así que abrí mi boca y succioné suavemente la cabeza, arrancándole un ligero gemido.

Verdad que mama de maravilla, yo le enseñé a hacerlo, es una experta chupavergas- expresó orgulloso Pablo.

Si, ufff, que rico mama Ariel, no pensé que fuera una putita, me encanta como mama, se nota que la has enseñado bien, aghhh,- respondió Luis gimiendo un poco.

El comentario me ayudó a relajarme y quitarme la tensión, el susto de ver a Luis parado en la entrada de mi cuarto había sido mayúsculo, pensé que el mundo se venía encima, así que abrí la boca al máximo para meterme todo lo que me pudiera caber de la verga de Luis, dispuesto a darle una buena mamada y hacerlo gozar, si bien su verga no era la más grande ni gruesa, me gustó mucho, era justo a mi medida, se acoplaba muy bien a mi boca, mi lengua golosa envolvió su rígido garrote y recorrió el frenillo, succionaba la cabeza exprimiéndola y extrayendo las gotas de líquido preseminal que brotaban del ojo de ese cíclope cabezón y alargado, sabía diferente a la verga de Pablo, se parecía un poco el sabor, pero no era igual, más dulzona y con un olor diferente, no tan fuerte, pero igualmente inundó mi olfato, olía a hombre, a esencia masculina, y el aroma me embriagó, cuando Pablo reinició su embiste, provocó que la verga de Luis se incrustara hasta mis amígdalas, mi nariz rozó el negro y rizado pelambre pélvico de Luis, quien lanzó un gemido de placer, al principio sentí que me ahogaba, no podía respirar, me tuve que agarrar de la cintura de Luis para poder apoyarme y ahuequé bien la boquita para poder mamársela sin atragantarme, logré aguantar el ritmo de las embestidas, estaba recibiendo dos trozos de carne dura por mi cuerpo, Luis me tomó de la cabeza y literalmente me empezó a coger por la boca, su ritmo era frenético, sentía como su verga recorría mi lengua y paladar y se incrustaba profundo en mi garganta, poco a poco fue acoplándose a los embistes de Pablo, me penetraban por la boca y el culo de forma sincronizada, me estremecí, una corriente de electricidad recorrió mi cuerpo desde mi culo hasta mi boca, mi verga estaba nuevamente dura.

Giré nuevamente la vista al espejo, la imagen no podía ser más morbosa, dos machos dándole verga a una putita sexy en lencería de encaje fino, haciéndola gemir y gozar, la penetraban duro, sin piedad, como si no hubiera un mañana, saber que esa putita era yo, me excitó muchísimo y me animó a seguir aguantando los embistes de mis dos machos.

Pablo seguía embistiendo con fuerza, en forma bestial, se dejaba caer duro contra mis nalgas con todo su peso, abriéndome y ensanchándome al máximo, sus huevos chocaban con los míos y me gustaba esa sensación, me sujeté fuertemente de las caderas de Luis a fin de no perder el equilibrio y caer de bruces, seguí mamando su verga, mi saliva escurría por el tronco y llegaba a sus huevos cargados de leche, se me antojó besarlos, y eso hice, los lamí y succioné cada uno de sus huevos en forma alternada, la piel del saco que los cubría era tan delgada y delicada, regresé a mamar la punta mientras mi mano lo masturbaba, el ritmo de los embistes de Pablo aumentaron de intensidad, prácticamente taladraba mi culo, pensé que se iba a correr dentro de mi culo en cualquier momento, pero en lugar de eso, saca su verga de mi culo y empieza a frotar la cabeza en la raja, Que hijo de puta pensé, ya no aguantaba, quería su verga dentro, la necesitaba, me sentía vacío sin ella enterrada en lo más profundo de mi cuerpo y me llenara de su tibia leche, empecé a culear, a mover el culo como puta pidiendo verga, entendiendo mi desesperación Pablo exclama:

Aguanta, aguanta, ya va, estaba a punto de correrme y quiero seguir disfrutando tu culito, espera un poco, es para que goces más tiempo.

Me jaló la tanga y me la quitó completamente, quedando ahora sí mis nalgas completamente desnudas, sólo con las medias y el liguero, me apretaba y abría las nalgas y me decía que me había quedado un hueco precioso, de puta, que se veía divino, me dio un beso en el hueco y metió la lengua, volvió a apuntar su misil y empujó, pero solamente entró la cabeza de su verga y la volvió a sacar, jugó un rato con mi culo, metiendo y sacando la punta de su verga, me encantó la sensación, era rico sentir una y otra vez como su gruesa cabeza abría mi culo, y se cerraba cuando lo sacaba, hasta que me volvió a embestir profundo, me tomó de las caderas y empezó a arremeter contra mis nalgas a un ritmo infernal, haciendo que me retuerza y empezara a gemir sin control, ya no pude seguir mamando la verga de Luis, mis piernas temblaban.

Prepárate preciosa, que te voy a preñar- me avisó y al instante me embistió profundo y explotó en las profundidades de mi culo.

Me corrooo, me corrooo, – gruñió Pablo.

Chorros y chorros de leche espesa y ardiente se depositaron en mi interior, sentí que me llegaban los trallazos hasta el estómago, poco a poco los embistes disminuyeron de intensidad hasta que se derrumbó sobre mi cuerpo exhausto.

Fue increíble princesa, me has sacado toda la leche, me has dejado seco, me duelen los huevos de tan secos que han quedado.- expresó Pablo.

En eso estaba cuando sentí que Luis me refregaba su verga dura contra mi cara al tiempo que le preguntaba a Pablo;

Me dejas coger a tu puta, yo también quiero probar ese culito, si es tan rico como se ve, será una delicia disfrutarlo.

Me disgustó que no me preguntara a mí, sino a Pablo, si iba a ser mi culo el que iba a disfrutar, Luis en su rol de macho asumía que Pablo era mi dueño, pero no dije nada, Pablo respondió.

Claro, si somos compas de siempre, su culito es delicioso pruébalo, te va a encantar, te aseguro que nunca has cogido un culito así.

Pablo también asumía que era mi dueño, lo que también me molestó, estaba entregando mi culo a otro macho sin consultarme siquiera, pero ya habría tiempo de hablar, ahora era mi turno de hacer disfrutar a Luis.

Ven, mami, eres una linda nena y así te quiero coger, boca arriba, como una nenita linda y putita- ordenó Luis.

Obedecí y me puse boca arriba, Luis se acercó y levantó una de mis piernas hacia su hombro y la otra bien abierta hacia un lado, en esa posición mi culito quedaba completamente expuesto, estaba exhausta y no puse ninguna resistencia, sólo me dejaba hacer, me tomó de la cintura y acercó su verga a mi orificio, la cabeza de su verga buscó mi hoyito y cuando lo encontró empezó a hacer presión, todo el capullo se coló dentro con facilidad, estaba muy dilatado de la reciente cogida de Pablo y la verga de Luis aunque larga, era muy delgada y puntiaguda, me abrió mis carnes con facilidad, como una lanza entrando en una manzana, ensartándome hasta que su pelvis chocó con mis nalgas, deteniendo el embiste.

Oh, Ohhh, Ohhh, gemí.

Su verga me llegó muy profundo y golpeaba mi próstata con firmeza, empezó a embestirme con fuerza, aullaba de placer, como una loba cada que su verga punteaba mi próstata.

Ya putita, ya eres mía, ufff, que rica estás, que suave y calientito se siente tu culito por dentro, me encanta, de haber sabido que tenía una nena viviendo en el departamento te hubiera dado verga desde hace tanto tiempo, agghhh, que rico, que bien te entra, te tengo bien empalada mami, siente mi verga.

Tenía el culo lleno del esperma de Pablo, el cual lubricaba mi conducto y Luis aceleró sus embestidas, me daba con todas sus ganas, haciéndome gemir y mover el culo cada vez más rápido, se recostó sobre mi cuerpo, una de sus manos buscó mis pezones duritos y sensibles, los apretaba y retorcía haciéndome suspirar, su boca se fundió a la mía, seguía embistiendo, que puta me sentía, me estaba dando verga un macho con el culo lleno del semen de otro macho, al embestirme su vientre rozaba mi verga y estaba a punto de acabar, todo mi cuerpo empezó a temblar.

Me corro, me corro, me corrooo- grité, mi verga soltaba sus chorros de leche entre el vientre de Luis y el mío.

Todo mi cuerpo convulsionaba y los espasmos de mi culo apretaban involuntariamente la verga de Luis, ya no pudo aguantar más y dándome una embestida profunda empezó a lanzar sus chorros de leche caliente en mi interior, mi culo ya estaba lleno de la leche de Pablo, no había lugar para más y empezó a escurrir por mis nalgas y huevos, siguió embistiendo unos minutos y se quedó quieto, con su verga en mi interior, la sentía palpitar dentro de mi culo, poco a poco sentí que perdía dureza hasta que salió de mi interior y se desplomó a un lado mío.

Pablo había ido al baño y al regresar se acurrucó al otro lado, así quedé en medio de mis dos machos, intenté levantarme, pero mis piernas me fallaron, estaba exhausta.

Empezaron a hablar de mí entre ellos.

Ufff, que maravillosa putita, que suave y apretado es su culito y que rico coge, que cabrón eres Pablo, como lo tenías escondido- le recriminó Luis.

Ja ja, perdona, pero solo tengo unos cuatro meses cogiéndola, me quedé solo con ella en verano y estaba muy caliente porque mi novia se había ido de vacaciones, ella no sabía que era hembra y que le gustaba la verga, pero yo la enseñé, yo la desvirgué y he sido su único macho- respondió orgulloso Pablo.

Verdad amor, cuéntale a Luis- agregó.

Es verdad, Luis, Pablo fue mi primer macho (mentí) y me siento una nena en sus brazos, sacó la parte femenina de mi interior, me hace entregarme con una mentalidad femenina, de hembra y como hembra trato de cumplir sus caprichos y aquí me tienes vestida de hembra para complacerlo- Dije.

Eso sentí, sentí que estaba penetrando a una nenita, te mueves como mujer y gozas como mujer, tu culito es tan suave y más apretado que un coñito, me encantó como exprimía mi verga, parecía que le daba mordiditas, me hiciste acabar muy rápido, tu cuerpo es tan suave y con esa ropa de putita que te pusiste, ufff, me has dejado sin habla, eres la mejor nena que he cogido- exclamó Luis.

Me sentí orgullosa, había hecho gozar a dos machos, y me llenaban de halagos, pero estaba exhausta y poco a poco me fui quedando dormida en medio de esos machos.

En la mitad de la noche sentí que Pablo me daba vuelta, hizo que me pusiera de costado y que levantara una pierna, acomodó su verga en medio de mis nalgas, estaba nuevamente excitado y quería cogerme, punteó en mi orificio y me dolió, lo tenía lastimado, me habían cogido en forma muy intensa, y así se lo dije, Pablo era insaciable y no iba a desistir, así que me susurró:

Relájate, nena, no te la voy a meter, sólo quiero jugar con tu colita.

Empujaba un poco y aflojaba, una y otra vez, se sentía delicioso y me fui relajando, después de un rato en uno de sus embistes me tomó de las caderas y no aflojó, sentí que mi esfínter se iba abriendo y di un pequeño grito de dolor y placer.

Aguanta, aguanta, relájate, deja que tu colita se acostumbre a mi verga.

La sentía latir en mi interior, un dolorcito punzante, pero tolerable, me relajé y aflojé la cola con un suspiro y el continuó con su avance, lento, pero sin detenerse, la sacaba un milímetro y metía dos, abriéndome poco a poco, hasta que sentí el roce del pelambre de su ingle en mis nalgas.

Ves que si podías putita, tu culito es delicioso y no puedo dejar de disfrutarlo.

Ya estaba ensartada nuevamente y el dolor fue cediendo, era delicioso tener nuevamente una verga dentro y empezó sus arremetidas haciéndome gemir de placer.

Nuestros movimientos y gemidos despertaron a Luis, quien veía mis muecas de placer, divertido, acercó su cara y me dio un beso cachondo en lo que apretaba mis pezones, le pidió su turno a Pablo.

Pablo acepta, la saca de mi interior y me pide que me ponga de costado con mis nalgas hacia Luis, quien acomoda su verga en mi orificio y me embiste de una, profundo, pegué un grito de dolor que se debió haber escuchado en todo el edificio, aunque la verga de Luis era delgada y con una cabeza puntiaguda, mi culito estaba muy maltrecho por la cogida tan intensa que me habían dado.

No me la lastimes Luis, cógela con cuidado, no me la hagas sufrir- me defendió Pablo.

Disculpa, es que tiene un culito tan rico que no me pude contener- se excusó Luis y empezó a embestirme un poco más lento.

Hacía muecas de dolor y placer, gemía y resoplaba, estaba experimentando una mezcla extraña de dolor-placer, que hacía que hiciera todo tipo de muecas, mi cara se desdibujaba y Pablo con una mirada lujuriosa disfrutaba viéndome, sonrió y expresó.

Ufff, como te gusta, que putita eres, ja ja, veo que mi verga ya no es la única que te hace gozar, pero no soy celoso, disfruta princesa.

Se prendió a mi boca y mordió mis labios ahogando mis gemidos, su lengua se introdujo profundo casi hasta mi garganta.

Nuevamente me hicieron voltear una y otra vez y me estuvieron cogiendo en forma alternada, poco a poco me fui acostumbrando a sus vergas dentro de mí, movía mis nalgas al ritmo de sus embestidas y arqueaba la espalda para que me entraran más profundo, llegó un punto que sentí que ya no estaba en este mundo, me había convertido en una zorra, bien cogida y abierta, dispuesta a complacer a mis machos y soportar las embestidas que me daban con entereza, hasta que los embistes fueron más intensos y gruñendo como osos descargaron su leche en mi interior, dos nuevas descargas de leche, en esta ocasión descargó primero Luis y después Pablo.

Nos volvimos a quedar dormidos, mi cabeza en el pecho de Pablo y Luis abrazándome desde atrás, al despertar ya no estaban ni Luis ni Pablo, se habían marchado a sus pueblos.

Me incorporé con dificultad, todo mi cuerpo me dolía, estaba llena de semen seco pegado a mi piel y necesitaba una ducha.

Me duché bien y escondí la ropa femenina, llena de semen endurecido.

Le hablé a mi novia y le dije que me había caído bañándome y había caído de sentón, lastimándome la pelvis por lo que me dolía y no podía ni caminar.

En la tarde fue a visitarme y me estuvo cuidando, vimos algunas películas y se acurrucó conmigo, pero no tuvimos sexo, no podía ni moverme.

La situación había cambiado, no estaba seguro si para mejor, por un lado, ya no tendríamos que estarnos escondiéndonos para hacer el amor en el departamento, pero por el otro ahora tenía dos machos cogelones para complacer, si apenas podía aguantar con uno, que era insaciable.

Estaba inseguro de como continuaría la relación con mis roomies, pero todavía deparaban algunas sorpresas.

Lo que pasó después lo cuento en el siguiente relato.

Si les gustó, espero sus comentarios en [email protected].

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