De tantas aventuras sexuales decidí contarles está porque fui yo quien tomó la iniciativa y recuerdo muchos detalles de aquel encuentro…
Les empezaré describiendo mi amante, el hombre que se convirtió en mi obsesión sexual, un compañero de trabajo con el cual a medida de que fuimos intimando se convirtió en mi Kriptonita, un flaco alto de 1,81 con una sonrisa impecable que dónde llegaba marcaba la diferencia con ese carisma y ese sexapil causante de mi desenfreno emocional, y además era negro, el primer negro que me comía en toda mi vida y si por supuesto que sí, venía bien dotado.
Cómo éramos compañeros de trabajo en medio del turno laboral siempre había ese coqueteo, esas jugaditas, manitas traviesas por acá, por allá, nunca faltaban esas insinuaciones, era adrenalina pura que siempre nos llevaba a tener sexo en lugares públicos de nuestro trabajo, y ese día no fue la excepción.
Yo me asegure de estar completamente sola en el los vestidores de las dama, yo era la última mujer en salir del turno nocturno; en lo que oigo pasar hacía los vestidores de los caballeros; lo llame ( ya yo tenía negras intenciones con ese negro) me había quitado la parte de abajo de mi uniforme, me había quedado en tangas, me desabroché la camisa completa para que quedarán expuesto mis pechos, ya me encontraba montada en la barra de los lavamanos y con mis piernas completamente abiertas, la invitación perfecta para un rapidín, su cara al verme así era un poema, el entendió completamente lo que yo deseaba; que me hundiera ese rico pene, con esa escena no era necesario un juego previo le empecé a quitarle el pantalón con las manos y a bajarle los boxers con mis pies y ahí estaba el invitado especial , su lindo y jugoso pene con una erección que de solo verla ya estaba mojada, completamente listo para introducirlo dentro de mi vagina.
Era una escena fantástica; lluvia mucha lluvia de fondo, el espacio ya olía a lujuria, mis piernas recorriendo su espalda que lo empujaban hacia mi, el me quito rápidamente mi tanga y antes de darme cuenta ya lo tenia dentro de mi, uff sii dentro de mi, como estaba tan mojada eso entro de una… la posición era tan perfecta que su pene entraba todito en mi vagina; mi jugosa vagina, eso al volvía completamente loco. El sudando de la emoción y la excitación que le producen mis gemidos, yo me recosté completamente del espejo que está encima de la barra, yo volteaba a ver la escena en el espejo y lo invitaba a qué el viera también, eso me excitaba aún mas y él igual, él empezó a darme duro, miraba por el espejo como temblaban mis nalgas, entraba y salía con movimientos rápidos y lentos intercalados, la posición hacia que su pelvis acariciara mi clítoris así que yo le abría más y más mis piernas para sentir ese rose, el saco mis pechos del brasier y me los chupaba mientras me seguía penetrando, yo como podía lo abrazaba, recorría con mis labios su cuello, sus orejas, su barbilla, hasta llegar a su boca dónde introducía primero mi lengua antes de mis labios, lo besaba apasionadamente al mismo tiempo lo apretaba fuerte muy fuerte con mis piernas, lo deseaba tanto deseaba tanto ese momento, su sudor recorría mi cuerpo, yo lo apretaba más y más dándole señales de que deseaba que me cogiera duro, y él lo hacía, empujaba mis nalgas en ese mesón que estaba tan frío y eso me enloquecía… empezó a oírse el sonido de una vagina muy húmeda yo ya no aguanta más, estaba tan excitada llegué al clímax total y me deje venir.
Eso lo entusiasmo aún más que me decía que se iba a venir, y yo solo le respondía que lo hiciera que quería sentir su rica lechita caliente y esas palabras bastaron para que mi hombre se viniera completito en mi chochito… él se recostó encima de mi aún con su pene dentro, señal de que estaba agotado, nos abrazamos todo sudados nos dimos un beso para finalizar nuestro encuentro y cada quien siguió en lo suyo.
Uff que polvito.