Mi prima Miriam, es unos años menor que yo. Siempre fue una chica muy cariñosa y buena, sus padres han sido muy protectores con ella y eso contribuyó a su carácter ingenuo e inocente. Miriam es bajita, de piel blanca, pelo castaño y ojos marron claro. Sus labios gorditos y muy rojos destacan en su rostro claro, lo cual la hace muy atractiva. Pero además, mi prima ha tenido desde muy niña algo que a ella nunca le gustó pero que a la mayoría de los hombres nos vuelve loco: un culazo impresionante.
De veras: jamás vi un culo como el de Miriam. Ya en su adolescencia, destacaba entre las demás chicas de su edad debido a ese trasero respingón de nalgas grandecitas y redondas. En vaqueros, en chándal… se pusiera lo que se pusiera, hacia girar las cabezas de todos, grandes y mayores, cada vez que pasaba. Yo me marché a vivir a otra ciudad, estuve varios años fuera, durante los cuales nuestro contacto se redujo al mínimo.
Pero al regresar, me encontré con una Miriam diferente, ya con 18 años recién cumplidos. Seguía siendo muy bajita, pero estaba hermosa, su cara aniñada seguía ahí, pero con rasgos más adultos y atractivos. y como no, ese impresionante culo de mi prima, el cual había sido objeto de deseo y protagonista de más de una buena paja en mi adolescencia, seguía ahí, más hermoso si cabe. Para colmo, a Miriam le habían salido en mi ausencia un par de tetas grandes y gordas, lo que le faltaba para ser el centro de atención entre sus amigos y amigas.
Su carácter cariñoso e ingenuo seguía intacto, cuando retomamos el contacto y quedábamos para vernos, todo eran abrazos y besos. Obviamente, esas muestras de afecto por su parte no tenían ninguna intención sexual, pero yo no podía evitar sentir un deseo brutal cada vez que esas tetas gordas se apretaban contra mi pecho. Me sentía culpable por mis pensamientos, intentaba no fijarme en ella como mujer y corresponder a ese cariño sano. Pero… la carne es débil.
A mediados de aquel verano, ella me llamó emocionada porque había organizado junto a otros primos y un grupo de amigas un fin de semana en un camping a pie de playa, con actuaciones, discoteca, bufet libre etc. Yo le dije que me gustaba la idea, pero yo era bastante mayor que ellos y que me daba palo ir. Me insistió diciendo que eso era una tonteria, y al final me convenció.
Llegamos al camping y nos instalamos en unas cabañas muy chulas, ella insistió en que compartiéramos una, pequeña pero acogedora, con dos camas una al lado de la otra. Nada más llegar, me dijo de cambiarnos y bajar a la playa, así que me puse el bañador y al darme la vuelta, veo que ella ya se ha cambiado y por poco me da un infarto. Llevaba un bikini de rayas amarillas y blancas, muy pequeño, la visión de esas tetas gordas y firmes apretujadas en ese pequeño trozo de tela hizo que notara un calambre en mi polla, que empezó a ponerse a tono casi al momento.
Lo peor vino al darse la vuelta… Ver ese culo impresionante, firme y gordito, que se tragaba irremediablemente las braguitas del bikini… ahí ya no pude contener la mirada. Le dije en tono de broma: " muy justito ese bikini prima, ¿No crees? Ella soltó una carcajada y me dijo: "¡No me seas antiguo! Además, me ponga el bañador que me ponga, va a terminar metido en el mismo sitio, ya estoy acostumbrada."
Total que fuimos a la playa, a mi me costaba andar y disimular la erección que llevaba. Durante toda la tarde, estuve con un calentón infernal, que se agravaba cada vez que ella se acercaba a mí con ese bikini apretado y mojado, en el cual se marcaban sus pezones. Ya bien entrada la noche, allí seguíamos de fiesta bebiendo y bailando, cuando mi prima se acercó y me comentó que no podía más, había bebido mucho y necesitaba dormir.
Así que fuimos a la cabaña, ella apoyada en mi dando tumbos, riéndose y cantando. Al llegar intenté tumbarla en su cama, pero al ir a soltarla, sin que lo esperara me besó. Fue un beso intenso, entre gemidos, ella me se agarraba a mi cuello y pasaba la lengua por mis labios, yo le decía "prima, estás mal, no sabes lo que haces, tienes que dormir…" Pero ella seguía besándome, de repente, de un tirón soltó el nudo de su bikini y esas dos tetazas gordas saltaron frente a mi cara, ya no pude más. Al ver sus pezones grandes y rosados, empecé a lamerlos y chuparlos mientras ella se retorcía entre gemidos.
Mientras con la boca me ocupaba de sus tetas, con una mano la agarré por el culo, que tal y como yo imaginaba estaba bien duro y firme, con la otra mano masajeaba su coño por encima de las braguitas del bikini. Como pude, lo eche un poco a un lado y deslicé dos dedos en busca de su coñito. Y de coñito nada. Mi prima tiene un coño grande, de labios gorditos, estrecho y suave, le metí los dos dedos del tirón y noté como al momento chorreaba de tal manera que notaba sus flujos en la otra mano alojada en el culo. Me agaché, tenía que verlo y comérmelo, ella abrió las piernas nada más rozarla con la lengua, echaba sus caderas hacia adelante entregandomelo, y sus gemidos dieron paso a pequeños gritos.
En ese momento la culpa volvió a mi, me incorpore tratando de parar la situación, pero ella estaba fuera de si, me bajó el bañador casi a tirones y se fue directa a por mi polla con la boca abierta. La engullía de tal modo que incluso me hacía daño, tragaba literalmente mi capullo y hacia presión hasta tener mis huevos en la barbilla. La visión de esa cara angelical tragando polla mientras veía ese culazo en pompa moverse, sus intentos por tragar más a fondo cuando ya mis huevos hacían tope… me sacó de mi. Olvide que era mi prima, le dije "date la vuelta" y puesta en cuatro, volví a comerle su gordito coño, y sobre todo ese culo que me había tenido en vilo durante años.
Al meter mi lengua en su culo, noté como temblaba y su coño chorreaba, supuse que se había vuelto a correr, así que acerqué mi polla y la fui metiendo despacio, notando como su cálido coño se abría. Cambié el ritmo, empecé a empujarla fuerte, muy fuerte, ella gemía y a veces hacia gesto de dolor, pero si aflojaba el ritmo ella empezaba a culear muy fuerte. Oía las palmadas de su enorme culo contra mi vientre, la agarré de las tetas y seguí en ese ritmo desenfrenado hasta que ya no pude más.
La saqué para correrme, ella se dio la vuelta y me puso las tetas, pero la corrida fue tan intensa que fue a parar a su cara, a su pelo. Acto seguido, se dejó caer en la cama, y en menos de dos minutos ya estaba profundamente dormida. Y ahí estaba yo de pie, contemplando a mi prima desnuda, con su carita angelical y sus buenas tetas llenas de leche, aún llevaba la braguita del bikini a un lado, con su coño gordito y colorado al aire, y me fui a dormir contento pues le di a mi prima la follada de su vida. Aún me quedaba descubrir que diría al día siguiente…