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Mi cuñada se volvió mi puta
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Tiempo de lectura: 5 minutos

21 mensajes de WhatsApp recibidos en un máximo de 3 minutos que es la distancia que separa su casa de la mía.

¿Qué tanto podría decirme?

Los miré desde la noche anterior, pero decidí revisarlos con calma en la mañana, con la tranquilidad que me da que mi celular tienes tantas protecciones activadas que tendría que ser un hacker muy pero muy avanzado el encargado de tratar de desbloquearlo, para que quizá tuviera éxito.

1. Cuñis perdona que te escriba, pero no podía esperarme

2. Me encantó lo que hicimos hoy

3. Sé que está mal sé que no debió pasar

4. Es un pecado terrible el acostarme con el esposo de mi hermana

5. Pero no puedo negar que no me arrepiento ni me siento mal por haberlo hecho

6. Nunca nadie me había cogido como tú lo hiciste hoy

7. Nadie, pero nadie me mira como tú ni me había deseado tanto que con solo verme me sintiera como si me estuviera tocando

8. Tengo tanto tiempo queriendo sentirte tocarme y penetrarme

9. No te lo dije, pero muchas veces pensé en ti para masturbarme

10. Muchas veces soñé que era a mí a la que ibas a ver a la casa de mi mamá cuando ibas a ver a mi hermana cuando eran novios

11. Te imaginé muchas veces penetrándome cuando me penetraba alguna de las parejas que he tenido

12. No sé qué pasó hoy pero no pude resistirme a probar el anal y no me molestó sentir tu semen en mi cara

13. En serio nunca le había dado a nadie mi colita ni le había permitido a nadie tirarme la leche en la cara, pero tú lo hiciste y me encantó

14. Quiero que me lo vuelvas a hacer muchas veces

15. Quiero que me cojas diario

16. Quiero ser parte de tu vida de tus locuras de todo

17. Quiere que me enseñes a coger y disfrutar más

18. No te pido ser única, sé que mi hermana siempre estará primero y supongo que no soy tu única mujer “extra” pero no me importa

19. Por fa si ves este mensaje date la vuelta y regresa por mí, quiero que me cojas otra vez hoy mismo

20. Perdón, sería una locura que lo hicieras mejor nos vemos mañana. Puedo salir unos 45 minutos a mi hora de comer. No sé si hay motel cerca de mi trabajo

21. Bueno me avisas si puedes. Llevaré el perfume que me regalaste. Un besote y gracias!

Esos fueron los 21 mensajes que recibí de Ceci aquella noche.

¿En verdad tan diferente de todos habría sido?

¿Qué tan insatisfecha y desaprovechada sexualmente estaba esta mujer?

Lo sabría más adelante, pero por lo pronto, era hora de contestarle.

– ¿Cuñis, andas por ahí? Envié

– Sí dime, contestó

– ¿A qué hora paso por ti? Pregunté

– A las 2 en punto te veo en el estacionamiento a la vuelta del elevador. ¿A dónde me llevarás? Contestó

– A un motel muy cerca de la Plaza. Afirmé

– Ok pero sí está cerca? Es muy poco el tiempo que tengo. Me comentó

– No te preocupes. Pero para ahorrar tiempo, antes de salir quítate los calzones y cuando subas al auto abre las piernas y tócate la panochita, así apenas lleguemos al motel te empino y te cojo pues ya la tendré igual bien parada; le dije.

– Jaja estás reloco pero ok pero y si alguien me ve en el auto? Qué pena! Me dijo

– Tú solo has lo que te digo, ok? Le ordené

– Ohh ok; replicó un tanto dudosa.

A las 2 en punto estaba ahí, en el lugar indicado.

Dado que soy independiente no tengo que pedir permiso a nadie así que desde la 12:30 me salí de uno de mis negocios, fui a mi casa, me bañé y lavé bien todo porque eso sí, me había comentado en alguna plática que le gustaba que los hombres siempre estuvieran limpios y olorosos.

Además de la higiene, preví el poco tiempo y lo que le había pedido hacer en el auto así que me puse un short muy holgado sin ropa interior y una camiseta cualquiera. La idea era que me lo pudiera bajar fácilmente.

Estaba por escribirle por WhatsApp cuando levanto la mirada y ya venía hacia mí.

Con su uniforme del diario, pero con la versión de falda en vez de pantalón.

Subió al auto y lo primero que hizo fue mostrarme su calzón el cual traía guardado en su bolsa.

Acto seguido sin arrancar aún, le abrí las piernas. Dudó un poco pero lo permitió. Puse su pie izquierdo sobre mis piernas para ver bien su panochita y empecé a moverme al hotel.

A la mitad del camino tenía durísima la verga, así que me la saqué, bajé su pierna de las mías y le pedí que me la mamara.

– Ay cuñis alguien me va a ver, dijo.

– Lo sé, tú mama y no repliques. Le ordené

Casi increíble, pero obedeció, se puso en cuatro y empezó a mamar.

Llegamos al motel, pero no la dejé incorporarse, me acerqué al recepcionista y un tanto sorprendido por ver a mi cuñada mamando me asignó una habitación.

– Eso te gusta, ¿verdad? Exhibirte, me dijo al estacionar el auto.

– Me encanta exhibir a mis viejas, le comenté

– ¿A mi hermana la has exhibido igual? Me preguntó un tanto seria

– Cientos de veces, le contesté

Se rio un poco y bajó del auto.

Al entrar al cuarto, la detuve y la empecé a besar.

La estaba besando y ella solita desabotonó rápido su blusa y se levantó el brassiere para ponerme a mamar sus grandes tetas

Estábamos en la puerta del cuarto, no entramos.

Acto seguido, abrí de nuevo la puerta del auto y la hice empinarse ahí.

– Aquí te voy a coger, le dije

No contestó, solo se abrió las nalgas y esperó que la penetrara.

No me importó que ya llevaba varias horas trabajando y no había entrado a lavarse siquiera y enseguida me metí entre sus ricas nalgotas y empecé a mamarle el culo y panocha.

Metí casi toda mi lengua por su culo que se dilataba fácilmente.

Sin pensarlo mucho me puse de pie enseguida y se la metí directo al culo.

De nuevo escuchaba sus gemidos entre placer y dolor.

De repente vi como deslizó su mano derecha hacia su panocha y empezó a meterse los dedos.

– Dame más duro me voy a venir, no pares, me dijo

Me sentía como poseído, dándole lo más rápido y duro que podía y sentía como ese rico culo se contraía próxima al orgasmo.

Finalmente se vino, se mojó tanto sin ser un squirt, que mojó el asiento del auto y sus tacones.

Al ver eso me puso a mil y exploté dentro de su culo a chorros.

– Pásame papel, me dijo

– No, dame tu calzón, le indiqué

Sin saber mis planes, alcanzó como pudo su bolso y me los dio.

Con cuidado en la posición aún de perrito le puse los calzones, sin permitir que se le saliera mucha leche del ano.

Lo poco que salió lo limpié con su propio calzón de encaje, al subírselos.

– Me voy a manchar toda, cuñis no friegues, me dijo

– Lo sé, es la idea, que regreses llena y manchada de mi semen a tu trabajo y te quedes todo el día así hasta llegar a tu casa. Si alguien se da cuenta en tu oficina sabrá que te cogieron y eso me excita más. Comenté en un tono autoritario.

– En serio? Mmm ok; contestó

Se sentó, me subí al auto, salimos del cuarto, pagué y la regresé a su trabajo.

Nos dimos un beso intenso antes de que se bajara.

Al bajar tenía ya una pequeña mancha que pareciera de orina en su falda, pero empezaba a verse lo blanquecino del semen.

No le dije nada y se fue feliz caminando con su mancha de semen en el culo.

– Qué pena cuñis, una amiga me dijo que, si me había hecho pipí, me escribió como a los 20 minutos de haberla dejado.

– ¿Y qué le dijiste? Le pregunté

– Que no que quien sabe qué era, así que miró de nuevo, me vio medio raro y se fue; contestó

– Seguro sí notó que era semen, le dije

– No sé, contestó

– ¿Bueno, te gustó la cogida que te di? Cuestioné

– Claro que sí, me está gustando esto de coger por el culo. Pero ahora yo te exijo algo. Ven por mí otra vez, salgo a las 9;30 hoy porque tengo un pendiente así que ya le avisé a mamá que me iré con una compañera otra vez. Trae bien cargado tu cel. Quiero que me muestres cómo te coges a mi hermana. ¿Seguro que la has grabado no? Contestó

– Tengo miles y miles de fotos y videos. Le dije

– Quiero verlos, esa será la porno que me pondrás. Contestó

– Ok cuñis. Cerré la plática

No es una historia falsa ni una fantasía ni nada. En realidad, esto que relato ocurrió y sigue ocurriendo con mi cuñada. Yo tampoco lo podía creer, pero cada hora que pasaba todo que hacía más perverso y sucio y el mejor sexo que he tenido desde entonces.

¿Qué pasó esa noche? En la siguiente entrega.

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