Esta historia la cuento yo.
Estaba terminando un ciclo de conferencias de ingeniería, algunas bastantes tediosas, mi charla había terminado bien y aún tenía dos días más de residencia en el hotel, así que decidí dedicarlos a otras actividades. El hotel contaba con un excelente gimnasio, así que con una buena tenida deportiva fui recorriendo las máquinas de ejercicios de un gran salón. Observe a una mujer bastante atractiva que se esforzaba bastante en diferentes máquinas, íbamos siguiendo una rutina parecida. Era alta, pelo muy negro con un rostro muy extranjero, francesa tal vez. Excelente figura, caderas amplias no mucho busto, pero lo suficiente para llamar la atención. Su piel era muy blanca y su rostro denotaba un dejo de tristeza y seriedad.
Terminé la rutina de ejercicios y me dirigí al ascensor, ella llego después a mi lado y me saludo. La deje pasar primero y me sonrió. En el ascensor conversamos algunas cosas triviales, ella tenía su habitación en el mismo piso donde estaba yo. La invite al bar y accedió.
En el bar tomamos un par de tragos, y me conto que se llamaba Olga y que se había divorciado hace unas semanas y que se encontraba en la capital en una junta de vendedores médicos de una importante farmacéutica.
Tenía dos hijos que se habían quedado con su abuela en una ciudad del norte. Se veía triste por su separación, su esposo se había ido con una joven y a pesar de que no lo necesitaba económicamente se sentía muy triste y deprimida, después del tercer trago nos fuimos a mi habitación, la bese y ella respondió el beso en forma frenética, rápidamente me desnudo, casi con violencia, yo mucho más suave, quite su vestido y la pequeña ropa interior que tenía. Ella me empujo sobre la cama, mi verga ya estaba dura como nunca, ella dominaba la situación en forma imponente. Llevo su boca a mi pene y con su lengua hizo que se pusiera más duro. De repente, como un rayo se subió encima mío y comenzó a cabalgar rápidamente moviendo sus caderas hacia adelante y atrás y a veces alternando moviendo laterales, sus gritos de placer eran fuertes, me tenía afirmados los antebrazos con fuerza con sus manos y a los pocos minutos sus estertores de un orgasmo se hicieron presentes, sentía como su vagina apretaba y soltaba el tronco de mi verga. Sus ojos en blanco, sus gritos y contorsiones no dieron paso a ningún descanso, continuaba sobre mi meneando sus caderas. Después de solo dos o tres minutos más, volví sentir un nuevo orgasmo de ella sobre mi pene, sus líquidos ya llegaban a mis testículos y más arriba de mi ombligo.
Ella continuaba gritando como demente, en un trance de éxtasis, casi demoniaco, nuevamente sus ojos se ponen en blanco y sus piernas y caderas caen en un baile sin control con estertores muy violentos y continuos. Soltó mis manos y descansa sobre mi besándome profundamente. Esto duro solo un par de minutos volviendo de nuevo a la carga, de nuevo afirmando mis brazos con fuerza y cabalgando sobre mí con su excelente movimiento de caderas… y de nuevo sus gritos y gemidos más fuertes a medida que aumentaba la velocidad de movimiento pélvico la hacen estallar en un nuevo orgasmo, siento de nuevo como su vagina realiza movimientos muy fuertes de contracción sobre mi pene y me hace estallar en una gran eyaculación. Ella siente el chorro de semen en su interior y lanza un gran grito de placer soltándome sobre mi besándome y mordiendo mi cara y cuello.
Ella no me suelta, continua sobre mí, después de varios minutos sigo sintiendo aun como su vagina se contrae sobre mi pene ocasionalmente. Se levanta y recuesta a mi lado, yo estoy preocupado por los vecinos que con tantos gritos y vibración de cama y colchón deben estar preocupados.
Eres excelente –le digo- no sé cómo tu marido te dejo.
Yo tampoco – me dijo- Solo se fue con una joven, según él, está enamorado de ella, a pesar de que no tiene clase y no le encuentro que tenga una buena figura.
Su cara se veía triste.
Nunca lo engañe –me dijo.
No te creo… se rio y me di cuenta de que algo ocultaba con su bella sonrisa.
Bueno, he tenido sexo con algunos médicos. Pero solo por las ventas o por trabajo.
Mmm, a ver cuéntame, con cuantos medico u otros hombres has tenido sexo cuando estuviste casada?
Con tres o cuatro, a la semana…
Espera -le dije-, me estás diciendo que lo engañabas con tres o cuatro hombres a la semana y tú dices que no le ponías los cuernos.
Bueno… este, nunca me enamore de ninguno, creo que eso es no engañar. No hablemos más – me dijo- y empezó a besar mi cuello, luego mi pecho y bajando empezó a pasar su lengua por mi pene algo flácido, tragando algunas gotas de semen que seguían saliendo, luego siguió con mis testículos, muy suavemente succionando cada uno de ellos, lo que llevo a una nueva erección tan dura como la anterior.
Ahora se puso en cuatro encorvando mucho su espalda dejando su vagina completamente expuesta, la penetre de inmediato y nuevamente a los pocos minutos jadeaba y se contorsionaba como loca, de nuevo no tardo de llegar a un nuevo orgasmo y sentí como ella eyaculaba líquidos de su vagina sobre la base de mi pene y correaban sobre mis piernas. La contracción de su vagina en el tronco de mi pene la sentía fuerte, lo que me impulso a meter mis 23 centímetros de verga hasta lo más adentro de su ser. Esto la hizo gritar fuerte, pidiéndome que lo hiciera con más y más fuerza.
Continuaba con esto cuando ella volvió a experimentar otro orgasmo aún más fuerte lo que me hizo volver a terminar dentro de ella. Esto hizo que sus estertores y saltos de placer fueran aún más fuerte. Retire mi verga ya cansada, y ella se recostó a mi lado.
Ella quería más, y yo estaba exhausto. – Creo que deberías buscar a otro hombre o ir a un bar swinger – le dije.
Que es eso, me dijo con curiosidad, le explique lo que era y me dijo que no los conocía, abrió sus grandes ojos negros con curiosidad y avidez – me voy mañana a primera hora pero vuelvo en una semana más, me llevarías a uno de esos. Le conteste que sí, que volvería a la capital en una semana más solo por ella, yo tenía que ver lo que era capaza de hacer, pero eso es otra historia.
CONTINUARA