Hola a todos, aquí les relataré un suceso que me pasó apenas 2 semanas después de haber cumplido 18 años. Un amigo de mi hermano mayor, Ramiro, trabaja para una empresa cervecera muy conocida en el país, aquí en la ciudad. Él necesitaba una edecán de esta cerveza para promocionarla en un billar muy conocido en la ciudad. Pasaron días cuando él me habló por teléfono, pidiéndome de favor si podía ser su edecán en dicho billar por solo 2 semanas, y que me pagaría muy bien. Para ese entonces estábamos de vacaciones y mi novio estaba de vacaciones con su familia en otra ciudad del estado, así que no vi ningún problema en aceptar esa propuesta, pues ya lo conocía y sabía que la propuesta era en serio.
Me entreviste con Ramiro en su oficina y me dijo todos los detalles: trabajaría de miércoles a sábado, de 8 de la noche hasta el cierre, 2 de la mañana y dijo como sería mi sueldo, nada mal por cierto. Mi uniforme era un conjunto de pantalón pegado a una blusa, todo el conjunto amarrillo con rayitas blancas y con la marca de la cerveza, muy ajustado, con un coqueto escote al frente y atrás. Pues bien, mi trabajo era atender y promocionar esa cerveza a las personas que pidieran la cerveza que yo promocionaba mientras jugaban. Desde el primer día note que muchas miradas se clavaban en mí, pues aunque había algunas meseras, muy atractivas, por cierto, su uniforme no era tan llamativo ni tan ajustado al mío, que era jeans azules y camiseta negra con el logotipo del local. Esto, mas aparte de tener ese uniforme ajustado, usaba debajo una tanga con un hilo dental muy delgado y no usaba sostén, pues la tela del uniforme era grueso y no se notaría que no traía; aparte yo era la única edecán en el lugar y era otro motivo para llamar la atención. Así paso una semana, en que varios chicos me sonreían y yo les correspondía igual mientras los atendía. El fin de semana de mi primera semana ahí, un sábado, me toco atender a 3 hombres, los 3 entre 35 y 40 años, no eran guapos pero tampoco eran feos, y se notaban que eran de dinero por su forma de vestir, y era la primera vez que los veía en la semana..
Cuando llegue a atenderlos los 3 me miraban con ojos que parecía que me querían desnudar con la vista, a lo que yo no le di importancia, pues ya estaba acostumbrada y, no lo niego, me gusta que me miren así. Le pidieron a una de las meseras una cubeta de la cerveza que estaba yo promocionando, solo por el hecho de que la edecán (yo) era una mujer muy hermosa. Reí por sus comentarios y agradecí, retirándome para seguir atendiendo a las demás personas. Al rato regrese con ellos, para preguntarles si todo estaba bien; me dijeron que si, que todo estaba bien ahora que había regresado con ellos. Los tres pararon de jugar y se presentaron: se llamaban Manuel, Ernesto y Oscar. Me empezaron a preguntar que como me llamaba, mi edad. No vi problema en contestarles sonriente, luego me preguntaron si ya tenía tiempo trabajando como edecán ahí en el billar; les dije que era mi primera semana y que estaría otra semana más. Me dijeron que entonces vendrían toda la próxima semana a jugar aquí para conocerme mejor y para que les siguiera atendiendo. Reí y les dije que no había problema. De nuevo me retire y fui a otras mesas para promocionar y atender a quienes bebían la cerveza que promocionaba. Todos los hombres volteaban a verme, de pies a cabeza, y yo me sentía realmente contenta de que me voltearan a ver. Pasaron las horas hasta que llegó la hora de irme, ya pasaban de las 2 de la mañana, y estaba contenta por las miradas que había recibido y la buena propina que habíamos tenido. Las meseras hacían bromas de cómo me miraban los tipos, a lo que reímos. Entre a cambiarme de ropa y me puse unos jeans y una blusa blanca. Me despedí y me retire para mi casa.
Volví el siguiente miércoles y efectivamente, estaban estos 3 hombres que habían dicho que irían al billar solo para verme. Los volví a atender y me saludaron cordialmente, me dijeron de nuevo que hermosa me veía y que si los iba a atender de nuevo. Les conteste que solo si pedían la cerveza que estaba promocionando. Rieron y le pidieron a una mesera de nuevo una cubeta de esa cerveza. Una vez que la pidieron me retire para seguir atendiendo a otras personas. Sus miradas se clavaban en la parte trasera de mi cuerpo, al igual que varios hombres que estaban ahí jugando. Cada vez que iba con estos 3 hombres me sacaban plática, por lo que duraba unos 2 minutos platicando con ellos, hasta que me retiraba a seguir con mi trabajo. Pues bien, todo esto siguió pasando jueves y viernes hasta que el sábado solo vi a uno de ellos, Manuel, con otro tipo que no había visto.
Cuando llegue con él me presento a su amigo, se llama Gabriel, de unos 40 años, muy atractivo. No pregunte por los demás, solo pidieron una cubeta de cerveza. Me despedí y empecé a atender a los demás. Debo mencionar que ese día por la tarde iba a llegar ya mi novio Antonio de sus vacaciones, por lo que estaba contenta de volverlo a ver. Me había hablado en la mañana y quedo en pasar por mí a la hora de mi salida, por lo que ese día no lleve mi carro. Estaba atendiendo a las personas, deseosa de que pasara el tiempo rápido para ver a mi novio otra vez. Las miradas de los hombres seguían viéndome todo el cuerpo. A veces para provocarlos un poco más, al atenderlos, me apoyaba de manos sobre la mesa del billar, empinándome un poco hacia delante, para que los demás vieran la parte trasera de mi cuerpo. Escuchaba unos chiflidos muy bajos a mi espalda, y me gustaba. Manuel y su otro amigo me sacaban platica y me pedían si les podía llevar otra cubeta, contenta les decía que si, pues era mas comisión para mi. Pasaron las horas entre atender a los clientes y de recibir piropos y algunos silbidos hasta que llego mi hora de salida. Me fui a cambiar y me puse una minifalda de mezclilla, que llegaba poco mas arriba de medio muslo, y una blusa roja, sin tirantes, y un escote que dejaba ver el nacimiento de mis pechos. Encima me puse una chamarra también de mezclilla, y debajo solo tanga de hilo dental.
Salí y me despedí de todos, pues fue mi último día de trabajo; todos me agradecieron y me desearon suerte. Agradecí y les desee lo mismo. Y salí a la puerta a esperar a mi novio. Pasaron unos 2 minutos cuando sonó mi celular. Era Antonio: se notaba un poco tomado y me dijo que no iba a poder recogerme, pues una familia le había organizado una cena, pero no le creí, pues se escuchaba a unos amigos suyos cantando, a los que reconocí por sus voces, y también escuchaba voces de mujeres. Le dije molesta que como era posible que me dejara aquí por una fiesta, me dijo que lo lamentaba pero que no pudo negarse. Le conteste que si solo estaba festejando o estaba haciendo algo más con las chicas; tartamudeo y dijo que no, solo bailar y divirtiéndose. La verdad me dio coraje que me hubiera dejado plantada por una fiesta con otras chicas, así que corte la llamada y lo apague. Cerré los ojos para que se me pasara el coraje, para después ya encaminarme a un sitio de taxis que estaba a dos cuadras de ahí. Empecé a caminar cuando escucho pasos fuertes a mis espaldas. Volteo y era Manuel.
Manuel: ¿A dónde vas preciosa?
Yo: A tomar un taxi, me dejaron plantada y pues voy a mi casa.
Manuel: Si quieres nosotros te podemos llevar.
Yo: ¿Nosotros?
Manuel: Si, mira Oscar y Ernesto no vinieron porque tenían compromiso, pero ya vinieron por mí. Somos primos y con gusto te podemos llevar. Vine con un amigo, el que te presente, pero ya se fue.
Mire a sus espaldas y efectivamente, estaban ahí sus 2 primos esperándonos en su carro, muy lujoso por cierto.
Manuel: Además ya nos conoces, no somos unos desconocidos para ti ¿o si?
Estaba un poco molesta por lo de Antonio que creo que eso hizo querer desquitarme un poco, así que acepte.
Yo: Cierto, los conozco poco.
Manuel: Ahí esta, ven con nosotros, así nos conocemos mas y platicamos un rato para alegrarte, porque parece que no estas muy contenta ¿verdad?
Parecía adivino, pero era verdad. Estaba molesta, y supuse que un rato de plática no me caería mal.
Yo: Muy bien, tienes razón. La noche es joven. Un poco de plática y de copas no es malo.
Manuel sonrió al escuchar que aceptaba y tomándome de hombro nos dirigimos al auto, subiéndonos ambos nos subimos en la parte trasera del carro y arrancamos. Durante el camino íbamos platicando, mientras los 3, de vez en cuando, miraban mis piernas, las cuales traía cruzadas, pero no me importaba que me las vieran. Manuel aprovecho para preguntarme quien me había dejado plantada; mientras le contestaba vi de reojo que los otros 2 se decían algo en voz baja. Luego Oscar se dirigió a mí.
Oscar: Oye nena, ¿no te gustaría ir un rato a nuestro departamento?, la noche aun es joven y es sábado, así que podemos tomar unas copitas y platicar.
Yo: ¿Ahorita? –me sorprendió su propuesta.
Ernesto: Si, además nosotros andamos aquí de negocios, somos de otra ciudad y nos vamos mañana en la tarde, por eso queremos conocerte más, ¿Qué dices?
Yo: Mmm, bueno, esta bien. Tienen razón, la noche es joven, unas copas no hacen mal a nadie.
Cambiaron de rumbo y nos dirigimos a su departamento, que se encontraba en el centro de la ciudad. Llegamos y bajamos para dirigirnos a los elevadores. Ahí los 4 platicando y ellos mirándome de pies a cabeza.
Oscar: ¿Sabes? Con tu uniforme te ves hermosa, pero así vestida te ves mejor.
Yo: ¿Ah si?
Oscar: Si, así te ves mas sensual. Y sin que te molestes, pero con esa minifalda podemos ver que tus piernas son muy hermosas.
Yo: ¿Si?, ¿les gustan? –pregunte coqueta dándome una vuelta.
Los tres: Sii.
Reímos. Salimos del elevador y nos dirigimos a su departamento. Era un departamento muy lujoso y grande, que estaba en el último piso del edificio, con una vista hermosa hacia la ciudad. Me senté en la sala mientras Oscar me preguntaba que quería tomar. Le pedí un vaso de toronja con tequila. Fue a la cocina a preparar mi trago junto con Ernesto, mientras Manuel se sentaba a mi lado derecho, sonriéndome y sacándome plática. A los pocos segundos llega Oscar con mi bebida y también con la suya, al igual que Ernesto. Los 4 platicando un rato sobre cada uno, hasta que Oscar se levanto y puso música en su aparato modular. Era música de reggaetón. Se sentó de nuevo y seguimos platicando. Con la música me movía levemente mientras platicábamos.
Ernesto: Se nota que te gusta el reggaetón pequeña.
Yo: Si, me gusta.
Oscar: ¿Por qué no nos muestras como se baila?
Yo: ¿Yo?
Manuel: Si, bebe, vamos –dijo poniendo su mano izquierda en mi rodilla derecha, animándome- anda que no sabemos como se baila.
Los tres empezaron a aplaudirme, animándome a bailar, hasta que lo lograron. Me pare sobre una mesita de madera que estaba en el frente a la sala y empecé a bailar. Hacia movimientos sensuales y algo eróticos, quitándome la chamarra de mezclilla. Por mi mente pasaba que si Antonio se divertía en su fiesta, yo también podría hacerlo en nuestra pequeña fiesta privada.
Los 3 me miraban con los ojos abiertos, aplaudiéndome y gritando cosas como "wow que sexy", "que bien te ves", etc. Movía mis caderas lo mas sensual, hincándome levemente y siguiendo bailando, hasta que acabo la canción. Los 3 me aplaudieron y de nuevo me senté donde estaba. Me dijeron que bailaba muy sexy y que me veía de maravilla. Agradecí sus comentarios. Unos segundos después Oscar y Ernesto se fueron de nuevo a la cocina, quedando en la sala solo Manuel, sentado a mi lado derecho, y yo. Empezó a decirme que había bailado muy bien y que he de traer a muchos hombres tras de mi. Le dije que no sabía, que no me fijaba en eso.
Se acerco más a mí y puse su mano derecha en mi rodilla derecha, pues tenía esa pierna sobre mi pierna izquierda. La comenzó a acariciar, haciendo que me riera de nervios. Él sonrió y comenzó a subir su mano por mi muslo, acariciándolo maravillosamente. Sorprendida cerré los ojos y deje que lo hiciera. Y no le era difícil, pues entada hacia que mi minifalda se subiera bastante, mostrando casi en su totalidad mis piernas.
Yo: Manuel, mira, yo…
Manuel: ¿no te gusta como se siente? -me interrumpe.
Yo: si, pero…
Manuel: entonces déjate llevar.
Manuel se acerca y lleva sus labios a los míos, besándome con ternura y pasión. Mi mente me dice que no, pero mi cuerpo me grita que continué. Correspondo su beso, tomándolo de la cabeza. Su mano sigue en mi muslo, metiéndola apenas debajo de mi ajustada minifalda. Su lengua acaricia mis labios, mi lengua, para chuparla suavemente. Me dejo llevar por ese momento varios segundos; sus besos y sus caricias pueden más que mi mente. Abro mis ojos y veo a Oscar sentado en la mesa de centro, frente a nosotros, y a Ernesto sentado a mi lado izquierdo, quienes me miran sonriendo y yo les correspondo con una leve sonrisa, mientras Manuel besa parte de mi cuello ahora. Por el beso no sentí cuando habían llegado. Ahora es Ernesto quien me toma del rostro y me acerca al suyo para besarme. Este beso es mas apasionado, con su lengua dentro de mi boca tratando de llegar lo mas dentro, mientras ahora con su mano Manuel acaricia mi pecho derecho, masajeándolo suavemente sobre el escote, y Oscar con sus manos en mis muslos, baja mi pierna derecha y la junta con la izquierda, para acariciarme los costados de mis muslos. Sus manos se meten por debajo de mi minifalda, mientras Ernesto sigue devorando el interior de mi boca con su lengua. Tal vez por la bebida y lo molesta que estaba con Antonio permití que esto pasara, y la verdad me estaba gustando, pues era mi primera experiencia de este tipo. Después de unos segundos, ahora es Oscar quien toma su turno; sin dejar de acariciarme los muslos se cerca y me besa, abrazándome a él de su cabeza. Ahora la mano izquierda de Ernesto se une a la de Manuel y me acaricia el otro seno, bajándome los dos mi escote y quedando mis pechos al aire; los siguen acariciando y pellizcan mis pezones, jalándolos y retorciéndolos suavemente, poniéndomelos muy duros y erectos. Me hacen gemir suavemente y ahora yo soy quien le chupa la lengua a Oscar, quien parece que se enciende con eso y tomando mi minifalda con sus manos, la jala hacia las rodillas.
Luego Oscar se endereza y termina de jalarme la minifalda junto con mi tanga hasta los pies, levantándolos para quitarme las prendas, mientras que Oscar y Ernesto toman mi blusita de la parte baja y me la levantan, levantando también mis brazos, para quitármela. Pero antes de que me la quiten de mi mano izquierda, Ernesto toma mis manos y me las amarra con mi blusita, quedando con mis manos atadas en mi espalda.
Ernesto: ¿te gusta sentirte así, sometida?
Yo: si… -pude decir en voz baja y ya bastante excitada por el momento.
Manuel: Relájate, no te vamos hacer daño, solo vamos hacer que disfrutes, y nosotros te vamos a disfrutar.
Con mis manos atadas en la espalda, Oscar toma mis caderas y las jala, haciendo que queden sobre la orilla de la sala, mientras quedo recostada sobre el respaldo. Oscar abre mis piernas y lame y besa la parte interna de mis muslos, mirando mi sexo con los ojos abiertos.
Oscar: Mmm, que linda mocosita, depiladita. Así disfrutaras más.
Los otros 2 ríen por ese comentario, mientras miro a Oscar acercar su rostro a mi sexo, deseando que empezara a comérselo. No tarda en hacerlo: poniendo sus manos en mis muslos, las abre y acerca sus labios a mi sexo y comienza a lamerlo, sobretodo mi vulva y mi clítoris, acompañado de succiones y besos. Por su parte, Manuel y Ernesto se agachan hacia a mi y comienza a chupar y lamer mis pechos, Manuel el derecho y Ernesto el izquierdo. Sus lenguas comienzan a lamer mis pezones, que muy duros y excitados disfrutan de esas lenguas, de sus caricias, Mi cuerpo comienza a excitarse. De mi boca comienzan a salir gemidos, sintiendo mis pezones en sus bocas y mi clítoris en la boca de Oscar, quien se daba gusto lamiendo rápidamente mi clítoris, chupándolo y jalándolo levemente con sus labios, para después soltarlo y darle varias lamidas, metiéndome ahora 2 dedos de su mano derecha en mi vagina, penetrándome rápida y suavemente, sin deja de lamer y chupar mi clítoris. Manuel y Ernesto parecen excitarse con mis gemidos, pues ahora ambos comienza a chupar, pero sobretodo, a morder mas fuerte mis pezones, haciéndome gemir y arquear mi espalda, sintiendo mis pezones ser succionados con mas fuerza por sus labios.
Yo- ah… ayy… duele… ahhhh…
Manuel: aguanta pequeña, veras que lo empezaras a disfrutar.
Yo: ok…
No se como, pero el dolor fue desapareciendo; ahora aunque me succionaban los pezones mas fuerte, me estaba excitando el dolor, mientras Oscar seguía lamiendo mi clítoris y sus dedos penetrándome mas fuerte, haciendo levantar un poco mis piernas, sintiendo la lengua de Oscar saciarse de mi clítoris, al cual también chupaba. Mi espalda también se arqueaba del placer que estaba recibiendo. Una mano de Manuel acariciaba mi vientre, mientras que una de Ernesto toma el pecho que me lamía y lo estruje suavemente.
Yo: ahhh…
Ernesto: ya te esta gustando ¿verdad putita?
Yo: ahhh… si…
Manuel: así putita… sigue gozando…
Sus palabras me calentaban mas, mi cuerpo se estremecía con eso y con lo que me estaba haciendo Oscar en mi sexo: su lengua chupaba con fuerza mi clítoris, para darle varias lamidas, y sus dedos entraban hasta el fondo de mi sexo, causándome un gran placer. Sentía mis pezones ya muy duros e hinchados, por ser lamidos y mordidos varios minutos por dos bocas que se deleitaban con su dureza y con su sensibilidad, dándome un placer inigualable. También el hecho de estar atada de manos en mi espalda me hacia sentir sometida e indefensa, y eso me estaba causando un gran placer, desconocido para mi hasta ese momento.
Ya después, Oscar se para y se empieza a desvestir, mientras Manuel y Ernesto me enderezan y me desatan las manos. Una vez que Oscar se desnuda por completo me toma de las manos y hace que me hinque frente a él. Manuel y Ernesto también comienzan a desvestirse. Mientras empiezo a chuparle a Oscar su pene, el cual ya esta muy parado y grande. Lo tomo con mi mano derecha y me lo meto a mi boca, chupándoselo y lamiéndoselo dentro de mi boca varias veces. Ya cuando están los 3 totalmente desnudos, Manuel se acuesta sobre el suelo boca arriba detrás de mí, metiendo su cabeza entre mis piernas, las cuales tengo separadas, y comienza a lamer y chupar mi sexo, en especial mi clítoris y vulva. Ernesto se para al lado izquierdo de Oscar y con mi otra mano comienzo a masturbar su erecto pene, mientras sigo chupando y lamiendo el pene de Oscar. Chupo y mamo con gran deseo su pene mientras mi mano masturba con rapidez y fuerza el pene de Ernesto, y por su parte, Manuel devora mi clítoris con lamidas y tremendas succiones que me hacen estremecer y gimo mientras hago sexo oral. Oscar gime cuando meto todo su pene dentro de mi boca y se lo succiono con fuerza varias veces, haciendo que doble un poco sus piernas, mientras Ernesto suspira y sonríe por la masturbada que le estoy dando. Oscar comienza hacer movimientos con sus caderas levemente, penetrando mi boca con pene, sintiendo que llega hasta mi garganta, haciéndome atragantar en ocasiones. Segundos después cambio de pene: comienzo a chupar y lamer el pene de Ernesto mientras ahora masturbo con mi mano derecha el pene de Oscar, haciéndolo gemir. Ernesto con sus manos me toma de la cabeza para marcar los movimientos de mi cabeza en su miembro. Manuel sigue succionando y lamiendo mi vulva y clítoris y con sus manos, me toma las nalgas y me las acaricia con fuerza. El pene de Ernesto llega a tocar mi garganta, haciéndome toser algunas veces sin sacarme su pene. Mi mano derecha masturba el pene de Oscar y con mi dedo pulgar le acaricio la punta, haciendo que gima fuerte. Muevo levemente mis caderas, restregando así mi sexo contra el rostro de Manuel, quien sigue dándome un gran placer gracias a las maravillas que me hace con su lengua en mi clítoris, dándome también varias succiones.
Ernesto: Ay niñita… ahhh… se ve que tienes experiencia…
Oscar: Dímelo a mi… si que sabe hacerlo bastante bien… esta putita… ahh…
Rio antes sus comentarios sin dejar de hacer mi trabajo durante varios minutos mas, en los que Manuel ahora metía su lengua dentro de mi vagina y sentía como me acariciaba con ella cada rincón interno, haciéndome sobresaltar y arrancándome mas gemidos, que se ahogaban en mis estimulaciones orales.
Unos minutos después, entre Ernesto Y Oscar me paran y me ponen en cuatro patas sobre la mesa de centro. Manuel se levanta y se para justo frente a mí, quedando su pene bien parado a escasos centímetros de mi rostro. Sin pensarlo más lo tomo con mis labios y me lo meto a la boca, sin usar mis manos. Comienzo a mover mi cabeza para succionarlo y a la vez chupárselo varias veces, mientras que de reojo veo que Oscar y Ernesto sacan de sus carteras condones y comienzan a ponérselos. De nuevo me concentro en Manuel y ahora saco su pene de mi boca y se lo lamo por detrás, desde la base hasta la punta, la cual lamo varias veces, haciéndolo gemir. En ese momento Ernesto se para detrás de mi y comienza acerca su pene a mi trasero, hasta que empieza a penetrarme por la vagina, haciéndome gemir, pero Manuel no deja que gima tanto y toma mi cabeza y la dirige a su pene, haciendo que me lo meta todo. De nuevo comienzo hacer movimientos con mi cabeza para chupárselo, mientras mi cuerpo comienza a sacudirse suavemente por la penetración que me da Ernesto, quien me toma de mis caderas. Todo su pene entra y sale de mi vagina rápidamente, lo que me causa un rico placer. Por su parte, Oscar, quien aun no se pone su condón, acerca su pene a mi rostro, y con la punta, me acaricia el lado derecho de mi rostro, mojándome con una mezcla de su semen y de mi saliva, mientras sigo haciendo gemir a Manuel con mis lamidas y chupadas.
Manuel: ahh… tenían razón… que rico mamas pequeña….
Oscar: Te dijimos que así era.
Ernesto ríe entre gemidos ante esos comentarios mientras acelera más sus penetraciones, haciendo que mi cuerpo se estremezca más y que mi espalda se arquee, mientras continuo firmemente en mi posición de 4 varios minutos mas.
Ahora me toman y me voltean boca arriba sobre la misma mesita. Ahora es Oscar quien se pone el condón y se acomoda para penetrarme, mientras Ernesto es quien se acera a mí y, flexionando un poco sus piernas, pone su pene encima de mi rostro. Lo toma con su mano para bajarlo hacia mi boca. Lo atrapo con mis labios y Ernesto comienza a hacer movimientos, penetrándome la boca con su pene, mientras Manuel se hinca de mi lado izquierdo y se agacha hacia mi, para de nuevo lamer y chupar ya mis duros y erectos pezones, como niño hambriento, succionándolos con mucho deseo. Oscar toma mis piernas y las levanta, quedando los talones de mis pies en su torso. Comienza poco a poco a darme con fuerza en mi vagina, sintiendo que me lo abre con su enorme pene gracias a las fuertes embestidas que me da. Gimo con el pene de Ernesto en mi boca, quien empuja mas y me lo me todo, sintiendo esta vez que la punta si llega a meterse mas en mi garganta. Me atraganto un poco y Ernesto saca un poco su pene, para que le lame la cabeza, lo cual hago varias veces, haciéndolo gemir. Con mi mano derecha tomo a Ernesto de su cintura y con la otra tomo la cabeza de Manuel, quien sigue como bebe chupando y lamiendo mis pezones con gran deseo, mientras mi cuerpo empieza a arquearse y a estremecerse por todo el placer que empiezo a sentir. Oscar gime con más fuerza y sus penetraciones van en aumento, haciendo que mi cuerpo se sacuda con fuerza gracias a sus penetraciones. Ernesto gime cada vez más mientras todo su pene esta dentro de mi boca, recibiendo mis chupadas y succiones que le doy moviendo mi cabeza varias veces. Los dientes de Manuel toman mis pezones y los jala, para soltarlos y volverlos a succionar. Oscar dice que se ven bien así mis pezones y continua penetrándome con mas rapidez y fuerza, gimiendo fuerte.
Varios segundos después, ellos se acomodan, levantándome de la mesa. Manuel se acuesta boca arriba sobre la sala, poniéndose un condón, y hacen que me monte sobre él, de frente. Su pene entra con facilidad en mi vagina, arrancándome un fuerte y agudo gemido, dejándome caer sobre él. Ahí Ernesto se acomoda detrás de mí y acerca su pene a mi ano, no si antes mojarse sus dedos con su saliva y acariciármelo, lubricándomelo bastante y metiéndome un dedo ahí, lo que me hace gemir de nuevo. Ya después, ahora si acerca su pene a mi ano y poco a poco comienza a meterlo, con lentitud, abriéndose paso por mi conducto anal. Levanto mi cabeza de placer y gimo, aprovechando esto Ernesto para lamer y besar mi pecho y mi cuello. Bastan unos cuantos segundos para que Oscar logre penetrarme el ano con la mayor parte de su pene. Ahora comienza hacer movimientos suaves, para irlo metiendo más, haciéndome gemir más. Una vez que logra meterlo, ahora si comienza a penetrarme, lenta y suavemente. Ernesto también empieza a moverse, penetrándome de igual forma mi vagina y dándome un rico placer. Un fuerte calor invade mi cuerpo, al sentir doblemente penetrada al mismo tiempo, gimiendo con intensidad, mientras Oscar se para junto a mi, por mi lado izquierdo, y acerca de nuevo su pene a mi, quitándose el condón. Lo pone en mi boca y entre gemidos, logro tomárselo y comienzo lamerlo, todo lo que pueda, varias veces, hasta meterme la mitad en la boca y chupárselo con fuerza, desahogando con ello el placer tan fuerte que me hacen sentir los otros primos. Manuel con sus manos toma mis pechos y los aprieta con fuerza mientras sigue penetrándome por la vagina; Ernesto con sus manos me toma las nalgas y las abre lo mas que pueda a la vez que su pene comienza a penetrarme con mas facilidad mi ano, y eso me esta causando un placer muy fuerte. Mis gemidos son fuertes pero se ahogan con las chupadas que le doy al pene de Oscar, que son fuertes, haciéndolo gemir mientras con su mano derecha me toma del cabello y lo recoge, haciéndome una coleta y a la vez, presionando mi cabeza con él.
Oscar: Asi… asi putita… ahhh… si que lo haces bien. Bien que te esta gustando esto… ¿verdad?
Contesto afirmativamente haciendo un sonido en mi boca.
Oscar: Lo sabía… que lindura de chica… ahhh…
Sus palabras me hacían encender mas, y supongo que a sus primos también, pues aceleran mas sus penetraciones, haciendo que mi cuerpo se estremezca y se sacuda de placer y Oscar aumente sus movimientos de cadera, penetrándome hasta el fondo de mi boca con su pene, que aunque me atragante, no deja de penetrarme, haciéndome también toser un poco. Ya siento mi ano completamente abierto y caliente por las fuertes penetraciones de Ernesto, y mi vagina ya húmeda de mis jugos que salen por la excelente penetración de Manuel.
Minutos después, de nuevo se acomodan y otra vez me ponen de 4 patas sobre la mesa, colocándose ellos a mí alrededor. Manuel se pone detrás de mi y coloca su pene en mi ano, que ya esta muy abierto. Lo mete con un poco de fuerza, haciéndome gemir de nuevo y empieza a penetrarme, mientras Ernesto se acomoda frente a mi quitándose su condón y acercando de nuevo su pene a mi boca, mientras Manuel toma mis manos y me las jala hacia tras, quedando solamente hincada con mis rodillas y el resto de mi cuerpo elevado sobre la mesita.
Ernesto: Vamos nena, chúpamelo de nuevo, me encanta como lo haces.
Toma su pene con su mano y lo acerca a mi boca, la cual abro para que lo meta, y de nuevo comienza a mover sus caderas, penetrándome la boca, mientras Oscar mete por debajo de mi cuerpo su cabeza y ahora es él quien comienza a chupar mis pechos, entreteniéndose con mis pezones. El pene de Ernesto entra y sale de mi boca, y yo solo chupo y lamo lo que puedo, haciendo ruidos con mi boca cuando lo hago debido a sus movimientos. Manuel me penetra con fuerza y rapidez mi ano, haciendo que mi cuerpo se sacuda con sus embestidas y arrancándome gemidos, que se cortan con mis atragantadas que me ocasiona le pene de Ernesto dentro de mi boca. También gimo al sentir los dientes de Oscar apoderarse de mis pezones y jalarlos con fuerza, varias veces, para después chuparlos y succionarlos con fuerza.
Ernesto: Ah si… que rico… es la mejor mamada de mi vida… ahh… ahhh… -dice entre fuertes gemidos.
Continúo chupándole su pene entre gemidos, mientras Manuel ya también comienza a gemir fuerte. Oscar saca su cabeza debajo de mi cuerpo y se para, comenzando a masturbarse con fuerza, viendo lo que los otros 2 me están haciendo. Ya los 3 comienzan a gemir con más fuerza al pasar los segundos, al igual que yo, y mi cuerpo retorciéndose y estremeciéndose más y más.
Hasta que se separan de mi y hacen que me hinque en el suelo, poniéndose Oscar frente a mi y a su lado derecho Manuel y a la izquierda Ernesto. Comienzan a masturbarse con fuerza, gimiendo.
Oscar: ¿quieres… Que te bañemos… con nuestro semen putita…??
Yo: aja… -contesto cerrando los ojos y entra abriendo mi boca.
Manuel: wow, si que eres una putita…
Ernesto: Ahh… si que lo es…
Comienzan a gemir más hasta que Manuel grita un poco y sale un chorro de semen de su pene, salpicándome toda la cara. Le siguió casi seguido Oscar, quien también salpica mi cara y parte de su semen entra a mi boca. Ernesto es el ultimo en eyacular, quien mas bien salpica mi pecho, mojándome mis pechos. Los tres gimen fuerte cuando se vacían frente a mí, y sonríen entre gemidos al verme bañada, con su semen, mientras les sonrió gimiendo levemente por sentir su semen en mi y con mis manos me limpio la cara y el pecho de su semen y me lo llevo a mi boca, tragándome todo lo que pueda.
Oscar: vaya que te gusta la leche ¿verdad Larissa?
Yo: si, mucho… me fascina. –contesto mientras sigo limpiándome y tragándome su semen.
Manuel: ahh… Wow… que maravillosa eres.
Ernesto: Así es brothers, esta chica es fantástica.
Los miro sonriendo mientras sigo tragándome el poco semen que queda sobre mí. Ya después me levanto y me comienzo a vestir mientras ellos solo se ponen sus boxers y pantalones y se sientan en la sala, excepto Manuel, quien me ayuda a vestirme.
Yo: Ok chicos, gracias por esta fiesta -digo al terminar de vestirme.
Ernesto: ¿te gusto?
Yo: claro, ¿por qué no habría de gustarme?
Oscar: pues no se, yo creo que nos divertimos mucho contigo.
Yo: Si, lo note toda la noche.
Reímos los 3 mientras Manuel se preparaba para llevarme a casa. Le dije que no, que me iba en taxi. Insistió en llevarme pero igual yo también insistí en irme en taxi, hasta que le gane, mientras los demás se reían. Llamo a un sitio de taxis para que me pasen por. Pasaron unos cuantos minutos hasta que llego el taxi por mí, el cual vi por la ventana del departamento. Me despedí de ellos y les desee buen viaje de regreso a su ciudad, me dieron las gracias. Nos despedimos de un besito en los labios y salí para el elevador. Ya en el elevador me sentía contenta, pues me la había pasado bien y si Antonio estaba con otras chicas ¿Por qué yo no puedo estar con otros chicos? Salí del elevador y me dirigí al taxi. El taxista era un hombre de unos 30, quien al verme vestida como iba (minifalda y chamarra de mezclilla y blusa roja sin tirantes y generoso escote) me mira con los ojos abiertos y me sonríe. Yo solo le sonrió y cruzo inocentemente mis piernas, las cuales puede ver por el retrovisor. Todo el camino no habló el taxista, solo me decía por el retrovisor, y yo me dejaba ver. Llegamos a mi casa y al acercarme para pagarle note que tenia su mano en su pene; todo el camino fue tocándose mientras me veía. Le pregunte cuanto era, me dijo que era cortesía de la casa, que ya con mi presencia estaba saldado el viaje. Le di las gracias y ya me metí a mi casa hasta que él se fue.
Espero les haya gustado mi relato. Hasta la próxima, Ciao, comentarios a [email protected], buen lunes besitos.