¡Hola a todos! Una vez más compartiendo mis historias desde que era joven.
A los 19 años después de a ver estado con Carolina, tuve la oportunidad de conocer a una vecina de 35 años, hermosísima la mujer. Era de pelo rubio, delgada, ojos color verdes, unas nalgas bien formadas y sus pechos hermosos.
En ese entonces vivía en unos apartamentos, ella había llegado de la ciudad de México lo cual fui mucho del agrado de ella, ya que ella no conocía la ciudad, así que era como su ángel de la guarda y guía para que ella se movilizará.
Comenzamos hacer buena mancuerna, y yo super atento, ya que me encantaba verla, provocaba en mi fuertes excitaciones.
Pasado los meses, me solicitaron hacer un trabajo en cpu muy importante, para poder ingresar a la escuela de música, para mi fortuna, y digo fortuna porque eso fue, se me avería el ordenador, yo estaba muy triste y sin mucho dinero, le platique a ella, y ella amablemente me permitió usar su cpu, me dio llaves de su casa ya que ella no estaba en las tardes, y era cuando la casa estaba sola y yo podía trabajar.
Comencé a hacer mi trabajo, la cpu estaba situada en su recamara, y, la verdad desde que entraba a su recamara olía mucho a ella, su perfume, sus cosas fue para mí una maravilla.
Pasado los días, y trabajando en el proyecto comencé a sentir unas ganas intensas de masturbarme, ya que tenía como 6 meses sin coger, por el momento deje de pensar en eso, y seguí con lo mío.
A los días siguientes yo seguía igual o peor, y lo que me pasaba es que en ese cuarto y con ese olor a ella me excitaba mas, cuando la verdad no soporte, el morbo me manipuló, me levante de la silla del ordenador, me acosté en su cama, tomé una almohada, la puse en mi pecho, saqué mi verga y comencé a masturbarme. Fue delicioso, el olor de ella en esa almohada combinado con mi excitación me vine riquísimo.
Pasaron los días y se me hizo una costumbre hacer eso a diario, llegaba a su recamara y lo primero que hacía era masturbarme en su cama y si almohada, imaginaba que ella estaba encima de mi moviéndose.
Un día, llegué a su habitación y encuentro una panti de ella en la cama, tal parece que olvidó dejarla en el cesto de ropa sucia, no tarde en tomarla y lo primero que hice fue buscar el lado donde se posa su vagina y la olí, tomé un fuerte suspiro al oler, era una panti de encaje color rosa, y mi pene no tardó en hacer erección.
Me tendí en su cama, con esa panti en mi boca, saqué mi verga, puse la almohada en mi pecho y me masturbé hasta venirme.
Chupaba la panti en el lugar donde estaba su vagina, fue super excitante. Dejé la panti en su mismo lugar, lo más parecido ha como ella la había dejado, terminé mi trabajo y salí de ahí.
Toda esa noche seguí pensando en lo sucedido, y en mi entró la intención de volverlo hacer, al día siguiente, llegué pero ya no había bragas de ella en la cama, así que, tomé la decisión de hurgar en su ropa sucia, y ahí estaba, esta vez una panti color roja, y de encaje, volví hacer lo mismo, pero esta vez….
Tome la braga con mi mano derecha, y la coloque en mi pene, esta vez me olvide de la almohada, me masturbé seguí y seguí cuando menos acorde me había venido en la misma braga, me espante un poco por a ver manchado su braga de mi semen, pero al final me limpie mi semen restante del pene con la braga, la coloque en lo más profundo del cesto, hice mi trabajo y salí.
Así paso una semana con la misma táctica, llegó el fin de semana, esos días no estuve ahí, pero, el sábado fue y me busco Sharon a mi casa, salí, amablemente me pidió que fuéramos a comer, que la llevara algún lugar donde la comida estuviera buena, así lo hice, ella me miraba de una forma distinta, sonríete amable. Yo ignoraba que ella supiera lo de sus bragas toda esa semana, entre platica me dijo que el viernes por la noche había lavado, me puse un poco nervioso, ella sabía ya que había pasado, baje un poco la mirada, pero ella asintió diciendo que había sido un buen día para lavar.
Llegó el lunes, y yo quería regresar a esa recamara y volver hacer lo mismo, cuando llegue y fui a su cesto de ropa, encontré una nota, decía: Hola, me he enterado de que estas haciendo con mis bragas, no me molesta, en lo absoluto, se que eres un joven con muchas ganas, así que, deja de usar mis bragas sucias, mejor tomalas del segundo cajón, ahí hay limpias, después de que termines, la braga que usaste la dejas en mi almohada, ya sabre yo que hacer con ella. ¡Lindo día, me caes muy bien! Y eres muy especial para mi en mi estadía esta ciudad…
Quede perplejo al mirar sus letras, pero, seguí sus indicaciones al pie de la letra, paso toda esa semana con lo mismo, dejaba su bragas donde ella me decía, y las usaba, como ella me dijo.
Terminó la semana, y, el domingo mi familia avía salido, todos se fueron y yo quedé solo, escucho que llaman a la puerta y era ella, y me pide que fuéramos a comer, accedí de inmediato, en el camino iba un poco callado, me daba pena, cuando ella me pregunta: – ¿Que te pasa, te noto callado? Le respondí: – la verdad que siento un poco de pena por lo de estos días, cuando ella me dice: – Sabes, tengo mucho sin tener relaciones, y tu haz despertado mas aún esa parte de mi, he usado mis mismas bragas para masturbarme por la noche, me excita que las dejes llenas de tu semen. ¿Y sabes algo? Ya se quien va a quitar mis ganas de sexo y se que lo vamos a disfrutar.
Aquí termino esta historia, una historia verídica de primera mano. Ahora si alguna mujer que vea este relato me puede comentar si ustedes como mujeres le agradaría que alguien hiciera eso con sus bragas, gracias por leer y espero sus mensajes.