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Me rompen el culo en un viaje en autobús
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Relato anterior "Descubriendo nuevos y excitantes placeres con mi novia". Dejo el enlace al final del relato.

Como había relatado con anterioridad, tuve que realizar un curso intensivo de verano afectando mis planes de vacaciones con mi novia y visitar a mis padres a mi ciudad natal.

Una semana antes de terminar el curso intensivo hablé con mis padres y los sentí tristes por no haber podido ir a verlos, me remordió la conciencia y aprovechando que me dieron la oportunidad de inscribirme al nuevo semestre en forma anticipada me quedaba una semana totalmente libre antes del inicio del nuevo ciclo escolar y decidí viajar a Tampico y darles la sorpresa a mis padres.

Le conté a mi novia mis planes y la invité a acompañarme, pero desgraciadamente en esa semana se celebraba el baby shower de una de sus primas y ella era una de las organizadoras, por lo que no podría acompañarme, me puso triste, tanto tiempo mi novia fuera y ahora era yo quien me iba, pero sólo sería una semana y creí que era justo darles una satisfacción a mis padres, mi novia lo entendió y me animó a seguir con mis planes.

Estaba un poco apesadumbrado y Pablo lo notó cuando llegué al Departamento, le conté lo que pasaba y se apuntó para acompañarme.

No conozco Tampico, me encantaría conocerlo y te puedo hacer compañía para que no te aburras, – expresó.

Me tomó por sorpresa, pero no puse objeción, me encantaba que quisiera acompañarme y al mismo tiempo me preocupaba un poco sabiendo lo cachondo que era.

Buscamos boletos de avión y estaban demasiado caros, éstos hay que comprarlos con anticipación para conseguir un buen precio, y más en temporada vacacional, así que busqué boletos de autobús. En México en las temporadas vacacionales los estudiantes pueden viajar a mitad de precio, por lo que elegimos la línea de autobuses de mayor categoría y clase y nos salió a un precio excelente con el descuento correspondiente.

Tampico es un destino que no aparece en los mapas turísticos de México, es poco conocido, opacado por decenas de otros destinos, pero es un sitio que lo tiene todo, una hermosa playa, lagunas, ríos, excelente comida y muchos sitios para visitar incluyendo un centro histórico muy diferente a cualquier otra ciudad de México, con un aire afrancesado y parecido a la ciudad norteamericana de Nueva Orleans, incluso es conocido como la pequeña Nueva Orleans, por lo que estaba seguro que la íbamos a pasar muy bien y estaba deseoso de mostrarle todas las cosas bellas que tenía mi ciudad natal, empacamos las maletas con todo lo necesario para disfrutar del sol y la playa.

Seleccionamos la salida de las 22 horas que llegaría a Tampico a las 06:30 del día siguiente y para viajar lo más cómodo posible me puse unos pants deportivos y una playera holgada, Pablo me imitó y se vistió en forma similar, la intención era descansar y dormir la mayor parte del viaje a fin de llegar relajados a Tampico y empezar a disfrutar desde el primer día. El día del viaje llegamos a la central camionera y la línea de autobuses tenía una sala especial VIP, con algunos refrigerios y lo primero que noté es que la mayoría de los pasajeros que estaban esperando llevaban algún suéter o chamarra en la mano o bien alguna manta, al principio pensé que irían a algún sitio más templado, pero me asombré cuando anunciaron nuestro autobús y casi todas esas personas acudieron a abordarlo junto con nosotros.

El autobús era muy lujoso y cómodo, nos dieron un refrigerio al abordar, junto con un agua o refresco y audífonos, los asientos eran auténticos sillones reclinables que casi quedabas acostado y solamente había 3 asientos por fila, 2 juntos del lado izquierdo y uno individual del lado derecho del pasillo. Cada asiento tenía una pantalla individual donde podías ver películas, videos musicales o series de televisión. No iba lleno, quedaban algunos asientos vacíos y uno de ellos era el que estaba al lado nuestro, yo escogí ventana y Pablo pasillo.

El autobús inició su marcha y busqué una película para entretenerme, Pablo hizo lo propio, estaba por iniciar la película cuando me acordé que el autobús contaba con cafetería en la parte de atrás y se me antojó un café, el aire acondicionado estaba muy fuerte, le pregunté a Pablo si quería alguno y me contestó afirmativamente, le pedí permiso para pasar, pero no se levantó, sólo abrió las piernas y se inclinó hacia atrás para darme paso, así que me levanté y de espaldas a él, intenté salir al pasillo, pero justo cuando estaba frente a él, sentí que hundía su mano entre mis nalgas con tan buen tino que uno de sus dedos encontró la entrada de mi agujerito, dí un respingo por la sorpresa y la sensación que me causo el roce de su dedo en tan sensible lugar e involuntariamente apreté las nalgas, que cabrón era, me estremeció con un simple toque.

Aunque me gustó la atrevida caricia, estábamos en un lugar público y le recriminé con la mirada, el sólo sonrió burlonamente, la tela de mi pants quedó metida entre mis nalgas, no me la saqué, me excitaba el roce de la tela al caminar. Al preparar los vasos de café noté que en la parte trasera del autobús tenían mantas individuales, seguramente para los pasajeros, regresé y nuevamente metió su mano entre mis nalgas al pasar frente a él, era incorregible, casi tiro el café al sentir el contacto de su dedo en mi lugar más íntimo y escondido, excitante, lo tomé a broma.

A media película empecé a sentir mucho frío, en ese momento entendí porque los pasajeros llevaban suéteres, cobertores y chamarras, ponen el aire acondicionado demasiado alto y me acordé de los cobertores que el autobús llevaba en la parte de atrás, así que le comenté a Pablo y me pidió que le trajera uno, esa es la ventaja de viajar a todo lujo, están preparados para todo.

Sabía lo que me esperaba al pasar frente a Pablo y eché un vistazo, nadie podía verme, así que ahora tomé la iniciativa y al pasar frente dejé que me metiera mano unos segundos y repegué mi colita a su bulto en forma coqueta, pero no demasiado tiempo para no levantar alguna sospecha en el autobús. fui por los cobertores y al regresar Pablo se había cambiado de lugar, tomó mi lugar en ventanilla, no me importó, pensé que fue mejor, así no lo molestaba si necesitaba pararme para prepararme algo o ir al baño y me ahorraba que me metiera mano, que aunque era excitante, me preocupaba que alguien viera.

Continué viendo la película, casi estaba terminando cuando sentí que Pablo me tomaba de la mano y la dirigía a su paquete, vaya si era cachondo, voltié a todos lados en acto reflejo, por si alguien pudiera mirarnos, pero no había nadie y me animé a continuar con su juego, tomé su barra de carne ardiente con mi mano izquierda, y empecé a acariciarla suavemente, dio un suspiro y su cuerpo se tensó, sentía muchos nervios, pero continué con mi tarea, recorriendo toda la longitud de su verga y acariciando sus enormes huevos, siempre pendiente que nadie nos viera, cuando alguien se levantaba para ir al baño o prepararse algo, rápidamente y en forma disimulada dejaba de masturbarlo y quitaba la mano, para continuar una vez que los pasajeros regresaban a su asiento. Este cachondo juego duró un largo rato, me encantaba sentir su ardiente nabo en mi mano, sentir su calor, su textura, el contorno de sus hinchadas venas, la delicada piel que cubre sus huevos y sobre todo acariciar la punta de su verga, la cual se escondía y salía de su prepucio, chorreante de precum y tomar el viscoso líquido entre mis dedos y mano, el cual usaba como lubricante para masturbarlo.

Ya era muy noche y todo era quietud en el autobús, casi todos dormían, Pablo reclinó al máximo su asiento, quedando casi como una cama, pensé que el juego terminaba y me dispuse a hacer lo mismo, ya era la hora de dormir.

Sin embargo, se acercó a mi oído y me susurro que me pusiera de costado mirando al pasillo, y me di cuenta que el juego no había terminado, ahora quería acariciar mis nalgas, miré para todos lados nervioso, y accedí a su petición, me volteé simulando dormir, pero con los ojos entreabiertos mirando al pasillo, atento a los movimientos de los demás pasajeros.

Sentí como su mano se deslizaba por debajo de mi cobertor y alcanzaba mi trasero, fue palpando mis nalgas y pronto sentí como me bajaba los pants junto con mis boxers para dejarlas completamente expuestas a sus hábiles dedos. Empezó a apretarlas y acariciarlas suavemente, con sus dedos recorría toda mi rajita y pronto sentí la yema de uno sus dedos haciendo círculos en la entrada de mi orificio. Estaba tenso, nervioso, la verdad no estaba disfrutando mucho, pendiente de los otros pasajeros, pero lo dejé continuar, al paso de los minutos me fui relajando y doblé una de mis piernas hacia adelante para darle mejor acceso a mi colita, al hacerlo, saco sus dedos un instante y cuando volvió a frotar mi orificio los sentí húmedos, así que imaginé que los tenía llenos de saliva, sus dedos recorrieron toda mi rajita, dejándola húmeda y palpitante, volvió a aplicar más saliva en mi ojete y sentí que punteaba con uno de sus dedos, era demasiado, apreté la colita y me di media vuelta, dejándome la colita húmeda y sensible, me daba miedo seguir, por temor a ser descubiertos, pero Pablo era muy insistente, me seguía metiendo mano y me susurraba que me volteara, ahí pensé que nos iban a descubrir y para que ya no hiciera tanto ajetreo, me volví a poner en posición, con la colita en pompa y con una pierna hacia adelante, continuó con su rico masaje, lubricando más mi colita con saliva, su dedo haciendo masaje en forma circular en los arrugados pliegues como si quisiera quitar las arrugas y puntear, mi lubricado orificio no puso resistencia y la punta de su dedo se coló en mi interior, no pude evitar dar un suspiro, su dedo continuó explorando mi interior moviéndose siempre en forma circular y avanzando poco a poco, hasta que sentí que se hundió por completo y golpeaba mi próstata, di un ligero respingo y un ligero gemido casi imperceptible salió de mi boca, apretaba mis labios para no gemir, gruñir, Pablo me estaba mandando al cielo, pero era una situación muy riesgosa, me encantaba como el dedo de Pablo me recorría por dentro, empezó un metisaca lento, literalmente follándome con el dedo, cuando sintió que tenía la colita lo suficientemente flojita intentó con dos, mi colita se abrió sin problema, la sensación de sus dedos recorriendo mi interior fue más intensa, el frote en mis paredes anales me causaban oleadas de placer que me hacían contraer y aflojar la colita en forma continua apretando sus dedos suavemente, en cambio Pablo empezó a abrir y cerrar sus dedos dentro de mi culo como en tijera y ya no podía más, cerré los ojos concentrándome en el placer que sentía y sentí que estaba por acabar, solamente con el placer que me causaban sus dedos, me retorcía de placer cuando sacó sus dedos de mi interior.

Me pidió reacomodar los cobertores, ahora compartirlos en forma horizontal, de tal forma que uno de ellos nos cubriera de la cintura para abajo de ambos y el otro la parte superior de nuestros cuerpos, nuevamente obedecí y me volví a poner en posición, expectante de cual sería la siguiente acción de Pablo, sentía la colita abierta, caliente y sensible.

Se colocó de costado, al igual que yo y pronto sentí la cabeza de su ardiente mástil puntear mis huevos, mi corazón empezó a latir a mil por hora, una descarga de adrenalina recorrió todo mi cuerpo, ¿será que Pablo me quiera coger dentro del autobús?, su verga recorrió mi rajita y punteó en la entrada de mi orificio antes de continuar de largo, repitió la operación, punteaba y seguía de largo, cada vez estaba más arrecho, me dejó toda la rajita llena de su precum y el viscoso líquido actuaba como lubricante, facilitando el recorrido de su verga, era riquísimo sentir la punta de su verga chorreante en la entrada de mi orificio, empujaba suavemente como si me besara el culo con la cabeza de su nabo, mi ojete cada vez se abría más y el contacto con la punta de su verga se hacía más intenso, ya no podía con la calentura, en ese momento perdí la cabeza y empiné mas el culo, la quería dentro, Pablo entendió al instante que me estaba entregando y sentí que apuntó la cabezota de su verga justo a la entrada de mi arrugado agujero, abrió una de mis nalgas y empujó con suavidad.

Mi orificio se fue abriendo y permitió que entrara la gruesa cabeza de su verga, apreté mis labios para no gemir, empezó a cogerme el principio de mi culo, sólo la cabeza y un poquito más.

De pronto, veo que de forma inesperada se levanta el pasajero de la fila anterior derecha y rápidamente aprieto la mano de Pablo, como señal, Pablo comprendió que algo intentaba decirle y dejó de moverse, fingimos dormir, la cabeza de su verga en mi interior, el pasajero se detuvo un instante frente a nuestros asientos, seguramente se le hizo algo extraño que compartiéramos cobertor y en pose de cucharita.

Intenté zafarme pero Pablo no me lo permitió, me tenía bien sujeto de la cadera y solamente me susurró en voz muy bajita:

– No te muevas.

Obedecí, él tampoco se movió, sentía el ardorcito en mi culo abierto y el palpitar de la cabeza de su verga en mi interior, mi corazón parecía que quería salirse de mi pecho, palpitaba sin control, el pasajero salió del baño y regresó a su asiento.

Tan pronto se sentó el pasajero Pablo continuó con su embiste, lentamente, milímetro a milímetro me iba abriendo, cuando tendría unos 8 centímetros de su verga dentro de mi trasero empezó el vaivén, la empezó a sacar y meter avanzando cada vez un poquito más, hasta que sentí sus huevos golpear mis nalgas, cerré los ojos, gemidos ahogados salían de mi boca, mordía mis labios para no dejar escapar ningún ruido, sólo suspiraba, pero mi cara estaba desencajada, hacía muecas de placer, era imposible que pudiera disimular, respiraba y exhalaba en forma agitada, me acordé de estar pendiente de los pasajeros y miré alrededor, el pasajero de la fila de adelante volteaba a ver mi cara y movía la mano bajo su cobertor, se estaba dando cuenta que me estaban rompiendo el culo y se había excitado al grado que se estaba masturbando viendo las caras de placer que hacía.

Me dio tanta pena e intenté no hacer muecas, pero Pablo arreciaba sus embistes, me daba unas embestidas largas y profundas que su pelvis chocaba con mis nalgas y provocaba que todo mi cuerpo se sacudiera hacia adelante y hacia atrás, era notorio que me estaba dando por el culo, y de pena, como si eso resolviera la situación cerré los ojos, no podía hacer nada para que parara, ni quería que lo hiciera, por lo que pensé que lo mejor era hacerlo acabar más rápido, así que empecé a apretar y aflojar la colita, apretando su verga, con la intención de que el contacto fuera más intenso y acabara más rápido, Pablo lanzó un ligero gemido, apenas perceptible, pero no aminoró los embistes, el placer era también máximo para mí, el roce de su verga en mi interior me tenía en el cielo, mis piernas empezaron a temblar, entreabrí los ojos y me encontré con la mirada del pasajero fisgón, desvié la mirada por vergüenza y vi en el espejo retrovisor la mirada del chofer, así que si yo lo veía significaba que el me estaba viendo también, ya era el acabose, apreté más mi culo, costaba entrar y salir, el masaje de su verga en mi próstata fue demasiado, sin poderlo evitar exploté dentro de mi bóxer al tiempo que Pablo me daba una última embestida profunda, hasta los huevos y descargaba su tibio néctar en mis entrañas, después de unos segundos de reposo, su verga perdió rigidez y la sacó de mi culo, apreté el culo lo más que pude para no dejar escapar la leche en mi interior y estaba por levantarme para ir al baño justó cuando se encienden las luces, temí lo peor, pero al instante el chofer avisó que estábamos llegando a la terminal de Poza Rica y tendríamos 15 minutos de escala. Durante la escala los baños de los autobuses no se pueden usar y hay que usar los de la terminal.

Esperé que se bajaran la mayoría de los pasajeros y apretando las nalgas y caminando lento me bajé a buscar un baño, afortunadamente no fue difícil localizarlo, tan pronto llegué descargué la leche en mi interior y noté que la humedad de mi propio semen había traspasado mi bóxer, mi bóxer era un asco, todo lleno de semen, tanto en la parte delantera por mi corrida como en la parte trasera por el semen que había escapado de mis nalgas, así que tuve que quitármelo y tirarlo en el bote de basura.

Busqué a Pablo y ya me estaba esperando con un café y unos panecillos, sentí la mirada del pasajero de la fila anterior, no dejaba de verme las nalgas, al no tener bóxer se me pegaba más el pants a mis nalgas para su disfrute y me sentía incómodo, pero no le comenté nada a Pablo, fuimos de los últimos en subir al autobús y justo cuando iba subiendo el conductor señaló:

Espero que estén disfrutando el viaje.

No di ninguna respuesta, avergonzado, pero Pablo respondió.

Ha sido un viaje estupendo, lo he disfrutado mucho, Gracias,

El conductor sonrió en forma pícara, y se me quedó viendo a los ojos, pero no emitió palabra alguna.

Le dije a Pablo que necesitaba dormir y me quedé profundamente dormido, hasta que Pablo me despertó justo cuando íbamos subiendo el Puente de entrada a la ciudad, para que viera la vista panorámica, lo cual no era una novedad para mí, pero la forma de despertarme fue meter su mano bajo mi pants y apretarme una nalga y se dio cuenta que mi bóxer había desaparecido, se me quedó viendo y me susurró que había pasado con el bóxer y le comenté que había quedado todo lleno de guasca, y lo tuve que tirar, sonrió y me susurró que de haberlo sabido me habría dado otra cogida, que se siente rico sentir mi piel sin bóxer.

Llegamos a la terminal y sentí las miradas morbosas tanto del chofer como del pasajero en lo que recogíamos las maletas, el chofer se acercó a mi y me dió una tarjeta, "por si necesitaba sus servicios", al ver lo anterior el pasajero fisgón escribe su número telefónico en un papelito y me lo entrega, con muchos nervios lo tomé y lo oculté en el bolsillo de mi pants, cabe señalar que nunca les hablé ni le dije nada a Pablo, no sabría que reacción tendría, se pondría celoso, se reiría, o incluso me hubiera llegado a compartir con esos dos machos, no lo sé, fue un secreto que cuento hasta el día de hoy.

Mi familia ya estaba esperándome, los abracé y les presenté a Pablo, el cual les cayó muy bien.

Cabe señalar que no fue la única cogida en esa semana, el desgraciado de Pablo tenía tanta suerte, resulta que el aire acondicionado del estudio, en dónde tenemos un sofá cama y lo usamos para visitas no funcionaba y a mi madre se le ocurrió la “brillante” idea de que subiéramos el sofá cama a mi cuarto, cabe señalar que ni lo usamos, mejor dicho si lo usamos, pero no precisamente para dormir.

Durante el día todo normal, lo llevé a conocer los lugares turísticos del puerto, visitamos algunos antros y muchos días de Playa, en uno de esos días como el cachondo incorregible que era, me dijo que le gustaría bañarse desnudo, que si conocía alguna playa solitaria, se me ocurrió llevarlo a la playa de un viejo hospital abandonado, actualmente el viejo hospital sigue allí, pero ya no es tan solitaria, hay algunos condominios turísticos por esa zona. Nos bañamos desnudos al atardecer, y al caer la noche me dio una rica cogida en la playa, aunque hay que señalar que una cogida en la playa no es tan idílico como suena, ya que la arena se mete por todas partes, y cuando digo todas, es eso, todas partes.

Así transcurrió la semana, en el viaje de regreso por todo lo que pasé no le permití que me cogiera, insistió mucho y tuve que ser muy firme, ya que aunque fue una experiencia muy morbosa y excitante, también arriesgada.

El lunes empezaría el nuevo ciclo y con ello llegaría Luis al Departamento, que era algo que me preocupaba.

Lo que pasó después lo cuento en el siguiente relato.

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Descubriendo nuevos y excitantes placeres con mi novia

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