Tenía que elegir un reemplazo temporal para mi secretaria, que saldría 3 meses de licencia por maternidad. Entre el personal no había nadie que pudiera asumir el encargo sin descuidar sus labores. No quedó más opción que contratar a alguien temporal, por 4 meses. Con 15 días para que se enganche en el puesto y 15 días al final para la entrega.
Recursos Humanos realizó el proceso. Eligió una terna de 3 candidatas. No participé en las etapas previas y no tengo idea de cómo se realizaron. Debía, entre las 3 preseleccionadas, elegir yo a la que consideraba la más adecuada para el puesto. Las cité un jueves a la tarde. Entre a las 5.30 pm a la primera y a las 6 pm la última.
Esa tarde tuve una larga y tensa reunión con un proveedor. Finalmente llegamos a un acuerdo y todo quedó razonablemente resuelto. Cuando me di cuenta de la hora, eran las 6.15 pm.
Supuse que mi secretaria había reprogramado las entrevistas, pero cuando llegué al despacho, tanto ella como las 3 candidatas estaban esperando. Me disculpé por el retraso, pero las cuatro entendieron y no hubo problema. Mi secretaria me preguntó si podía retirarse. Le dije que sí. Me quedé a solas con las 3 candidatas y les pedí ingresen a la oficina en el orden previamente establecido.
La primera y la segunda eran chicas muy guapas. Bien formadas, en el mejor instituto de la ciudad. Con empleos cortos previos, pero en buenos lugares. Cualquiera de ellas hubiera sido un reemplazo ideal.
La tercera y última. Que entró a mi oficina cuando ya no había nadie más en el piso, era algo rolliza. De look más “agresivo” (para diferenciarla del look “conservador” de las dos chicas previas). Las dos primeras habían ido en traje sastre, pantalón, blusa y saco. La tercera en falda corta (no llegaba a minifalda) y blusa.
No era delgada pero tampoco gorda. No era bonita, pero tampoco fea. Su currículo estaba muy por debajo de las otras dos chicas. Su apariencia física también. Su forma de expresarse igual, demasiado campechana para relacionarse con clientes y proveedores institucionales. En 30 segundos decidí que no era la secretaria adecuada para mí. Pero igual procedí con la entrevista. Me pareció descortés despacharla rápido.
Tras un par de preguntas, que me di cuenta respondía con poca soltura, cambió de posición sobre la silla. Dejó de tener las piernas cruzadas, para sentarse con ambas piernas separadas. Desde mi sillón podía ver sus muslos completos, incluso apreciar algo de su tanga roja. Me pareció una insinuación directa, pero decidí pasarla por alto.
Seguí preguntando un par de cosas más. Las respuestas igualmente poco brillantes. Finalmente le pregunté ¿Por qué estaba interesada en el puesto? Me respondió que necesitaba mucho el dinero (no dijo trabajo, dijo dinero) y que haría cualquier cosa.
Decidí cerrar la entrevista y le dije que había concluido. Que Recursos Humanos se comunicaría con ella si había una respuesta positiva.
Ella me respondió, repitiendo que necesitaba mucho el dinero y que por favor la apoyara. Y con descaro abrió lo más que pudo las piernas y pude ver completamente su tanga. No soy de fierro y menos un santo.
Le dije directamente, mirando directamente a su coño expuesto, ¿Qué estaba dispuesta a hacer? Me respondió “se la mamo acá mismo y ya”.
No respondí. Pero ella se levantó de la silla. Bordeó el escritorio. Vino hacia mi sillón. Se arrodilló. Desabrochó mi pantalón. Sacó mi verga.
Me dio una mamada que me hizo volar. Que labios de puta, que lengua brutal. No pensé en nada más que en dejar que la mame. Sólo cogía su cabeza y jaloneaba su cabello. Ella no buscó nada más que mamar. Tras unos minutos eyaculé en su boca. Con experticia, se tragó todo. Me pidió el baño de la oficina. Entró, se lavó y se fue.
No podía tener una secretaria así. Elegí a la segunda. Hablé con Recursos Humanos y les dije que por sus habilidades la tercera podría ser supervisora zonal de ventas. La contrataron. Hasta ahora sigue laborando en esa empresa. Por lo que sé, record de ventas frecuentemente. Con el tiempo me fui hacia otra empresa.
Una mamada bien hecha, le dio el dinero (y el empleo) que necesitaba.