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Matrimonio convencional (III)
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Tiempo de lectura: 20 minutos

A la semana siguiente no hubo novedades con respecto al incidente en casa de Don Cosme, al parecer Elvira tuvo uno de sus ataques de ansiedad, ésta vez fue más fuerte que de costumbre, gritos que escucharon los vecinos que, escandalizados, llamaron a la policía. Todo se aclaró posteriormente.

Tuve suerte, no me crucé con Don Cosme ni Elvira en toda la semana, lo agradecí. Pensaba en lo que pasó casi todo el tiempo, intentando encajar el coctel de sensaciones, mi percepción del sexo, relación con mi esposa, mi hombría…

Por su parte, Bea, estuvo toda la semana muy cariñosa, a veces la encontraba ensimismada en sus pensamientos, imaginaba que podría ser por nuestra conversación de cama, el estilo de su vestuario comenzó a volverse más… atrevido, ahora los vestidos o faldas clásicos pasaron a ser pantalones ajustados, no sólo vaqueros, sino también de telas más finas que resaltan las redondeces de sus nalgas. Me ponía a cien ver las costuras hundidas en la raja de su culo respingón dividiéndolas en dos perfectas mitades, y como sus braguitas pasaron a ser de lencería más fina, parecía que no llevaba. Por delante, marcaba los labios del coñito sutilmente. Cuántas veces me pilló mirándoselo descaradamente.

-¿Te gusta cómo me quedan? ¿Me hacen un culo bonito?

-He visto cómo te miran los tíos por la calle, no me extraña, estás buenísima.

-No me he dado cuenta, dijo con una sonrisilla malévola

-¿Te molesta que miren a tu mujercita?

-Me gusta mucho tu cuerpo, yo también lo haría, sinceramente, no, en realidad me enorgullece.

-Te quiero mucho, finalizó dándome un pico.

El cambio también llegó a su ropa interior, sujetadores más sugerentes, algunos de encaje transparentes, a juego con braguitas tipo culote o cualquier otro tipo, menos las tanga, decía que llevar el hilo metido en el culo no le parecía cómodo, no se veía con ellas puestas y salir a la calle, le haría sentir más desnuda (quería decir guarrilla, pero es su forma suave de expresarlo). Por la noche, sus camisones seguían siendo de raso, pero más sugerentes, cortos y sexys.

El lunes siguiente decidimos salir a dar un paseo de media tarde, así que me puse unos vaqueros polo y zapatos de sport, Bea decidió ponerse más deportiva, una camiseta rosa que se ajustaba perfectamente al contorno de sus tetas y cintura, zapatillas de deporte y unas mallas negras deportivas que llegaban hasta la mitad de su pantorrilla (nunca antes se atrevió antes a ponérselas, decía que eran demasiado…ajustados y se le veía TODO), el pelo recogido en una pequeña coleta le hacía resaltar las facciones de su carita aniñada de ojos grandes y labios carnosos.

– Pues sí que son cómodos los leggings, al principio me ha dado un poco de vergüenza salir así, pero ahora me alegro, Está claro que hay cosas que no sabes si te gustan hasta probarlas, dijo en tono malicioso.

-¡Claro!, es difícil saber si algo te gusta o no antes de probarlo, te queda muy bien, pero en tu favor debo decir que sólo resalta lo evidente, la genética te ha favorecido con un cuerpo escultural, tienes unas piernas torneadas, definidas, equilibradas entre pantorrilla y muslos, una cinturita estrecha, caderas algo redondeadas pero sin un gramo de celulitis y un culo respingón que levanta…pasiones, así cualquiera jajaja.

-¡Oye!, mi trabajo me cuesta, nada es gratis, sabes que salvo excepciones al menos tres días a la semana voy al gimnasio y me privo de algunas “comiditas” que tanto me gustan, Además, dijo medio ofendida, yo no quiero levantar pasiones, como dices, no soy de esas.

-Eso de las “comiditas” ha sonado…y sé que no eres de las que intentan ir llamando la atención de miradas lascivas, aun así, es inevitable, estás buena, atraes miradas de los hombres deseosos de comerte enterita jajaja

-Eres un guarro, sabes perfectamente a qué me refiero, además, no hago esas “comiditas”, como tú las llamas ¡Puajj!, ¡Qué asco!, sólo de pensarlo me dan escalofríos.

-Bueno, eso estaría por ver, Imagina que hubieras dado con un hombre que le gustara mucho y te lo pidiera, así como otros juegos sexuales.

-… Pero estoy contigo, he recibido una educación muy católica apostólica y romana en esto del sexo, todo lo que sale de lo ‘normal’ es vicio y perversión. …Ya me incomoda hablarlo contigo a la luz del día, así que imagina.

-Eso depende de lo que entiendas por ‘normal’ y de por qué disfrutar del sexo con pleno consentimiento de ambas partes se considera vicio y perversión. Una pareja debe poder hacer lo que quieran si ambos disfrutan.

-Uy, Ya veo que tu imaginación se desborda, no sé si quiero saber hasta dónde te lleva esa cabeza loca tuya jajaja

-Mira, para empezar, poder hablar de todo lo que sea sexual, como ahora estamos haciendo, sin escandalizarnos ni juzgarnos, es un paso jeje

-¡Miedo me das!, dijo dirigiéndose a mí con una mirada inquisidora y divertida.

-Según veo las cosas, podemos disfrutar del sexo, o copular como conejos hasta conseguir que te quedes embarazada, si es que al final sucede. Nos conocemos desde que éramos casi unos niños, éramos inexpertos, ninguno de los dos estuvo nunca con otra persona, lo poco o mucho que hagamos depende de nuestras ganas de explorar. Mírate, tienes un cuerpazo de escándalo, no hay hombre que no quisiera hacer de todo contigo, entre los que me incluyo, naturalmente.

-Yo ya disfruto contigo en el sexo, no necesito nada más, pero por lo que parece a ti no te basta, será que has perdido interés por mí. En cuanto a mi cuerpo, no me veo nada especial, del montón.

-¿Del montón? ¿Pero tú te has visto bien? Tienes un cuerpo de infarto, podrías conseguir a quien quisieras con facilidad. Apuesto lo que quieras a que sí.

-Anda ya, tú que me ves con buenos ojos, qué cosas tienes, dijo visiblemente ruborizada.

Pasada una media hora después nos cruzamos con Don Cosme, normal, teniendo en cuenta la cercanía de nuestras respectivas viviendas. Al parecer también paseaba, aunque su vestimenta no era tan deportiva, más bien “casual”, pantalones tipo Khakis, y camisa de manga larga con el puño vuelto, elegante e informal a la vez, lucía una buena figura, atlético, se veía que cuidaba su cuerpo. Inmediatamente recordé lo de la noche que subí a su casa y…su polla, mejor dicho su pollón, instintivamente miré a su entrepierna a medida que nos acercábamos, juraría que el bulto que se le notaba no era un abombamiento del pantalón, noté el calor subirme a la cara, se me secó la boca. Nos saludamos cortésmente, Bea le dio dos besos afables.

-Qué gusto me da veros, he querido ir en varias ocasiones a vuestra casa a agradeceros… bueno, especialmente a ti, (el cabrón me miró fijamente mientras hablaba) Andrés, la atención que me brindaste, me quedé mucho mejor gracias a ti, en el tiempo que estuve retenido pude rememorarlo muchas veces, da gusto poder contar con personas como tú para poder desahogarme.

¡Tierra trágame!, estaba hablando con sutileza de la paja que le hice, y lo peor, me parecía que pretendía que lo volviera a repetir. Bea, me miraba orgullosa. Si tú supieras, pensé.

-Tampoco fue para tanto, fue un placer echar una mano a un vecino.

-No seas tan humilde, estuviste ejemplar, manejaste muy bien la… situación. Aquí, tu marido, tiene buena mano para aliviar la tensión, es comprensivo y flexible.

-Siempre le digo que es mucho más de lo que él mismo quiere reconocer, me alegra que usted se lo diga, a ver si así se lo cree.

-Beatriz, por favor, deja de hablarme como si fuera un desconocido, creo que va siendo hora que nos tuteemos, sino nunca vamos a coger confianzas. Quizá te parezca demasiado mayor y por eso quieras mantener ciertas distancias.

-De acuerdo…Cosme, Es que el nombre se las trae jajaja, entonces llámame Bea, Beatriz me parece más…madura, y No, no, para nada me pareces mayor. Diría que te cuidas bastante y te conservas muy bien.

Pues si supieras el pollón que se gasta…pensé.

-Venga, os invito a tomar algo, es lo menos que puedo hacer, conozco un sitio cerca de aquí, sin lujos, pero muy agradable para conversar ¿Qué os parece?, dijo mirándonos a los dos sucesivamente.

Nos miramos, no teníamos planeado nada más que salir a dar un paseo, Bea se adelantó a contestar. –Vale, bien, Estaremos encantados, ¿Verdad, amor? –Claro, contesté.

Bea se situó en medio, Don Cosme y yo la flanqueábamos, cuando el camino se estrechaba Don Cosme la hacía pasar poniendo su mano abierta unos dedos por encima de su cintura abarcando casi por completo la parte baja de la espalda de lado a lado, era una mano grande con dedos largos y gruesos. Joder, éste hombre lo tiene todo grande, pensé, Bea parecía una muñequita a su lado. Mientras ella pasaba él me miraba luciendo una sonrisa perversa. Fue muy correcto todo el trayecto, charlando de cosas intrascendentes, simpático y… seductor. Bea lo escuchaba e intercambiaban diálogos y risas, alguna vez me obligaban a participar a mí en la conversación, durante todo el trayecto me sentí muy en un segundo plano.

Cuando llegamos a la cafetería nos sentamos en la terraza, no era una calle abierta al tráfico de coches por lo que permitía mejor la conversación, mantuvimos el orden, Bea en medio y nosotros dos sentados a su derecha e izquierda. La mesa redonda, pequeña, si acercábamos las sillas nos tocaríamos con las rodillas, sobre todo Don Cosme, más alto y fornido. La conversación fluía.

-A riesgo de ser indiscreta, ¿cómo está Elvira?, hace tiempo que no la veo, desde antes incluso de…bueno, aquella noche.

-No eres indiscreta, no te preocupes. Elvira lleva tiempo con ataques de ansiedad, no salía mucho, ahora está en casa de su hermana, vive en la costa valenciana, la brisa del mar y los paseos por la playa obran milagros en ella. Lo de aquella noche no fue más que un malentendido que no quiso provocar, como sabes es muy discreta, nunca quiso llamar la atención, menos por éste motivo.

-Vaya, siento que lo esté pasado tan mal, es muy buena mujer, le tengo mucho aprecio.

-Te agradezco el interés, le transmitiré tu preocupación cuando hable con ella.

Don Cosme en un gesto que pareció natural, colocó su mano izquierda en la rodilla, movió la pierna y rozó la cara externa del muslo de Bea, la dejó ahí, inmóvil, supongo que esperando alguna reacción por parte de mi mujer. Ella tuvo que notarlo pero no cambió de postura. La conversación continuaba como si nada, se me ocurrió que podía jugar un poco.

-Ahora que estás solo, ¿cómo llevas lo de las comidas?

-La mayoría de las veces como fuera, cuando no, vienen a traérmela y los fines de semana…me las apaño yo solo ¡Qué le vamos a hacer! Jajaja

-Bea hace unas comidas espectaculares (dicho así parecía otra cosa jeje, fue intencionado), la cocina no es lo mío, yo tengo más mano para otras cosas jajaja

-Normal, cada cual lo suyo jajaja, aunque estoy seguro que Bea tiene otras muchas… habilidades.

Bea, sonrojada, agachó la cabeza dando vueltas a la cucharilla del café, el dorso de la mano de Don Cosme seguía rozándose con la pierna de mi mujer, se movía suave, casi imperceptiblemente.

-La cocina no se me da mal, dijo Bea, tendrás que venir un día a casa, estás invitado, el viernes sería un buen día, a cenar, así no tendremos que estar pensando en madrugar al día siguiente.

-Vaya, Eres, sois, muy amables, no puedo rechazar una invitación así, acepto siempre que me permitáis invitaros otra noche.

Su mano se apoyó directamente en la rodilla de Bea y la dejó ahí unos segundos.

La mirada de Don Cosme se quedó fija en Bea, ella agachó la mirada, me apresuré a responder –Nos parece bien ¿Verdad, cariño? -S… Si, claro, como queráis, respondió sin levantar la cabeza.

De vuelta a casa, ya casi anocheciendo caminamos entablando distintas conversaciones de variados temas, Bea siempre en medio, Don Cosme se mostró como un magnífico conversador, cuando podía no desperdiciaba la ocasión, se acercaba a Bea y la rozaba, mi mujer había perdido parte de su locuacidad, parecía una niña buena que no había roto nunca un plato, no rechazó en ningún momento los roces de Don Cosme.

Entramos en el ascensor, como el edificio es antiguo, el estrecho hueco de las escaleras es lo que sirvió para adaptar el ascensor, es de esos que son pequeños, tirando a claustrofóbicos. Con el pretexto de que Don Cosme saldría después entró antes y se situó pegando la espalda al fondo, Bea se situó delante de él para dejarme paso a mí, entre Don Cosme y Bea apenas habría unos centímetros, dejé que fuera Don Cosme el que pulsara los pisos de destino, la ingle de Don Cosme se pegó, literalmente, a la parte baja de la espalda de mi mujer por aquello de la diferencia de estatura) a la vez que pasaba su brazo por encima de su hombro, enlenteciendo el movimiento de la pulsación de los botones, Bea fijó la vista al frente, los ojos parecían salirse de sus órbitas. Lentamente se cerraron las puertas.

-Disculpa, Bea, este ascensor es realmente pequeño, espero no molestarte, dijo Don Cosme.

-No tienes de qué disculparte, no me molestas, más lo siento por ti, parece que esto se te queda pequeño.

-Por eso no te preocupes, me amoldo a todas las situaciones y tamaños, respondió. Su mano izquierda acarició suavemente la nalga y cadera de mi mujer, ¡Joder!, la estaba tocando en mi propia cara. Pude notar una punzada de celos y morbo, mi polla reaccionó, se me estaba poniendo dura.

-No habíamos tenido la oportunidad de charlar tanto tiempo hasta hoy, te tenía por una persona… no sé… rígida, dijo Bea con tono simpático jajaja.

-Puedo serlo, te aseguro que en ocasiones no es fácil hacerme perder esa rigidez, tu marido puede dar fe de ello ¿No es cierto, Andrés?, dijo mirando hacia mí con su mano acariciando sutilmente la nalga de mi mujer, Bea estaba quieta como un palo, giró la cabeza y me miró fijamente a los ojos.

-Doy fe, no te lo creerías, dije devolviéndole la mirada a Bea.

-Vaya, vaya, sorpresas te da la vida.

El ascensor llegó a nuestra planta, mi mujer y yo salimos, nos volvimos hacia él para despedirnos, Don Cosme estaba inmóvil, no hizo ademán alguno, ni de taparse la tremenda erección que tenía, la polla se le marcaba escandalosamente en el pantalón, una pequeña mancha húmeda había traspasado y se había hecho visible. Bea disimuló, pero no apartó la mirada de semejante bulto, estoy seguro que confirmando lo que ya notó dentro del ascensor. Entramos en nuestra casa.

-Andrés… ¿Qué opinión tienes de Cosme? Parece un hombre muy atento y simpático.

-Es una persona seria, discreta, no se mete en la vida de nadie, fiable, de los que se pueden tener como amigos.

-Ése hombre me intriga, por un lado parece serio, recto, por otro es atento y hasta cariñoso, tiene una voz profunda y cálida, muy masculina, creo que su rigidez es una fachada.

-Me alegro que te caiga bien, parece claro que tu si le gustas, no ha perdido ocasión de mirarte de arriba abajo, le he visto especialmente atento contigo, normal, con esas mallas y tu proximidad habrá aspirado profundamente tus hormonas. Diría que le has causado una grande impresión jajaja

-¡Qué vergüenza!, ¡Pero qué dices! Si me saca al menos 15 años, dijo enrojecida. –Es cierto que, en alguna ocasión me he sentido… incómoda, como desnuda frente a él, su forma de mirar me ha intimidado un poco, en el ascensor se me ha acercado mucho y… me ha parecido… quizá este loca… no puede ser.

-Dilo, venga.

-Pues… es que… cuando ha pasado su brazo por encima de mí para pulsar el botón, he notado un bulto…pero no puede ser, habrán sido imaginaciones mías, dijo evitando mirarme a la cara.

-He visto que se ha pegado del todo a ti, por tu expresión pude ver que algo habías notado y cuando nos hemos bajado lo he comprobado, era muy muy evidente.

-¡Y no has dicho nada! Has estado mirando mientras Cosme se pegaba a mi trasero y no has dicho nada, pero bueno… dijo en tono de falso reproche. -¿Has disfrutado de las vistas?

-Hummm ha pasado todo muy rápido, casi no he podido disfrutarlo jajaja, si hubiéramos vivido en un piso más alto…

-¡SERAS…! Pues que sepas que con su mano derecha me agarraba el brazo y tiraba de mí hacia atrás para que me pegara más a él.

-Vaya, vaya, eso no lo vi, estaba en el lado opuesto, ya decía yo, es que el ascensor es tan pequeño… jajaja

-¡Qué gracioso! Respondió dándome un golpe con la mano en el pecho. Pero, en serio, eso que he notado era…era…

-Su polla, si, era su polla, o quizá deberíamos decir pollón jejeje

-¡Tonto! Jajaja Pero me pareció demasiado…

-¿Grande?, ¿Duro?, ¿Las dos cosas?

-¡Hala, bruto! Pues eso, ¡y tú qué!, ¿Es que no te importa que otro hombre se acerque a tu mujer tanto?

-Hombre, cualquiera no es, además le entiendo perfectamente, está solo, se acerca a una hembra espectacular y pasa lo que tiene que pasar, las hormonas hacen el resto.

-¡Muy bonito!, va a pensar que le he provocado, que soy una de esas mujeres a las que les gusta calentar a los hombres ¡Qué vergüenza! Se llevó las manos a la cara.

-Estoy seguro que ahora mismo está pensando en la suerte que ha tenido de coincidir en el parque con nosotros, le has alegrado el día, es posible que ahora mismo esté recordando el tacto de tu piel dedicándose con la misma mano a darse placer, y a juzgar por el tamaño de su empalme, soltará una buena descarga jajaja

-Eres un cerdo y un pervertido… pero, por otro lado ¡Qué desperdicio, por Dios! Jajaja

-Ya te digo, este mundo está mal repartido, si tiene de sobras podría compartir jajaja

-¡¡Pero bueno!! Tú no estás bien de la cabeza jajajaja, anda, déjate de tonterías y vamos a ducharnos para hacernos la cena.

-Un momento, dije acercándome a ella y metiendo directamente la mano en sus mallas tocando con mis dedos su coño ¡Estaba encharcado! Las braguitas empapadas, no me explico cómo no traspasaron a las mallas, metí un dedo y se llenó por completo de sus jugos, me miró sorprendida y abrió la boca para dejar escapar un gemido.

–Vale, ya está, sólo quería comprobar una cosa, saqué los dedos y me los metí en la boca succionándolo lascivo como si fuera un chupete. Mmmm, qué rico sabor tienes. Hace tiempo que no te notaba tan empapada, parece que te ha puesto la situación.

-¡Qué haces! ¿Estás loco? ¡Eres un guarro! ¡Un pervertido! Mira, no me hables, me has cabreado, me dijo señalándome con el dedo índice. Se fue con cajas destempladas a la ducha.

La dejé ir sin oponerle ninguna resistencia, la conocía perfectamente, sabía que ese enfado era su reacción habitual por sentirse confundida, necesitaba tiempo para pensar. Habían sido demasiadas sensaciones para una tarde, rematadas con el hecho de dejarme, por primera vez, meterle los dedos en el coño fuera de la cama (ya de por sí poco habitual), para colmo la dejé a medias. No había que ser muy listo para reconocer que esa calentura provenía del juego de seducción y roces de nuestro vecino. En el fondo sabía que su cabreo escondía vergüenza por haber sentido cosas que estaban fuera de su molde educativo.

Mientras se duchaba fui preparando la cena, salió sólo con la bata puesta atada a la cintura y el pelo mojado, secándoselo con la toalla. Parecía más calmada.

-Con las prisas se me ha olvidado coger la ropa interior y el camisón, es que me pones de los nervios, vaya, parece que te has esmerado en la cena, has abierto una botella de vino y todo, lo tomaré como una ofrenda de paz.

-Espero que esté todo a gusto de la señora, Sus deseos son órdenes para mí, dije en tono burlón, escenificando exageradamente ademanes de sirviente.

-Mmmm, Voy a tener que cabrearme más veces, está bien eso de tener un sirviente. Anda, ven y siéntate que ya no estoy enfadada contigo.

-¡Estupendo! Dije con alegría. Bromas aparte, es completamente verdad que tus deseos son órdenes para mí, te quiero con locura y haría lo que fuera para que fueras feliz. Alargué la mano y descubrí una pierna apartando la bata. Uffff qué sexy te veo, cada día que pasa estás más guapa. Hoy te veo un brillo especial, me tienes rendido a tus pies.

-Me encanta tenerte así, esa una sensación de poder es muy excitante.

-¿Te pone cachonda tenerme a tus pies?

-Mucho, tenerte sólo para mí mmmmm, dijo cerrando las piernas fuertemente. Noto un cosquilleo ahí abajo…

-Mi oferta de disposición sigue en pie, soy tuyo.

-Ufff no te digo que no, pensaré algo jejeje ¿Lo que quiera? ¿Estás seguro?

-Completamente, lo que quieras, respondí. Su cara había tomado una expresión maquiavélica, se me puso dura al instante, me estaba ofreciendo sin condiciones, el morbo que sentía era increíble.

-A ver, una pequeña prueba, ¡Levántate!

-Lo hice sin rechistar.

Se arrimó a la mesa y comenzó a comer ignorándome. Probó un poco de todo lo que había puesto en la mesa, era una cena sencilla, tortilla con jamón y ensalada, se echó una copa de vino sorbiendo un trago manteniendo la copa levantada a la altura de su boca, giró la silla, se recostó en el respaldo y sacó las piernas de debajo de la mesa cruzándolas, se descubrieron por la abertura de la bata.

-¿Tienes hambre?, me preguntó.

-Un poco, respondí.

-Vale, tendrás que esperar un poco, sitúate delante de mí y arrodíllate

La miré sin saber muy bien adonde quería llegar, me dejé llevar, hice lo que me pidió.

-Vaya, vaya, qué sorpresa tenemos aquí ¡Te has empalmado!, dijo tocando mi polla con el pie que tenía más elevado, jajaja. Levantó el pié y me dijo. –No me has dicho que quieres estar a mis pies, pues demuéstralo ¡Bésamelo!

Lentamente fui agachando la cabeza hasta poner mis labios en su empeine, lo dejé ahí, pegados

-Mmmm Me gusta. Está bien por ahora, amor, puedes sentarte y comer. Dijo en tono autoritario y cariñoso a la vez.

La verdad es que estaba hambriento, devoraba lo que había en la mesa.

-Pues sí que tenías hambre, habérmelo dicho, te hubiera dejado comer…o quizá no, no sé, tengo que experimentar ¿Cuánto tiempo puedo disponer de ti?

-No lo había pensado ¿Esta noche?

-¡Sólo una noche! Nooo, amor, ¡porfi!, dame más tiempo, una noche es muy poco

-Ahora la que me da miedo eres tu jajaja. No que digo que no me haya gustado éste pequeño juego, creo que podremos seguir explorando y disfrutando, el brillo de tus ojos me dice que tienes algo reprimido que lucha por salir y estoy dispuesto a colaborar para que aparezca.

-Mmmm Valeee, mientras me llega la inspiración vamos a la cama, tengo algunas ideas que…, aún eres mío, ¿no?

-Sí, claro.

-Bueno, antes quiero que vayas a la ducha, te quiero reluciente, no te vistas.

Tras la ducha, llegué a la habitación, estaba sentada en la cama apoyando la espalda en el cabecero, las piernas estiradas una encima de la otra y los brazos cruzados en actitud de espera.

-Túmbate en la cama, a mi lado. No hables hasta que yo te lo pida.

-Bien, buen chico, Hummm así que te gusta estar así, eh, no lo puedes disimular jajaja, ¿Qué te pone, estar desnudo o sumiso?

-No sé explicarlo, me siento…expuesto, pero confío en ti, y ver que lo disfrutas multiplica mi excitación.

-Siii, no podía imaginar que fuera tan excitante tenerte así jeje. Mmmm esta tarde ha sido… ufff, han pasado muchas cosas que tengo que procesar. Se puso de lado a mi altura, semi incorporada, con la cabeza apoyada en su mano izquierda, mientras con la derecha me acariciaba el abdomen. –Cosme es un hombre interesante, masculino, atento, buen conversador y…atractivo ¿Te has puesto celosillo? Ha estado tannn tannn cerca que me llegaba su penetrante olor almizclado a masculinidad, intenso, amaderado y limpio.

-Eres mi mujer, la que más quiero, un hombre te ha estado dedicando una atención especial delante de mis narices, se le ha puesto dura rozándote, ha provocado que tú lo notaras y que yo lo viera, sí he sentido celos y humillación, pero también una excitación potentísima mirando, parecías estar a gusto. No tengo una explicación para esto.

-Ah, ¿Siii?, ¿Qué dirías entonces si te dijera que en el café me rozó con su mano la pierna?

-Lo vi, también me di cuenta que no retiraste la pierna, pensé que era un descarado, estábamos en un sitio público, pensé en intervenir de alguna manera, pero después vi que no hacías nada por evitar el roce, así que dejé que siguiera.

-Es decir, que ves otro hombre que me roza delante de ti y no dices ni haces nada ¿Y si te dijera que noté su… pene en el ascensor? Duro, grande.

-También lo vi, se aseguró de hacerlo mientras yo miraba, creo que estaba probándome, Te miré y vi la expresión de tu cara, no estabas incómoda, así que no hice nada.

-¿Te excitaste mirando cómo me rozaba?

-Me da vergüenza, por un lado me sentí humillado, por otro, muy excitado, sentimientos diferentes a la misma vez, intensos y a la vez increíblemente morbosos.

-Hummm así que, mientras Cosme me tocaba tú lo estabas ahí, calladito y mirando, eh, dijo pasándome las uñas de arriba abajo por el tronco de la polla. – ¿Sabes? Te confieso que he experimentado una sensación morbosa de poder cuando he sentido ese…interés tan evidente en mí. Mmmm, Por lo que pude notar es bastante más grande y dura que la tuya ¿Eso no te da celos? Imagina lo que puede llegar a disfrutar una mujer con semejante herramienta. Apretó mi polla y me bajó el pellejo de golpe y de una sola vez. ¡argh! Me corrí como un adolescente moviendo la pelvis buscando el máximo placer ya que su mano no se movía para terminarme la paja, la mantuvo sin moverla, esperando que terminara de caer el semen como lava ardiente por el tronco de la polla, me volvió a dejar a media eyaculación, su expresión estaba a medias entre la sorpresa y el enfado. -¡JODER! ¡Pero bueno! ¡Esto qué es!, ¡si casi no te he tocado y ya te has corrido! Nunca antes escuché a Bea lanzar un exabrupto y menos así, enfadada, mi dulce y cariños esposa estaba experimentando una metamorfosis, estaba siendo testigo consciente. –Me has decepcionado y me has cortado el rollo, estaba en lo mejor, disfrutando y vas y te corres como un adolescente con eyaculación precoz, ¡joder!.Pareció cogerle gusto a la palabrita.

-Uf Lo siento, cariño, dije moviendo la pelvis intentando terminar de eyacular, no he podido evitarlo, no puedo explicarlo.

-¡Deja de moverte! ¡Ya! ¡Ahora te aguantas así! Jolín, qué inútil, por dios. Vaya, vaya, parece que alguien se ha excitado demasiado con ciertas cosas y que le gusta muuucho… mirar jajaja dijo con sorna alargando ese MU deliberadamente.

-Cariño, es que me dices unas cosas que…me han encendido demasiado.

-Mmmm Ya veo, ya, empiezo a comprender, a mi maridito le pone ver cómo seducen a su esposa.

-No sé explicarlo, verte así, en esa situación… las sensaciones que he sentido son muy intensas.

-… Y te has excitado, me hago una idea. Pero hoy eras mío y me has fastidiado el juego, ahora ya no me sirves, vamos ve a limpiarte, no querrás encima que vaya yo. Ah, y no te vistas, quiero tenerte disponible por si a mitad de la noche me despierto y quiero jugar contigo. Desde luego, ya te vale dejar insatisfecha a tu mujer.

La noche no dio para más, cuando llegué a la cama me acoplé por detrás y le di un beso en la nuca.

–Te quiero, cariño.

-Yo también, amor, pero ésta me la debes, la cobraré otro día ¿De acuerdo? Dijo girando la cabeza esperando mi reacción.

-Cuando quieras, soy tuyo.

-Así me gusta, vas aprendiendo jijiji

Amanecimos en la misma posición, me desperté antes que ella y me vestí para prepararle el desayuno, estaba en deuda con ella. Cuando se despertó y apareció por la cocina ya lo tenía todo dispuesto.

-Mmmm qué bien huele, así da gusto despertarse por la mañana, me alegra mucho que quieras tenerme contenta.

Ese día actuó como si nada, completamente normal, diría que más animada que de costumbre. El miércoles me dijo que quería ir a comprarse algo para estrenar el viernes por la noche, de lo que tenía en el armario no le gustaba nada para la cena, me obligó a acompañarla. Odio ir de compras.

-Pero, Bea, vamos a cenar en casa, tampoco es necesario ir vestida de etiqueta. Ignoró mi queja

-No te quejes tanto, tontito, sé que te gusta verme guapa. Además, quiero que vengas conmigo y me ayudes a elegir la ropa para la ocasión.

Estuvimos casi toda la tarde mirando ropa, es proverbial la capacidad de mi mujer para admirarse y desdecirse en los probadores, finalmente encontró un vestido vintage rosa ceñido a la cintura, cuello redondeado, con unas rojas repartidas y enlazadas por tallos negros, la parte de abajo le llegaba unos tres o cuatro dedos por encima de la rodilla de la falda con vuelo, (de esos que girando sobre sí misma elevaba la falda hasta casi ponerse horizontales descubriendo las piernas, y algo más), la cremallera recorría casi toda la espalda, hasta arriba. Me recordó a esos que vestía Marilyn Monroe sexys y elegantes a la vez. Le quedaba como un guante, espectacular. Camino de vuelta al coche pasamos por una tienda muy famosa de lencería.

-Vamos a entrar aquí, me vas a ayudar a elegir.

Me quedé mirándola con sorpresa, al principio no lo entendí, pero a medida que la veía ir escogiendo braguitas y sujetadores comencé a sospechar que la elección tenía que ver con la invitación a cenar de Don Cosme, el calor me subió al rostro y un cosquilleo en la zona baja del vientre me puso la polla dura, me invadió un morbo desconocido hasta entonces. Opté por la estrategia de hacerme el tonto, tenía curiosidad a ver qué me respondía. –Cariño ¿ropa íntima?, tienes de todo.

-Porfa, amor, no tardaremos mucho, te lo prometo.

Estuvo dando vueltas sin detenerse en ninguna en concreto, simulaba, hasta que se detuvo en los conjuntos de lencería más provocativa, se decidió por un sujetador negro sin relleno, de encaje caladito, se le transparentarían las tetas con ellos. Pero lo más sorprendente fue que por primera vez en la vida las braguitas a juego eran tanga, dos finas tiras elásticas unían la parte delantera y trasera, un hilo fino para la raja del culo y un pequeño triangulo de malla transparente con una flor de encaje para la delantera. Joder, se me puso dura imaginándola con eso puesto.

-Qué te parece este, me dijo pícara, el hilo es más fino, quizá no me moleste, además, como vamos a estar en casa, si no me siento cómoda puedo quitármelo en un plis plas.

-Es increíblemente sexy, quizá demasiado ¿No crees? Con ese vestido, sin medias y unas tanga… ¡madre de dios! No sé cuánto aguantaré sin meterte mano. Cuando Don Cosme te vea se va a poner cardiaco jajaja

-Hummm, ¿Tú crees? Puede que sí, me lo llevo jajaja rio divertida, se puso el dedo índice en los labios… chssst ni una palabra, paga que nos vamos.

Llegando al coche compruebo los mensajes de Whatsapp y descubro con sorpresa que tengo uno de don Cosme.

-Hola Andrés, me he permitido coger tu número del grupo de la comunidad de vecinos para contactar contigo. Me pregunto si podrías venir mañana por la tarde a mi casa, he hecho algún arreglito que me gustaría que vieras y me dieras tu opinión.

Finaliza en mensaje con un emoji de carita pícara guiñando un ojo.

Bea se interesó al ver mi cara de sorpresa.

-¿Pasa algo? ¿Quién te escribe?

-Es Don Cosme, quiere verme mañana para que vea algo en su casa y hablar conmigo sobre algún tema de la comunidad de vecinos, o eso creo.

-Qué raro, nunca antes habló contigo sobre estos temas, se ve que habéis hecho muy buenas migas desde el lunes, dijo poniendo cara de pícara.

-Si, somos íntimos, lo que parece seguro es que tenemos gustos similares en cuanto a mujeres jajaja.

Al día siguiente, a la hora prevista subí a su casa, me trajo recuerdos de la noche en la que tuve que masturbarlo, llegando a la puerta me puse algo nervioso, no sabía que querría, pero estaba claro que había una intención oculta tras su mensaje. Me abrió la puerta con el mismo batín que llevaba esa noche, me alteré un poco más.

-Buenas tardes, Don Cosme, aquí me tiene.

-Hola, Andresín, me alegra verte, pasa, por favor, te puedo ofrecer algo de beber ¿qué te apetece?

-Nada por ahora, gracias.

-Muy bien, si te apetece algo no dudes en pedirlo.

-Gracias, si me dice lo que quiere de mí, se lo agradecería, dije algo seco, inquieto.

Me invitó a sentarme en el sofá, donde aquella noche estaba Elvira, él lo hizo en un sillón individual que estaba al lado.

-He pensado mucho en vuestra invitación, me gustaría quedar bien mañana, estoy convencido que tu mujer va a hacer sentirme como en casa, va a ser una anfitriona magnífica a pesar de que nunca hemos tenido una relación vecinal muy estrecha, no me cabe duda, así que he pensado hacer algún arreglito y quería saber tu opinión.

-Vale, dígame, si le puedo ayudar en algo, será un placer. Me sorprendí diciendo casi lo mismo que aquella noche, me avergoncé un poco.

-No sabes cuánto me alegra saberlo, no creas que no lo dije en serio cuando comenté el lunes a tu mujer que tienes buena mano, tienes maestría en esa mano de mujercita que tienes, se te da bien, y sé que te gustó. Pero eso ya hablaremos de eso en otro momento, cuando viniste la otra noche, me pilló desprevenido, estaba a punto de follar con Elvira, entonces le dio uno de sus ataques de ansiedad, se agitó demasiado y después se complicó todo. Mi erección se debió a que necesito follar, o al menos descargar, mucho más de lo que Elvira puede darme y esa noche no pude hacer ninguna de las dos cosas, la paja que me hiciste fue magnífica, creo que hacía años que no me lo hacían tan bien y me sacaban tanta leche.

-Ya, uffff y que lo diga me puso perdido, no esperaba tanta cantidad ni con tanta potencia de descarga.

-Tu sorpresa es toda una confesión, deduzco que no te desagradó ¿No sueles correrte así?

-Nooo, ni de lejos, la verdad es que me gana en todo jajaja

-Mmmm interesante, me alegra mucho saberlo, creo que acudiré a ti en adelante, en parte es por lo que te he hecho venir, quiero tu colaboración en más sentidos. Verás, Bea me parece una gran mujer, está buenísima, tiene un cuerpazo de escándalo, una mujer de bandera que pide a gritos ser follada como dios manda y estoy seguro de tener lo que hace falta para que se sienta satisfecha en todo. Voy a intentar seducir a tu mujer mañana y si ella lo desea le voy a dar más placer del que nunca hayas conseguido proporcionarle, me he preparado para mañana, a ver qué te parece esto…

-Oiga, no le permito que hable así de mi mu… no pude terminar la frase

Se levantó, se quitó la bata y bajó los pantalones a medio muslo, su polla morcillona era más grande, gorda y venosa que la mía empalmada a tope, dos enormes bolsas pesadas le colgaban, ¡JODER! Estaba completamente depilado, lo que hacía parecer más grande la polla a medio descapullar, como si el pellejo no pudiera contener ese trozo grueso y largo de carne.

-Me parece que una mujer más joven como la tuya apreciará la falta de vello corporal, en especial en ciertas zonas, se presta mejor a las caricias y las mamadas ¿no crees? Jajaja

-¡Pero qué dice! Está muy equivocado, no sé qué historias se ha maquinado en su mente pervertida, pero mi mujer no es de esas que se dejan embaucar, mucho menos de hacer… eso que usted ha dicho.

-Mamar una polla, ¿No me digas que nunca te la ha mamado?

-¡Pues no! …Y no lo hará nunca, le asquea sólo pensarlo.

-Amigo mío, te sorprenderás de ver lo que es capaz tu mujer, serás testigo en primera persona. Hasta te sorprenderás de ti mismo, sé que te gusta mi polla.

-¡OIGA! ¡PERO QUE DICE!

-Digo las cosas como son, no has dejado de mirarme la polla desde que te la he enseñado ni me has pedido que me tape, qué otra prueba necesitas.

-Bueno, joder, me ha impresionado, es natural, es que es muy… grande

-Es decir, que te gusta así, resalta más, ¿no crees?

-S… Sii. Pero ni piense intentar nada con mi mujer, ella tampoco aceptará, así que se le vaya yendo de la cabeza.

-Hummm Si ella accediera tú consentirías, algo me dice que ya lo has pensado antes ¿Lo sabe ella? ¿Le has dicho que quieres ser cornudo?

-¡Cómo se atreve! Me levanté de golpe y me dispuse a salir, para ello tenía que pasar por su lado, me sujetó por el antebrazo izquierdo y me llevó la mano hasta su polla, en un acto casi reflejo la agarré rodeando mis dedos el grueso tronco semi erecto.

-Lo que suponía… Cornudo marica.

-Que no, joder, me gustan las mujeres.

-… Y mi polla. Entiendo que no te gusten los hombres, pero no puedes dejar de admirar la potencia y virilidad de un buen semental, porque es justo lo que te falta a tí

-Suélteme el brazo, por favor, deje que me vaya.

-Puedes comprobar por ti mismo que te solté el brazo hace rato y sigues agarrado a mi polla, pero siento decirte que hoy no puedo dejarte jugar con ella, debo reservarme para mañana, para tu mujer.

No supe qué decir, miré mi mano, seguía allí rodeando su polla, la solté como si me hubiera dado calambre, salí corriendo de su casa pegando un portazo. Bajé las escaleras despacio, dándome un tiempo para digerir todo lo que me había dicho Don Cosme, tenía la impronta de su polla en mi mano. Esperé un poco antes de volver a entrar en casa. Bea, salió a mi encuentro, nerviosa por saber qué había hablado con él.

-Nada, cariño, se ve que como está solo se aburre, nada de qué preocuparte.

-¿Por qué tendría que preocuparme?

-Es una forma de hablar, sólo eso. Quería mi opinión sobre alguna remodelación, ya le he dicho que de esas cosas siempre te encargas tú. Quise zanjar para que no siguiera preguntando.

-Ay, pues qué bien, así mañana podrá comentarme durante la cena y tendremos de qué hablar.

-Menudo chasco se va a llevar jajaja

-¡Qué gracioso! Me dijo dándome un golpecito en el brazo, -¿Quieres decir que no tengo gusto o que no puedo aportarle nada?

-Tonterías mías, no me hagas caso. ¡OYE! Te has puesto leggings para estar por casa, te quedan de miedo. Cambié de tercio.

-¿Te gusta cómo me quedan? Son muy cómodos.

-Mmmm me encanta cómo se te mete por la rajita jeje

-Veo que te has fijado bien, Bueno, estamos los dos solos, no te importará ¿no?

-Para nada, al contrario.

Fui a la habitación para cambiarme, un mensaje me llegó al whatsapp.

-Te has ido sin que te pudiera decir la otra cosa que quiero que hagas por mí, quiero el coñito de Bea bien depiladito para mañana, si se lo haces tú, mejor.

No le contesté, tampoco evité que le llegara el doble tic de leído. Me quedé aturdido, lo veía muy creído, demasiado convencido de poder conseguir algo, no conocía a mi mujer, además ¿Cómo podría plantearle algo de eso a Bea sin que se montara la tercera guerra mundial? Decidido, no le diría nada.

Apenas hablamos hasta la cena, sentados a la mesa, frente a frente, el silencio se me hizo más incómodo que de costumbre, inicié la conversación con cuestiones muy banales, en un momento dado saqué el tema de los vellos corporales y la estética, Bea, que no es tonta, quiso saber adonde quería llegar.

-Siempre me he preguntado si preferirías que eliminara esos pelos que me salen en el pecho o en… las ingles.

-No sé, nunca lo había pensado, con vello es más natural, ¿no?

-Si quitas los vellos también es natural, es una cuestión estética, de preferencias personales, eso creo.

-Humm no sé, ahora que pienso, me debes una desde la otra noche, quizá me lo cobre haciéndote la cera jajaja

-¡Ayyy! Qué dolor jajaja

-Y a ti, ¿te gustaría que me depilara también ahí?, dijo señalando su entrepierna.

-Estaría bien, me gustaría, pero con una condición.

-¿Cuál?

-… Que me dejaras que te lo afeitara yo. Dije con miedo a su respuesta.

-¡Comooo! ¿Y eso por qué?

-No sé, se me ha ocurrido que sería un acto de confianza mutua… y muy excitante.

-Últimamente estás muy rarito, pero puede que tengas algo de razón, Además, algo tengo que hacer con esos pelillos, con la lencería no pegan jajaja.

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