La familia Peñarrubia llegó a la finca donde pasaban las vacaciones, este año se habían juntado las dos hermanas con sus correspondientes maridos y una hija cada una.
Teresita por su parte era una chica delgada, inteligente y estudiosa. De físico frágil, pequeña y muy delgada, usaba gafas. Por su parte la otra hija, la Sonia, era despreocupada y rebelde. Dotada de un físico leonino de grandes pechos, alta y un culo armónico, redondo y subido, cara de pómulos marcados, labios gruesos, ojos almendrados. Las dos contaban con 20 años
– Por fin has venido, Sonia, cuánto tiempo, te veo muy guapa ¿Qué tal de tu vida, dónde estabas metida
– Por Inglaterra, Alemania… Esto siempre me ha resultado aburrido ¿Y tú qué es de tu vida?
– Ya ves he terminado tercero de derecho – dijo en tono orgulloso- ¿Y tú?
– Na, estuve de canguro en Alemania y ahora de peluquera en Inglaterra
– ¿Te habrás apuntado a escuelas de idiomas y sabrás un montón
– Qué va, ahí con la peña, paso de estudiar
– Yo conocí a un chico, aún no lo he presentado, quizás venga un día de estos, ¿Y tú?
– Na, nada de tíos fijos es un coñazo
Compartían cuarto, Teresita con los libros y los vestidos colgados. Sonia se había duchado, Teresita, la miraba, en una nalga esplendida llevaba tatuado el as de picas, en la ingle un escorpión, en la espalda unas pequeñas alas y en el pie una serpiente. Se puso una falda vaquera corta y una camiseta. Tanga y sostén. Había dejado la ropa tirada encima de la cama, en el suelo paquetes de tabaco, compresas sin usar.
Cogieron el coche que habían comprado a Teresita por sus buenas notas
– Esto es aburrido de cojones, que asco de lugar. Sólo una pequeña cala – dijo Soni
– Pues a mi me gusta por su tranquilidad
Pararon en la gasolinera, había un motero que repostaba; un hombre fuerte de unos 45 años sin afeitar, facciones rudas. Sonia bajó y fue a pagar, al caminar todo se le movía y el balanceo del culo hizo que el motero la mirara con ojos de lobo hambriento, en un ademán lleno de sexualidad se apartaba la morena melena de la cara. La cajera al salir Sonia dejó escapar un "¡Vaya putón!"
– Que descarada eres prima, has visto como te mira ese viejo de la moto, encima te creces cuando estás delante
– Es mi manera de ser…
– Vaya sofism
– Esto que es, sofi… menos palabras raras, desde que vas a la uni, Teresita… Además el maduro tampoco está tan mal
– Con esto ya tengo suficiente – y Teresita arrancó el coche
Fueron al supermercado a comprar, ya de vuelta Sonia dijo
– Vaya asco de vacaciones, para ahí en ese bar tomamos algo y compró tabaco
– Me da cosa… Eso parece un antro
– No seas remilgada, prima
Entraron en una especie de pub, al lado estaba aparcada la Harley Davidson de la gasolinera. Teresita no estaba convencida, nada más sentarse en la mesa del pub algo concurrido hizo acto de presencia el hombre de la gasolinera; alto, con algo de barriga, fuerte, chupa de motero, con un águila en la espalda. De cerca tenía los rasgos más secos y agresivos
– Os invito, nenas – dijo en tono resuelto
Teresita hizo senas de querer irse, Sonia le hizo ademán de que esperara. Teresita tomo una cola, Sonia y el motero cerveza
– ¡Vaya motaca que tienes! – dijo Sonia
– Una Harley nena, quieres dar una vuelta con ella- dijo guiñando un ojo
Teresita se levantó y dijo
– Vámonos
– Tranqui- contestó Sonia – me acompañarán
– Quiero hablar a solas, váyase un segundo por favor
Al levantarse el motero
– No me digas que te fias…
– Tranqui, vete, se lo que me hago
Al cabo de media hora el motero ya paseaba a Sonia con la Harley. Orgulloso de su conquista pasó por todos los lugares que era conocido, dejando constancia de su gloria o lo que eran los mismo: pasear la gloria delante de otra gente. Con pulso firme aceleró hasta la salida del casco urbano, hacia la pequeña zona costera entrando en un pequeño camino y parando en un enclave de arena y árboles. No tardó bnada en morrear a Sonia y magrearla, era buena tajada y más a su edad. Al poco rato ella ya le hacía una mamada de pie. Con una demostración de atlética virilidad como hacen todos los hombres de edad, como si demostrarán que el tiempo no pasa para ellos la tumbó en el suelo. Con sus pantalones en los tobillos, el tanga de Sonia ladeado y en misionero la ensartó. Lleno de sudor y jadeando empezó a follarla. La coordinación de sus movimientos era algo irregular, pero estaba en trance. Al final consiguió unas embestidas enérgicas coordinadas; rugía como un toro bravo, ella le rodeaba la cintura con las piernas y también jadeaba. La recta final de la follada estaba cerca a tenor de los espasmos musculares del motero y dándose cuenta Sonia lo atenazo más con sus piernas. Ya no importaba preguntara donde quería dejar el cargamento por parte del motero. Con tres machacadas epilépticas y un último espasmo quedaron estáticos.
Teresita estaba en su cuarto y oyó el sonido inconfundible del escape de la Harley después unos pasos rápidos y el sonido de la ducha. Bajó a cenar con la familia; Sonia iba con un batín de baño y dijo que esa noche estaba muy cansada que se iría a dormir pronto. Teresita le echo una mirada de pedir explicaciones, Sonia se la aguantó. Al ir a ducharse Teresita encontró el baño hecho un asco: agua, ropa de Sonia por el suelo. Destacaba el tanga con semen resec
Esa misma semana vino la tía de Teresita, la cuñada de su madre, según la cual – palabras textuales – era una solterona a sus 40 años y una descarada con aires achulados de gran diva y un putón de cuidado. La tía Marta era una mujerona bajita pero muy híbrida; de pechos exhuberantes, un culo totémico pero bien colocado, lo que se llama un pandero proporcionado. Su cara era angulosa, de ojos pequeños y saltones, de frente baja y pómulos prominentes pelo teñido de rubio. Cenaron y charlaron, Marta dijo que pasaría la noche en el pequeño hotel del pueblo, era sábado y tomaría algo, si alguien quería ir con ella… Todos declinaron la invitación menos Sonia, Teresita todo el rato se sintió molesta por la presencia de su tía y estaba ausente, estaba harta de oír sandeces de programas del corazón, revistas de moda y cosas que a ella le parecían de adolescentes. Una vez en el coche de Mart
– ¿Te gusta el lugar? Hacía años que no te veía. Has cambiado. Como pasa el tiempo
– Es una puta mierda, además la casa en el campo a unos cuantos kilómetros del asqueroso pueblo – dijo Sonia encendiendo un pitillo
– ¿Estudias? – al mismo tiempo que también encendía un pitillo
– Paso de estudiar, he estado en Berlín y Londres. Voy a buscarme curro de peluquera ¿Tu curras?
– En una tienda de ropa. Debiste ligar mucho estando en el extranjero, no estás mal.
– No tuve problemas, no. Tu no estás casada, según sé
– No. Digamos que soy la oveja negra, según se mire, pero bueno si me apetece un tío…
– Te lo follas
– Qué explícita. Pues si. Te has tirado a muchos, supongo. No te veo como mi sobrina que va para monja
Llegaron a un pequeño hotel, Marta reservó habitación aunque solo les quedaba una doble. Marta le preguntó a Sonia si quería quedarse. Aceptó tras llamar a sus padres. Marta fue a cambiarse, Sonia vestía otra vez falda corta vaquera con camiseta. Marta se duchó y se puso un vestido ajustado con estampados veraniegos.
– ¿Cómo me queda el vestido
– Bien, ajustado pero te queda bien. Marcas bastante el tanga – dijo Sonia
– Es adrede
– Piensas triunfar. Aunque aquí no hay ambiente
– Sé de un local que quizás…
– Entonces conocés esto cabrona…
Fueron a tomarse unas copas en un pequeño local donde se ponía música. Había algunos jóvenes. Tras un rato en el local dos jóvenes se las miraban.
– Joder, esta es la buenorra que se tiró el Sebas
– No jodas que el puto viejo. Algo me dijeron en la gasolinera cuando empeze el turno
– Si fardó por todo el pueblo paseándose con ella con la moto el hijoputa. Dijo que se la había cepillado sin problema y sin conocerla. La otra maduraca se cree tener 18 años. Vamos a entrarles, son carne de cañón
Ellas ya llevaban dos mojitos, salieron a fumar
– Has visto cómo nos miran esos dos
– Son muy jóvenes para ti, ¿no
– Sé como hacer gozar a un joven, ¿ qué te crees
– jajaja – rio Sonia – bueno… no són gran cosa, pero..
Los dos chicos se acercaron y las invitaron a beber. Uno era alto y desgarbado ojos saltones y una mandíbula prominente, trabajaba en la gasolinera. El otro ancho de espaldas de mediana estatura, cuello era de toro de aspecto rudo y varonil, perilla y pendientes; trabajaba en una explotación forestal cortando árboles. Ambos de 25 años. A medida que fue pasando el tiempo vieron que tenían el tema controlado. Solo faltaba levantarlas del lugar. Ya habían salido a fumar los 4, el de la gasolinera congeniaba con Sonia y el leñador con Marta. Al ir al baño ellas comentaron
– Se creen que somos dos niñatos de este pueblo, están equivocadas – dijo el leñador con un dejo de jocosidad
– Son tontas del culo, me pone la joven, tienen habitación en el asqueroso hotel. Van de rabo, ¿has visto cómo insinúan los muslos? – dijo el otro
La verdad es que ellas se sorprendieron del aire resuelto de los chicos y en efecto, no eran de la zona. Se habían conocido años atrás en un prostíbulo de otra región, el leñador era operario de limpiezas en un camión de basura y a través de su tío consiguió trabajó de camarero junto con el gasolinero. Pero tras unos asuntos turbios de venta de estupefacientes los dos pasaron un breve tiempo en la trena para después recalar en el lugar en el cual ya llevaban dos años
Por practicidad decidieron ir los 4 al hotel ya que donde vivían ellos era inviable. Ya iban acaramelados, el hotel estaba cerca y cada uno había escogido pareja. Cuando iban subiendo tras ellos los increpó del sereno, entonces el chico alto que iba el último bajó a verlo
– ¿Qué pasa?
– No quiero líos debéis…
– Que líos puede haber – dijo en tono intimidatorio
– No se puede subir, pero porque sois vosotros – respondió atemorizado el sereno
– Ok, no molestes más. Ni que fuera un hotel de lujo. Total vamos a tirarnos dos cerdacas – al mismo tiempo que se cogía el paquete
Una vez en la habitación dejaron las lamparillas de ambas camas encendidas. Eficaces y dinámicos los dos pusieron en pelota picada a las dos hembras dejando claro que no eran novatos -las dos tetonas, depilada la Sonia y Marta con raja de vello- y ya les comieron la boca y tantearon el genero -sospesar pechos, magrear culos y dedear- después ellos a la par se despojaron de la ropa y sacaron su artillería – el leñador sacaba algo de ventaja en cuanto a la polla, la del alto era más delgada y algo curvada. Los dos depilados-. En un acto de soberbia y demostración de poderío el leñador se tiró sobre la cama; levantó las piernas hasta su cabeza y las sujetó abrazandolas con los brazos a la altura de las rodillas.
– ¿Prácticas el beso negro, nena?- preguntó retador
– Qué viciosos sois quién lo hubiera dicho
Acto seguido bajo la cabeza para empezar a lametear. Sonia quedó alucinada viendo el panorama. Su chico sin pensárselo también levantó las piernas. Sonia nunca había comido culo
Sonia cogió a Marta cómo referencia: polla, testículos y culo, por ese orden. Los primeros bufidos de gozo ya empezaron a oírse. Las lenguas entraban en los correspondientes culos bien estiradas. Momentazo.
Marta fue la primera en ser empotrada. Fue un misionero frenético que terminó con tacadas en patitas en hombros con bombeos a tope hasta que los testículos boteaban en el culo de Marta. La resolución fue una potente corrida a presión de largo alcance pasando por pechos, cara y pelo.
Sonia también recibió su ración y fue follada en suspensión rebotada en un de lado y después se mató ella sola arriba con una gran cabalgada. La corrida fue interna
Tras una pausa de transición – ir al baño, meadas, fumar cigarrillos – invirtieron las mujeres. El leñador sin perder tiempo puso en posición de perrito a Sonia. Escupió y entró a matar en enculada. Quedó atascada en el primer intento
-¡Falta engrase! – apreció su compañero el cual estaba al lado de Marta
-Voy a por crema que llevo en el bolso – dijo Marta
Una vez con la crema, untada la polla y el coño las dos recibieron sendas enculadas. Sonia era penetrada a salto de rana o a horcajadas por el leñador y posicionada en a 4. Marta también en la misma posición pero a enculada directa. Ambos descargaron sobre las espaldas y culo
Ya tocaban el fin de las vacaciones, Teresita miraba con desprecio a su prima Sonia, el desorden del cuarto que compartían y la total indiferéncia de Sonia que solo la ánimo la llegada otra vez de su tía Marta. Esa vez almorzaron. Se les notaba complicidad, incluso Teresita dijo a su madre "tal para cual, dos putones". El pasotismo de los padres de Sonia también indignaba a Teresita y su madre. Tras el almuerzo Sonia y Marta salieron a fumar un pitill
– ¿Te lo has pensado?
– Entonces estabas en contacto con ellos – dijo Sonia
– Si, les di mi móvil, pero lo que importante es si vienes a esa movida
– Es esta misma noche, en otro lugar, no este pueblo de mierda. Di a tu madre que te llevaré a tu casa, total solo son 30 km desde allí y hoy ya os vais
Tras haber hablado con los padres de Sonia esa misma noche ya se encuentran delante de un local, suena música de reageton y salsa. Sale un hombre de unos cincuenta años acompañado de los dos chicos del pueblo. Hacé un signo de aprobación con la cabeza y con frialdad les dice que entren. El ambiente éstaba cargado, se sentaron en una mesa. El hombre lucia anillos en los dedos y una cadena de oro con un crucifijo. Las invitó a beber, su risa era sarcástica cuando hablaba con los jóvenes, incluso parecía obviar a Marta y Sonia hasta que dijo:
– Bueno, veo buen material – mirando a Sonia. Ya se sabéis a lo que… o eso me han dicho los chavales. Si es así seguidme.
Atravesaron el local, la música estaba a toda castaña sonando reageton. Había gente de todas las edades. Pasaron a través de un portal con un letrero Solo personal autorizado. Bajaron unos escalones y había una pequeña sala de unos 30 metros cuadrados con una cama en el centro y alrededor butacones y mesitas
– Me han dicho que es vuestro primer Gang Bang – dijo mirando a los chicos. Tendréis pollas a saco – lo dijo con un tono de autoridad. Aquí el Gang Bang lo hacemos por turnos de uno en uno y a una hembra. Si son dos una mama al que va después del que Jode. Ya tengo pollas esperando a la jovencita. Os follaran encondonados. ¡Que empiece la función!
Entraron 5 hombres, tres de ellos de mediana edad, estarían en la cuarentena. Los dos chicos del pueblo estaban de pie y el que parecía el dueño del local empezó a organizar. Se sentaron. Sonia y Marta estaban vacilantes, entonces el hombre de bigote con la cara picada de viruela dijo
– La jovencita no pinta mal, a ver ese género.
– Desnudaos – dijo el leñador
Una vez desnuda el del bigote se levantó y exclamó
– La jovencita tiene un rollazo de cagarse – al mismo tiempo y sin ningún pudor se desabrochaba los pantalones
Sonia y Marta ya cogían posición, Marta se recogía el pelo en lo alto con un moño y Sonia se tumbaba en la cama. El del bigote fue desnudo hacia Marta, era peludo y algo barrigón y su polla estaba erecta como un palo. Marta le aplicó una breve mamada y le colocó el preservativo. El hombre se tiró como un animal salvaje encima de Sonia, la abrió de piernas y tras unos mete-saca frenéticos ya rugía como un toro. Le dejó la lefada en sus pechos. Nada más descargar el primero otro pasaba por la mamada de Marta, sin tan siquiera tiempo de limpiarse Sonia tenía otra polla ensartada y la ametraba a pollazos, la puso en patitas en hombros; se desencondonó y escupió la lechada en la cara de Sonia. Le fue suministrada como a los boxeadores en cada asalto una toalla. No había terminado de limpiarse cuando la voltearon y la pusieron en posición perrito. Marta mamaba por turnos. Sonia fue follada en a 4. Esta vez el joven se corrió en el condón. Intentando incorporarse notó otra polla y una lechada caliente en su espalda. El primer turno había acabado. Sonia corrió a ducharse.
Entró la segunda tanda de 5 hombres, esta vez era Marta que estaba en la cama. Uno de ellos dijo
– ¿Es esto el cuarto de guerra? – y río de forma alocada.
Las folladas fueron a la inversa, Sonia mamaba y Marta recibía pollazos en misionero o en perrito, las corridas iban sobre ella. El ambiente era eléctrico, se bebía, fumaban; gritaban ¡Follarla viva! o ¡Dale hasta la empuñadura! Los que esperaban turno se pajeaban o recibían mamada.
Al cabo de 3 horas un chico estaba dando los últimos rabazos a Sonia, era el último de 30 hombres – 16 Marta y 14 Sonia – y escupió la lefada en toda su cara. Tocaba fin de Gang Bang. Los últimos 5 se vistieron y fueron saliendo. Sonia llena de lefa y Marta con la boca acalambrada.
Habían quedado las dos dormidas. Se despertaron cuando entraron dos mujeres de la limpieza. Una jovencita en su primer día de trabajo y una mujer de cierta edad. La jovencita puso los ojos como platos al ver el habitáculo: apestaba a tabaco, a macho, sudor y lefa. El suelo lleno de colillas y condones usados. La jovencita resbaló con restos de semen y dij
– ¡La hostia puta! ¿Esto que coño es?
– Un follodromo – respondió la veterana
Marta y Sonia se levantaron desnudas con los ojos adormilados y fueron al baño las dos.
– ¡Qué guarrotas! – exclamó la limpiadora joven
– Sí, les han dado mandanga de la buena, habrán tenido polla hasta decir basta. Te has fijado en la guapa joven; llevaba semen reseco y todo. Mira esta cama, está empapada de semen
Sonia y Marta recién duchadas salieron del baño. En ese mismo momento la más veterana limpiadora dijo
– Carmen, abre las ventanas para que pase el aire y se vaya el olor a PUTA
Aclaración:
Quizás como en algunos de mis relatos mis lectores reclaman una segunda parte la escriba, sino siempre he recibido buenas críticas de los periodistas literarios. En cualquier caso dejo mi e-mail de referencia: taladro2021@outlook.