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El enema
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Van a pensar que soy una degenerada, pero quien no lo es en su cabeza, por ahí la diferencia es que un día me decidí y me anime a hacer algo que les quiero contar.

Vivo con mi hijo en las afueras de la ciudad, un lugar tranquilo con pocos vecinos, aunque tenemos todas las comodidades estamos un poco alejados de los servicios habituales que hay en la ciudad. Hacía unos días que no me sentía bien de salud, después de mi rutina diaria de gimnasia, que consiste principalmente en correr varios kilómetros, cuando regresaba a casa tenía dolores intestinales, los dos primeros días no le di importancia, pero el tercero decido ir a una doctora que atendía por la zona, ya había ido en otras oportunidades y aunque no era mi médico de cabecera, le tenía confianza porque era una persona mayor, tal vez un poco anticuada en sus métodos pero lo mío tampoco era tan grave.

Mi nombre es Isabel y el de mi hijo Luca. Cuando vuelvo a casa le aviso que iba de la doctora, le comento que no era por nada grave, para que no se preocupe. Me doy una ducha rápida y me preparo para ir al consultorio.

Voy caminando, quedaba a unas pocas cuadras de casa, cuando llego me atiende una recepcionista que creo es hija de la doctora y anota unos datos y me dice que espere a que termine de atender a dos pacientes y que después me atendería.

Espero una media hora sentada, leyendo una revista, aunque me dolía el vientre, era algo soportable, sólo molesto. Llega mi turno y entro al consultorio, no era un lugar muy complejo, una pequeña habitación con un escritorio y una camilla, balanza y algunos armarios.

Doctora- Hola Isabel, ¿Qué la trae por acá? Hace tiempo que no la veo. Espere que tomo su historial.

Isabel- Hola, nada grave, pero tengo una molestia intestinal. Me duele

Doctora- Bueno, vamos a ver, por favor sáquese la ropa y acuéstese en la camilla. La voy a auscultar.

Quedo en ropa interior y me acuesto sobre la camilla boca arriba, la doctora empieza a apretar mi abdomen, luego toma el estetoscopio y escucha un rato el sonido de mi interior.

Doctora- Toma, escucha.

Pone el estetoscopio en mis oídos para que yo misma escuche mi interior, no imagine el ruido que podría hacer mi abdomen, era como un grupo de ratones estarían corriendo en mi interior.

Doctora- Ese ruido es el de tus intestinos tratando de disolver la comida. Aunque es normal, el dolor se puede deber a que no está trabajando en forma adecuada. ¿Cómo evacuas?

Isabel- cada dos días hay veces tres, pero estoy acostumbrada.

Doctora- Mira, te puedo recetar algo para el dolor, veo que haces mucha gimnasia, tienes marcados los abdominales, pero preferiría que hagas algo más natural y que con una dieta empieces a regularizar tus evacuaciones.

Isabel- Sí, lo prefiero a tomar remedios.

Doctora- Entonces te tienes que hacer dos enemas por día, durante tres días y empezaras a regularizar con una dieta rica en fibras

Isabel- pero, nunca me hice una o…. creo que cuando era chica, alguna vez.

Doctora- No es complicado, ¿tienes los elementos?

Isabel- No, no tengo nada.

Doctora- Bueno, pasa por la farmacia de don Ramiro y ahí te vende todo, hasta su mujer te puede ayudar con la aplicación si no puedes sola, ella, aunque es una persona mayor, lo hizo toda la vida, es muy buena mujer.

Isabel- ¿a qué hora del día me la tengo que hacer?

Doctora- Mira, cuando regresas de correr una vez y a la noche antes de dormir. Son solo tres días, pasan rápido y te vas a sentir mejor. Sólo te aplicas cada vez un litro y medio de agua tibia con un poco de aceite, no hace falta nada más. Es algo muy fácil.

Me termina de “recetar” un procedimiento no muy habitual en la actualidad, pero me intrigaba como sería, ya de camino a la farmacia me entró la duda de si quería hacerlo, me empezó a dar vergüenza pedir esto en la farmacia, pero el farmacéutico era una persona mayor y eso me empezó a dar confianza. Entro decidida a la Farmacia, había una persona delante mío, lo que era una suerte, me moriría de vergüenza si tengo que pedir los “elementos” que me indico la doctora, delante de otra persona desconocida o lo que sería peor, conocida, no lo hubiera hecho.

Isabel- Hola, buen día, me indico la doctora que compre estos elementos.

Don Ramiro- Hola, a ver. Si tengo todo, espero que se lo traigo.

Fue a buscar al a unos metros y regresa con una bolsa plástica que decía “set irrigador para enemas”, no sabía que se vendían tales cosas.

Isabel- disculpe, una consulta, me dijo la doctora que su mujer es enfermera

Don Ramiro-Si, lo es

Isabel- bueno, ella me podría aplicar los enemas que me indicó la doctora.

Don Ramiro- es una lástima que no la pueda ayudar, mi esposa ya no trabaja más, somos muy mayores y no quiero que siga trabajando. Pero es muy fácil, mire, este recipiente lo tiene que mantener elevado, se introduce la cánula en el ano y después abre este pequeño grifo y espera a que se vacíe todo el recipiente, le conviene hacerlo en el baño, pero trate de aguantar unos minutos el agua antes de expulsarla. La puede ayudar su marido, son unos pocos minutos que le tiene que sostener el recipiente. Sino le paso el nombre de un enfermero que le recomiendo a algunos clientes, es de confianza.

Isabel- Gracias Ramiro, lo llevo y voy a probar

Don Ramiro- Una cosa más, lleve este pote de vaselina, la va a ayudar para meter la cánula, deje se la regalo.

Isabel- Bueno, gracias, saludos a su mujer

Regreso a casa con el artilugio en una bolsa plástica con el nombre de la farmacia. Mientras caminaba pensaba en que haría, si lo utilizaría yo misma, como haría, si sería fácil, varias dudas rondaban mi cabeza, hasta dejar todo y no hacer nada. Pero la caminata era larga y el tiempo abrió algunas ideas más alocadas en mi cabeza. Le contaría a mi hijo cual era el remedio que me sugirió la doctora, si no era algo muy personal, que no tenía sentido contarle, con qué fin, para qué. Pero, más pensaba en ello, más me agradaba la idea; más aún, me estaba empezando a excitar. Me excitaba la idea de que mi hijo se excite viendo mi cuerpo, que vea mis partes más íntimas y las pueda tocar.

Decido hacer un alto en el camino a casa, sentarme en el banco de un parque cercano y tomar una decisión, tratar de pensar y no por calentura tomar una mala decisión que me deje muy mal parada frente a mi hijo, que no le gustara la idea, que me vea como una degenerada o una asquerosa. No sabía qué hacer.

Pero el breve tiempo de reflexión sólo confirmó una cosa, que a mi hijo le gustaría la idea. Varias veces me di cuenta que cuando estoy en traje de baño o llevo algún pantalón ajustado, él mira mi culo, no le doy importancia, lo tomo como algo instintivo, algo natural que me gusta, pero me parece normal.

Me decidí por una solución, creo que la más “normal”, me mostraría como una víctima, que estaba sufriendo por los dolores, sólo le sugeriría si me quería ayudar o más aún si la idea salía de él. Vuelvo a casa.

Cuando entro a casa enseguida veo a mi hijo, él fue el interesado por mi salud, todo fue más rápido de lo que esperaba, no necesite preámbulos para entrar en tema.

Luca- Hola Ma. ¿todo bien del médico?

Isabel- más o menos, me dio un diagnóstico y un remedio, pero lamentablemente no me sirvió de nada.

Luca-Pero ¿Por qué? ¿Qué pasó? No conseguiste el remedio.

Isabel- No, al contrario. Acá lo compré, pero no me sirve para nada, no estaba la esposa de Don Ramiro

Luca- ¿La enfermera? ¿Qué te tenías que aplicar, alguna inyección?

Isabel-Un enema. Mejor dicho, varias. Pero no trabaja más de enfermera.

Luca- ¿y esa bolsa?

Isabel- igual le compre todo esto para hacer el enema, me dijo que era fácil, me explicó, pero no creo que pueda yo sola y no conozco otra enfermera, me paso el nombre de un enfermero, pero no sé qué hacer, me da vergüenza.

Luca- Bueno, estas sola, no estás de novia con nadie, por ahí te puede gustar.

Isabel- jajajaja, claro voy a dejar que me toque el culo cualquier hombre porque no estoy de novia con alguien. Ni loca.

Luca- ¿y alguna amiga?

Isabel- Peor, se enteraría todo el mundo que me estoy metiendo agua en el culo

Luca- ¿y yo?

Isabel- ¿Vos qué? ¿serías enfermero?

Luca- ¿por qué? ¿te da vergüenza?

Isabel- Nnnno, no tengo vergüenza, pero sería medio raro que me toques el culo.

Luca- ¿qué tiene de malo?

Isabel- Nada de malo, entonces cuando quieras, si a vos no te molesta, por mí está bien.

Luca- No para nada, me gusta ayudarte

Isabel- yo enseguida estoy lista. Voy y vengo.

Sentía como se me aceleró el latido del corazón, parecía que quería escapar por mi boca, estaba excitada. Voy apurada al baño, me miro en el espejo y tenía la cara colorada de la vergüenza, pero me apuro, me saco el jean que llevaba puesto y la tanga, me doy cuenta que estaba mojada de mis fluidos. Tomo un duchador y me limpio el culo, me meto los dedos en el ano y trato de limpiarlo lo mejor posible, cuando termino me vuelvo a vestir. Ya estaba lista para mi hijo.

Vuelvo a ver a Luca, tratando de mostrarme como un paciente.

Isabel- Bueno, estoy preparada, ¿A dónde vamos?

Luca- ¿al baño?

Isabel- sí, me parece bien, pero primero voy a preparar el líquido.

Luca- bueno, yo voy al baño y acomodo todo

Yo voy con la jarra a la cocina, tenía que entibiar el litro medio de agua, Luca llevo el resto de las cosas de la bolsa al baño. Mientras espero unos 10 minutos en la cocina para que se entibie el agua, podía escuchar que mi hijo estaba acomodando las cosas en el baño, como que corría cosas de su lugar.

Ya estaba preparada, vuelvo al baño con la jarra en la mano y lo primero que veo es Luca terminando de colgar un gancho que venía con el kit de enema.

Isabel- veo que ya preparaste todo

Luca- creo que sí.

Isabel- bueno, empezamos

Sin esperar más, me saco el jean y la tanga, la dejo a un lado y me hago un nudo en la remera, me arrodillo y apoyo las dos manos sobre el suelo. Ya estaba lista, le dejo al alcance de sus manos mi agujero, ahora era su trabajo lubricarlo.

Luca- ¿uso vaselina?

Isabel- Claro, ¿Por qué? ¿te parece que no me hace falta?, jajajaja

Luca- Bueno, pruebo y te digo.

Puedo sentir como me acaricia el ano con el dedo buscando poder penetrarlo. Empuja y en el primer intento lo consigue, puedo sentir como entra y se desliza con facilidad hacia el interior. Me corrió un escalofrío por todo el cuerpo. Enseguida me doy cuenta de una cosa, no era un dedo el había metido, sino dos.

Isabel- ¡Luca! ¿Un dedo solo metiste?

Luca- jajajaja casi no te dabas cuenta, metí dos y entraron muy fácil, ves que tenía razón.

Isabel- Ay Lucas, como sos, no te tomas nada enserio, mi culo no es para jugar. Dale empieza con el enema.

Luca- Bueno, deja al profesional

Suerte que saco los dedos a tiempo, estaba por acabar ahí mismo. Enseguida toma la cánula y la arrima a mi ano, era muy fina, de apenas un centímetro de grosor, hace una leve presión y entra con mucha facilidad, puedo sentir como se introducen sus quince centímetros de largo en mi culo. Cuando ya lo tengo toda adentro abre la válvula para que empiece a bajar y entrar el agua.

Casi el primer medio litro entró con rapidez, luego empezó a bajar lentamente el nivel en el recipiente. Podía sentir como se empezaba a hinchar la barriga de agua. Luca subía el recipiente para facilitar la entrada del agua. Después de casi dos minutos, logra meter toda el agua, la barriga me dolía de la presión en mi interior, parecía que tenía un embarazo de cuatro meses. Era mi primer enema, nunca había experimentado esa sensación, no hubiera pensado que era tan molesto y en cierta forma doloroso, pero lo peor, que tendría unas ganas incontrolables de cagar, casi al instante de haberme llenado.

Cuando Luca retira la cánula del culo, me paro de inmediato para tratar de aguantar y para que no salga el agua disparada., apretaba el culo con fuerza, pero sentía que no iba a poder retrasar el destino. Mientras me tapaba la vagina con una mano, mostrando un mínimo de pudor, lo miro a Luca y le digo.

Isabel- Dale Luca, déjame que no aguanto más.

Luca- pero te dijo el médico que tenías que esperar unos minutos.

Isabel- Bueno, pero no aguanto.

Ese fue el momento en el que exploté con un fuerte chorro de “agua” en el inodoro, sentí un alivio inmediato, también sentí una carcajada de Luca. Mi culo pasó a ser un instrumento musical, cada chorro que expulsaba lo acompañaba una nota diferente, agudos y graves musicalizaban el baño, eso le hizo gracia a mi hijo y luego de unos minutos a mí también. Fueron unos largos minutos en que los que mi culo tomo el control, tenía vida propia, no podía dominar el esfínter, sólo lo dejaba hacer su trabajo. Cuando termino Luca me plantea una solución.

Luca- tengo una idea para que puedas aguantar más tiempo

Isabel- ¿Qué idea?

Luca- es una sorpresa.

Isabel- Dale Luca, no es un juego

Luca me dejo sola en el baño, me saco la remera y quedo desnuda, me veo en el espejo y no podía creer que había hecho, tenía los pezones hinchados por lo excitada que estaba, cierro la puerta y decido darme una ducha para bajar la calentura, que solo pude bajar con una paja.

Salgo del baño y recorro la casa, Luca no estaba, había salido. Era una locura lo que habíamos hecho, pero quería más, no lo podía controlar.

Tenía ganas de estar desnuda por la casa, pero me tuve que controlar, al final era la madre de Luca, tenía que mostrar algo de recato ante mi hijo, aunque sé que mi figura puede ser irresistible para cualquier varón, especialmente mi culo que se lleva todas las miradas, doy gracias a los kilómetros que hago todos los días como deporte.

Pasaron unas cuantas horas desde que Luca se había marchado, quería sorprenderlo con algo para la cena, fui a la cocina y me puse a preparar una linda comida. En ese momento escucho la puerta de calle, era mi hijo que había regresado. Entra a la cocina y se lava las manos mientras estoy amasando a un lado de la mesada.

Isabel- ¿dónde fuiste?

Luca- Te fui a comprar un regalo.

Isabel- ¿Que me compraste?

Luca- Sorpresa. Lo dejé en el living.

Isabel- te estoy preparando algo de comer.

Luca- ¿Cómo sigue este culito?

Mientras yo seguía con las manos en la masa, Luca baja una mano por mi cintura y la mete en el short que llevaba puesto y con el dedo todavía mojado, después de haberse lavado las manos, lo desliza por la raya del culo buscando el agujero.

Isabel- ¿Qué haces? Dale, Luca, no seas asqueroso.

Le digo a Luca, pero sigo amasando con total normalidad, en realidad me encantaba lo que estaba haciendo.

Luca- Estoy controlando a mi paciente.

Isabel- Dale, Luca no estoy jugando.

No tardó mucho en encontrar el agujero y meter el dedo, puedo sentir que entra apenas unos centímetros y lo saca.

Isabel- ¿ya probaste? ¿estas contento?

Luca- no, ahora pruebo.

Se lleva el dedo a la boca y lo chupa lentamente.

Luca- mmmm, está delicioso.

Isabel- jajaja, no seas asqueroso, dale prepara el regalo que cuando termino de amasar voy al living.

Ya no había limites, los había dejado de lado, trataba de normalizar la situación con mi hijo, algo que en un contexto “normal”, sería algo imposible o irreal, pero esto sólo quedaría entre nosotros y los dos lo sabíamos.

Después que termino en la cocina voy al living en busca de la sorpresa, no me imaginaba con que me podría sorprender Luca.

Isabel- ¿Qué es esa caja?

Luca- la sorpresa

Era una caja de cartón negra, de forma rectangular, de unos treinta centímetros de largo, con una tapa, que para abrirla había que deslizarla hacia arriba, daba la sensación de algo elegante. Ninguna inscripción delata la sorpresa, la intriga sólo cesará cuando la abra. Tiro de la tapa y se abre muy lentamente, debido a que su hermeticidad no permitía mayor rapidez. Cuando logro el objetivo, me sorprende.

Isabel- ¡Qué es esto!

Luca- Son tres tapones anales de distinto tamaño. No es una idea genial.

Isabel- ¿estas loco?

Luca- No ¿Por qué?

Isabel- pero ¿para qué?

Luca- Para que puedas aguantar más tiempo el agua, es una solución científica

Isabel- ¿Crees que me pueden entrar esos?

Luca- Sí, creo que sí y el más grande

Isabel- jajaja claro como metiste dos dedos crees que tengo un agujero gigante

Luca- Y bueno, no podías aguantar el agua, se te escapaba, yo creo por el agujero medio flojo. Te apuesto una cena en el restaurant más caro, que tengo razón

Isabel- jajaja Bueno, dale, proba, pero si no entran los tres, gano.

No pierdo más tiempo, me saco el short y quedo desnuda, mientras que Luca toma con una mano el tapón más chico y con la otra le pone un gel que venía en la caja. Me pongo en posición de perrito y empieza a empujar con el tapón sobre mi ano. Entra con mucha facilidad, casi no lo siento, aunque el diámetro era como el grosor de dos dedos, creo que la forma y el lubricante facilitaron el trabajo. Lo saca y lo deja a un costado.

Luca- el primero entró muy fácil. Ahora va el segundo

Con suma prolijidad toma el otro, lo lubrica y arrima a mi ano. Esta vez costó un poco más, pero no tanto, igual doy un suspiro para mostrar un poco de molestia, hasta ahora estaba en lo cierto mi hijo, mi culo admitía cualquier cosa. Cuando lo saca, puedo sentir un tirón y la succión, hasta se escucha un pequeño ruido cuando sale.

Luca- parece que el segundo tampoco sirve como tapón.

Isabel- ¿Qué decís?, no te diste cuenta que le costó salir.

Luca- jajaja, no mientas, me parece que ni el más grande va a servir.

Toma el último y más grande, lo lubrica, lo deja brilloso, casi del tamaño de una pequeña manzana, lo arrima a mi esfínter y comienza presionar, era otra cosa, mi culo se resistía a la entrada, pero Luca es fuerte y comienza a usar esa fuerza. La fuerza logró su cometido, puedo sentir como se estira mi agujero hasta que de pronto entra de un golpe, como si el culo se lo tragara, ahora sí puedo sentir como me llena, era un verdadero tapón que no dejaba espacio para ninguna fuga.

Luca- ¡Gané!

Isabel- Bueno, está bien, ganaste, ahora sácalo que me molesta.

Luca- Te gané la cena o sí quieres te ofrezco cambiarla por otra cosa.

Isabel- ¿Qué otra cosa?

A esta altura estábamos los dos muy calientes, le seguía hablando con el tapón en el culo con total normalidad, podía sentir los jugos en mi vagina.

Luca- Te puedo cambiar la cena, si me dejas meterla por el culo.

Isabel- ¿Qué otra cosa me queres meter en el culo?

Luca- mi pija

Isabel- jajaja que vivo, el culo por una cena.

Luca- pero es una lastima desaprovechar este agujero ahora que está bien dilatado.

Isabel- jajaja, te hago otra propuesta, te doy el culo, pero después me llevas a cenar.

Luca- ok, ganaste

Habíamos ganado los dos, Luca tiró del tapón y lo arrancó de mi agujero, hizo un ruido de corcho saliendo de una botella, apenas lo saca arrima su cara y mete la lengua por el ano mientras la mueve en círculos, yo con una mano no puedo parar de masturbarme. De repente Luca se baja el pantalón y saca el pene hinchado, rojo, cabezón. Tal era la calentura que apenas lo arrima al ano, mete la cabeza con facilidad, era puro placer, se balanceaba con fuerza, parecía poseído por algún demonio. No tarda mucho en acabar, puedo sentir como me inunda el culo de leche caliente. Quedo agotada en el piso, cuando saca el pene enseguida retoma la erección y quiere intentar meterlo de nuevo, pero se lo impido.

Isabel- No, un trato es un trato, ahora me debes la cena.

Luca- pero, no seas mala, mira cómo me dejas, todo duro

Isabel- jajajaa, no aguántate

Yo sabía lo que hacía, quería que fuese un principio y no un fin. Que mejor que dejarlo caliente y no me pueda alejar de su cabeza.

Ese día fuimos a cenar, pero antes de que llegara el momento de ir, no sabía cómo sacármelo de encima, parecía un perro en celo, me estuvo corriendo por toda la casa, cada vez que me veía quería montarme, no paraba de tocarme el culo, yo no podía disimular mi alegría, ni podía actuar enojo, mi sonrisa lo incentivaba.

Aunque la cena no era formal, el restaurant era caro, elegí un vestido rosado muy elegante, que no usaba hace tiempo, era de una tela muy fina casi transparente, que marcaba mi figura. Me sentía sexi, no llevaba ropa interior, quería que mi hijo sienta celos de las miradas indiscretas en el restaurant. Cuando llegamos tuvimos que esperar hasta que quedase libre un lugar. Pasamos unos quince minutos esperando en la entrada, cosa que a Luca no le impidió que me manoseara. Luca me hablaba casi al oído, mientras su mano bajaba por mi espalda hasta llegar a mi culo, pude sentir como su dedo empezó a recorrer la raya de mi culo haciendo presión y buscando el ano, no podía hacer nada, había mucha gente en el local, sigue empujando y logra meter el dedo envuelto en la tela fina tela del vestido, lo mete muy profundo, hasta que de pronto se acerca el encargado de avisarnos que ya había una mesa libre, Luca saca el dedo de golpe pero la tela queda atrapada dentro de mi culo, no me quedo otra cosa que empezar a caminar siguiendo al encargado y tirar del vestido para sacarlo de mi agujero. En ese momento me doy cuenta que una mujer mayor sentada en una mesa vio toda la secuencia y cuando me saco la tela del vestido del culo, me mira y sonríe de manera cómplice. Empezamos a comer los dos excitados, no parábamos de reír con cada comentario.

Terminamos de cenar y nos fuimos, Luca ya había cumplido con su promesa, cuando subimos al auto lo primero que hicimos fue besarnos, no tardo en chuparle la pija para bajar la calentura, me inunda de leche caliente y espesa, la boca.

Apenas llegamos a casa nos descargamos con sexo, fue una cogida maratónica, me quedó el culo dilatado y dolorido como nunca antes. Y sí, el culo fue nuestra preferencia, tal vez fue una elección inconsciente, algo que es visto en la sociedad como antinatural en la nuestra es lo más natural, una relación oculta y mal vista, condenada.

Ustedes se preguntarán en que quedo el enema que me tenía que hacer, bueno lo tomamos como una práctica habitual antes del sexo, nos hicimos expertos en la aplicación, quedaba vacía y limpia antes de que me penetre, era parte del juego.

Aunque Luca se puso de novio y yo salí con varios hombres, nunca dejamos de tener sexo, no lo podemos evitar, cada vez que nos vemos nos vence el instinto y terminamos cogiendo, el sexo es un deporte para nosotros, ni lo vemos como un taboo, solo lo hacemos y todos los días.

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