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Cuidando a las amistades de mi sobrino
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¡Hola a todos!  Soy Alberto Galarza. Los relatos que voy a contar son verdaderos sin embargo en ninguno usaré los nombres reales de las personas involucradas.

Soy un hombre de 29 años de la ciudad de Monterrey. Mi estatura es por arriba del promedio del país, sin llegar a ser muy alto con 1.80 m. Practiqué deporte en mi juventud y en los últimos años voy al gimnasio, esto hace que este fornido sin ser tener un cuerpo escultural. Soy de piel morena, ojos cafés y cabello negro algo común en México; sin embargo, desde la adolescencia me ha tocado estar en los vestidores deportivos dónde he tenido un miembro de los más grandes entre mis compañeros (21 cm). Esto ha hecho que me apoden "el negro" desde los 16 años.

La historia que les voy a contar sucedió el verano pasado. Tengo un sobrino que cumplió 19 años y quería hacer una celebración de mayor de edad. Debido a la pandemia su cumpleaños 18 lo pasó en familia y no hubo mucho que pudiera hacer para divertirse, por lo que este cumpleaños quería hacerlo diferente.

Es común para la gente de Monterrey rentar o ir sus quintas que están hacía la Carretera Nacional, es a unos 45 minutos de Monterrey. Son terrenos amplios, algunos con alberca y la gente puede quedarse un par de noches. Las fiestas son más divertidas, si te pones ebrio puedes quedarte sin correr riesgo.

Mi sobrino quería ir a una quinta con sus amistades, pero por obvias razones no quería que sus padres fueran a cuidarlos. Hubo una discusión al respecto y decidieron que un adulto tenía que cuidarlos, aunque no fueran necesariamente ellos.

Yo soy el tío buena onda y la primera persona que mi sobrino pensó que podía cuidarlos, era yo. Originalmente no quería hacerlo, pero mi sobrino terminó por convencerme y al menos podría “relajarme” un poco en la alberca ese día.

El plan era ir a la quinta el viernes, llegar a las 7 pm e iniciar la fiesta. El sábado habría una carne asada y el domingo a las 2 pm todos regresaríamos a Monterrey. Rentaron una camioneta para 12 personas: Mi sobrino y su novia, su mejor amigo y su novia, 4 hombres, 3 mujeres y yo. Llenaron la camioneta de alcohol, carne, botanas y todo lo necesario para el fin de semana.

El primer día todos nos pusimos el traje de baño (aunque no todos nos metimos a nadar) y comenzó la fiesta. Muchos de ellos bebieron demasiado rápido y para las 11 pm ya había borrachos. Tuve que acostar a varios de los hombres e incluso a una de las mujeres. Dentro de todo el relajo, hubo una chica que se me hizo muy guapa: Cabello castaño claro chino, ojos grandes y labios gruesos, muy flaquita y chaparrita (1.55 m), pocas tetas (32B a lo más) y también poco culo. Era una chica simplona de cuerpo, pero con personalidad y para mi gusto guapa. Además, con el traje de baño se veía muy bien y era de personalidad coqueta.

No hubo mucha platica con la chica, pero si busque algo de coqueteo. Intercambio de miradas, conversación trivial de vez en cuando y en algún momento la invite a bailar y hubo un momento de tensión sexual pero no llegó a más. Dentro de todo tuve que ir a acostar a algunos muchachos ebrios y empezar a recoger todo para terminar el día, eran cómo las 3 am.

Al terminar de cerrar todo y verificar que todo estuviera en orden, tomé una cerveza y me senté en la sala a ver algo en la TV. Me paré a orinar y dejé la puerta abierta, pensando en que estaba sólo. Estaba orinando cuando vi por el espejo del lavabo que la chica (a la que llamaremos Mariana) estaba viéndome orinar con una cara de curiosidad y morbo. Actué como si no la viera y al terminar de orinar lo sacudí, pero hice movimientos adicionales buscando poner mi pene erecto. Con el morbo de saber que ella veía y el movimiento mi pene se empezó a endurecer de inmediato. Ya algo crecido, pero sin llegar a estar en erección total, me acerqué al lavabo aún con la verga de fuera a lavarme las manos y vi como ella rápido se fue hacia la cocina. Salí del baño, ya cubierto completamente, aunque aún se notaba mi miembro por debajo del traje de baño.

Sabía que ella se había ido a la cocina y entre enseguida, al encontrarla fingí sorpresa dije

-Pensé que ya estabas dormida. – Ella respondió -Baje por agua y a buscar un cargador para mi celular.

-Yo vine por otra cerveza, ¿no la prefieres en vez del vaso de agua?

-Ummm… bueno, pero sólo una.

Tomé dos cervezas de la hielera, las abrí y le di una. Platicamos unos minutos sobre la reunión y le dije

-Tengo cargador en mi cuarto, aquí no he visto pero te presto el mío.

-Si, es que ya no tengo nada de pila. – Respondió

Al llegar a la recamara, hice cómo que buscaba el cargador y la invité a sentarse en la cama. Ya que estaba sentada, aproveché el momento y le dije:

-Y dime, ¿no te gustaría tocarlo?

Ella hizo cara de sorpresa y no puedo evitar sonrojarse. – ¿Tocar qué?

-Se que me viste en el baño y a mi también me excitó el momento, pero creo que tu mano se sentirá mejor que la mía. – Le dije mientras me acercaba a ella, poniendo mi miembro que quedaba a la altura de su cara.

-N… no, yo no vi nada. – dijo titubeando y empezando a respirar rápido.

Yo me saqué la verga, que de nuevo estaba algo erecta y comencé a masturbarme en su cara. Ella no dijo nada, pero lo estaba viendo fijamente, no te cómo estaba excitada y dudosa. No dije nada más sólo seguí acariciando mi verga hasta tener una fuerte erección, mezcla de las caricias y el morbo de tener a esa chica tan guapa frente a mí. Seguimos en silencio y yo me masturbé cerca de su cara mientras nos veíamos a los ojos. Ella no perdía detalle con sus grandes ojos y se relamía los labios. En ese momento, con mi verga hinchada dejé de tocarme y tomé una de sus manos para acercarla a mi verga. Ella entendió todo y sin decir una palabra empezó a masturbarme, lo hacía despacio mientras me miraba con cara una cara de travesura. Después de unos minutos masturbándome acercó los labios y yo instintivamente agarre su cabeza y empezó a mamarme la cabeza. Para ese momento ya tenía la verga lo más hinchada posible pero no quería venirme sin coger.

La recosté sobre la cama, le quité la parte inferior de su traje de baño puse sus piernas en mis hombros y coloqué mi verga en la entrada de su vagina. Ella sólo me dijo – Despacio la tienes muy grande. – Toque con mi mano su vagina y ya estaba muy mojada, seguro le causaba el mismo o más morbo que a mí. Aún en el calor del momento, tuve un momento y alcance rápido los condones que traía en mi mochila y me puse uno lo más rápido que pude.

Una vez con el condón, inicie a metérselo sintiendo cómo su vagina me apretaba la verga y mi verga abría lentamente su vagina. Siempre he sentido que las chicas chaparritas son muy estrechas y ella no fue la excepción. Puso su mano en mi abdomen para marcar la penetración y que no la lastimará. Seguí su guía hasta que mi pelvis choco con la suya, me quedé así un momento. Sentí que ella se había acostumbrado, quité su mano y empecé un mete saca despacio pero firme. Ya estaba tan excitado que en empecé a acelerar y aumentar el ritmo mientras ella gemía y trataba de jalar con sus manos. Al poco tiempo ya no pude mas y me vine mientras se la metía lo más profundo que podía.

Estuvimos así un rato más, le di un beso apasionado en la boca y le devolví su traje de baño. Mientras ella se lo ponía, saqué el cargador y le dije -Aquí está el cargador- Y ella respondió – Tengo el mío- y me guiño el ojo.

Al día siguiente volvimos a coger, pero esa será otra historia.

Muchas gracias por leerme. Si tienen algún comentario pueden escribirme a mi correo [email protected].

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